Del Estado a la democracia: la anatomía de un cambio de paradigma

El PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) pasó por un proceso de regeneración radical después de que su líder y fundador, Abdullah Öcalan, fuera secuestrado en Kenia en una conspiración internacional y entregado a Turquía en 1999. Öcalan, que está recluido en régimen de aislamiento en la isla de Imrali, en el Mar de Mármara, desde el día en que fue capturado, creó un cambio paradigmático en el PKK mediante sus escritos de defensa presentados ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que preparó en la isla.



Del Estado a la democracia: la anatomía de un cambio de paradigma

El PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) pasó por un proceso de regeneración radical después de que su líder y fundador, Abdullah Öcalan, fuera secuestrado en Kenia en una conspiración internacional y entregado a Turquía en 1999. Öcalan, que está recluido en régimen de aislamiento en la isla de Imrali, en el Mar de Mármara, desde el día en que fue capturado, creó un cambio paradigmático en el PKK mediante sus escritos de defensa presentados ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que preparó en la isla. El único contacto de Öcalan con el mundo exterior era la conexión frecuentemente obstruida con sus abogados. En los primeros años se le permitía ver a sus abogados una vez, durante dos horas a la semana, que luego se redujeron a una hora. También se le permitía recibir visitas de familiares cercanos durante una hora al mes. En estas reuniones semanales con sus abogados, Öcalan elaboró dos grupos de textos que formarían la ideología fundamental del partido. El primero de ellos era el texto de su defensa en relación con sus juicios en Turquía y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que fue escrito a mano y entregado a sus abogados, convirtiéndose en un punto de referencia ideológico fundamental para el partido. El segundo consistía en las notas tomadas por sus abogados en sus reuniones. Si bien hasta 2005 se permitía a los abogados tomar notas en las reuniones semanales, posteriormente se impidió y los abogados pusieron las conversaciones por escrito después de las reuniones. Estas notas, que se comunicaban al público a través de los canales de televisión kurdos, las agencias de noticias y los periódicos, trataban generalmente de cuestiones políticas de actualidad. Tras años de obstrucción, las reuniones de Öcalan con sus abogados terminaron en 2011. Desde 2014, salvo una visita, tampoco se ha permitido a Öcalan reunirse con sus familiares.

Pero el verdadero trabajo que determinó la transformación ideológica del PKK tuvo lugar entre 1999 y 2011, a partir de los textos que constituyeron los escritos de defensa de Öcalan. Estos textos pueden separarse en dos grupos: Los presentados ante los tribunales turcos y los presentados ante los tribunales europeos, es decir, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo y un tribunal de Atenas que se ocupa de su expulsión de Grecia. Estos escritos de defensa se han publicado en kurdo, turco y otros idiomas. El primer grupo de alegaciones consta de dos textos básicos: el texto principal presentado ante el tribunal de Imrali y los apéndices presentados ante el Tribunal de Casación (Tribunal Superior de Apelación) en 1999 y ante un tribunal de distrito de Urfa en 2001. Los títulos, tal y como se publicaron, de los dos textos mencionados anteriormente, son “Declaración de resolución en la cuestión kurda” y “Urfa: símbolo de la historia, santidad y maldición en la cuenca del Tigris-Éufrates”.

En cuanto al segundo grupo de textos presentados al TEDH en 2001, al tribunal de Atenas en 2003 y a la Gran Sala del TEDH en 2004, son dos libros que constan de tres volúmenes. El nombre del primer libro, que consta de dos volúmenes, es “Del Estado Sacerdote Sumerio hacia la República Popular I-II (2001)”. El segundo libro, conocido como “La defensa de Atenas”, lleva por título: “La libre defensa humana” (2003) y “Para defender a un pueblo” (2004). Con motivo de un caso posterior presentado ante el TEDH alegando que no había habido un juicio faır, Öcalan preparó una nueva defensa. Esta obra, definida por Öcalan como “La problematización de la modernidad capitalista”, se publicó en turco en cinco volúmenes entre 2009 y 2012.

