Introducción del Número 175 de Lucha Indígena:
Indígenas somos los pueblos arraigados a nuestros territorios, a nuestras lenguas, a nuestras culturas. Pero en nuestro andar, nosotras y nosotros mismos no nos llamamos así.
Nos nombramos Quechua, Wampis, Achuar, Aymara, Awajun, Kukama, Mapuche, Kuna, Wayuu, Nasa…somos, pues, tantos, somos tantas
y tan diversas, que no alcanza para definirnos, ni bien ni suficientemente,
este idioma que por la fuerza de querer hacernos escuchar, de tener a
quien gritarle y reclamarle la muerte y el despojo que nos persigue, hemos aprendido. Si el lenguaje nos excluye de esta manera, ¿Qué representación política podría ofrecernos un proceso electoral?
En el Perú, la historia y la lucha indígenas han sido silenciadas con
violencia, pero este embuste sinvergüenza de “elegir” representantes
está muy bien registrado. Hasta 1895 la elección de presidente y congresistas era indirecta, después se permitió al pueblo votar, pero sólo aquellos que supieran escribir y leer. Eso significó la expulsión de los pueblos
amazónicos y andinos de la política nacional. Sin contar que, los jurados
electorales y las juntas escrutadoras se escogían de entre los mayores
contribuyentes en cada departamento, o sea, los ricos, las élites locales.
¿Acaso no nos resuena esa exclusión para unos y absoluto privilegio
para otros, hoy, 2021? ¿Ya sea para emitir un voto, conseguir una vacuna, acceder a la educación o tener siquiera el derecho de trabajar sin ser
perseguido en medio de una pandemia de desigualdad e incertidumbre?
Recién en 1980 la alfabetización dejo de ser un requisito para elegir
presidentes y congresistas. Desde entonces, vamos marcando con fe
obediente (coaccionados, en realidad, por la multa y el castigo) por
quien tiene una oportunidad, por quien ostente similitudes con nuestro
abandono o estigma, por quien prometa no matarnos tanto ni tan rápido. En lo concreto, los candidatos no representan a las organizaciones
campesinas ni a los pueblos amazónicos. No estamos en sus pantallas
ni parlantes. Los millones presupuestados no se nos reparte a pedido.
Las deudas sí, las concesiones y amenazas sí. El miedo, cómo no, por
montones. Como en una pesadilla de la historia, nos preguntan sin escucharnos, nos dejan elegir entre la masacre o la resignación. Por ley,
y esto desde la colonia, se ve mal arrasarnos sin ultimátum.
Una cosa es segura. Las concesiones mineras avanzan a un ritmo
de miles de hectáreas por mes; el sicariato empresarial, la represión
estatal y las mesas de menosprecio se suceden sin pausa; la infraestructura para la deforestación, la contaminación, el saqueo se construye sin parar.
Otra cosa es segura. Los pueblos seguiremos tejiendo desde abajo
nuestra resistencia, nuestras alternativas, nuestra identificación con el
territorio que nos sostiene, con el agua que nos fructifica, con la lengua que nos abriga, con el acto comunal del día a día. Allí está nuestra
esperanza y herramienta: la organización.
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Entrevista a Santos Saavedra, presidente de la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (CUNARC) sobre las elecciones presidenciales y congresales.
Desde siempre, la expectativa de los pueblos ha sido que el gobierno, en todo caso, los poderes del estado generen políticas públicas en favor de los pueblos marginados por ya cientos de años.
Pero sabemos que un proceso electoral no es un espacio de representación política para los pueblos porque vemos allí a los grupos de poder económico, la constitución neoliberal que tenemos y conocemos también a los responsables de la debacle en el país. Muchos de ellos quieren
permanecer en estos espacios de poder económico y político.
En ese sentido, desde la CUNARC, el año pasado hicimos un esfuerzo conformando la Coordinadora Política Popular, un espacio para el análisis de la política, el tema de la pandemia y también mirando el proceso electoral de este año. En esta coordinadora participaron dirigentes de las rondas y otras organizaciones campesinas, algunos intelectuales y lo que hicimos fue convocar a mesas de dialogo, de encuentros y reflexiones sobre la necesidad de concretizar el cambio constitucional y concretizar la toma del poder que no pasaría por otra cosa sino por renunciar a proyectos cortos y mirar a largo plazo; forjar la unidad. Algunas organizaciones participaron, otras desestimaron la invitación y ahora vemos que muchos de ellos podrían perder su inscripción en este proceso electoral y entonces las posibilidades se hacen cada vez
más difíciles. Estos candidatos del sector popular se vienen disputando el mismo voto de los pueblos que siempre han estado en lucha. Dándoles de esta forma una ventaja mayor a los mismos de siempre que han tenido el poder.
