Hoy domingo los procesos electorales de Bolivia, Perú y Ecuador. Perú, resultado favorece a Castillo, profesor sindicalista que desplaza a la derecha y al progresismo.

Bolivia: No hay encuestas en boca de urna ni conteos rápidos. Toca esperar los resultados oficiales máximo una semana.
Ecuador: Lasso se impone al progresista Arauz con el 90 por ciento de los votos escrutados.
Perú: Castillo, 16%; Keiko Fujimori, 11,9%; Soto, liberal, 11,9; sigue de cerca Mendoza la progresista
En los tres procesos la pugna entre las burocracias conservadoras contra las burocracias progres está siendo arrinconada por el avance vertiginoso de los de abajo con las comunidades autónomas y los autogobiernos. Veremos hoy día si avanza esta tendencia o si se consolidan los estatistas en las estructuras del poder.



 
 

Ecuador.- Lasso se impone a Arauz en Ecuador con el 90 por ciento de los votos escrutados

Infobae Newsroom


Con más del 90 por ciento de los votos escrutados en Ecuador, los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE) otorgan la victoria al candidato conservador Guillermo Lasso frente al candidato correísta Andrés Arauz.

Lasso, el aspirante del Movimiento CREO y de ideología conservadora y liberal, ha conseguido el 52,74 por ciento de los sufragios en esta segunda vuelta electoral según las cifras disponibles hasta el momento, frente al 47,26 por ciento del postulante de Unión por la Esperanza (UNES).

Tras la publicación del escrutinio en directo del CNE, Lasso ha utilizado su cuenta de Twitter para celebrar que “¡juntos lo estamos logrando!”.

“Gracias Ecuador por demostrar su apoyo en las urnas. Como corresponde, vamos a esperar los resultados oficiales”, ha remarcado, para añadir que “estamos positivos y con la fe en alto”.

Tras el cierre de urnas, las encuestas daban la victoria a Lasso, en el caso de la de Cedatos con el 53,24 por ciento al 46,76 por ciento de Arauz, mientras que Eurek auguraba un resultado más ajustado, con el 50,97 por ciento de los sufragios para Lasso y el 49,03 para Arauz.

En una jornada marcada por el llamamiento al voto nulo de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) después de que el candidato indigenista Yaku Pérez quedara fuera de la segunda vuelta por un estrecho margen, las encuestas a pie de urna también otorgan la victoria a Lasso aunque por un escaso margen.

 
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Perú: Resultados Elecciones 2021: flash electoral da a Pedro Castillo en el primer lugar a boca de urna

Flash Electoral

Los resultados a boca de urna, en el tradicional flash electoral, dieron el primer lugar a Pedro Castillo del partido Perú Libre.

 Pedro Castillo, del partido Perú Libre, ocupó el primer lugar en las elecciones generales de este domingo 11 de abril. Esto según los resultados de boca urna de la empresa Ipsos, dados a conocer en el flash electoral.

Pedro Castillo obtuvo el 16.1% de las prefrencias, seguido por Hernando de Soto (Avanza País) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular), ambos con 11.9%. En tanto que Yonhy Lescano de Acción Popular obtuvo el 11%.

Castillo, un profesor sindicalista de 51 años, habría obtenido el 16,1% de los sufragios y De Soto y Fujimori, el 11,9%, dijo el estudio difundido por el canal América Televisión.

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Bolivia: Avanza el escrutinio de la segunda vuelta y queda esperar los resultados oficiales


Los frentes en carrera instalaron sus centros de cómputo. No hay encuestas en boca de urna ni conteos rápidos.

 
Página Siete
domingo, 11 de abril de 2021 · 20:52
 

Sin conteos rápidos ni encuestas en boca de urna, los electores de La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando deberán esperar los resultados del recuento oficial para conocer a los ganadores de la votación en segunda vuelta que se realizó este domingo para ocupar los cargos de gobernadores en esos cuatro departamentos.

 
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Ecuador: con el 50% de los votos escrutados, Guillermo Lasso derrota a Andrés Arauz en el ballotage presidencial

El Consejo Nacional Electoral comenzó a difundir los datos aunque aún no declaró un ganador. El postulante de Creo obtendría el 54,3% de los sufragios frente al 45,6 del candidato del correísmo. La jornada se desarrolló de manera pacífica y con más del 80% de la participación

El Consejo Nacional Electoral de Ecuador comenzó la carga de datos del conteo de votos. En esta oportunidad no hay un conteo rápido, por lo que no se puede confirmar una tendecia que marca, aún , un ganador claro entre el postulante de Creo Guillermo Lasso y el candidato del correísmo, Andrés Arauz.

Así, con el 50% de votos escrutados de forma oficial, Lasso obtiene 54,6% frente al 45,3% de Arauz, lo que adelanta un lucha sufragio a sugfragio hasta el final del escrutinio.

 
Minutos antes de que comenzara la carga de datos, se conocieron dos encuestas a boca de urna: Clima Social y Cedatos. La primera vaticina un empate técnico. Afirma que la diferencia es menor a la banda de error del estudio, más-menos 1,5%, por eso no presentan resultados. Y Cedatos vaticina un triunfo de Lasso con 53,2% frente al 46,7 que obtendría Arauz. De todas formas, estas consultoras no tuvieron una buena performance en la primera vuelta.

 

 

Bolivia: Concluye votación en cuatro regiones sin incidentes y con menor participación a comparación de la primera vuelta

Erbol

La jornada de votación de segunda vuelta para las gobernaciones de los departamentos de Pando, La Paz, Chuquisaca y Tarija concluyó este domingo sin incidentes y con una menor participación a comparación a la primera vuelta de vuelta de las elecciones subnacionales.

Así lo dio a conocer el presidente del Tribunal Supremo  Electoral (TSE), Salvador Romero, quien afirmó que en las cuatro regiones el proceso electoral se desarrolló con “normalidad” y “tranquilidad”.

En la primera vuelta del 7 del marzo, la participación de la ciudadanía fue del 86,1%, una cifra elevada, sin embargo, sin precisar una cifra, Romero informó que en este domingo la situación fue distinta y hubo un “porcentaje relativamente pequeño” de diferencia.

Cerca de las 18.00, las cuatro salas plenas Pando, La Paz, Chuquisaca y Tarija instalaron las sesiones de cómputo mientras se aguarda el arribo de las primeras maletas electorales en los centros de cómputo.

Pese a algunos inconvenientes que se registraron en algunas mensas de sufragaio durante la mañana, Romero dijo que la “inmensa mayoría” abrió de manera puntual a las 08.00. “La inasistencia fue en un menor grado que las pasadas elecciones en la primera vuelta”, aseguró.

El presidente del TSE afirmó la intención de los tribunales electorales departamentales de entregar los resultados del cómputo oficial en el plazo “más breve posible”, aunque el plazo estimado es de una semana como máximo.

 

 

Ecuador: “Hay una vía que no es ni el progresismo ni la derecha neoliberal”

Entrevista a Alejandra Santillana de Ecuador. Especial para Contrahegemonía

El 11 de Abril hay elecciones presidenciales y legislativas en Ecuador y Perú. Además acaba de ser suspendida para Mayo la elección de constituyentes en Chile. Desde Contrahegemonía lanzamos una cobertura especial de estos procesos a medida que se vayan desarrollando. Intentamos dar cuenta de mucho más que el acto electoral. Buscamos la intersección de la disputa institucional con el impacto de la pandemia, las nuevas estrategias represivas y la profundización del capitalismo en su fase neoliberal y agudamente extractivista.

