Repudiable, espantoso.
Las palabras se quedan cortas para caracterizar el estado de las personas y de las sensibilidades en general ante este tipo de hechos. De inmediato se viene a la mente la imagen de los aviones cargados de pasajeros inocentes que fueron arrojados contra las torres de Nueva York llenas también de inocentes. Otros medios de transporte, esta vez los carros y estaciones del metro, fueron el terreno de esta masacre madrileña. La similitud entre ambos está fuera de toda duda. El gobierno Aznar podrá pasearse haciendo el bueno de la película como lo hicieron los halcones yanquis que aprovecharon la oportunidad, tan oportuna, valga la redundancia, para golpear a los inmigrantes, fortalecer la represión interna en USA y desarrollar nuevas iniciativas destinadas a atraer a la opinión pública junto a los buenos demócratas que enfrentan a los “bárbaros” de la modernidad.
La izquierda independentista vasca ha repudiado el atentado, por lo que Garzón y demás aparatos del estado español junto a los partidos deberían reconocerlo, ya que hace años le piden a Batasuna que rechaze la violencia. Ahí lo tienen, está rechazada. ¿Qué más? Deben ahora legalizar a Batasuna. Sin más.
Cuando le piden tregua a ETA y la concede, no la quieren, en fin, sólo se trata de aniquilar la resistencia vasca, pero en este caso se apretan los dedos en la puerta, pues desde ningún punto de vista es atribuible a ETA una salvajada como esa, por lo que todo queda en pura propaganda.
Si todavía no está claro quien mandó los aviones contra las torres, ¿cómo esperan aclararlo de buenas a primeras en lo de Madrid? Ahí entra en juego la propaganda y la manipulación. En realidad al estado español no le importa quien haya sido, pues dispara de inmediato contra ETA con la máxima de Goebbels, mentir y mentir, que algo queda. El horror de la masacre permite golpear en caliente tal cual lo hizo el gobierno yanqui apelando a la sensibilidad de las personas para encajarles sus políticas abusivas.
Los vascos que actuan en ETA son como esa jovencita que al morir armando el explosivo fue llevada en el féretro a su tierra y miles de vascos salieron a las calles a mostrarle su afecto. Esa es ETA, lucha y ternura, un pueblo que se manifiesta contra los ocupantes con todas las formas de lucha, con dignidad, no con la miseria con que han actuado los que mataron alrededor de 200 personas y dejaron cerca de mil heridos en Madrid. No hay relación ni punto de comparación, a no ser en las mentes afiebradas y oportunistas de que los que a toda costa quieren evitar el crecimiento del independentismo vasco y de otras nacionalidades.
Sabido es que los catalanes independentistas están aumentando en casi 6 veces su representación electoral, y eso es algo duro de aceptar por las instituciones de Madrid, así como la insatisfacción de los vascos que han estado saliendo por miles defendiendo la papeleta autonomista que representa a grupos ilegalizados por España. Sólo eso descarta por vías lógicas que hay sido ETA como suponen algunos influidos por la sistemática guerra psicológica que han lanzado los poderes a nivel global, intentando los muy sucios capitalizar voluntades para sus programas podridos que sólo siembran el hambre y la marginación en todas partes.
Algunos exigen que ETA desmienta, pero con eso no hacen más que sembrar la duda aún mayor, alimentando el compás de espera que nutrirá las urnas a favor de los hijos de Franco o de Felipe.
Si aparece Al Qaeda reivindicando el hecho ya se las arreglará el estado español y los demás estados para seguir culpando a ETA.
No hay que dejarse llevar por el horror y el falso “humanismo” que pregonan los poderosos. Sin duda las cosas se irán aclarando con el tiempo, pero de lo que no cabe dudar es quien se beneficia con eso: los poderes y su propaganda, por lo que es dable opinar que ellos mismos pusieron las bombas. Los servicios de inteligencia de varios países cuentan con la capacidad de hacerlo, como fue la derribada del avión de Olof Palme o el asesinato del general René Schneider en Chile, donde el dinero de la CIA por intermedio de la ITT financió operaciones terroristas de toda índole incluyendo la muerte del general. Después de la salida de Arístide se comprobó que los marines yanquis lo sacaron y expulsaron del país. Muchas otras operaciones encubiertas diseñan un mapa de horror y sangre por todo el planeta.
No es extraño suponer que ante el envío de tropas españolas a Irak, algún grupo haya decidido darle una lección a Madrid, lo que de alguna manera estaba implícito en las amenazas de Al Qaeda de que golpearía en cualquier lugar los intereses de quienes atacan al pueblo árabe. No sería sorprendente que en vez de dejar las mochilas y sacos en los trenes del metro, algunas personas se hayan inmolado. Muchas son las posibilidades, pero la más útil para los ocupantes españoles del territorio vasco es la de señalar a la ETA, a sabiendas de que nada puede vincularlos fuera de suposiciones y conjeturas hilvanadas con hilo forzado.
Nuestro firme repudio a quienes han orientado la colocación de esas bombas, que sólo pueden provenir de intereses del poder, por lo que sin duda van a proteger al máximo los indicios que puedan afectarles y sobredimensionar los que puedan desviar la atención hacia la resistencia vasca.
Los pueblos conocen en carne propia los manejos y manipulaciones del poder, no se dejarán engañar con esta campaña. No hay que bajar la guardia. Ya vemos hasta donde puede llegar la ceguera y ambición de la ganancia, oprimir o matar a los pueblos es lo mismo.
Profesor J