Las tres condiciones de la victoria popular en el Chile pos estallido

Después de la dictadura que acabó con el estado de bienestar al estilo de la Alianza para el Progreso que copió en América el Plan Marshall para reconstruir Europa y evitar que cayera en manos de la Urss, se instaló la política económica del neoliberalismo que transformó al estado hasta hoy en un aparato subordinado totalmente a la libre circulación de las grandes empresas bajo la consigna de que a más mercado mayor circulación de dinero. Y mientras más dinero, más va a chorrear hacia el estado que podrá ejecutar servicios para asegurar clientela electoral.



Las tres condiciones de la victoria popular en el Chile pos estallido

Jaime Yovanovic (Profesor J)

Después de la dictadura que acabó con el estado de bienestar al estilo de la Alianza para el Progreso  que copió en América el Plan Marshall para reconstruir Europa y evitar que cayera en manos de la Urss, se instaló la política económica del neoliberalismo que transformó al estado hasta hoy en un aparato subordinado totalmente a la libre circulación de las grandes empresas bajo la consigna de que a más mercado mayor circulación de dinero. Y mientras más dinero, más va a chorrear hacia el estado que podrá ejecutar servicios para asegurar clientela electoral.

 

En el período anterior las izquierdas tenían la estrategia de transformar al estado en una poderosa empresa que disputara espacios e ingresos contra los otros países y las grandes empresas transnacionales. Pero ese proyecto fracasó porque en vez de concentrar esfuerzos en el sujeto social y formas de vida que superaran al centralismo y autoritarismo estatal, hicieron todo lo contrario, pues para dirigir el estado y transformarlo en la gran empresa que querían, debían también someter a sus pueblos, lo que se hizo finalmente en Rusia y en China, donde el estado propietario, el estado-patrón, decide sobre la vida y la muerte de sus habitantes. Y eso es lo que están aplicando sus obedientes discípulos en las dictaduras de Nicaragua y de Venezuela.

 

Debido al fracaso real de sus referentes, las izquierdas se han acercado ideológicamente del reformismo obrero al reformismo pequeño burgués puesto que los obreros se han reducido debido a la tecnificación de los procesos productivos, al extractivismo y la uberización de las relaciones comerciales de la población. Antes eran las fábricas las que suministraban cuadros políticos, hoy son las universidades y el comercio (Jadue viene de ser dirigente de los comerciantes de Patronato y nadie olvida como trató siendo alcalde a los trabajadores del cementerio de “delincuentes, mentirosos y miserables”. Sharp viene de una familia latifundista de Magallanes y estudió en la U. Católica de Valparaíso. La Multigremial de Trabajadores de la Municipalidad de Valparaíso presentó  más de 50 acusaciones de acoso laboral y sexual de sus allegados en la municipalidad, y ahí están en proceso, el patrón de fundo y sus trabajadores …).

 

Los gobiernos de izquierda y derecha que administraron el neoliberalismo, lo hicieron bien en provecho de las empresas y mal respecto a la población, que salió en el estallido para poner fin a la situación que fue rápidamente “arreglada” por la partidocracia y las candidaturas que hoy día nos ofrecen un Chile mejor y que ellos van a cambiarlo todo si los elegimos en la constituyente y si los ponemos como alcaldes, gobernadores, parlamentarios y etcétera.

 

Es mucho pedir a quienes salieron al estallido que ahora se calmen, disculpen la muerte del niño y voten por estos canallas para ocupar los sillones del poder que nos oprime, de modo que en vez de ir a la pelea para meter a “los buenos” al estado-empresa que no cambiará nada, será mejor invertir el tablero del juego, es decir cambiar el poder del estado por la democracia en los barrios, con la cual podamos organizar la vida en forma más conveniente para nosotros y no priorizando las empresas, que en realidad están destruyendo la naturaleza.

 

Para ello tenemos que evitar que siga siendo el estado el hoyo del queque, Que el estado sea, ya es, el hoyo y nosotros hacemos el queque, es decir, evitar la centralización, y para eso podemos levantar el protagonismo social de los barrios, pues si no hay barrios unidos, especialmente los barrios populares, los barrios periféricos, los marginados, la potencia social desplegada en el estallido no podrá transformarse en capacidades concretas de construcción de lo otro, lo nuevo, el modo de vivir compartido.

 

Si no hay protagonismo de los barrios sólo nos queda la centralidad y ahí estamos derrotados, pues vienen las vanguardias que disputan la toma del poder central. Crear aparatos centralizados no nos sirve, por eso necesitamos distanciarnos de los partidos y concentrar esfuerzos entres tareas.

 

La primera tarea es conseguir el máximo de abstención electoral, voto nulo y blanco, pues toda participación electoral contribuye a afirmar la centralidad del poder del estado.

Si todo va a seguir igual con la constitución de Pinochet o la nueva constitución, da lo mismo entonces que gane una o la otra y como será voto obligatorio ese día a mediados del año 2022, nuestro voto -para no darle gas a la centralidad estatal-  sería nulo o blanco.

 

La segunda tarea entonces tendrá que ser una economía propia para no depender del mercado, y eso significa no la generación barrial de ingresos, lo que nos seguiría dependiendo del mercado, sino la producción propia de alimentos y de energía.

 

La tercera tarea sería la producción de nuestros propios servicios en el barrio, tales como salud, educación, vivienda, arte y cultura.

 

No es posible pasar de esta fase a otra de la noche a la mañana, pero va a ser necesario tener en cuenta las posibilidades de ir avanzando paso a paso en cada barrio entendiendo que durante un tiempo tendremos que coexistir con el estado y el mercado, por lo que tendremos que aprender en cada intercambio comercial como ir superando esa dependencia. Luego podremos coordinar esfuerzos con otros barrios horizontalmente para aprender lo mismo a nivel comunal.

 

Los primeros pasos ya se están dando en la multiplicación de las huertas comunitarias, que hay que apoyarlas y hacer más. También en las ollas comunes, brigadas de salud, centros comunitarios autónomos (recordando que la mayor parte están controlados por partidos).

 

Este camino no es corto y no está lleno de aventurerismo y destaque, sino más bien es como el trabajo de hormigas. Hable con sus vecinos y descubra lo que pueden hacer juntos vía virtual o a través de los muros y rejas.