El “maquillaje verde” de las corporaciones
Las “emisiones netas cero” y “las soluciones basadas en la naturaleza” son un enorme fraude
Marzo 2021
INFORME
Las corporaciones han aumentado su maquillaje verde para bloquear cualquier acción que permita controlar sus emisiones de GEI. Tras cinco años de no haber hecho nada por avanzar hacia los objetivos establecidos en el Acuerdo de París 2015 a los que se comprometieron, muchos de los grandes contaminadores, como Nestlé y Shell, están haciendo ahora promesas de “emisiones netas cero”, sobre todo para satisfacer las necesidades de relaciones públicas de los financistas que les entregan fondos. El cambio hacia el maquillaje verde corporativo no logrará nada en la reducción de las emisiones, pero tiene el riesgo de generar un masivo acaparamiento de tierras forestales y agrícolas, particularmente en el sur global. Las corporaciones del sector alimentario y de los agronegocios son los principales actores en esta gran estafa. Las acciones en favor del clima continuarán siendo afectadas por este maquillaje verde de las corporaciones, hasta que las personas recuperen el control del financiamiento, los territorios y los gobiernos, que las corporaciones detentan ahora.acciones para reducirlas. De las 500 principales cor-poraciones del mundo, sólo 67 hicieron compromisos alineados con el Acuerdo de París para reducir sus emi-siones.1 La gran mayoría de las corporaciones aún no dan a conocer sus emisiones, ni han tomado acciones para abordarlas.2 Además, aunque ninguna corporación financiera global ha adoptado todavía políticas para fre-nar la quema de combustibles fósiles, el dinero canali-zan a las compañías de combustibles fósiles, ha aumen-tado cada año desde que se adoptó el Acuerdo de París, sumando más de 2 billones 700 mil millones de dólares en los últimos cinco años.3Las compañías agrícolas y productoras de alimentos están entre las de peor desempeño. La preocupación por su papel en la crisis climática está en aumento, y Las corporaciones son, sin lugar a dudas, el princi-pal obstáculo para una acción significativa ante la crisis climática. Estos omnipotentes actores se han dedicado durante los últimos veinte años a socavar el consenso científico, a bloquear la legislación relacio-nada al tema y maquillar su propia responsabilidad. Incluso el débil compromiso del Acuerdo de París —mantener al mundo en los 1,5 grados de aumento de temperatura, lo cual ya es desastroso—, no ha logrado nada por detener la codicia corporativa que está lle-vando al planeta a su límite.Desde la firma del Acuerdo de París en 2015 y su promesa de soluciones basadas en el mercado, pocas corporaciones han hecho el mínimo esfuerzo por dar a conocer sus emisiones, y mucho menos han impulsado
3ya el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático calcula que el sistema de producción de alimentos produce hasta un 37% del total global de emisiones de GEI.4 Incluso, de las 35 principales compa-ñías productoras de carnes y lácteos, las principales cul-pables del daño climático dentro del sector, sólo una de ellas se ha comprometido a reducir sus emisiones abso-lutas según las metas del Acuerdo de París. Esto no ha evitado que estas compañías reciban miles de millones de dólares de las corporaciones financieras globales, incluyendo aquéllas que afirman estar comprometidas con la inversión responsable.5Cuando la crisis climática no era tan evidente físi-camente, como lo es hoy, resultaba más fácil para las corporaciones no hacer nada y salir bien librados. Ahora además tienen que luchar contra un movimiento juvenil por el clima, que está c, que presiona a los gobiernos y que apunta directo a las corporaciones, incluidas las compañías financieras que continúan canalizando los ahorros de la jubilación de la gente hacia los peores contaminadores. Y entonces aparece la pandemia del Covid-19, que abre un agujero en el consenso neoliberal y deja clara la importancia de que los gobiernos inter-vengan en respuesta a emergencias globales. Sin men-cionar que ya no está más en La Casa Blanca alguien que negaba la crisis climática. Para las corporaciones, hay un riesgo real de que los gobiernos, por fin, se pon-gan serios y comiencen a imponer políticas y regulacio-nes y que reduzcan sus utilidades y su poder.Por supuesto, las corporaciones contraatacan a lo grande, unificadas en una campaña de maquillaje verde para rotularse a sí mismas con las proveedoras de solu-ciones. No hay un día sin que haya un anuncio de alguna iniciativa corporativa o promesa de alcanzar los objeti-vos de París de “emisiones netas cero” para 2050. En la revisión de los planes de ruta la definición de los pro-yectos y los escenarios para llegar a las emisiones netas cero que las corporaciones están haciendo públicos, se demuestra que su versión de emisiones netas cero es, realmente, sólo un compromiso con mantener el creci-miento de sus operaciones altamente contaminantes y (posiblemente) compensar estas emisiones mediante el pago a otros para extraer el carbono de la atmósfera. Los planes son científicamente incorrectos y ponen la mayor parte de la carga y el riesgo en los hombros de las comunidades en el sur global, cuyas tierras serán el objetivo de estos programas de compensación.6Las corporaciones de todos los sectores, incluida la poderosa industria financiera, están promueven agresi-vamente este engaño de las emisiones netas cero como evasión ante