En el segundo grupo de textos presentados al TEDH, Öcalan profundizó en su enfoque teórico. El primero de los tres volúmenes realiza un análisis histórico de la civilización, empezando por Oriente Medio, centrándose en los sumerios como “la primera sociedad basada en el Estado”. Aunque más adelante en el libro Öcalan se ocupa de otras sociedades y períodos, su principal objetivo es analizar el Estado como el “pecado original” de la humanidad. Esto es sorprendente, ya que es un líder político de una sociedad que se describe como “el pueblo más numeroso del mundo sin Estado”. Sin embargo, Öcalan mantuvo su crítica al Estado, añadiendo los experimentos en el socialismo, diciendo que la liberación no puede lograrse mediante la construcción de un Estado, y abogando en cambio por el fortalecimiento de la democracia. Al igual que sus primeros escritos de defensa, esto fue aceptado como un nuevo manifiesto, titulado Manifiesto de la Sociedad Democrática, en el octavo congreso del PKK en 2002 (Serxwebûn, 2002).

En el segundo volumen presentado ante el TEDH, Öcalan aborda en detalle la sociedad kurda, la historia y, en particular, el papel del PKK. Al tiempo que sitúa a la sociedad kurda en la historia de la civilización, Öcalan la presenta como una sociedad o comunidad natural frente a las sociedades con Estado. Atribuye esta naturalidad a la existencia de una profunda cultura neolítica que se supone que ha perdurado durante mucho tiempo en las tribus kurdas. Según Öcalan, las sociedades de clases (estatales) y la modernización han llevado a la ruina a los kurdos, convirtiéndose el PKK en el centro de la última resistencia a este proceso. En este marco, Öcalan se esforzó por mostrar los límites y el punto de congestión del PKK. Las restricciones ideológico-políticas de la Guerra Fría seguían condicionando al PKK incluso diez años después de que esta guerra hubiera terminado. Con este estudio, Öcalan pretendía evaluar la historia del PKK y abordar sus errores del pasado.

En los alegatos de defensa ante el tribunal de Atenas y la Gran Sala del TEDH, Öcalan transformó sus ideas teóricas en una conceptualización de la democracia radical. Esta idea de democracia radical se desarrolló en el contexto de tres proyectos conectados: una república democrática, una autonomía democrática y un confederalismo democrático. Estos tres proyectos políticos funcionan como un “determinante estratégico”. En otras palabras, son ideas e instrumentos mediante los cuales se redefinen y reordenan las demandas políticas de los kurdos. Esta idea de democracia radical es radical por sus esfuerzos por desarrollar el concepto de democracia más allá de la nación y el Estado.

El concepto de república democrática prevé una reforma en la República de Turquía en la que la ciudadanía se separa del nacionalismo. De este modo, la democracia volverá a “la comprensión de la democracia en las primeras épocas modernas” y a su poder transformador radical. De hecho, la democracia se formuló en el siglo XVIII sobre la base de los derechos de los ciudadanos y de que todos gobernarían a todos. Sin embargo, a lo largo de los siglos XIX y XX, con la concepción modernista dominante, la democracia radical perdió su contenido y adquirió un significado cultural. Esta vertiente, surgida en el pensamiento moderno, consideraba que la homogeneidad cultural era necesaria para el Estado moderno y consideraba indispensable la forma nacionalista de éste. Esta condición «nacional» de la modernidad es excluyente e intolerante; no permite ninguna alternativa a quienes no poseen las características culturales “correctas”, salvo la asimilación (real o superficial) o la migración. Otras opciones para el Estado en este contexto, además de la asimilación, son el desplazamiento, la limpieza étnica o el genocidio. En Turquía, el kemalismo se formuló desde el punto de vista cultural como un proyecto de modernización, lo que dio lugar a duras políticas de asimilación hacia los kurdos. Öcalan, al proponer una república democrática, aboga por la democracia en el contexto de los derechos de los ciudadanos.

La idea de confederalismo democrático -en posteriores escritos de defensa se desarrolló junto con la idea de autonomía democrática- se define como un modelo de “autogobierno democrático” (Öcalan, 2008: 32). La democracia radical de Öcalan es intrínseca al concepto de confederalismo democrático que tomó prestado de Murray Bookchin. Bookchin, que llamó a su ideología comunalismo, propuso una nueva política radical. Reconoció “los orígenes de la democracia en las comunidades tribales y aldeanas” y finalmente llegó al proyecto de Municipalismo Libertario. En este proyecto, Bookchin preveía la creación de estructuras democráticas locales como “asambleas comunales, asambleas municipales y consejos de vecinos”. Para evitar el peligro de que este proyecto se agote o se utilice para fines exclusivamente locales, Bookchin propuso el principio del confederalismo. Con ello se refería a “un entramado formado por consejos administrativos elegidos directamente por reuniones democráticas de miembros o delegados del pueblo en pueblos, ciudades e incluso en los barrios de las grandes ciudades”.

Öcalan se vio influido por estas ideas y a partir del principio del confederalismo desarrolló una concepción similar. Paralelamente a su análisis histórico de la civilización basado en una crítica del Estado, Öcalan también hace hincapié en los fracasos del socialismo y de los movimientos de liberación nacional realmente existentes. Según Öcalan, ambos cayeron en la trampa de la idea de establecer un Estado. En lugar de esto, Öcalan se detiene en las influencias aún existentes de los valores comunales de la sociedad neolítica, que no han sido totalmente erradicados por el desarrollo de una sociedad jerárquica basada en el Estado. Estos valores comunales pueden resumirse como una socialización basada en el género social, una vida en armonía con la naturaleza y una sociedad basada en el colectivismo y el solidarismo. Éstos constituyen la base de la concepción de Öcalan de la democracia en forma de confederalismo democrático.

El confederalismo democrático basado en estos valores se organiza en cuatro niveles. En el nivel más bajo están las comunas de los pueblos y los distritos. Estas comunas están vinculadas entre sí a nivel de pueblo, ciudad y región. Luego están las categorías sociales, como las mujeres y los jóvenes. Otro nivel de organización surge en el ámbito cultural en el marco de las diferentes identidades étnicas/religiosas/culturales. El cuarto y último nivel es el de las organizaciones de la sociedad civil. El confederalismo democrático organizará la sociedad a través de asambleas a nivel de pueblo/distrito, ciudad y región, organizando así a toda la sociedad de abajo a arriba. En otras palabras, la idea del confederalismo democrático se define como un modelo de “autogobierno democrático”. Según Öcalan, “este proyecto se basa en el autogobierno de las comunidades locales, organizadas en asambleas abiertas, asambleas municipales, parlamentos locales y congresos más amplios. Los agentes de este tipo de autogobierno son los propios ciudadanos, no los funcionarios del Estado”.

Desde este punto de vista, Öcalan subraya constantemente que la estructura confederal de este proyecto no tiene absolutamente nada que ver con la “comunidad de Estados miembros gobernantes”. Por el contrario, el confederalismo democrático pretende consolidar y profundizar la democracia basada en las comunidades. Además, es necesario remodelar los procesos judiciales y políticos y la estructura política del país. En consecuencia, el modelo de organización del pueblo más allá del Estado consiste en definir su relación con el Estado o la autoridad existente. Öcalan propone una república democrática como forma de gobierno en este sentido. Con esta forma de gobierno será posible encontrar una solución a la cuestión kurda. Posteriormente, Öcalan desarrolló el concepto de autonomía democrática como forma de relación. El confederalismo democrático es al mismo tiempo una correspondencia con la autonomía democrática en lo que respecta a la posición económica, cultural y social del pueblo. La autonomía democrática expresa la forma de relación con el Estado y sus funcionarios. En lo que respecta a Turquía, se ofrece una alternativa de resolución democrática y política de la cuestión kurda y esta resolución necesita el reconocimiento constitucional de la identidad nacional kurda. Sin embargo, el PKK no propone este reconocimiento como forma de trazar una línea de separación entre el sistema confederal democrático de los kurdos y el Estado turco. Por el contrario, se prevé una relación inclusiva, expresada así: “La autonomía democrática es un concepto que define la relación con el Estado… puede realizarse dentro de un Estado unitario o en un sistema federal”.