Sobre todo queremos dar cuenta de las resistencias, los procesos de movilización y los debates al interior de las corrientes emancipatorias, en particular de aquellas que buscan una superación del predominio feroz del capital. Desde las luchas ambientales, feministas, anticoloniales, contra la explotación y la opresión en todas sus expresiones. Lo haremos desde notas y reportajes realizados especialmente para Contrahegemonía e incorporando notas de otros medios que permitan una mirada más abarcadora de esos procesos. Seguimos buscando tozudamente pensar y repensar prácticas de poder popular para un proyecto socialista. Te invitamos a acompañarnos en esa búsqueda.

CH: Formas parte, según sabemos, del movimiento feminista. ¿Cómo  es la situación hoy de ese movimiento en Ecuador, cómo te incorporaste a él y qué tipo de feminismo reivindicas?

Alejandra: Hola, mi nombre es Alejandra Santillana Ortiz. Soy parte de RUDA Colectiva feminista, que es un colectivo aquí en Quito. El feminismo que abrazamos, que construimos entre todas, es un feminismo anticapitalista y antineoliberal y por lo tanto antirracista y anticolonial. También el último tiempo hemos caminado hacia ciertas discusiones y ciertas definiciones sobre el antifascismo. Es un feminismo que se enmarcaría dentro de la discusión de los feminismos interseccionales, pero también de los feminismos que hablan de transformarlo todo y cambiarlo todo. Yo tengo 41 años, entonces llegué al feminismo luego, mis primeras experiencias políticas están vinculadas con el movimiento indígena ecuatoriano y con las organizaciones estudiantiles, y de todo lo que se fue gestando como parte del campo popular organizado del Ecuador. 

Pensando en cómo es ahorita la situación del feminismo, es una situación muy compleja, son o somos unas organizaciones feministas que veníamos o vienen acumulando una serie de procesos y sosteniendo la calle en estos años. Y compartiendo la calle con otros actores y sujetos políticos que en estos últimos años han estado presentes, desde el movimiento indígena pasando también por los estudiantes y jóvenes y por organizaciones de trabajadores y trabajadoras. Desde una mirada más general entiendo que hay una situación generalizada de crisis del campo popular organizado ecuatoriano. Creo que hay una crisis de las izquierdas en varios sentidos, y también una crisis en general de lo que estamos construyendo como militancias y como horizontes. Si bien es cierto que el Ecuador es un país que se caracteriza por estar en las calles, por más de 30 años las organizaciones históricas han sostenido las calles en este país, y hemos atravesado varios momentos de desobediencia, interpelación, impugnación del poder del Estado, que algunas veces ha implicado el derrocamiento de presidentes. Sobre todo en la primera etapa neoliberal. En otras ha implicado levantamientos y paros, como el que vimos en el año 2019, y ha habido la constante de enfrentar a las elites y su proyecto político, oligárquico o burgués en sus distintas versiones. Ese campo popular organizado tiene una crisis subyacente desde hace un tiempo y en ese marco podemos ubicar las organizaciones feministas, sobre todo las que están en Quito. Quisiera hablar de todo el país, porque hay particularidades, pero en Quito hay una predominancia de organizaciones feministas y de colectivos que tienen una impronta de clase, pequeñoburguesa, que si bien por momentos logran desbordar su propia condición de clase y construir perspectivas en la calle y movilizaciones más masivas, creo que en otros ratos esa condición de clase  ha implicado una ideologización, es decir, una configuración bastante ideologizada al interior del movimiento feminista. Una división del trabajo, donde hay unas que tienen que encargarse de la reproducción material de la vida y gestionar espacios de cuidado con otras, que son las que están más vinculadas con sectores populares. Luego otras organizaciones que hacen política pero que no tienen como horizonte la construcción de tejido organizado, menos tejido popular. En esa medida son feminismos que atraviesan la gama desde el “vamos a quemarlo todo”, que suena bien pero que al mismo tiempo no nos plantea qué hacemos y para qué quemamos todo y cómo transformamos, qué poder construimos, cómo construimos, qué hacemos. Por otro lado, espacios que son entre feministas y no declarados feministas pero sí antipatriarcales que están muy vinculados con la política del Estado y ponen el Estado en el centro. El Estado en sus versiones distintas, es política pública, reforma institucional, elecciones, etcétera. Y pues ahí estamos otras, que lo que hacemos es tratar de construir menos en el mainstream y más en procesos de feminismos campesinos, comunitarios. Soy parte del Instituto de Estudios ecuatorianos y del Observatorio del Cambio Rural y la relación con el movimiento indígena y con las mujeres del campo ha sido como una constante en más de veinte años. Y eso ha significado que construyamos también otro tipo de estrategias, otro tipo de espacios de formaciones políticas y de redes de cuidado con mujeres que no son las que necesariamente aparecen en esos feminismos más del debate de la coyuntura, digámoslo así. Yo siento que ahí también hay una crisis compleja.


CH: ¿Cuál es la situación en Ecuador en estos momentos tomando en cuenta la pandemia,  la crisis socioeconómica y la acción represiva del Estado?

La situación actual del Ecuador es muy crítica, es un país que tiene varios problemas estructurales que condicionan la capacidad y el tipo de gestión que se puede hacer frente a una crisis. Entonces el Ecuador está asistiendo ahora a una crisis en términos generales porque el capitalismo es así, una crisis multidimensional. Pero específicamente una crisis económica que está atravesada por la gestión neoliberal del gobierno, que utiliza la retórica de la crisis para justificar políticas de ajuste estructural. Entonces es una crisis que ha implicado la firma del acuerdo con el FMI, y por lo tanto el cumplimiento de todos esos requerimientos. Ya sabemos cómo es el Fondo Monetario, y eso implica disminuir la inversión social, reducción del Estado, intento de privatización de varias áreas y sino al menos tercerización. O colocar relatos sobre la importancia de la privatización, por ejemplo, del sistema de salud. Precarización y flexibilización laboral, leyes como las del apoyo humanitario, que lo que hacen es minar los derechos laborales y configurar un modelo de precarización sostenido fundamentalmente por el trabajo de las grandes mayorías y de quiénes en algún momento tenían trabajo. Porque esa ley ha implicado también la justificación de despidos, hay más de 1 millón de desempleados en un país tan chiquito como éste. Tenemos una situación bastante complicada y deteriorada en relación con lo que tiene que ver con el agro y con el sostenimiento de la vida, un sistema de salud pública que está paulatinamente y agresivamente desmantelándose, el incumplimiento de una serie de derechos básicos. Toda esta gestión de la crisis a partir del neoliberalismo y las políticas de ajuste estructural del gobierno de Lenin Moreno, se ven constreñidas o limitadas aún más porque el Ecuador tiene una economía dolarizada. Por lo tanto, los costos de producción en el país son muy altos, es un país que tiene un patrón de acumulación primario-exportador-rentista y por lo tanto no hay capacidad de industrialización instalada. Hay problemas siempre en las balanzas de pagos, precisamente por el tema de la salida de divisas. Entonces es una economía chiquita que no define lo que pasa en el mercado mundial aunque está todo el tiempo a merced de lo que pase en el mercado mundial. El precio de las materias primas, etcétera. Y eso arroja al final que el patrón de acumulación tenga como un correlato en las elites que son también rentistas. Sin embargo también, y eso es importante para entender la conflictividad interna, las elites en el Ecuador que son sobre todo las de Guayaquil y las de la sierra, que han ido combinándose la rotación del poder y la representación en el Estado, son elites que tampoco han podido construir un proyecto nacional. Esa rotación del poder, esta imposibilidad, deja fisuras que se corresponden con un tipo de campo popular que desde siempre ha estado organizado con capacidad de interpelación al Estado, pero también de reformas y de transformación al interior de éste. Por eso es que las movilizaciones son exitosas y la gente asumimos que saliendo a la calle podemos conseguir cosas, porque siempre hemos podido conseguir cosas. Entonces en relación a la segunda pregunta, el Ecuador en este rato está atravesando una crisis multidimensional, una crisis específica en términos económicos, una crisis sanitaria. Nuevamente estamos con unas cifras elevadísimas de COVID y de una cero capacidad instalada en los hospitales y de posibilidades inclusive de acceder a la vacuna, pero además está pasando por una crisis económica gestionada desde la política neoliberal, en dolarización, y que retoma elementos represivos. Nuevamente nos declararon que estamos en estado de excepción por 30 días, hay restricciones a la movilidad, hay una suspensión del derecho a la asociación en varios sentidos.  Finalmente lo que nos muestran es el proyecto de clase detrás de estas medidas. Los malls y los centros comerciales están abiertos, no pasa nada, pero los parques tienen que estar restringidos. La gente tiene que salir a trabajar, sectores como los trabajadores y trabajadoras del delivery no paran nunca, pero en cambio hay otras áreas que tienen que parar. Entonces ahí vemos esa composición de clase. Además no se justifica una medida como la del estado de excepción si no es por entender que van a haber elecciones en este país y este gobierno necesita algún tipo de control militarizado y policial en las calles por si acaso cualquier cosa. Ése es un sinsabor eterno, somos uno de los países que han tenido más estado de excepción en pandemia, conjuntamente con Chile.

 
 

CH: En el marco del proceso electoral: ¿Qué escenario se visualiza tomando en cuenta la candidatura de Arauz, la de Lasso y –según entendemos– una alta incidencia del voto nulo en las encuestas? ¿Cuáles son los ejes de discusión en la campaña?

En relación a esta tercera pregunta sobre el proceso electoral me parece que es importante contarles algunos elementos, sobre todo para lectores/as que no son propiamente ecuatorianos, y esto tiene que ver con lo que decía anteriormente. Es decir, la dinámica del conflicto y de cómo entender los escenarios actuales tiene que necesariamente remitirnos a una mirada centrada en el tipo de elites y su relación con el Estado con características particulares del Ecuador. Son elites que no han construido un proyecto nacional, son elites que rotan la representación del poder en la institucionalidad, son elites vinculadas con la acumulación primario-exportadora y por lo tanto rentistas. Son elites que han tenido, por la presión de la movilización, cierta permeabilidad a incorporar el conflicto en el ámbito legal y de la estructura del Estado. Esas elites en este momento han pasado por un proceso de transformación pos caída del muro de Berlín. Sí en algún momento pensaron en un proyecto nacional y en el Estado-nación, sí tenían un proyecto respecto de la política, de la democracia, ahora son unas elites fragmentadas, que transitan entre lo oligárquico y lo burgués. Y que además de eso no tienen un proyecto ni siquiera de Estado, ahora son repetidoras del Fondo Monetario Internacional y de ciertas nociones en relación al Estado como un espacio de subsidio para su renta.

Por otro lado, existe un campo popular organizado que tiene algunas limitaciones y que está atravesando de todas maneras cierta crisis, pero que al mismo tiempo ha tenido la capacidad de sostener las calles durante 30 años, interpelar, impugnar y ampliar la discusión del conflicto político en el Ecuador, mostrar el carácter de las elites y de su proyecto, de sus distintos proyectos, digamos. Esa vía de movilización no significa sin embargo que haya una capacidad de representación o correspondencia en el plano de las elecciones. Ahí es importante pensar en que el conjunto de actores políticos en el Ecuador, que está ahora o que estuvo expresado en la primera vuelta electoral ahora tiene un tipo de expresión en la segunda vuelta electoral. Dicho esto, las elites neoliberales, de derecha, más claramente, antiderechos, conservadoras, vinculadas con el capital financiero-bancario, son elites que tuvieron varios candidatos de los 16 binomios que se presentaron en primera vuelta. Pero tuvieron su representación máxima en Guillermo Lasso, un banquero que se benefició obviamente del feriado bancario, o de lo que ustedes llamarían “corralito”, un tipo que ha estado muy vinculado con la gestión de este gobierno específicamente y un tipo que tiene diálogo directo con el FMI, con los organismos multilaterales, con los Estados Unidos, etcétera. Además de que no es la primera vez que se lanza de candidato a las elecciones presidenciales. Por otro lado, está Andrés Arauz que es parte de este partido político cuya principal figura es Correa y que se forma posteriormente a la ruptura interna de Alianza País y del desmarcamiento del proyecto de Lenin Moreno y de una política más neoliberal. Andrés Arauz es representante de esta continuidad del progresismo, es un candidato joven, su binomio es un binomio anti-derechos, reconocido anti-derechos, Carlos Rabascall. Y Arauz plantea algunos elementos que podrían ser interesantes para la reactivación económica, ciertos niveles de redistribución, una política un poquito más nacionalista, que habla sobre algunos elementos de cuidado, de cierto tipo de economía, etcétera. Pero que tiene el gran problema de tener la sombra del progresismo, que en el Ecuador es un progresismo que se diferencia del resto de progresismos en América Latina. Se asemeja en otras cosas, pero que es muy importante caracterizarlo para entender de qué proyecto político estamos hablando.

Rafael Correa asume la presidencia en el año 2006 y recoge gran parte de la agenda que habíamos planteado como organizaciones durante más de 20 años y retoma algunos de los elementos que mostrarían un carácter posneoliberal y nos sitúa y nos autodenomina como proceso revolucionario de la revolución ciudadana, como un proceso de recuperación del Estado y de recuperación de la capacidad de gestión del Estado fundamentalmente nacionalista y de retomar  la inversión social del país. Sin embargo es un proyecto, y eso yo les invito a pensar,  que si se compara con el neoliberalismo efectivamente es un proyecto interesante, porque recupera esa inversión social. Si en cambio se compara con los proyectos de las izquierdas y sus capacidades de organización o de un proyecto político como el de la CONAIE, pensado en términos de plurinacionalidad entonces es un proyecto interesante pero conservador en relación a muchas de las problemáticas y los planteamientos que formula la izquierda. Una izquierda y unas organizaciones que no son marginales para la dinámica política del Ecuador. El del progresismo es un proyecto que está asentado sobre los altos precios de la materia prima y por lo tanto la ampliación de la capacidad de negociación del Estado con las propias elites. Es un proyecto que se afirma en todas las actividades extractivas, el Ecuador es un país petrolero, Correa se planteó la entrada a la minería, se reactivaron varios espacios de agronegocios y desarrollo toda una política agresiva en los territorios que además son de pueblos y nacionalidades indígenas.

 
 

En esa época ganaron mucho los ciento diez grupos económicas más importantes del Ecuador producto de la circulación del capital y de las divisas pero también producto del subsidio del Estado  en acuerdo con los empresarios. Lo que está detrás de Correa no es el capital clásico del neoliberalismo sino son capitales que están más vinculados con la producción nacional, con la entrega de servicios y que con el pasar de los años en esa década van modificándose y entran a jugar otro tipo de capitales vinculados con proyectos extractivos y cierto control de las cadenas productivas y capitales traslatinos. Es un gobierno que, si bien aumento la inversión social, no resolvió los problemas de desigualdad estructural que tiene este país y  redujo la pobreza como en el resto de los países de América Latina –neoliberales o no- que también redujeron la pobreza producto de la cantidad de plata que entró por la venta de materias primas en el mercado mundial y los altos precios. Es un gobierno que si bien logró cierta  recuperación del Estado en la presencia en términos de infraestructura, de carreteras, centros de salud, escuelas, etc, tuvo una política bastante conservadora en lo que tenía que ver con la discusión de la educación. El proyecto del correismo es un proyecto basado en la idea de meritocracia y por eso es de corte elitista, bastante improvisado, que dejo de lado el debate con los gremios de maestros y maestras y que militarizó muchas zonas donde se cometieron varias violaciones de derechos humanos contra los pueblos indígenas. Hay varios muertos en la etapa correista vinculados con proyectos extractivos, militarizaciones de zonas sobre todo en la cordillera sur del país, discursos del gobierno avalando la entrada de los militares y que desarrolló una política de criminalización y judicialización de la protesta, es decir tuvimos después de diez años de correismo más de 800 casos de criminalizados acusados de terrorismo, rebelión, sabotaje y de ampliación de causales en el código  penal.

Esa política sistemática de criminalización de la protesta lo que nos muestra es que hay un tipo de progresismo que se construye en el caso ecuatoriano al que le incomoda la presencia del campo popular, que le incomoda la capacidad de autonomía y de independencia política de las organizaciones. Es un progresismo que no construyó una sola organización que se sostenga a lo largo de todos estos años, es decir los pocos intentos de construcción de organización y de política de masas están vinculadas al momento electoral entonces es un gobierno limitado para la construcción del tejido social, es limitado para la comprensión de varios elementos, del extractivismo pero también de todos los derechos de las mujeres.

El gobierno de Correa construyó parte de su aval con la iglesia católica, promovió un código integral penal que prohíbe abortos inclusive en casos de violación, asignó protagonismo a representantes del Opus Dei y grupos anti derechos para la prevención y erradicación del embarazo adolescente. Hace poco no más Correa sacó una entrevista donde nos dice que nosotras abortamos porque somos unas frenéticas sexuales y practicamos una especie de hedonismo, cuando el aborto clandestino en este país sigue siendo la segunda o tercera causa de muerte materna.

 Recordemos que es el primer gobierno que firma un tratado de libre comercio con la Unión Europea en la historia del Ecuador cuando antes de Correa no habíamos firmado ningún TLC y eso abrió la idea de que ahora hay que formar TLC con los Estados Unidos. Es el que devuelve al Fondo Monetario para la revisión de nuestras cuentas en el Banco Central, nos endeudamos con Goldman Sachs de una manera absurda además del endeudamiento agresivo con China y el pago por adelantado de barriles de petróleo y los retrocesos en términos de agro, el haber abandonado y enterrado el proyecto de reforma agraria, los anuncios de Correa de que tenemos que reformar la Constitución para que demos cabida a los transgénicos. En fin, son muchos aspectos pero sobretodo el tema de la criminalización es algo jodido, pensemos  que Ecuador es un país chiquito en donde la Confederación de Naciones Indígenas que es la organización más fuerte que tenemos en el país vio como 120 de sus dirigentes fueron criminalizados y así van subiendo los criminalizados acusados de terrorismo en el etapa de Correa Eso además de los conflictos en relación a su propio territorio son lo que explican muchas de las posiciones de la CONAIE, que fue muy dura y crítica con el gobierno de Correa. Sin embargo fue una de las protagonistas del levantamiento de octubre del 2019  y de haber conseguido exitosamente que el decreto 883 de eliminación de los subsidios a los combustibles se retire. Esa CONAIE y su propuesta de movimiento político que es Pachakutik, que existe desde 1996 y que además ha ganado muchos gobiernos locales alternativos,  tuvo como propuesta para estas elecciones el candidato Yaku Pérez. Yo tengo muchas críticas a Yaku en muchos sentidos, nos conocemos desde hace mucho tiempo, de la calle, de las movilizaciones pero es un candidato elegido y legítimo del movimiento indígena que entra a participar de estas elecciones con un proyecto y una propuesta diferente y es muy interesante ver que antes del anuncio del Consejo Nacional Electoral Yaku Pérez estaba por pasar a la segunda vuelta ¿qué nos muestra eso? Que en el Ecuador las posibilidades en términos de alternativas y posibilidades reales en las elecciones no son solamente la derecha neoliberal o el proyecto progresista,

En el caso del Ecuador es interesante pensar que hay una vía que no es ni el progresismo ni la derecha neoliberal y es una vía que le disputa sobretodo al progresismo esas áreas donde el correismo no logra imaginarse un proyecto de izquierda, revolucionario, emancipatorio o transformador contra el extractivismo, los feminismos y todo un proyecto plurinacional que está directamente anclado en la CONAIE.  Pienso en las palabras de un investigador llamado Mario Unda que caracteriza la idea de este progresismo de Correa como una forma populista contraria a un proyecto de autonomía e independencia del campo popular organizado. Busca que el Estado sea árbitro del conflicto social y el único espacio de representación político posible. Eso genera muchos conflictos porque el Estado no es eso y hay otro proyecto diferente que, con todas sus contradicciones y todos sus problemas, intenta construir un ensayo de un proyecto político no progresista y tampoco de la derecha. Y a pesar de que no haya pasado la segunda vuelta electoral lo que si tenemos es un Pachakutik como la segunda fuerza política, al correismo de Arauz como la primera fuerza política y una composición de la asamblea donde la derecha se ve fragmentada y disminuida y eso sigue siendo un elemento interesantísimo a nivel regional. Esto va a implicar que Pachakutik y otras fuerzas deban tener claridad sobre cuál es la política de alianzas en base a una agenda mínima innegociable y otra negociable. Ese es el escenario en el que nos movemos y ese el escenario que se proyecta en las elecciones del 11 de abril y es por eso que la CONAIE, Pachakutik se han pronunciado por el voto nulo ideológico así como otras fuerzas de izquierda del país.

 
 

Entonces, sobre la pregunta específica sobre que se está disputando. Las encuestas muestran que Arauz sea muy probablemente el que gane las elecciones. Aunque las cosas en el país han sido muy complicadas, así que no podemos afirmarlo categóricamente. Pero Arauz recogería un voto de castigo hacia las derechas, hacia las elites y a su gestión de la crisis. En ese voto de apoyo a Arauz seguramente estarán sectores populares,  indígenas, las mujeres; todos esos sectores que no quieren que gane la derecha neoliberal y  el voto duro del correísmo. ¿Quiénes votaran por Lasso? Ahí también hay un voto heterogéneo, como quienes están de acuerdo con la gestión de esto, la derecha anticorreista, pero también sectores, que no quiere que vuelva a ganar el correísmo, aunque es cierto que no se han pronunciado ninguna de las organizaciones históricas. Por otra parte, tenemos la propuesta del voto nulo, ideológico, de las organizaciones de todo el marco del campo popular organizado; el Frente popular pasando por el FUT, por la CONAIE, Pachakutik, ECUARUNARI y un montón de otras organizaciones, que han planteado que el voto nulo ideológico reafirma la idea de que el campo popular tiene capacidad de producir su propio proyecto político y que este no está representado ni por la herencia del correísmo de Arauz y sus intentos de modificación, en peores condiciones que el 2006, ni tampoco en la derecha neoliberal.

CH: ¿Cuáles son los ejes de discusión en la campaña?

Primero, quiero decir que los debates han sido lamentables, de un nivel político y de discusión bastante bajo; pero definitivamente esta la gestión de la crisis económica, la crisis de la pandemia covid, la recuperación del Estado, o su privatización, y también están en discusión las herencias de la derechas neoliberales y las del progresismo, y sus diez años. Nosotros no olvidamos que Lenin Moreno fue el candidato del correísmo, ni que fue vicepresidente de Correa por muchos años, y creo que ahí hay muchos elementos.

Mucha gente cuando opina del Ecuador, dice que la CONAIE debería o no debería; o mejor dicho, supone que las organizaciones deberían votar por Arauz, porque no hacerlo implica jugar a la derecha. Esa es una mirada sumamente reduccionista, que no nos permite comprender la complejidad de este momento en el Ecuador, y las situaciones que se han ido desatando en estos últimos años. Uno podría preguntarse, como dice un investigador del Instituto de Estudios Ecuatorianos, Stalin Herrera, ¿por qué la organización más grande y más importante de los últimos 40 años del Ecuador  no está con Arauz? Y la explicación no es que están financiadas por la CIA, o que ahí están las derechas enquistadas, (un argumento que ha tomado mucha fuerza en la región en las lecturas progresistas) ni podemos caer en la deslegitimación diciendo que los dirigentes indígenas no son lo suficientemente indígenas, (argumento, que por otra parte es sumamente racista); sino que es un momento para entender. No están por la criminalización y judicialización de la protesta, no están por los proyectos extractivistas concretos en sus territorios, no están por toda un política de deslegitimación de las organizaciones históricas del Ecuador y no están porque hay finalmente un ensayo de construir un proyecto político, con todas sus ambivalencias, pero que no sea en la  limitada matriz del progresismo nacional y popular ni la lamentable propuesta de las elites.

Dicho esto, habrá que ver qué pasa: una victoria del correísmo, del progresismo, vía    Arauz implica también enormes desafíos. Estamos en una crisis y una crisis en dolarización es muy difícil de gestionar y de procesar. No estamos en el mismo momento ni en el mismo contexto político latinoamericano que cuando asumió Correa. Muchas de las cosas que existían hace 13, 15 años ya no existen. Estamos en un contexto de crisis, o acercándonos a una crisis cíclica del capital. Estamos en recesión, producto de la pandemia con un precio de las materias primas por muy bajo, y con limitaciones muy concretas en términos de las salidas hiperconservadoras que hay en el mundo. En ese contexto hay que ver qué es lo que hace efectivamente la propuesta araucista en el Ecuador; su cierta y relativa independencia de Correa, veamos si es tan independiente como el sostiene y que va a corregir los problemas y los errores que asume que se han cometido durante el correísmo. Yo tengo mis dudas, y mis grandes interrogantes, porque no hemos visto que haya una política de autocrítica dentro del correísmo y del progresismo, sino una eterna delegación de la responsabilidad; y mucho menos no hay una política que tenga un mínimo de empatía, de estrategia y  de respeto para el campo popular organizado. Pero al mismo tiempo ya no es una fuerza hegemónica, a pesar de que puede ganar las elecciones presidenciales y a pesar de que son la primera fuerza en la asamblea legislativa, no es ni de lejos la fuerza política que fue en el 2006 o lo que fue durante los diez años del correísmo. Eso significa que están obligados a negociar con otras fuerzas políticas, y ahí habrá que ver, entonces, cuales son los términos de negociación y con quien se sientan a negociar. Recordemos que el correísmo no tuvo ningún empacho de negociar con la derecha en el ámbito legislativo y le dio la espalda al movimiento indígena.  Habrá que ver si ahora la política de alianzas implican un dialogo con las organizaciones y con el bloque de Pachakutik; y para Pachakutik lo mismo esto es un reto enorme. Ninguna fuerza puede gobernar o legislar solas, de esta manera Pachakutik tiene que definir unos puntos mínimos y una agenda que corresponda con su proyecto político en una diversidad enorme de posiciones y eso también es un reto. Entonces habrá que ver qué es lo que pasa específicamente.

CH: En tu caso y en el de los espacios donde militas ¿tomaron una posición respecto al proceso electoral y si es así en qué consiste? ¿Se puede salir de la polarización correismo-anticorreismo que pareciera predominar hoy en Ecuador?

Pues, mi colectiva no se pronuncio en relación al tema electoral aunque yo sí apoyo el voto nulo porque creo que es una manera de rechazar dos herencias políticas que no son un proyecto del campo popular organizado desde las izquierdas. Nosotras estamos tratando de construir una política feminista que no coloque al Estado en el centro, pero tampoco que dé la espalda a la coyuntura, porque sabemos que eso es fundamental.  Creo que nuestra posición ha sido más pedagógica en ese sentido, mas de reflexión, a que cosas estamos asistiendo y que cosas no funcionan para nosotras tampoco como feministas anticapitalistas. Y una de esas cosas es que estamos en un escenario de polarización acelerada, de binarismo, de reduccionismo, de una incapacidad para ver matices en el debate actual, una mirada moral de la política. Para nosotras es fundamental construir otra línea que ponga varios elementos en debate. Y uno de esos tiene que ver con los matices en la discusión política. Con Yaku hubiera sido más fácil recuperar esos matices, porque obligaba al correísmo a explicarles al progresismo araucista, cuales son los grandes elementos de izquierda y planteamientos en el pleito político y de campaña; y obligaba a Yaku Pérez y a Pachakutik y a las organizaciones a redefinir y ajustar una propuesta menos ambigua en relación a varios aspectos, como la misma política económica y obligaba a tener posiciones en esos múltiples grises que al progresismo no le interesa debatir.

Sin embargo, la polarización se vuelve a instalar, porque nuevamente  asistimos a un debate entre derecha neoliberal y progresismo populista autoritario, entonces eso reduce las posibilidades de nuestro debate. Y esa reducción se corresponde con un proceso de crisis generalizada del campo popular, que yo creo que es una crisis programática, es una crisis de sostenimiento de tejido organizativo y generación de nuevo tejido. Yo creo que es una crisis que no logra resolver y construir nuevos elementos, pero que también puede ser un ensayo para poder construir algo superador.

 

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Elecciones en Perú: 4 claves para entender las presidenciales más fragmentadas e inciertas de los últimos años

 

  • BBC News Mundo

 

 

Los peruanos no saben muy bien qué resultados esperar este domingo, día en que votarán en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias.

A diferencia de procesos anteriores, no queda claro cuáles son los dos candidatos presidenciales que pasarán a la segunda ronda, etapa que será necesaria debido a que ningún postulante se proyecta ni siquiera a rozar el 50% de los votos.

De hecho, ningún aspirante a gobernar el país superaríael 10% de los votos, según una encuesta telefónica del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) difundida en el diario peruano La República el domingo pasado, el último día que podían publicarse encuestas en Perú antes de la votación.

Además, este sondeo mostraba un empate entre los cinco primeros lugares, ya que las diferencias entre sus porcentajes eran menores que el margen de error del estudio.

Para añadir más incertidumbre al panorama, el sector que parecía agrupar a una mayor cantidad de electores fue el de los que respondieron que no tenían candidato, que fueron el 28% y que decidieron su voto durante la semana o a última hora.

En total, hay siete candidatos que tienen posibilidades de pasar a la segunda vuelta, dijo Manuel Saavedra, director gerente de la Compañía Peruana de Investigación de Mercados y Opinión Púbica (CPI), este jueves.

“Los datos están cambiando día a día, hora a hora, y con un porcentaje muy grande de indecisos”, añadió Saavedra.

La variabilidad es tal que si las elecciones se retrasaran una semana “probablemente habría otro resultado”, señaló la investigadora principal del IEP, Patricia Zárate.

Dada esta situación, “cualquier cosa puede pasar”, advierte en diálogo con BBC Mundo Milagros Campos, politóloga y abogada de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).


 

Esta atomización de la intención de voto y la imprevisibilidad de los resultados carecen de antecedentes en la historia reciente de Perú.

“Hay una desafección, una crisis de representación”, dice Campos.

¿Cómo cayó el país en estas circunstancias?

“El contexto de crisis sanitaria, económica y política es relevante para entender cómo es que Perú ha caído en esta apatía”, explica la politóloga.

Pero el problema no se explica solo por la coyuntura más reciente de la pandemia, que se encuentra en uno de sus peores momentos en el país.

Estas son cuatro claves para entender este panorama incierto.

1. Crisis de partidos / Crisis de representación

Campos dice que Perú viene viviendo una crisis de partidos hace décadas, pero que se trata más de una “crisis de representación política”.


 

“Los partidos tradicionales, con historia, han dejado de representar a un porcentaje alto del electorado y los partidos más nuevos son tomados por algún político que no tiene partido. Cada elección presentan candidatos diferentes que no se quedan en el partido, lo que le da una imprevisibilidad muy grande al sistema”, dice Campos.

El politólogo Carlos Meléndez reconoce también que si bien existe en Perú una amplia variedad de partidos políticos, actualmente ninguno logra convocar a grandes masas.

“Los partidos están en crisis cuando se combina la insatisfacción ciudadana y la falta de liderazgo”.

Pero aclara que la crisis de los partidos “es relativa” y que “no significa que los partidos desaparezcan o que no puedan ser útiles en determinados contextos”.

De hecho, uno de los partidos que aparece entre los cinco primeros en las encuestas presidenciales es Acción Popular, fundado en 1956 y que ha llegado cuatro veces a la presidencia. La última, con Manuel Merino, tras la destitución de Martín Vizcarra a final del año pasado.

Si ganara, “nuestra idea de que los partidos no funcionan en Perú se cae”, dice Meléndez a BBC Mundo.

2. Presidencias débiles

Al problema de los partidos se suma el continuo enfrentamiento entre el Eje

En 2016, Pedro Pablo Kuczynski (PPK) ganó la presidencia de Perú, pero tuvo una bancada débil en el Congreso, mientras que la de su rival en las elecciones, Keiko Fujimori, obtuvo la mayoría absoluta.

Entre 2017 y 2018, esta mayoría opositora presentó dos mociones de destitución contra PPK y finalmente forzó su renuncia en medio de acusaciones de corrupción por supuestamente haber recibido sobornos de Odebrecht.

La pelea entre el Ejecutivo y el Legislativo continuó con el sucesor de PPK, Martín Vizcarra, que también llegó a la presidencia sin mucho apoyo en el Congreso.

En septiembre de 2019 disolvió el Parlamento y en noviembre de 2020, el nuevo Parlamento que se había instalado lo destituyó a él.

Manuel Merino, el presidente que lo reemplazó, duró cinco días y finalmente asumió Francisco Sagasti, un mandatario de transición.

Como el Estado está “en conflicto permanente”, hay una “desconfianza de que la política pueda solucionar los problemas del día a día”, dice Campos.

Las perspectivas para el nuevo gobierno no parecen muy diferentes, ante la alta dispersión del voto.

“Con esta elección, Perú afronta dos riesgos concretos: uno, el de la presidencia sin mayoría, con un Congreso muy fragmentado, con una fragmentación mucho mayor a la que hemos tenido históricamente”, dice Campos a BBC Mundo.

“Y el segundo riesgo, consecuencia del primero, es que haya problemas de gobernabilidad similares a los que hemos vivido en los últimos cinco años. La amenaza va a seguir ahí”, añade.

3. El problema de la corrupción

Otro asunto que ha golpeado las esperanzas que los peruanos podían tener en la política es la corrupción.

Según el Barómetro de las Américas del Latin American Public Opinion Project, de la Universidad de Vanderbilt, EE.UU., Perú apareció en la edición de 2018-2019 como el país más preocupado por la corrupción”, ya que el 36% de los entrevistados la nombró como el problema más importante del país.

También fue el país en el que más encuestados, un 95%, “creen que la mitad o más de los políticos está involucrado en corrupción”.

Para el 61% de los peruanos, el principal problema es la corrupción, según una encuesta de octubre de 2020 de Ipsos Perú.

“Hay una hiperfragmentación del electorado debido al colapso del establishment político, que cayó por diferentes shocks. El primero fue Lava Jato (la operación contra la corrupción en torno a la constructora Odebrecht) y el procesamiento judicial de políticos vigentes, tanto de izquierda como de derecha”, dice Meléndez.

“El efecto de presidentes encarcelados es que muchos de los partidos se quedaron sin líderes y la gente dejó de confiar en estas opciones políticas”, agrega.


 

Además, en febrero se desató el escándalo conocido como “Vacunagate”, cuando se descubrió que en octubre, antes de ser destituido, el expresidente Vizcarra y su esposa se vacunaron en secreto meses antes de que empezara la vacunación de la población.

Vizcarra, su esposa y otras decenas de funcionarios de gobierno accedieron a lo que se conoció como “vacunas de cortesía” de una farmacéutica china que estaba realizando un ensayo clínico en Perú.

Los medios difundieron una lista de 487 personas que habían accedido a las “vacunas vip”. La denuncia causó una ola de malestar en Perú pues el país es uno de los más golpeados en la región por la pandemia de coronavirus.

“La decepción que significó el VacunaGate y otras investigaciones de Vizcarra, que había logrado sintonizar con una parte del electorado peruano, fue la gota que derramó el vaso de la decepción”, dice Meléndez.

Campos cree que la corrupción de los últimos años ha creado “una sensación de que todos los políticos son iguales, de que la corrupción está presente inevitablemente en la política”, por lo que “ha afectado gravemente la confianza en el sistema político”.

 

4. “Minipopulistas”

Perú se encuentra en teoría en un momento en el que podría surgir un líder populista, cree Meléndez, a causa del “colapso del establishment político, la desconfianza generalizada hacia la clase política y por un mayor malestar social como consecuencia de la pandemia”.


 

“Se genera en el elector una sensación de ‘cambiemos las cosas’, por lo que el momento está presto para la emergencia de un discurso populista”, advierte Meléndez.