las regulaciones que afecten sus operación. Por ejemplo, 545 compañías financieras, con un total combinado de 52 billones de dólares en activos admi-nistrados por ellas, lanzaron recientemente la iniciativa Climate Action 100+ para “asegurar que los más grandes emisores de gases con de invernadero del mundo” tran-siten hacia emisiones netas cero hacia 2050.7 Al mismo tiempo, muchas de estas corporaciones están cabil-deando fuertemente contra la intervención guberna-mental sobre el financiamiento que entregan a las com-pañías contaminantes, insistiendo que, de algún modo, ellas están en una mejor posición para decidir cómo debe ser distribuida la inversión para las soluciones cli-máticas.8 El compromiso de parte del sector financiero, aunque es sólo un lavado de imagen, pone mayor pre-sión sobre las corporaciones para que den a conocer sus emisiones y se comprometan en lograr misiones netas cero, para así satisfacer a quienes les dan de comer. Ésta es la principal razón por la que estamos viendo una gran cantidad de promesas corporativas de emisiones netas cero, incluidas las de los agronegocios y el sector que produce alimentos. Este viraje hacia el maquillaje verde Imagen: Arte de Santiago Armengod, Diseño de Melanie Cervantes
4corporativo, que se basa sobre todo en compensacio-nes, se está tornando más peligroso que la negación cli-mática de hace unos meses.Cero emisiones neta es peor que nadaBlackRock es el accionista de corporaciones de com-bustibles fósiles y de agronegocios más grande y más influyente del mundo.9 Pese a su profunda integración con los peores villanos de la crisis climática, BlackRock se ha redefinido como un líder de la acción climática. Incluso hace poco fue contratada por la UE para supervi-sar su agenda financiera sustentable.10 BlackRock afirma ahora que “espera que las empresas definan cómo se alinean con un escenario donde el calentamiento global esté limitado muy por debajo de los 2°C, consistentes con la aspiración global de alcanzar emisiones netas cero de gases con efecto de invernadero (GEI) para el año 2050”11 ¿Pero qué significa en la práctica esto de alinearse con “emisiones netas cero” para una compa-ñía financiada por BlackRock?Una de las corporaciones en las que BlackRock invierte fuertemente es Nestlé, la mayor compañía productora de alimentos del mundo y uno de los peores contamina-dores corporativos de GEI sin pertenecer al sector ener-gético.12 BlackRock es el principal accionista de Nestlé y, a pesar de su enorme huella climática, Nestlé cum-ple con lo que BlackRock “espera” de las compañías en donde invierte. La compañía suiza es una de las escasas corporaciones de lácteos que se compromete con las emisiones netas cero para 2050 en todas sus operacio-nes, incluidas aquellas de la cadena de abastecimiento (conocidas como de alcance 3).13 En diciembre de 2020, Nestlé lanzó su “Plan hacia Emisiones Netas Cero”, com-prometiéndose a reducir sus emisiones en 50% para el año 2030 y “cero emisión neta” para el año 2050. La mayoría de estas emisiones ocurren en su cadena de abastecimiento, especialmente en el suministro de lác-teos, carne y materias primas de origen agrícola (café, aceite de palma, azúcar, soja, etcétera).14 Las emisiones anuales de “alcance 3” de Nestlé son casi el doble del total de emisiones de Suiza, su país sede.15El plan climático de Nestlé no implica una reducción en sus ventas de alimentos basados en lácteos, carne u otras materias primas agrícolas que tienen una alta emi-sión de gases. Por el contrario, su plan climático se basa en un crecimiento proyectado de 68 por ciento de sus compras de lácteos, carnes y materias primas de origen agrícola, entre el 2020 y el 2030.16 Afirma, sin embargo, que este crecimiento de la producción será más que compensado por el despliegue de tecnologías amiga-bles con el clima y por cambios a las prácticas agrícolas entre los agricultores que lo abastecen.Para lograr esta enorme y ambiciosa transformación en su cadena de abastecimiento agrícola, Nestlé anun-ció un compromiso de invertir 1200 millones durante los próximos diez años en “prácticas de agricultura regene-rativa”. Pongamos esto en perspectiva: Nestlé pagó un dividendo de unos 8 mil millones a BlackRock y a sus otros accionistas en 2020. En términos anuales, el gran compromiso de Nestlé de cambiar las prácticas agríco-las de sus proveedores es un mísero 1,5% de lo que paga a sus accionistas en dividendos o tres veces menos de los que le paga a BlackRock en dividendos.17Además de los escasos recursos que invertirá, la compañía también es muy vaga respecto a cómo ase-gurará que sean implementadas estas prácticas regene-rativas. En el caso de los lácteos y la ganadería, Nestlé quiere realizar una investigación sobre aditivos al forraje para disminuir el metano producido por los animales y lograr que los agricultores usen más del alimento para Manifestación contra el capitalismo verde en Xapuri. Foto: World Rainforest Movement