Sin embargo, esta relación inclusiva no excluye una especie de “unidad” entre los kurdos dispersos en varios países de Oriente Medio. Dado que Öcalan ha propuesto la creación de órganos de autogobierno en todo el Kurdistán y dondequiera que vivan los kurdos, se considera que el confederalismo democrático es el principal mecanismo para la unión del Kurdistán y los kurdos. Según Öcalan, el movimiento de liberación kurdo debe esforzarse por establecer ese sistema de autogobierno.

De este modo, desde 2005 el PKK y todas las organizaciones vinculadas a él se han reestructurado en base al proyecto denominado KCK (Unión de Comunidades del Kurdistán – Koma Civakên Kurdistan). La KCK es una organización de base social creada como alternativa al Estado. Su objetivo es organizarse desde abajo en forma de asambleas. “La KCK es un movimiento que libra una lucha para formar su propia democracia; no ve a los estados nacionales existentes como un modelo, ni los ve como un obstáculo”.

El objetivo principal de la Constitución de la KCK se define como una lucha por la difusión de la democracia radical basada en la organización democrática del pueblo y su poder de decisión. La Constitución de la KCK establece un nuevo instrumento que supera la mentalidad estatal en las relaciones sociales. En este sentido, el confederalismo democrático, que constituye la idea fundamental de la organización de la KCK, es válido en todos los lugares donde viven los kurdos. Esto incluye a Irak, donde los kurdos viven dentro de una estructura estatal federal con derechos constitucionales, incluido el autogobierno. En el proyecto hay dos factores clave: la comprensión de la democracia como poder del pueblo, no como forma de gobierno, y que el Estado y la nación queden fuera de esta comprensión. El confederalismo democrático es la organización del pueblo, en todos los ámbitos no estatales de la vida. El desarrollo de la democracia en todos los ámbitos de la sociedad y de la vida. Se corresponde con la reducción del Estado existente en todo el mundo y con la tendencia de la sociedad a organizarse fuera del Estado para organizar su propia vida. Aunque el Estado lo impida, el Movimiento por la Libertad del Kurdistán ejercerá hasta el final su legítimo derecho a organizarse democráticamente. Definitivamente, no abandonará este objetivo, diciendo: “El Estado está poniendo obstáculos”.

En consecuencia, mientras que la república democrática es un proyecto de reforma de un Estado, el confederalismo democrático y la autonomía democrática están más allá del Estado y constituyen una idea política sin Estado. Por consiguiente, el proyecto de confederalismo democrático está vinculado al proyecto de república democrática y, según Öcalan, un Kurdistán libre sólo puede nacer en un Oriente Medio democrático (por ejemplo, 34-5;).

Hemos mencionado que al seguir la línea de desarrollo del pensamiento de Öcalan la importancia central de estos tres conceptos interrelacionados (república democrática, confederalismo democrático y autonomía democrática). En todos estos proyectos el concepto de democracia tiene una importancia fundamental. La comprensión de la democracia ha evolucionado hacia una democracia más radical a partir de la contradicción entre las tradiciones democrática y republicana. Para el PKK, la democracia es el antídoto contra la estructura centralista de la República turca basada en el Estado-nación y la versión francesa del laicismo. La idea más fundamental de este planteamiento es: “La centralización ha matado a la democracia”.

Las principales diferencias entre el proyecto democrático-repúblico y los proyectos de confederalismo democrático/autonomía democrática es que el primero se centra en la definición del Estado y la ciudadanía, mientras que los otros se centran en el desarrollo de una alternativa al Estado y en que el pueblo construya su propia organización. El tema en el que nos vamos a detener aquí es el desarrollo de alternativas al Estado. En lugar de considerar los proyectos de confederalismo democrático y de autonomía democrática como potencialmente contradictorios en lo que respecta a la perspectiva organizativa, será más apropiado considerarlos conjuntamente como estratégicamente armonizadores. Proporcionan una dirección política a la lucha actual allí donde el movimiento del PKK está activo.

Este cambio de paradigma por el que ha pasado el movimiento del PKK en el siglo XXI ha supuesto una gran contribución a las visiones políticas radicales en lo que respecta a una diferencia radical en el enfoque de los tres aspectos fundamentales de la política: el Estado, la clase y el partido y “la política no estatal, la organización política fuera del partido y los temas políticos fuera de la clase”. Desde el punto de vista del PKK esto implicaba reformarse con una serie de transformaciones. En estas transformaciones destacan los cambios radicales realizados por el PKK en una serie de puntos fundamentales como el derecho de autodeterminación, la nación, la liberación nacional, la violencia y las mujeres.

El principio de autodeterminación de las naciones, que se planteó por primera vez en el primer cuarto del siglo XX, dejó su huella en el siglo pasado. Las formas de autodeterminación expresadas tanto por el líder estadounidense Woodrow Wilson, como por el fundador de la Unión Soviética, Lenin, se convirtieron en un pilar fundamental de las luchas de liberación de muchos pueblos, y en una parte inalienable del derecho internacional. Sin embargo, lo que no debe olvidarse es la verdad de que la autodeterminación es, ante todo, un principio de acción definido como político. Por ello, cuando el presidente estadounidense Wilson anunció este principio en el Congreso el 11 de febrero de 1918, subrayó abiertamente que “la autodeterminación no es una mera frase. «Es un principio de acción imperativo que los estadistas ignorarán en lo sucesivo por su cuenta y riesgo”.

Por ello, el PKK, cuyo núcleo surgió a partir de la primera mitad de la década de 1970, abordó el principio de autodeterminación como un principio de acción imperativo, ya que el pueblo kurdo había sido privado de todos los derechos y libertades fundamentales, y condenado en su tierra natal a una falta de estatus tras el dominio incluso colonial. Los territorios en los que vivían los kurdos fueron divididos entre cuatro estados nacionales (Turquía, Irán, Irak y Siria) en la década de 1920 y las diversas políticas colonialistas impuestas por estos estados supusieron la ruina para el pueblo kurdo. Abdullah Öcalan lo expresó de la siguiente manera: “Como resultado, la patria de los kurdos fue dividida y los kurdos se vieron obligados a someterse por las políticas de negación de los Estados y la frustración de su voluntad política. Sus realidades sociales se dividieron y perdieron su identidad. Para satisfacer sus necesidades económicas tuvieron que abandonar su identidad y se les privó del estatus legal y de las oportunidades educativas contemporáneas para poder recuperar su existencia cultural e ideológica basada en sus identidades. La negación de su identidad se convirtió en una cuestión de no poder vivir una vida libre”. (A. Öcalan, Kurdish Question and Democratic Nation Solution, publicado en turco, p.226).

En este entorno, el PKK adoptó como guía el derecho de autodeterminación del pueblo kurdo como principio imperativo fundamental de actuación. Naturalmente, su concepción y aplicación de este principio estuvo muy influida por las características ideológicas, políticas y sociales de la época. Tras la Segunda Guerra Mundial, las luchas de liberación nacional libradas en un sistema bipolar, sobre todo en Vietnam y Argelia, llevaron a la mayoría de las antiguas colonias a alcanzar la independencia. Esto afectó profundamente al mundo de los años setenta. Abdullah Öcalan dijo más tarde lo siguiente al respecto: “En ese periodo (de los años 50 a los 70), cuando las luchas de liberación nacional alcanzaron su punto álgido y la mayoría de estas luchas dieron lugar a estados separados, este fue un modelo casi único. De hecho, el principio del derecho de las naciones a la autodeterminación fue expresado por primera vez por el presidente estadounidense Wilson después de la Primera Guerra Mundial y estuvo estrechamente vinculado a las políticas hegemónicas de Estados Unidos. Lenin, para no quedarse atrás con Wilson y ganar el apoyo de las naciones oprimidas y los pueblos colonizados, radicalizó el mismo principio y lo redujo a la fundación de un Estado independiente. Así comenzó una carrera entre los dos sistemas”. (La cuestión kurda y la solución de la nación democrática –turca-, p. 271-2).