Pero para el politólogo, de los candidatos que pelean por pasar a segunda vuelta —Yohnny Lescano, Hernando de Soto, Keiko Fujimori, Verónika Mendoza, Rafael López Aliaga, George Forsythy Pedro Castillo— “ninguno tiene un discurso populista”.

“Están intentando confrontar al establishment, pero solo le disparan a dimensiones del establishment. No lo confrontan en su conjunto”, dice Melendez.

“Por ejemplo, Mendoza y Lescano confrontan a la dimensión económica, pero no pueden confrontar la política porque Lescano fue congresista y Mendoza participó en el gobierno de Ollanta Humala (2011-2016)”.

“Tienes a López Aliaga (empresario) que confronta el establishment moral, pero no confronta la parte económica. Y tienes a Forsyth, que confronta el establishment político, pero no confronta la dimensión económica o moral”, detalla Meléndez.

Entonces “se quedan en minipopulistas; le están hablando a un nicho del electorado”.

“Han segmentado al electorado peruano y dada la fragmentación, han agudizado sus posiciones, por eso es que los extremos se notan más”, dice Meléndez.

Mientras tanto, Keiko Fujimori y Hernando de Soto quedan como “los defensores del establishment“.

“Defienden sobre todo el establishment económico, entonces eso hace que defiendan las reglas de juego y las instituciones vigentes, por lo tanto, eso los convierte en defensores del establishment en su conjunto”, opina Meléndez.

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Bolivia: Cuatro regiones vuelven hoy a las urnas: habrá sólo una papeleta y el voto es obligatorio

Página Siete
domingo, 11 de abril de 2021 · 07:04
 

 Este domingo cuatro departamentos vuelven a las urnas para elegir a sus gobernadores en segunda vuelta. A diferencia de los comicios del 7 de marzo, hoy  el ciudadano recibirá una sola papeleta con dos opciones para emitir su voto.   Los recintos deben mantener    las medidas de bioseguridad.  

“Vamos a tener la segunda vuelta en Chuquisaca, La Paz, Tarija y Pando para  la elección de gobernadores. El proceso en sí se ha desarrollado sin ningún tipo de inconvenientes. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ya ha distribuido todo el material que se requiere. Además,  se está reutilizando material de la primera vuelta”, manifestó el presidente del TSE, Salvador Romero.

La autoridad aclaró que la asistencia a la segunda vuelta es obligatoria, ya que así lo determina la ley electoral. “Pero más allá de ello, los ciudadanos entendemos  el valor de nuestro voto y vamos a asistir para  elegir a nuestras autoridades”, dijo.

 Ésta es la primera vez que La Paz va  a una segunda vuelta. Aunque no es una evento muy común, no es completamente nuevo para el país, ya que en las subnacionales de 2015, Beni y Tarija eligieron sus máximas  autoridades departamentales mediante un balotaje. 

 A diferencia de la votación del 7 de marzo pasado, en esta ocasión los electores recibirán una sola papeleta para emitir su voto. En ella estarán las fotos de  los dos candidatos a gobernador  que mayor apoyo lograron en la primera vuelta, pero sin llegar al 50% más uno o a más del 40%, con 10 puntos de diferencia sobre el segundo.

 En  La Paz los candidatos en contienda son: Franklin Flores por el MAS y Santos Quispe por Jallalla;  en Tarija, Óscar Montes de Unidos y Álvaro Ruiz del MAS; en  Chuquisaca, Damián Condori de CST  y Juan Carlos León del MAS; y en Pando, Regis Richter del MTS y Miguel Becerra del MAS. 

El modo de elección será por simple mayoría; es decir que los ganadores serán los candidatos   que tengan un voto más que su contrincante. 

Medidas de bioseguridad

 El uso del barbijo y el alcohol en gel  son obligatorios para  los 2.778.521  bolivianos que hoy acudirán a los recintos electorales.  Se recomienda a los ciudadanos que lleven su propio bolígrafo y que no se queden en los predios más tiempo del necesario.

Las mesas estarán abiertas a partir de las  8:00 por el lapso de nueve horas. Para prevenir aglomeraciones, se dividió la jornada de votación  en dos turnos según la terminación del número de carnet de identidad. De  8:00 a 12:30 podrán  votar quienes tengan  documentos  que terminen en 0, 1, 2, 3 y 4; mientras que de 12:30 a 17:00 lo harán quienes  tengan identificaciones con terminaciones en  5, 6, 7, 8 y 9.  

Al llegar a   sus mesas  de sufragio  y antes de emitir su voto,   los electores deberán seguir tres pasos: mantener la distancia física, quitarse el barbijo por unos segundos para demostrar la autenticidad del documento y  marcarse con tinta el pulgar derecho con el uso de un cotonete.

    Resultados,  máximo en 7 días 

El calendario electoral señala que los resultados del cómputo oficial deben darse máximo hasta el 18 de abril, en siete días calendario. En esta segunda vuelta  tampoco se contará con  sistema de conteo rápido ni con  resultados preliminares. 

Sin embargo,  Romero explicó que  el compromiso de los Tribunales Electorales Departamentales (TED)  es  concluir el cómputo en el plazo más breve posible. Por ello, los entes electorales regionales realizaron  simulacros para agilizar el conteo de votos.

“El objetivo del Órgano Electoral es concluir el cómputo oficial  en el plazo más breve posible, ésa es la voluntad y el ánimo de  los cuatro TED. Les vamos a dar apoyo técnico y logístico para que puedan cumplir con sus objetivos”, afirmó

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El mayor ganador de la elección en Ecuador no aparece en las boletas

Su candidato no llegó a la segunda vuelta del domingo, pero el avance del partido indígena Pachakutik en la primera ronda de votación ha transformado la agenda política nacional.

 

José María León Cabrera y

The New York Times


TARQUI, Ecuador — Aunque su candidato no está en la boleta electoral, el gran ganador de la segunda vuelta presidencial del domingo en Ecuador estaba claro antes de que se emitiera el primer voto: el movimiento indígena del país que ha sido marginado durante mucho tiempo.

 
El Times: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.

El partido indígena y sus aliados sacudieron la nación en la primera ronda electoral en febrero, al ganar la mitad de todos los estados, con lo que se convirtieron en la segunda presencia más grande en el Congreso y transformaron la agenda de los finalistas de la contienda presidencial del domingo: el izquierdista Andrés Arauz y el conservador Guillermo Lasso.

“La política ecuatoriana nunca será la misma”, aseveró Farith Simon, profesor de Derecho y columnista ecuatoriano. “Todavía hay racismo, pero también hay una reivindicación del valor de la cultura indígena, del orgullo en su papel nacional”.

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Ansiosos por atraer a los votantes indígenas y conscientes de la necesidad de trabajar con el nuevo y poderoso bloque indígena en el Congreso, Arauz y Lasso renovaron sus mensajes y desplazaron la contienda de la discusión polarizadora centrada en el socialismo versus el conservadurismo que ha definido la política nacional durante años. En vez de eso, los debates giran en torno a la desigualdad tan arraigada en Ecuador y a un modelo económico que depende de la exportación de petróleo y la extracción minera en las tierras indígenas.

Ambos candidatos han prometido promulgar mayores protecciones medioambientales y conceder a las comunidades indígenas más poder de decisión sobre la extracción de recursos. Lasso, un banquero de 66 años, se comprometió a mejorar las oportunidades económicas de los indígenas que, a pesar de décadas de progreso, están muy por debajo del promedio nacional en el acceso a la educación, la atención sanitaria y el empleo.