5animales producido de manera sustentable. Y en el caso del café y cacao, quiere que los agricultores que los abastecen incorporen una explotación agroforestal y un mejor manejo del suelo. Pero muchas de estas tecno-logías, supuestamente amigables con el clima, no están probadas y no hay un plan claro sobre cómo sus provee-dores harán la transición hacia las prácticas regenerati-vas y quién pagará para que esto ocurra.En ausencia de cualquier compromiso serio por redu-cir las emisiones de su cadena de abastecimiento, Nestlé le apuesta a la compensación para salvar su ambición de emisiones netas cero. “Vemos un enorme potencial en la extracción de emisiones de GEI de la atmósfera, como un modo de contrarrestar las emisiones que no pode-mos reducir directamente”, señala Nestlé en su plan.La compañía calcula que necesitará compensar 13 millones de toneladas de CO2 por año para 2030, una cantidad casi igual al volumen total anual de emisio-nes de GEI de una país pequeño como Letonia.18 Pero este número puede ser aún más alto si sus esfuerzos por reducir las emisiones a través de la “agricultura regenerativa” no se materializan. Una de las iniciativas para reducir las emisiones en la agricultura, en la que Nestlé está involucrada, es un programa diseñado por la industria de fertilizantes para reducir las emisiones procedentes de los fertilizantes nitrogenados en Norte América.19 En Canadá, donde se inició el “4R Nutrient Stewardship Programme”, los estudios muestran que los agricultores participantes en realidad terminaron usando más fertilizante y los usaron de un modo más más ineficaz.20Destrucción basada en la naturalezaLa hoja de ruta de Nestlé es la copia exacta de otras promesas de emisiones netas cero que han estado flu-yendo de las corporaciones de agronegocios y com-bustibles fósiles durante el último año. Todas ellas se basan en el crecimiento continuo de las ventas de sus productos altamente contaminantes, compensando mediante el pago a otros para que extraigan el carbono de la atmósfera y lo devuelvan al suelo, sobre todo con la protección de los bosques que están en peligro de ser talados o mediante la plantación de árboles en tie-rras degradadas. Las corporaciones se refieren a estas compensaciones, de manera general, como “soluciones basadas en la naturaleza”.21Manifestación por el clima en Londres. Foto: Red Pepper
6El precursor de las “soluciones basadas en la natura-leza” de hoy es el Programa de las Naciones Unidas para la Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD+ por sus siglas en inglés), que no sólo fracasó en reducir la defores-tación o las emisiones durante los últimos doce años, sino que afecta negativamente a las comunidades, en especial por quitarles el acceso a sus tierras agrícolas y bosques y por contribuir a los conflictos por la tierra.22Uno de los primeros promotores de REDD+ fue una compañía suiza, South Pole Group, que hoy trabaja para Nestlé en su plan de compensaciones.23 South Pole diri-gió el enorme proyecto de Kariba REDD, que cubre 784 mil 987 hectáreas en el noroeste de Zimbabue. Este proyecto, que fue estructurado para canalizar dinero a través de varias compañías registradas en paraísos fiscales, no logró llevar ningún beneficio material a las comunidades locales y lo peor, les impidió el acceso a las tierras de las que dependían para sembrar, reco-lectar o cazar alimentos.24 Tuvo éxito, sin embargo, en lograr que Total, el gigante francés del sector energético, pudiese contabilizar compensaciones y hacer que sus embarques a China de gas natural líquido fueran cata-logados como “carbono neutral”.El grupo South Pole Group es una de las pocas corpo-raciones que pueden lograr grandes ganancias del cre-ciente uso empresarial del sistema de compensaciones. Nestlé, un comprador de compensaciones, pagó a South Pole para que desarrollara un modelo “para calcular el potencial de mitigación de GEI de la tierra cultivable.”25South Pole también hace contratos con potenciales vendedores de compensaciones, como Miro Forestry del Reino Unido, que contrató a esta compañía para certificar la absorción de carbono de su inmensa planta-ción de árboles en África Occidental y ayudarles a ven-der tales compensaciones. South Pole, descrito como “uno de los mayores comerciantes de bonos de car-bono”, recibe pagos por hacer el cálculo para las com-pañías, en ambos lados de la transacción y, si todo sale bien, por organizar la compraventa.26Otro importante actor en el negocio del maquillaje verde es SYSTEMIQ, una compañía del Reino Unido. Esta empresa, poco conocida, creada y operada por ex ejecu-tivos de la firma de consultoría global, McKinsey, super-visó la Business & Sustainable Development Comission (Comisión de Negocios y Desarrollo Sustentable), ini-ciativa tremendamente influyente de dos años de dura-ción que en 2016 iniciaron en Davos Unilever, el gigante del sector alimentos, y otras corporaciones.27 Uno de los productos de esta iniciativa fue la Food and Land Use Coalition (Coalición para la Alimentación y Uso de la Tierra, FOLU), cofundada por Unilever y entregada a SISTEMIQ para su administración. FOLU llegó a ser tal vez el más importante promotor de las “soluciones basa-das en la naturaleza” creadas por las corporaciones (ver Recuadro: FOLU: el nuevo traje de Yara y Unilever). Tanto la Business & Sustainable Development Comission como FOLU han recibido gran parte de su financia-miento de parte del gobierno noruego, quien necesita compensaciones para sus propios negocios en petróleo. Los accionistas de SISTEMIQ incluyen a los principa-les pesos pesados de las discusiones internacionales sobre clima como Lord Nicholas Stern, Sir David King, Janez Potoˇcnik y Thomas Heller, así como los influyen-tes multimillonarios Jeremy Grantham, André Hoffman y George Soros.28