El PKK abordó la autodeterminación en el marco de la comprensión del socialismo realmente existente en aquella época, defendiendo el modelo de fundación de un Estado. Sin embargo, a partir de principios de la década de 1990, el cuestionamiento y la crítica de Öcalan a la concepción del socialismo realmente existente, primero, y a la ideología del Estado-nación, después, en los primeros años del nuevo milenio, demostraron una renovación radical del enfoque del PKK. Hoy en día, la autodeterminación para el PKK sigue siendo un principio de acción imperativo, pero la forma de ponerlo en práctica no es establecer un Estado, sino aplicar el principio de autogobierno a todos los niveles. La comprensión de la autonomía democrática constituye el marco fundamental de este autogobierno. Los resultados de esta línea, que se basa en que los kurdos determinen su propio destino sobre la base del principio de autogobierno sin inclinarse a establecer un estado separado, dondequiera que vivan, en primer lugar en Turquía, Irak, Irán y Siria, han surgido claramente con los acontecimientos en Irak y Siria, en el corazón de Oriente Medio.

En consecuencia, el PKK ha invertido el argumento de Lenin de que “sería erróneo dar una interpretación diferente al derecho de autodeterminación aparte del derecho de un Estado separado a existir”, diciendo que sería igualmente erróneo considerar el derecho de autodeterminación como si no contuviera otro significado que el del derecho de un Estado separado a existir. Este punto de vista también se corrobora en el análisis histórico del Estado moderno como proyecto burgués. (Mustafa Karasu, Radical Democracy, 2009).

De nuevo, relacionado con esto, el concepto de nación del PKK también se ha renovado radicalmente. A mediados de la década de 1970, cuando se formó el PKK, la mayoría de los movimientos socialistas y de liberación nacional estaban bajo la influencia de la ideología del Estado-nación, con la definición más rígida de nación expresada por Stalin. La famosa frase de Stalin “las naciones tienen una lengua, un territorio, una vida económica y una cultura comunes” fue también el punto de partida del PKK. Con el nuevo paradigma, Öcalan criticó abiertamente esto, desarrollando la definición de nación democrática: “En primer lugar, es necesario señalar que no existe una única definición de nación. Cuando se funda un Estado-nación, la definición más general es Estado-nación. Si el elemento aglutinador es la economía, entonces es posible llamarla nación-mercado… No se puede generalizar que una nación comprende lengua, cultura, mercado e historia compartidos, es decir, no es posible absolutizar una única comprensión de nación. Esta comprensión de la nación, que también fue adoptada por el socialismo actual, es contraria a la nación democrática. Esta definición, que fue desarrollada por Stalin en particular para la Unión Soviética, fue una de las principales razones del colapso de la Unión Soviética. Mientras no se supere esta definición de nación, absolutizada por la modernidad capitalista, la resolución de las cuestiones nacionales seguirá en un punto muerto. El hecho de que las cuestiones nacionales continúen con la máxima gravedad después de trescientos años está estrechamente relacionado con esta definición deficiente y absoluta”. (2012, p.432).

Según Öcalan: “En cuanto a la nación democrática, es una sociedad mutua establecida por la libre voluntad de individuos y comunidades libres. La fuerza que une a la nación democrática es la libre voluntad de los individuos y grupos que deciden estar en la misma nación”, añadiendo: “La definición de nación democrática expresa una vida conjunta y solidaria de ciudadanos pluralistas, libres e iguales que no están atados a fronteras políticas rígidas, a una sola lengua, religión o a una interpretación de la historia. Una sociedad democrática sólo puede realizarse a través de este modelo de nación”. (p.432).