Se necesita tener el gobierno, el ejecutivo y el legislativo también, porque hay un espacio muy grande para la lucha allí, para el proceso de una nueva constitución y las normas que vayan en favor de las grandes mayorías. Nosotros estamos conscientes que hicimos el esfuerzo de
cumplir este rol, pero las organizaciones políticas no se unieron, nadie cedió, cada quien decidió por su lado y ahora deben estar evaluándolo. Tal vez se hagan una autocrítica. Si se quiere realmente construir, vencer; debe haber esa gran unidad, debe haber desprendimiento.
Autonomía y representación política
Los pueblos organizados del Perú, ya sea en rondas campesinas, comunidades campesinas, comunidades nativas, los pueblos originarios del Perú, sentimos que el modelo de estado, el modelo de república, la constitución, son excluyentes; sentimos que se margina a los pueblos porque todavía pesa terriblemente el pensamiento colonial y eso se expresa en la conducta de los funcionarios del estado.
Nosotros sentimos, por ejemplo, que no tenemos un derecho a la representación política. Imagínate que ahorita estamos en estas elecciones, pero nuestros líderes campesinos agrarios no están en este espacio. Los partidos políticos tampoco los han tomado en cuenta, han preferido llamar a sus militantes y no a los dirigentes de los campesinos que deberían estar representados.
Si en el censo del año 2017 salió que hay un 25 % de pueblos originarios en el Perú, en términos de derechos de representación política deberíamos tener escaños reservados en el congreso, elegidos por el propio sistema democrático de las organizaciones, pero eso no existe, hay un vacío terrible en este caso. Por eso nuestra lucha también ha sido y va a ser siempre la propuesta que se tenga que crear una ley en este sentido.
Por otro lado, hay una conducta de criminalización a los pueblos originarios y a las rondas campesinas que ejercen las funciones jurisdiccionales. El poder judicial no las respeta a pesar de las leyes y normas que se han conseguido. La mentalidad colonial del estado y de la justicia estatal trata de minimizas la justicia especial. Los candidatos usualmente tratan de ofrecer leyes generales en nombre de las rondas campesinas, pero no las conocen, y si no conocen quienes son estos sujetos organizados en el país, para qué están y qué políticas se pueden implementar quedan muy sesgadas sus decisiones.
Se ha escuchado en los debates que a las rondas se les va a incluir en el consejo nacional de seguridad ciudadana. La fuerza de las rondas siempre ha sido su unidad, su organización, su mística y su disciplina. En las políticas públicas se habla demasiado como combatir la inseguridad en el país, eso del lado del estado, pero los pueblos, al interior, los pueblos rurales, la inseguridad la hemos combatido hace
muchos años, sin presencia del estado, sin colaboración del estado, solo apelando a nuestra organización, a nuestra valentía, a nuestra decisión propia y creo que eso está demostrado.
La relación de las organizaciones sociales con el Estado
En las zonas andinas, amazónicas y también en la costa, venimos siendo terriblemente atacados por las actividades extractivas. Tenemos muchísimos mártires, varias hermanas, hermanos asesinados en manos de sicarios de las empresas y también por el propio estado. Desde Ayabaca en Piura hasta Puno, una lista inmensa de hermanos asesinados.
Es producto de este modelo económico extractivista, de esta constitución y toda la sarta delincuencial que ha tomado por asalto el gobierno y que a la fuerza imponen sus proyectos como en Arequipa, Las Bambas, Apurímac. Nosotros creemos que la solución política tiene que ver con un ordenamiento territorial en el país para poner fin a la forma en que se quiere hacer actividades de extracción de metales, a la fuerza y destruyendo el agua. Pero lamentablemente la gran minería la manejan desde lima, el centralismo está ahí, y hacen oídos sordos e imponen a la fuerza, “esto es del estado”, dicen “y el estado tiene que hacer lo que le venga en gana” y no importa la opinión de los pueblos.