FOLU: los nuevos trajes de Yara y Unilever Uno de los agentes de cabildeo en favor de las corporaciones del sector alimentos y agronegocios, más sofisticado y encubierto de hoy en día, es la Food and Land Use Coalition (FOLU). Fue creada por la com-pañía noruega de fertilizantes, Yara, y el gigante anglo-holandés de alimentos procesados, Unilever —dos de los peores contaminadores del clima dentro del sector de los alimentos y la agricultura.29 Con el respaldo del gobierno noruego, también uno de los peores contaminadores del clima en el mundo, se unieron en una compañía privada operada por ex ejecutivos de McKinsey para crear en conjunto una coalición de ONGs y asociaciones de empresas que se sospecha que son financiadas por las corporaciones.30 Actualmente FOLU, y los individuos y grupos que la habitan, están siempre presentes en los foros internacionales que abordan el clima y los alimentos.31FOLU se describe a sí misma como “una comunidad de organizaciones e individuos” pero su agenda está firmemente atada a los intereses de sus dos corporaciones fundadoras. Unilever, el comprador de aceite de palma más grande del mundo, por años ha promovido los sistemas de certificación, donde destaca la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sustentable, para obtener así una fuente “sustentable” para una materia prima agrícola que fundamentalmente no lo es. Yara, como el productor más grande de fertilizantes
7nitrogenados, un producto que por sí solo es responsable de una de cada 50 toneladas de emisiones globales de GEI al año, lideró una campaña para redefinir sus fertilizantes como salvadores del clima. Yara afirma que sus fertilizantes han permitido a las personas producir más alimentos en menos tierra, por lo tanto salvaron bosques y enfriaron el planeta.32No es una sorpresa, entonces, que FOLU pida sistemas de certificación voluntaria y una producción agrí-cola más eficiente, basada en combustibles fósiles, como la principal solución a las emisiones del sector de los alimentos. También pone el foco de atención en reducir la deforestación tropical, no en eliminar los com-bustibles fósiles del sistema alimentario, y espera que esto sea pagado por las corporaciones que necesiten compensaciones para sus promesas de cero emisiones netas.33Hace largo tiempo que Yara y Unilever están unidas en su deseo de mantener y expandir la produc-ción industrial de materias primas agrícolas. Antes de FOLU, crearon la Global Alliance for Climate Smart Agriculture (Alianza Global por la Agricultura Climáticamente Inteligente).Ésta la inauguró en 2014 el entonces Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el enviado especial ante las Naciones Unidas, el general David Nabarro, en la cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Nueva York.34 Esa alianza, que tenía los mismos miembros que la FOLU, fue un fracaso en términos de acciones por el clima, pero esa nunca fue su intención. La alianza fue concebida para frenar los esfuerzos para presionar por solu-ciones reales como la agroecología y la soberanía alimentaria en los foros internacionales sobre la aliment-ación, la agricultura y el clima.35En el mejor de los casos, este nuevo coro corpora-tivo que clama por “soluciones basadas en la natura-leza” es sólo un lavado de imagen, diseñado solamente para distraer la atención sobre la real reducción de las emisiones y demorar su aplicación. Pero si el creciente número de corporaciones con planes de cero emisiones netas pasa realmente a implementarlos, aunque sólo sea de manera parcial, esto resultará en un masivo aca-paramiento de tierras, bosques y territorios de Pueblos Indígenas y comunidades rurales en el sur global.36La ambición declarada por Nestlé de compensar el equivalente a 13MT de emisiones de CO2 al año con “soluciones basadas en la naturaleza”, requeriría dis-poner de una zona de al menos de 4 millones 400 mil hectáreas de tierra anuales.37 La compañía italiana de energía Eni señala que necesitará cerca del doble de esta cantidad para 2030 y ya avanza con los planes para establecer plantaciones de árboles en más de 8 millones 100 mil hectáreas en África.38 Lo mismo ocu-rre con la principal productora de petróleo, Shell, cuyo nuevo escenario de emisiones netas cero compromete a la empresa a una mayor extracción y a un aumento masivo en las “soluciones basadas en la naturaleza” para compensar las emisiones resultantes. Las compen-saciones de Shell requerirán al menos 8 millones 500 mil hectáreas de tierras por año hacia 2035.39 Sólo estas tres compañías, en conjunto, necesitarán unos 20 millo-nes de hectáreas anuales para sus necesidades de com-pensación —un área que corresponde casi toda la tierra forestal de Malasia, ¡al año!¿Y todo esto para qué? No hay forma de lograr real-mente un punto de emisiones netas cero donde la can-tidad de GEI que e emitan a la atmósfera no sea mayor que la cantidad que está siendo extraída de ella, si es que las emisiones provenientes de la quema de combus-tibles fósiles y otras fuentes principales de GEI no son reducidas a casi cero. Pese a todo el daño que causen a las comunidades del sur global los acaparamientos de tierra necesarios para la compensación, nada se hará para detener el calentamiento global. Como se indica en un reciente informe publicado por La Vía Campesina y una coalición de otras ONG y movimientos sociales, la avalancha de promesas y planes de emisiones netas cero de las corporaciones dejan más que claro que “no hay un deseo o ambición por parte de los más grandes y ricos del mundo por reducir las emisiones realmente. El maquillaje verde difícilmente sirve como un término para describir estos esfuerzos para ocultar el continuo crecimiento de las emisiones de combustibles fósiles — ecocidio y genocidio capturan de manera más precisa el impacto que el mundo enfrentará”.40La revolución climática no recibirá financiamientoNo debemos sorprendernos de esta nueva oleada de lavado de imagen corporativo. Un estudio reciente de una consultora empresarial llegó a la vergonzosa con-clusión que las dos décadas pasadas de programas de “sustentabilidad” empresarial tienen una tasa de fra-caso de 98%.41 Las corporaciones simplemente no van
