“Realismo”, utopía y ecomunitarismo

John Lennon en “Imagine”: “puedes decir que soy un soñador…, pero no soy el único”.
Un intelectual argentino cuyo nombre se ha extraviado en una reflexión después popularizada por Eduardo Galeano [se refiere a Fernando Birri], se preguntó: “¿Para qué sirve la utopía?; porque cuando caminamos diez pasos la utopía se aleja diez más, y cuando caminamos cien pasos, se aleja otros cien”; y se respondió: “Pues sirve exactamente para eso… para caminar”.



“Realismo”, utopía y ecomunitarismo

 
Rebelión
09/04/2021

En este artículo el autor sostiene que el ecomunitarismo tiene que ser el horizonte utópico hacia el que camine la humanidad.


¡Qué utopía expone ese texto! Lo que dice no existe en ninguna parte de la Tierra”.

Así empezaba el comentario de un lector sobre mi breve texto “Coronavirus, Capitalism and Eco-communitarianism” (publicado en inglés en EEUU, gracias a la traducción de Jane K Brundage, en Resilience el 5 de abril de 2021 y pocos días antes en español con el título “Coronavirus: el capitalismo opone la economía a la salud y la educación. La respuesta ecomunitarista”, en Rebelión y en Aporrea).  

Ahora bien, un intelectual argentino cuyo nombre se ha extraviado en una reflexión después popularizada por Eduardo Galeano [se refiere a Fernando Birri], se preguntó: “¿Para qué sirve la utopía?; porque cuando caminamos diez pasos la utopía se aleja diez más, y cuando caminamos cien pasos, se aleja otros cien”;  y se respondió: “Pues sirve exactamente para eso… para caminar”.

 

Hacemos nuestra esa visión en nuestra propuesta del ecomunitarismo, orden utópico poscapitalista que, nunca alcanzable plenamente, opera no obstante como una estrella guía para la acción cotidiana. El mismo reúne, entre otras, las siguientes facetas:

  • a) una economía ecológica y sin patrones que aplique el lema: de cada un@ según sus capacidades y a cada un@ según sus necesidades, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad; en esa economía cooperativa, las actividades productivas obligatorias tienden a cero (para que cada ser humano pueda desarrollarse en la cultura y los deportes formativos, o disfrutar del simple ocio libre en el que nos sentimos vivir y gozamos la vida)  y son rotativas (para satisfacer las diversas vocaciones individuales y no penalizar a nadie en actividades ingratas exclusivas y permanentes); las energías son limpias y renovables, y la agroindustria orgánica productora de abundantes alimentos sanos es uno de sus componentes fundamentales; en esa economía desaparecen el salario y el dinero);
  • b) una política de todos basada en la democracia directa (facilitada por internet) e intercultural;
  • c) una educación ambiental socialmente generalizada que promueve una vida solidaria entre humanos y respetuosa de la naturaleza no humana (desde la niñez hasta la muerte y que, adaptada a cada faja etaria,  incluye una educación sexual para el libre goce del placer consensuado, superando el machismo y la homofobia, y para, si así lo desea el individuo, la renuncia voluntaria al placer sexual);
  • d) una comunicación horizontal y simétrica (que ponga en manos de las comunidades los actuales monopolios u oligopolios mediáticos); y
  • e) una estética de la liberación (que a todos propicia producir y admirar el arte). Véase abajo nuestra Bibliografía mínima.   

Si alguien dice que la realización plena de todas (y otras) de sus facetas es imposible, respondemos como el intelectual argentino popularizado por Galeano: el ecomunitarismo es el horizonte que nos guía en cada acción cotidiana  y evita que en nombre del “realismo” la Humanidad se estanque en el capitalismo, asumiéndolo como el “fin de la Historia”.  

En mi larga docencia universitaria de 33 años, en cuyos tres últimos lustros expuse mi propuesta ecomunitarista, muchas veces tuve que responder a mis estudiantes la misma pregunta-observación que formuló el lector estadounidense referido al principio de estas líneas. Y lo hice con varios ejemplos, de los que aquí recuerdo tres, que demuestran que lo que durante muchos siglos de Historia se creyó imposible, luego fue realizado.

Los tres ejemplos

1.- Tomemos el caso de la esclavitud. Probablemente desde que la misma existió, hubo seres humanos que, en nombre de la dignidad y libertad, se rebelaron contra ella; y hasta nosotros llegó un ejemplo paradigmático de esa repetida lucha: la insurrección conducida por Espartaco en territorio itálico de la todopoderosa Roma del siglo I antes de Cristo. ¿Qué sucedió? Espartaco fue derrotado, pero su antorcha fue retomada una y otra vez hasta que 19 siglos más tarde la esclavitud clásica fue siendo abolida de a poco en Europa y después en el resto del mundo. Así, la Humanidad tuvo que esperar 19 siglos, pero lo que parecía imposible se tornó real, gracias a las repetidas luchas fracasadas de miles y quizá de millones de soñadores.

2.- Segundo ejemplo. En muchas de mis aulas la mayoría del estudiantado estaba constituido por mujeres. Y yo les hice notar que si la Universidad moderna así como la conocemos data al menos del siglo XIII, sólo a fines del siglo XIX las mujeres pudieron frecuentar sus aulas (primero como alumnas y después como profesoras); y les recordaba, entre otros, el ejemplo de Marie Curie, que tuvo que dejar su Polonia natal pues en París se abrían las primeras puertas para que una mujer europea pudiera cursar estudios universitarios de Física. Conclusión: lo que a la Humanidad le pareció imposible durante por lo menos siete siglos, se hizo realidad gracias a la lucha de muchas mujeres (y de algunos hombres).  

3.- Tercer ejemplo. Desde por lo menos el mito griego de Ícaro, la cultura occidental sabe que el ser humano, admirativo ante los pájaros, quiso volar. Pero en Occidente tuvieron que pasar al menos unos 25 siglos para que un ser humano lograra elevarse en el aire (primero con globos aerostáticos y un siglo después con aviones). Constatación: lo que pareció imposible durante al menos 25 siglos, se tornó real gracias al tesón de muchos pioneros (la mayoría de ellos, fracasados). 

Pues bien, lo mismo deseamos y auguramos en relación al ecomunitarismo. Tarde o temprano sucederá, aunque sea de forma incompleta, al capitalismo, que aún goza de una decrépita juventud de tan sólo unos cinco siglos. Mi convicción se apoya en los millones de personas que hoy luchan defendiendo ideas ecomunitaristas o similares. Escribió y cantó John Lennon en “Imagine”: “puedes decir que soy un soñador…, pero no soy el único”.   

Bibliografía mínima 

Sirio López Velasco (2009). Ética ecomunitarista, Ed. UASLP, México, disponible gratuitamente en https://issuu.com/filopoiesis/docs/etica_mexico_final_2009 

y en https://rebelion.org/download/etica-ecomunitarista-etica-para-el-socialismo-del-siglo-xxisirio-lopez-velasco/?wpdmdl=654430&refresh=5ffa00fe3411b1610219774 

Sirio López Velasco (2017). Contribuição à Teoria da Democracia: uma perspectiva ecomunitarista, Ed. Fi, Porto Alegre, Brasil, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio