Ecuador: Cuando el voto nulo resulta constructivo y cuando se aprende de la experiencia chilena y argentina

El sector de la burocracia electoralista del movimiento se ha quedado sin banderas y se ha visto obligado a apoyar la propuesta de la Conaie del voto nulo, lo que hará que otros sectores políticos y sociales sigan el mismo camino. Sabemos que uno de los dos quedará en la presidencia: el oligarca o el progresista, así como sabemos que ambos se lanzarán contra el protagonismo social, por lo tanto sea cual sea el resultados en votos nulos, las perspectivas de futuro están determinadas por el desarrollo de los autogobiernos, los parlamentos populares y el protagonismo social del aprendizaje de la auto-administración de los barrios por los vecinos.



Ecuador: Cuando el voto nulo resulta constructivo y cuando se aprende de la experiencia chilena y argentina

Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

Las elecciones han sido tradicionalmente el mecanismo para hacer creer a las poblaciones que están decidiendo sobre el futuro del país cuando lo que hacen es reproducir dando continuidad al sistema capitalista patriarcal.

 

En Chile el golpe militar contra  Allende no fue contra la dirección social de la UP sobre la población ni contra los cargos estatales que ocupaban, pues ese conglomerado de partidos estaba perdiendo la hegemonía en el pueblo que se organizaba por su cuenta por todos lados en los cordones industriales, las redes de campamentos de pobladores sin casa, los consejos comunales campesinos y otras formas organizativas de estudiantes y barrios que empujaban desde abajo y desde cada localidad para producir los cambios.

 

Los partidos burocráticos Socialista, Comunista y los demás que integraban el bloque en el gobierno, no podían ni querían realizar más cambios, pues ello significaría perder los lazos con los financistas, las grandes empresas que empezaban a nivel mundial a entrar en la fase neoliberal del capitalismo y apuntaban derechamente al fin  del estado de bienestar para implantar el reinado del libre mercado que permitiría la expansión tecnológica que se asentaba en un tipo de estado subsidiario dependiente y socio de las empresas.

 

La solución que encontró el bloque de la burocracia para mantenerse en el gobierno fue lanzar la represión contra las oleadas de campesinos y pueblos originarios que avanzaban recuperando tierras levantando sus órganos de administración local y estrechando lazos con los barrios periféricos de las ciudades en acciones de cooperación y apoyo mutuo de carácter horizontal como la instalación de los almacenes populares a donde llegaba la producción del campo para ser distribuida hacia los barrios y campamentos, mientras los cordones industriales recuperaban fábricas y destinaban su producción a necesidades sociales y populares cometiendo el error, típico de sectores troskistas, de imaginar que dichas fábricas debían seguir siendo capitalistas para avanzar a la toma del poder del estado sin comprender –o sin querer comprender- que era sólo transferirlas a la autogestión barrial comunitaria (metodología que posteriormente avanzaron algunos MTDs y Asambleas vecinales argentinas con las mismas limitaciones troskistas y del viejo marxismo-leninismo que no permitieron avanzar para insertarse en las fábricas ocupadas y utilizarlas como arma electoral en la actualidad).

 

Lo que quedó claro en Chile es que los sectores populares escaparon de la conducción burocrática de la pequeña burguesía izquierdista y capitalista, y se autoorganizaron horizontalmente sembrando los gérmenes de nuevos modos de vivir y compartir los territorios en medio de una fase en que aún era posible asumir la conducción del capitalismo por medio del estado, que debía ser desmantelado de inmediato para dar paso a la democracia socialista no estatal, sino directamente en proceso de construcción de nuevas formas locales, consejistas, comunales, comunitarias que permitieran la articulación horizontal con los lof mapuches y los ayllus andinos.

 

Posteriormente esa fase se acabó, la economía dejó de expresar el antagonismo de las relaciones internas del capital al abrirse completamente hacia la re-colonización de la naturaleza y al cerrarse como marisco en concha mediante la tecnología que ha llegado al extremo de transformar la biopolítica –el control de los cuerpos- en un intervención salvaje mediante la biotecnología e ingeniería genética cerrando el círculo al producir en laboratorios las semillas transgénicas y clonación de los alimentos que consumimos (aunque yo, el astuto, no consumo esas porquerías mientras lo hacen millones a mi alrededor).

 

Eso ha llevado a la pequeña burguesía a controlar a los viejos partidos obreros y a aliarse plenamente con el capital con el pretexto de luchar a favor del capitalismo de estado que alguna vez llegará a la sociedad sin clases. Ello explica el por qué los gobiernos progresistas han utilizado profusamente el extractivismo que está destruyendo la madre tierra, pero les permite a ellos recibir las finanzas que servirán para aumentar la clientela electoral y seguir como capa o costra burocrática usufructuando los cargos bien remunerados y protegidos por las empresas que los mantienen allí y que los sacan o ponen según haga falta como hacen con Lula ahora sacándole el bozal para que vuelva ser el macho alfa que conduce al pueblo brasileño a la felicidad sometidos a las empresas capitalistas y a los burócratas paniaguados.

 

En vista de esas experiencias del “progresismo”, los ecuatorianos hoy día deben votar entre la oligarquía y esos gallos, lo que se ha querido presentar como duelo izquierda-derecha, siendo una contradicción falsa, puesto que entre toros no hay cornadas y se trata de dos formas de seguir con lo mismo, ante lo que el movimiento indígena ha llamado al voto nulo, que no serviría de nada si no se presentaran soluciones que apuntaran por fuera de las elecciones al cambio de la sociedad, pero ellos las tienen.

 

Entre las comunidades indígenas, campesinos y afrodescendientes ha ido creciendo fuertemente la tendencia de la autonomía comunitaria y los autogobiernos. Desde allí el movimiento indígena ha organizado las Asambleas o Parlamentos regionales que desarrollan los programas del pueblo.

 

Esa es la tendencia que se muestra claramente y que junto a las experiencias urbanas de barrios periféricos, podrán crecer y sostenerse en la medida que avancen la nueva economía y la autogestión de servicios públicos que dejen de depender del estado y del mercado para ser asumidos por vecinos de los barrios, como la educación y la salud.

 

El sector de la burocracia electoralista del movimiento se ha quedado sin banderas y se ha visto obligado a apoyar la propuesta de la Conaie del voto nulo, lo que hará que otros sectores políticos y sociales sigan el mismo camino. Sabemos que uno de los dos quedará en  la presidencia: el oligarca o el progresista, así como sabemos que ambos se lanzarán contra el protagonismo social, por lo tanto sea cual sea el resultados en votos nulos, las perspectivas de futuro están determinadas por el desarrollo de los autogobiernos, los parlamentos populares y el protagonismo social del aprendizaje  de la auto-administración de los barrios por los vecinos.

 

Por el voto nulo en Ecuador.