8a implementar acciones que les impidan obtener sus utilidades y lucharán contra cualquier actor, ya sean gobiernos o comunidades directamente afectadas, que se interpongan en su camino. Sólo cambiarán cuando se vean forzadas a hacerlo.Si bien puede ser tentador celebrar las recientes olea-das de promesas de enfrentar la crisis climática como una victoria de los movimientos sociales, es más impor-tante que entendamos que estas promesas son real-mente sólo cortinas de humo, diseñadas para mantener el negocio tal como está. La realidad es que las corpo-raciones no serán y no pueden ser parte de la solución.Esto es particularmente importante de tenerlo pre-sente con la industria financiera.42 Las corporaciones financieras como BlackRock, e incluso las corporaciones que administran los fondos de pensiones, están hechos para financiar a las corporaciones. Si el dinero sale de sus manos, será siempre para fluir hacia las corporacio-nes. Éstas pueden verse obligadas a hacer promesas de emisiones netas cero para acceder al financiamiento, pero esto no hará que las emisiones disminuyan y afec-tará enormemente a las comunidades que no han con-tribuido a la crisis climática. No hay una victoria para los sectores sociales o para el clima si una compañía financiera se ve obligada a trasladar su participación de Exxon a Nestlé. Esto no es para descartar el significado de las campañas de desinversión, que pudieran tener un impacto importante sobre diversos aspectos. Pero hay una diferencia entre exigir que las compañías financie-ras desinviertan y pedirles que inviertan en soluciones.Las soluciones deben ser desarrolladas y definidas por las personas y no por las corporaciones. Cuando se trata de los alimentos y de la agricultura, los campesi-nos y otros productores de alimentos a pequeña escala, ya tienen definida una visión para la soberanía alimen-taria y soluciones para la crisis climática, que excluye a todas estas corporaciones gigantes.43 No hay lugar en esta visión para el plan de acción de Nestlé, las “solu-ciones basadas en la naturaleza” de Unilever o las vacías promesas ambientales de BlackRock.Tenemos que enfrentar el creciente tsunami corpo-rativo de maquillaje verde, con claridad y solidaridad. Las compensaciones deben ser rechazadas y deteni-das totalmente, como lo debe ser también cualquier sistema que haga concesiones ante esto, como las “soluciones basadas en la naturaleza”44 El centro debe estar en el cambio de sistema; meramente cambiar una fuente de energía por otra o una tecnología por otra, sólo cambia las disputas corporativas por el control de las nuevas fuentes de energía y tecnologías y cam-bia de lugar las zonas dañadas. Imaginen la cantidad de tierras, agua y recursos naturales o de “soluciones Manifestación por el clima en San Francisco, Estados Unidos, 2019. Foto: Climate Justice Alliance video de Vimeo “Defend the Sacred, End Climate Capitalism, and Support Community Solutions from the Frontlines”
9basadas en la naturaleza”, incluido en esto el uso de combustibles fósiles, necesarios para la producción de agro combustibles/bio combustibles o la instalación de plantas hidroeléctricas o parques eólicos, para reempla-zar la demanda actual y futura de combustibles fósiles. Necesitamos detener cualquier tipo de extractivismo, incluyendo el extractivismo de la agricultura y pesca industriales.Tenemos que enfrentar el monopolio corporativo en torno a la “inversión”. Sí, la inversión es necesaria para transitar fuera de los combustibles fósiles, pero esto nunca ocurrirá si la inversión se le entrega a las corpo-raciones financieras globales cuya principal función es canalizar los ahorros de pensiones de los trabajadores hacia las empresas, en la forma de compra de acciones y bonos. Los fondos de pensión corresponden a la mitad de todo el dinero en el sistema financiero global y estos fondos no sólo apoyan a los peores contaminadores, sino que cada vez están más involucrados en injusticias como el acaparamiento de tierras, capitales privados y privatización de los servicios de salud y de la infraes-tructura.45 Estos salarios diferidos, que ya superan los 50 billones de dólares y son administrados por unos cuantos fondos corporativos, son más que suficientes para cubrir los costos calculados para resolver la crisis.46Pero continuarán financiando la destrucción del clima si se dejan en manos de las corporaciones financieras.El problema al que nos confrontamos no es cómo lograr que los BlackRocks o Nestlés de este mundo inviertan en soluciones a la crisis climática. Es cómo retomar el control sobre los fondos, los recursos y los gobiernos que hoy son prisioneros de las corporaciones, de tal modo que se apoyen soluciones genuinas a la cri-sis climática y que sirvan a las necesidades de la gente.