 

Arauz, de 36 años, un economista que lideró la contienda durante la primera ronda electoral, prometió gobernar Ecuador como un verdadero país “plurinacional” en reconocimiento de sus 15 naciones indígenas. La designación, aunque más bien simbólica, había sido solicitada durante décadas por Pachakutik, el partido indígena del país, como un poderoso reconocimiento del lugar central que ocupa su pueblo en Ecuador.

El ascenso de Pachakutik en la escena nacional no solo llamó la atención de la minoría indígena del país, sino que también planteó cuestiones de identidad más profundas para todo el electorado. Aunque solo el ocho por ciento de los ecuatorianos se identificó como indígena en el último censo, gran parte de la población es mestiza.

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“Esta es una conversación difícil para nosotros como nación, pero no hay vuelta atrás”, afirmó Simon.

El principal responsable del cambio político es el activista medioambiental Yaku Pérez, el candidato presidencial de Pachakutik en la primera ronda electoral de febrero.

Pérez, de 52 años, se quedó fuera de la segunda ronda por muy poco, pero amplió en gran medida el atractivo histórico de Pachakutik con su apoyo a los derechos de la mujer, la igualdad de las personas que pertenecen a la comunidad LGBTQ y los esfuerzos para luchar contra el cambio climático. Pérez también apoyó el derecho al aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo que creó tensiones dentro de su electorado indígena, socialmente conservador.

 
 

“Yaku Pérez tuvo una enorme capacidad para abrir sus horizontes, su discurso, para incorporar otros temas que no habían estado ahí” en la política ecuatoriana, comentó Alberto Acosta, excandidato presidencial de Pachakutik.

El ascenso de Pérez forma parte de un cambio generacional más extenso en los movimientos de izquierda de Latinoamérica. Impulsados en parte por las redes sociales y las protestas políticas en Estados Unidos, donde la mayoría de los países latinoamericanos cuentan con grandes diásporas, los políticos más jóvenes de la izquierda están dando prioridad a los temas relacionados con el medioambiente, el género y las minorías frente a la doctrina marxista de sus mentores.

En el vecino Perú, Verónika Mendoza, de 40 años, figura entre los principales contendientes a la presidencia en las elecciones del domingo, y como parte de su plataforma promete conceder títulos de propiedad a las comunidades indígenas y proteger el medioambiente. En Bolivia, la lideresa indígena Eva Copa, de 34 años, ganó hace poco la alcaldía de El Alto, una ciudad que es un crisol de culturas y que se considera un referente.

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Esta nueva generación de líderes va más allá de la tradicional división izquierda-derecha y desafía la dependencia histórica que tienen sus países en los grandes proyectos mineros, petroleros y agroindustriales para el crecimiento económico, afirmó Carwil Bjork-James, antropólogo de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee.

“Se trata de grandes cuestiones continentales que los movimientos indígenas han planteado desde hace mucho tiempo”, señaló Bjork-James. “Ver que estas preguntas se plantean en la esfera política es un nuevo nivel”.

Sus rivales afirman que este marco de referencia es corto de miras. Las naciones sudamericanas no tienen otra alternativa que depender de los ingresos procedentes de las materias primas para recuperarse de la pandemia. Y solo a través del desarrollo económico, dicen, se pueden abordar plenamente las desigualdades.

En Ecuador, Pérez consiguió casi el veinte por ciento de los votos en febrero, pero su partido, Pachakutik, y sus aliados pasaron de nueve a 43 escaños en el Congreso, con lo que se convirtieron en los líderes de la fracturada legislatura de 137 escaños.

En un principio, la campaña se centró en el legado de Rafael Correa, el presidente democrático que más tiempo ocupó el cargo en Ecuador. Durante el auge de las materias primas en la década de 2000 sacó a millones de personas de la pobreza, pero su estilo autoritario y las acusaciones de corrupción en su contra dejaron a la nación sumida en una amarga división.

 
 

Correa, quien dejó el cargo en 2017, eligió a Arauz para que representara su movimiento de izquierda este año, lo cual catapultó a este hombre de 36 años a la cima de las encuestas a pesar de su limitada experiencia y reconocimiento nacional. Lasso centró su mensaje de campaña inicial en el temor de que Correa siguiera ejerciendo su influencia.

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Sin embargo, los resultados de la primera vuelta demostraron “que gran parte de la población no se deja encasillar en aquel enfrentamiento de correístas y anticorreístas, que es muy simple y limita los problemas ecuatorianos a una visión binaria”, comentó Acosta, el excandidato.

El éxito electoral de Pachakutik se deriva de una ola de protestas nacionales en octubre de 2019, cuando el movimiento indígena marchó en Quito, la capital, para exigir la derogación de un muy impopular recorte del subsidio a la gasolina. Las protestas se tornaron violentas y en ellas murieron al menos ocho personas, pero el gobierno retiró el recorte del subsidio tras doce días de disturbios.

“Eso ha demostrado que los pueblos indígenas estamos buscando la transformación de este sistema dominante, capitalista que busca solamente atender a los sectores más pudientes”, declaró Diocelinda Iza, lideresa de la nación quichua en la provincia central de Cotopaxi.

La vida de Pérez, candidato a la presidencia, refleja las penurias del movimiento indígena. Nació en un valle alto de los Andes, en el sur de Ecuador, en una familia de campesinos empobrecidos. Su padre era quichua y su madre cañari.

 
 

Sus padres trabajaban en la finca de un terrateniente local sin remuneración, a cambio de vivir en su propiedad, un acuerdo rural que ha cambiado poco desde la época colonial.

De su infancia, Pérez dice que recuerda el trabajo aparentemente interminable en el campo, las punzadas de hambre y la humillación que sentía en la escuela cuando su madre acudía a las reuniones de padres vestida con faldas tradicionales.

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“Yo sentía mucha vergüenza de ser indígena, de venir del campo, de ser campesino, de mi padre ser chacarero”, declaró Pérez en una entrevista en marzo. Para tener éxito en la escuela, “uno terminaba blanqueándose, colonizándose, renegando de nuestra identidad”.

Pérez acabó estudiando en una universidad local, ejerciendo el derecho e involucrándose en la política a través de asociaciones locales que defienden los derechos comunales del agua. Ascendió hasta convertirse en gobernador de la región ecuatoriana de Azuay, la quinta más poblada del país, antes de renunciar para presentarse a la presidencia.

Su historia resuena en otros indígenas, muchos de los cuales ven los esfuerzos políticos actuales en el contexto de los cinco siglos transcurridos desde la conquista colonial de Ecuador.

“No lo hacemos por una persona”, dijo la dirigente indígena, Luz Namicela Contento, “sino por un proyecto político”.

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Diversos: 

Unos 13 millones de ecuatorianos están convocados, entre las 7 y las 17 hora local (12 y 22 GMT), para acudir a las urnas a elegir a los sucesores de Lenín Moreno y de la actual vicepresidenta, María Alejandra Muñoz.

En Ecuador el voto es optativo para las personas de entre 16 y 18 años, y para las personas mayores a 65 años, al igual que para los integrantes de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional y las personas con discapacidad. Para el resto de los mayores entre 18 y 65 años, es obligatorio.