El enfoque de la violencia, cuya utilización estratégica y táctica fue siempre una piedra angular importante en la lucha del PKK, también ha experimentado un cambio radical. Al principio, el enfoque del PKK sobre la violencia, “la partera de una nueva sociedad”, era un enfoque marxista clásico. En el prolongado proceso de sublevación, la violencia, en forma de guerra de guerrillas, fue una táctica fundamental de la lucha. Con el tiempo, la violencia adquirió incluso un significado fanonista, adquiriendo un carácter existencial y el papel de liberador social e individual. Sin embargo, en el nuevo paradigma el PKK no contempla un papel para la violencia más allá del marco de la legítima defensa. (Estrategia de legítima defensa, 2004).

La forma más grave de dominación

Hoy en día, tanto el Estado como su versión de la modernidad capitalista, el Estado-nación, están siendo seriamente cuestionados. Se reconoce que el Estado-nación no beneficia a la humanidad y a los pueblos, e incluso contiene en su seno un carácter genocida que prepara el terreno para la desaparición de las diferentes culturas e identidades. En las circunstancias del Estado-nación el dominio del capitalismo de máxima ganancia y la modernidad capitalista, al igual que condujo al dolor de la Primera y Segunda Guerra Mundial, ha cometido tantos crímenes contra la humanidad como se han cometido a lo largo de la historia de la humanidad. La prueba más evidente de ello es la desaparición, o la puesta al borde de la desaparición, de grupos étnicos y confesionales que vivían en Oriente Medio hasta hace 200 años. Los pueblos armenio y asirio-sirio han sido diezmados como resultado de esta mentalidad. Los kurdos también han sido llevados al borde de la destrucción bajo el dominio de los estados nación. Los alevíes, los yezidíes, los drusos y otros grupos religiosos han sido expulsados de sus tierras como resultado de este entendimiento. Lo mismo ha ocurrido con los pueblos circasianos que fueron expulsados de las montañas del Cáucaso.

Los males del Estado-nación son demasiado numerosos para contarlos. Sin embargo, no es sólo el Estado-nación de la modernidad capitalista, todos los Estados se han vuelto demasiado pesados para que la humanidad los soporte. Los primeros problemas sociales empezaron con la dominación masculina de las mujeres y con los más altos jerárquicamente estableciendo el dominio sobre otros segmentos sociales y explotándolos. Al fin y al cabo, el Estado se ha definido como un instrumento de opresión de las clases dominantes de la sociedad. Esto no ha disminuido y se ha convertido en la peor forma de dominación en la actualidad. El Estado-nación se ha convertido en la forma más severa de dominación. El Estado-nación ha alcanzado el carácter de ser una esfera de dominación y explotación de toda la sociedad, con fronteras, como el jefe de una fábrica rodeado de muros. Mientras que en el pasado los estados sólo representaban la dominación política, en la época capitalista se han convertido en una dominación totalitaria que pretende gobernar toda la sociedad, y llegar a dominar las propias células de la sociedad.

Con la intensificación de los problemas sociales del sistema estatal imperante, el Estado y el gobierno han empezado a ser más cuestionados. En el pasado los anarquistas se opusieron al estado como el origen de todos los males, desarrollando gradualmente soluciones ideológicas, políticas y paradigmáticas sobre una base sistemática e histórica. En la actualidad, el cenit de los análisis sobre el Estado y el gobierno son los que ha llevado a cabo Abdullah Öcalan. La diferencia más significativa de Öcalan es la profundidad que ha alcanzado en el análisis de las mujeres y el estado. También ha sometido al capitalismo y al Estado-nación a un análisis exhaustivo. El análisis de Öcalan sobre la mujer, en particular, es de gran valor, ya que ha profundizado todos los demás análisis y le ha ayudado a alcanzar su verdadero carácter.