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¿Soluciones o seducciones? Desenmascarando un mito
Para proteger el planeta y a las personas, debemos reconocer y rechazar el lavado verde, los mercados de carbono y el mito de la compensación de las emisiones de carbono que subyace al programa empresarial de las soluciones basadas en la naturaleza (SbN).
Las medidas reales de apoyo a la diversidad biológica contribuirán de manera decisiva a la consecución del objetivo del Acuerdo de París, entre otras cosas, mediante la protección de los ecosistemas ricos en carbono y de las comunidades cuyos medios de vida dependen de esos ecosistemas.
Si existe la posibilidad de desvincular las SbN de la compensación de emisiones y centrarse en cambio en la protección de los ecosistemas, los derechos y los medios de vida, entonces se podrán apoyar esas opciones basadas en la naturaleza. Cuando se utilizan las SbN como compensación por emisiones de carbón, son simplemente seducciones basadas en la naturaleza.
¿Soluciones basadas en la naturaleza o seducciones basadas en la naturaleza?
Desenmascarando el peligroso mito de que las soluciones basadas en la naturaleza pueden ser suficientes para mitigar el cambio climático
Por Doreen Stabinsky*
“Soluciones basadas en la naturaleza” (SbN) es un término ampliamente utilizado pero vagamente definido. Significa una serie de cosas para diferentes personas, incluyendo muchas acciones y enfoques positivos, como la agroecología y la restauración de ecosistemas. Sin embargo, un grupo de actores está utilizando el término para impulsar un programa particular relacionado con la biodiversidad y el cambio climático, cuya comprensión es esencial para comprender las políticas actuales en torno a las SbN. Este artículo se propone describir esa agenda y cómo se utilizan las SbN dentro de ella.
Orígenes, distorsiones y mitos
En 2016, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) introdujo el término “soluciones basadas en la naturaleza” en el discurso de la conservación mundial. La UICN define las “soluciones basadas en la naturaleza” como “acciones para proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar los ecosistemas naturales o modificados que abordan los problemas de la sociedad de forma eficaz y adaptable, proporcionando al mismo tiempo bienestar humano y beneficios para la biodiversidad.”(1) En una ampliación reciente, hacen referencia a siete problemas de la sociedad que deben abordarse en las estrategias de conservación de la naturaleza: mitigación del cambio climático y adaptación al mismo, reducción del riesgo de desastres, desarrollo económico y social, salud humana, seguridad alimentaria, seguridad del agua e inversión de la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.
Aunque sus orígenes se encuentran en conversaciones políticas más amplias en torno a la conservación de la naturaleza, gran parte de la atención que se ha prestado recientemente a la Estrategia Nacional de Biodiversidad se ha centrado en el desafío del cambio climático y las posibles contribuciones basadas en la naturaleza a la mitigación, la adaptación y la reducción del riesgo de desastres. De estos temas, la mitigación del cambio climático es el que ha atraído más atención. Alimentan esa atención las conclusiones de un artículo científico de 2017 sobre “Soluciones climáticas naturales”, en el que se sugería que esas soluciones –que evitarían las emisiones de los ecosistemas naturales y agrícolas o aumentarían la retención de carbono en ellos– podrían proporcionar más de un tercio del esfuerzo mundial de mitigación necesario para 2030.(2) A pesar de la aplicación limitada de esa conclusión particular (2), la cifra del 37% es citada ampliamente como la posible contribución de la naturaleza a la mitigación del cambio climático.
Un motivo adicional y probablemente más importante para prestar atención a las SbN es el mito de que las posibilidades de secuestro de carbono de la naturaleza pueden compensar (lo que en el mercado del carbono se denomina “offset”) la continua quema de combustibles fósiles.
Se trata de un mito especialmente peligroso si queremos alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5ºC de calentamiento por encima de los niveles preindustriales. La ciencia es muy, muy clara: para lograr ese objetivo será necesario descarbonizar nuestras sociedades y aumentar las posibilidades de eliminación y secuestro de carbono en los ecosistemas de nuestro planeta en los próximos decenios. La descarbonización requiere que dejemos de utilizar combustibles fósiles (carbono) para impulsar nuestras economías. No queda tiempo para permitir que algunos continúen quemando combustibles fósiles mientras la naturaleza de alguna manera “compensa” esa quema.
¿Soluciones o seducciones?
