El ‘super año’ electoral alemán: Los Verdes ante su gran oportunidad
Alemania se enfrenta a meses de citas electorales que culminarán con las presidenciales de septiembre. El debilitamiento del gobernante CDU y el declive del SPD podría dejar espacio para una presidencia ecologista.
El pasado 14 de marzo se dio el pistoletazo de salida del ‘super año’ electoral alemán. Las recientes elecciones en los estados federales de Baden-Württemberg y Renania del Norte-Palatinado dejarán paso en los próximos meses a los comicios regionales en otros cuatro de los dieciséis estados alemanes. En el horizonte, las elecciones generales de septiembre de este año.
La CDU de Angela Merkel —que no se presentará a la reelección en septiembre— se mostró debilitada en los dos primeros envites electorales, perdiendo un 3% de los votos en Baden-Württemberg y un 4% en Renania del Norte-Palatinado. Los electores pasaron por las urnas una semana después de que saliera a la luz el Maskenaffäre. Así han bautizado los medios alemanes el escándalo en el que se han visto envueltos diputados de la CDU y la CSU, su partido hermano bávaro. Los políticos conservadores (hasta el momento se han conocido tres casos) usaron su influencia para asegurar, a cambio de comisiones, la adjudicación de contratos públicos de compra de mascarillas a distintas empresas en los primeros meses de la pandemia.
La evolución de las encuestas demuestra que las últimas informaciones sobre la corrupción el partido de centro derecha hundieron a los candidatos de la CDU en las elecciones regionales a pesar de sus esfuerzos por desligarse del caso. El efecto podría haber sido aún peor si no fuera porque un considerable porcentaje de los votos ya habían sido enviados por correo antes de que el Maskenaffäre se desvelara.
Aunque la corrupción en el seno de la CDU es sin duda una mala noticia para la democracia alemana, la nota positiva de las últimas elecciones es que el descenso electoral del partido de Merkel no se tradujo en una subida de Alternativa por Alemania (AfD en sus siglas en alemán). De hecho, el partido de ultraderecha perdió alrededor de un tercio de los votos tanto en Baden-Württemberg como en Renania del Norte-Palatinado. La AfD vio cómo a principios de marzo el partido al completo era puesto bajo vigilancia por parte de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, una institución con sus propios problemas de extremismo ultraderechista. Especialmente preocupante es el hecho de que las juventudes de la AfD utilicen retórica nazi y estén vinculados a distintos casos de violencia contra inmigrantes.
Los grandes ganadores de las elecciones regionales de marzo fueron Die Grünen (Los Verdes). Los ecologistas pasaron de quinta a tercera fuerza en número de escaños en Renania del Norte-Palatinado, prácticamente doblando resultados. En Baden-Württemberg, Los Verdes consiguieron asegurar durante cinco años más la que hasta el momento es su principal plaza de poder institucional, la presidencia del tercer land más poblando del país. El actual presidente de la región del suroeste de Alemania con capital en Stuttgart, Winfried Kretschmann, representa el ala más liberal de Los Verdes. En un intento de promover la venta de coches durante la crisis actual (uno de cada cuatro trabajadores del sector del automóvil en Alemania vive en Baden-Württemberg), el veterano político implantó una política de incentivos para la sustitución de vehículos antiguos por nuevos coches de diésel y gasoil.
El éxito de Los Verdes en Baden-Württemberg, donde el margen de la victoria sobre la CDU llegó al 8% del voto, no es representativo del panorama político a nivel nacional. Kretschmann es capaz de atraer antiguos votantes de la CDU debido a su centrismo. A su vez, Die Linke, la izquierda alemana, nunca ha entrado en el parlamento regional. De esa forma, el electorado a la izquierda de los socialdemócratas del SPD tiene motivos para percibir a Los Verdes como garantía de voto útil. Prueba de eso es que Die Linke siempre consigue mejores resultados en las elecciones generales, cuando la presencia del partido en el Bundestag está asegurada gracias a los mejores resultados que cosecha en el este de Alemania.
La realidad socioeconómica de Baden-Württemberg también favorece a los ecologistas. Tres cuartas partes de los votantes de Los Verdes a nivel nacional han cursado estudios superiores, un porcentaje mucho más elevado que el de cualquier otro partido alemán. Y Baden-Württemberg no es sólo conocida por su industria de la automoción (las sedes de Porsche y Mercedes-Benz están en Stuttgart), sino también por sus famosas universidades, entre ellas Heidelberg, Freiburg, Mannheim o Tübingen. Sin ir más lejos, en Tübingen Los Verdes recibieron el 44% de los sufragios.
Renania del Norte-Palatinado también está lejos de ser un microcosmos de Alemania. En ese pequeño estado federal con capital en Mainz la presidenta Malu Dreyer del SPD renovó su mandato sin apenas perder votos en comparación con las últimas elecciones. No es esa la tendencia que reflejan las encuestas a nivel nacional. Si las elecciones se celebraran hoy, Los Verdes emergerían como segunda fuerza en el Bundestag muy por detrás de la CDU, pero por delante del SPD, que caería de un 20% a un 16% de los votos.
Aún queda medio año para las elecciones, algo que da cierto margen de maniobra a los dos partidos de gobierno en Berlín, la CDU y el SPD. La CDU espera recuperarse de la caída de más de cinco puntos en las encuestas que ha experimentado desde principios de año. A pesar de que nadie duda de que los conservadores serán el partido más votado en septiembre, el cordón sanitario a la AfD (nótese la diferencia con el panorama político español) significa que la CDU sólo puede pactar con partidos a su izquierda. Un espacio político donde la competición será intensa, especialmente entre Los Verdes y el SPD.
El partido que gane ese duelo individual puede tener la opción de formar una coalición tripartita alejando la CDU de la cancillería por primera vez desde los tiempos de Gerhard Schröder. Según informa el semanario Der Spiegel, el tercer socio sería preferiblemente los liberales del FDP, dejando a Die Linke en la oposición. No obstante, la creación de un gobierno con mayoría sin contar con la CDU sigue siendo aritmética y políticamente difícil. Los Verdes podrían acabar entrando en el gobierno sin sentarse en el sillón de mando, ya sea como socio minoritario de la CDU o en un acuerdo más amplio que también englobaría al FDP. La volatilidad de las encuestas, especialmente desde el inicio de la actual pandemia, ofrece pocas certezas.
Si algo está claro es que Los Verdes tienen ante sí un gran reto, pero también una oportunidad mayúscula. Esta no es otra que la de liderar un gobierno alemán que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial siempre ha estado encabezado por socialdemócratas o conservadores. La clave del éxito para los ecologistas podría pasar por repetir en la medida de lo posible la fórmula ganadora en Baden-Württemberg, captando los votos más moderados de una CDU que buscar redefinirse en la era post-Merkel.