Cuanta más democracia hay, hay menos Estado: sistema confederal democrático

El gobierno y el estado son en esencia una concentración e intensificación del poder, una centralización. En este sentido, son factores que se oponen al pueblo. En este sentido, no puede haber un estado y un gobierno que pertenezcan al pueblo. No hay que confundir gobierno y pueblo. Un gobierno popular es la democracia. Es decir, no una concentración e intensificación del poder, con el poder y las posibilidades concedidas a ciertos círculos, sino que va a la base, a lo local, que pertenece al pueblo. La democracia y el Estado pueden coexistir durante cierto tiempo en un acomodo, pero el Estado y la democracia son hechos contrarios. Hay una fórmula y una dialéctica, es decir, cuanto más Estado hay, menos democracia. Cuanta más democracia, menos Estado. Incluso en la época modernista actual, con los estados capitalistas gobernantes, se discute la disminución del Estado.

Estamos en una época en la que se puede pensar en una vida sin Estado, en una sociedad sin Estado, en una vida política, económica, social y cultural sin Estado. La humanidad tiene que encontrar un sistema en el que pueda liberarse del Estado que la tiraniza. Hemos entrado en la era en la que podemos pensar y vivir sin Estado. Aunque los pueblos se acomoden al Estado por un tiempo más, deben lograr un sistema político, social, cultural y económico que no tenga Estado. No es un destino vivir bajo un sistema estatal, ya que la democracia expresa la trascendencia del Estado.

Hoy en día, el sistema alternativo al Estado es un sistema confederal democrático basado en una sociedad democrática organizada. El pueblo puede gobernarse a sí mismo en un sistema confederal democrático sin estar expuesto a la explotación y la opresión. Un sistema democrático puede establecer una administración democrática. Ésta también puede denominarse autoridad democrática. En esta autoridad no hay opresión ni explotación, pero existe la realidad de un sistema confederal democrático y un gobierno basado en una sociedad democrática. El Estado pertenece a los gobernantes, mientras que el confederalismo democrático es el sistema del pueblo.

Los estados ahora significan crisis, caos, ruina e infelicidad para la humanidad. Es necesario liberarse de esta calamidad. Si vivir bajo la explotación y la opresión no está en la naturaleza del ser humano, en ese caso ni el Estado ni su bandera pueden representar al pueblo y a la sociedad.

Öcalan ha planteado el confederalismo democrático basado en una sociedad democrática organizada como alternativa al Estado para todas las sociedades, no sólo para el pueblo kurdo. Se trata de un sistema que crean las propias diferencias, a diferencia de un Estado-nación que crea una identidad única. Todas las diferencias pueden alcanzar la libertad con su propia identidad dentro del sistema confederal democrático. En este sentido, el confederalismo democrático es el sistema de vida libre para todas las personas y comunidades. También podemos llamarlo democracia completa. No puede haber democracia real en ningún sistema estatal. ¿Quién puede hablar de democracia real y completa donde hay gobernantes?

El tiempo de los pueblos

El confederalismo democrático es una alternativa al Estado. Si decimos que ha llegado el tiempo y la época de los pueblos significa que ha llegado la época del confederalismo democrático. Con un Estado no habrá ni democracia, ni socialismo. Un Estado no puede extinguirse con un Estado. Un Estado sólo puede ser superado y extinguido por el confederalismo democrático. Los pueblos no pueden ser liberados por un Estado y no pueden alcanzar la libertad real y la vida democrática. Los pueblos serán liberados por el confederalismo democrático.

Esta es la línea ideológica-política de Öcalan, su paradigma. Esta es su forma de entender la democracia, la libertad y el socialismo. Fuera del confederalismo democrático no puede haber gobierno del pueblo. Desde este punto de vista, los pueblos no pueden defender el Estado.

FUENTE: Komun Academy / Traducción: Rojava Azadi Madrid