Actualmente hay muy pocas maneras de eliminar el carbono de la atmósfera. Esas posibilidades se encuentran en la naturaleza: en el potencial de secuestro de carbón de los árboles, los suelos, los humedales y los pastizales.(3)
Las contribuciones de la naturaleza a la eliminación del carbono, si son adicionales a los esfuerzos por descarbonizar, son fundamentales para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París. Sin embargo, la idea de que las eliminaciones podrían compensar o contrarrestar las emisiones continuas en otros lugares es una mera seducción. Las compensaciones no reducen la concentración general de dióxido de carbono en la atmósfera; en el mejor de los casos, no dan lugar a más emisiones netas.
Debemos aprender a separar las genuinas soluciones basadas en la naturaleza de las “seducciones basadas en la naturaleza”, tales como las compensaciones de carbono. No hay almuerzo gratis aquí. Para hacer frente al cambio climático hay dos acciones indispensables: poner fin a la quema de combustibles fósiles y hacer todo lo posible para eliminar de la atmósfera el carbono acumulado en el siglo pasado por las emisiones fósiles.
La quema de combustibles fósiles añade nuevo carbono (llamémoslo carbono fósil) a la atmósfera. Este carbono ha sido enterrado muy profundo bajo tierra y por lo tanto no ha sido parte del ciclo natural del carbono superficial (terrestre) durante millones de años. Sí, el ciclo de carbono terrestre absorberá parte de ese carbono fósil. Pero la tierra (suelos, bosques, pastizales, es decir, la “naturaleza”) no absorberá todo el carbono que estamos liberando al quemar combustibles fósiles, ni lo hará en las largas escalas de tiempo que afectan al clima.
La constante acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera como resultado de la quema de combustibles fósiles es el núcleo del problema climático y es fundamental cuando se consideran las “soluciones” a ese problema. El dióxido de carbono tiene un tiempo de residencia en la atmósfera de cientos a miles de años y continúa acumulándose a medida que continuamos quemando combustibles fósiles. Las soluciones reales al cambio climático deben detener completamente las emisiones de carbono fósil y secuestrar el carbono ya emitido durante cientos o miles de años.
El carbono secuestrado en el ciclo del carbono terrestre no está secuestrado permanentemente, y ciertamente no en escalas de tiempo de cientos a miles de años. Está sujeto a inversiones, incluidas las inducidas por el clima, como se espera que ocurra a medida que los ecosistemas se calientan; los bosques se degradan debido a la sequía, el calor y el fuego; los suelos y los pastizales pierden carbono a medida que las temperaturas se calientan; los humedales pierden carbono a medida que se secan. Los ecosistemas naturales y agrícolas pueden desempeñar un papel muy importante en el secuestro de carbono, de hecho, pero no son soluciones a largo plazo para el cambio climático.
La seducción de las compensaciones basadas en la naturaleza
Las empresas, en particular las que se dedican a los combustibles fósiles y a la agroindustria, están aumentando sus inversiones en SbN. Los principales actores de los combustibles fósiles afirman explícitamente que estas “soluciones” compensarán su continua venta de combustibles fósiles. Shell dice que “tiene la intención de hacer inversiones significativas en proyectos que utilizan la naturaleza para reducir las emisiones de CO2”, con la clara intención de que “estos proyectos pueden conducir a la comercialización, el comercio y la venta de créditos [de compensación] de carbono”. El gigante italiano de combustibles fósiles Eni planea aumentar la producción de petróleo y gas en un 3,5% anual hasta 2025, y luego se propone reducir su huella de carbono en un 80% hacia 2050, utilizando 30 millones de toneladas anuales de compensaciones de carbono para 2050, con base en proyectos de conservación de bosques primarios y secundarios.(4)
Las principales organizaciones de conservación con sede en los Estados Unidos, como Conservation International, Environmental Defense Fund y The Nature Conservancy, han sido socios voluntarios en el “lavado verde” de las acciones de las mayores empresas de combustibles fósiles. Estos tres grupos tienen en común una posición favorable a las compensaciones de carbono y a las prácticas de comercialización de créditos de carbono. Junto con las empresas de combustibles fósiles, están interesados en promover los mercados de compensación de carbono.
“Lavado verde” y colonialismo del carbono
Los mercados de carbono y los mitos de la compensación son útiles para aquellos que quieren continuar con sus negocios como de costumbre. También les son útiles los proyectos de compensación basados en la naturaleza, como por ejemplo las campañas de alto perfil de plantación de árboles, que sirven para ocultar las emisiones y para limpiar la imagen de quienes las emiten. A medida que aumenta la necesidad de estos proyectos de “lavado verde”, las SbN en el Sur global son priorizadas por su “naturaleza” fotogénica y carismática.
El colonialismo del carbono es otro término que se utiliza para describir esta práctica de buscar “soluciones” a las emisiones propias en las tierras y bosques de otros. El término “soluciones basadas en la naturaleza” debería provocar una serie de preguntas: ¿Soluciones para qué? ¿De quiénes son los problemas que se están resolviendo? ¿Quién se está beneficiando de la “solución”? ¿Quién puso el carbono en la atmósfera en primer lugar y quién debería ser responsable de eliminarlo?
¿Qué hacer?
Las SbN son un elemento central de las estrategias de la industria de los combustibles fósiles para ocultar sus planes de seguir extrayendo y vendiendo combustibles fósiles, a pesar del claro consenso científico de que la descarbonización es la única forma de detener el cambio climático.(5)
Pero el emperador no tiene ropa. Las compensaciones no reducen las emisiones y no son una solución climática. La industria de los combustibles fósiles está lavando su imagen al mismo tiempo que sus prácticas continúan aumentando la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera.
Mientras la industria busca en todo el mundo bosques, pastizales y suelos para colonizar por su potencial de secuestro de carbono, y blanquea su imagen con hermosas fotos de estas “soluciones” basadas en la naturaleza, sus emisiones cotidianas conducen directamente a los impactos climáticos que amenazan la misma biodiversidad sobre la que construyen estas “soluciones”. Estos proyectos ya están resultando en apropiación de tierras, ataques a los derechos humanos e impactos en los medios de vida de los pueblos indígenas y las comunidades locales, que aumentarán a medida que las industrias traten de adquirir ecosistemas naturales para absorber su contaminación de carbono.
Para proteger el planeta y a las personas, debemos reconocer y rechazar el lavado verde, los mercados de carbono y el mito de la compensación de las emisiones de carbono que subyace al programa empresarial de SbN. Apoyamos la protección de la biodiversidad por muchas razones, entre ellas porque los ecosistemas son importantes para el secuestro de carbono. Las medidas reales de apoyo a la diversidad biológica contribuirán de manera decisiva a la consecución del objetivo del Acuerdo de París, entre otras cosas, mediante la protección de los ecosistemas ricos en carbono y de las comunidades cuyos medios de vida dependen de esos ecosistemas. Si existe la posibilidad de desvincular las SbN de la compensación de emisiones y centrarse en cambio en la protección de los ecosistemas, los derechos y los medios de vida, entonces se podrán apoyar esas opciones basadas en la naturaleza. Cuando se utilizan las SbN como compensación por emisiones de carbón, son simplemente seducciones basadas en la naturaleza.
Notas:
(1) https://www.iucn.org/theme/ecosystem-management/our-work/iucn-global-standard-nature-based-solutions
https://www.pnas.org/content/114/44/11645
(2) En el artículo se examinan 20 prácticas concretas que entrañan la protección, la restauración y el manejo de ecosistemas naturales y agrícolas, y las mayores contribuciones al potencial de mitigación provienen de la reforestación y la conversión forestal evitada. Sin embargo, la cifra del 37% citada en el artículo sólo se aplica al potencial para el próximo decenio. Después de eso, la contribución potencial a la mitigación necesaria disminuye rápidamente por varias razones, entre ellas la saturación, la permanencia, el área finita de los ecosistemas donde podría almacenarse el carbono y la escala de la descarbonización casi total de las economías que, en última instancia, se requiere para mantenerse por debajo de 2°C o 1,5°C de calentamiento.
(3) Algunos prevén un papel cada vez más importante en el futuro para opciones tecnológicas como la mejora del control meteorológico, la captura directa de carbón del aire o la captura y el almacenamiento de carbono en bioenergía (BECCS). Pero esas opciones no son viables a ninguna escala útil en este momento. El uso de la geoingeniería para la eliminación del dióxido de carbono, de hecho, es un elemento crítico y muy criticado de la conversación sobre la mitigación del cambio climático, pero aquí centramos el debate en la SbN.
(5) Los gobiernos también están interesados en adoptar las SbN como parte de sus esfuerzos de mitigación. Los principios que deben seguir son los mismos: las SbN deben utilizarse junto con los esfuerzos de descarbonización y además de ellos, no como un medio para ocultar la inacción. Los gobiernos pueden tratar de ocultar las emisiones continuas detrás de las promesas de alcanzar el “cero neto”, en el que la absorción y las emisiones se suman para lograr un objetivo de emisiones “netas” que suena más potable. Si estos objetivos no se basan en el principio de maximizar primero la descarbonización, el resultado final es similar al de nuestra historia de compensación, los gobiernos terminan sonando mucho más ecológicos de lo que realmente son, y seguiremos en un rumbo que supera ampliamente los 2°C de calentamiento.
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* Doreen Stabinsky es profesora de política ambiental mundial en el College of the Atlantic en Bar Harbor, Maine, EE.UU. Este artículo fue producido con una contribución financiera parcial de SwedBio/Stockholm Resilience Centre.
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Fuente: Artículo publicado en setiembre de 2020 por la Red del Tercer Mundo (Third World Network, TWN), una organización internacional independiente de investigación y cabildeo, sin ánimo de lucro, que se dedica a lograr una mejor expresión de las necesidades, aspiraciones y derechos de los pueblos del Sur y a promover un desarrollo justo, equitativo y ecológico. Asimismo por el Centro Africano para la Biodiversidad (African Centre for Biodiversity, ACB), una organización de investigación y cabildeo que trabaja en pro de la soberanía alimentaria y la agroecología en África, centrándose en la bioseguridad, los sistemas de semillas y la biodiversidad agrícola.