Entonces aquí se tiene que luchar por una regeneración completa. Los pueblos siempre con lucha hemos ganado varias cosas. Yo les invoco a no creer que quien gana va a ser el gran salvador y va a cambiar estas condiciones. Ya ven con esta pandemia, que esta arrasando la vida de los peruanos, con esta crisis económica que golpea totalmente a las zonas rurales. La pequeña agricultura está ahora abandonada a su suerte, con el precio de sus productos minimizado. Porque en las zonas rurales, la agricultura familiar garantiza la sobrevivencia, pero los precios están por los suelos, tenemos deudas y las financieras no perdonan nada. Quien sea que tenga ya el gobierno, pronto tendría que acompañar a que se puedan mejorar los servicios básicos: educación salud, etc. Por nuestra parte, nosotros tenemos que lucharla, gestionar las soluciones de forma organizada, porque el gobierno de buena gana jamás va a hacer cosas a favor del pueblo.
Por supuesto, hacemos un llamado a los hermanos de los pueblos originarios, a los jóvenes, a las mujeres, a todos los que habitamos este país a que reflexionemos duramente sobre la importancia de la política. Porque si los pueblos no nos preparamos integralmente para la
toma del poder, otros van a seguir decidiendo por nosotros, seremos culpables por decir “la política no me interesa, ese es asunto de
otros”. Y, bueno, no rendirnos. Hay que echarle para adelante en esta lucha, con unidad, resolviendo nuestras diferencias. Hay que mantener mucha fe y esperanza en nuestras organizaciones, no dejemos que decaigan, que desaparezcan. A todas las que están hoy de pie, hay que darles esa fuerza y coraje para seguir luchando y defendiendo los intereses de las grandes mayorías.
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Pámuk Wrays Pérez,
Presidente del Gobierno Autónomo Wampís
¿Cuáles son sus perspectivas frente a estas elecciones?
Nosotros desde la Nación Wampís
hemos estado mirando todo lo que está
ocurriendo a nivel del país justo porque estamos para cumplir doscientos
años de vida republicana. Vemos que
líderes políticos están escasos. Nadie
está proponiendo trabajar con pueblos
originarios. Existimos desde antes que
exista la nación peruana, pero no se ha
tomado en cuenta al constituirse el estado del Perú a los pueblos originarios.
Nos han puesto a un lado, ni si quiera
nos han consultado. Esta es una deuda
histórica. Y ninguno de los candidatos
que va a asumir el 2021 está proponiendo en su plan de gobierno eso, excepto
Verónica Mendoza. Nosotros desde esa
mirada hemos analizado con la Nación
Wampís y estamos decidiendo apoyar
a Verónica. Entre los malos, la menos
mala puede ser Verónica. Ella habla de
los autogobiernos territoriales. La Nación Wampís en los últimos cinco años
ha trabajado en la autonomía y el autogobierno territorial y eso hemos hecho
visibilizar a nivel del mundo. Ella está
recogiendo dentro de su plan de gobierno el reconocimiento de los autogobiernos territoriales, la consulta previa que
debe mantenerse y otros derechos como
los derechos colectivos de los pueblos
indígenas. Yo creo que esa es una buena
mirada y creo que si llega a ser presidente y puede hacerlo, estaríamos avanzando unos pasos.
¿Hay algunos candidatos al congreso que ustedes piensan que tienen algunas buenas propuestas?
No, ninguno. Eso es una decepción.
Nosotros vivimos en la frontera y hay
total ausencia del estado, hay un abandono. Por ejemplo esta semana santa
hay una inamovilidad a nivel del país.
Sin embargo veo botes ecuatorianos de
madereras pasando las fronteras sin
ningún problema. Nadie controla y esa
es una decepción. Nos sentimos abandonados. Somos peruanos pero el estado peruano no se acuerda de nosotros.
Nosotros queremos al Perú pero el Perú
no nos quiere. ¿Entonces, qué podemos
pensar? ¿Seguir siendo peruanos o pensar en otra cosa? Los candidatos quieren gobernar al Perú pero no gobiernan
el Perú, porque hasta acá no hacen
control territorial, no hacen control de
nada.
¿Cuando tienen alguna relación con el estado, cómo es esa relación?
Nosotros hemos elaborado un protocolo de relacionamiento con el estado. No
estamos queriendo pelearnos con el estado. No pretendemos hacer otro estado, LUCHA INDÍGENA n Nº 175 n ABRIL 2021 10
queremos hacer un autogobierno propio. Esos son
compromisos internacionales que los estados
han asumido, también el
Perú. Pero eso no se está
aplicando. Nosotros queremos ejercer el derecho
a la autonomía, exigir al
estado ejerciendo nuestro
derecho. Queremos que
el estado sea plurinacional donde existimos las
naciones originarias desde antes de la existencia
del estado peruano.
¿Cómo ejerce su autonomía la Nación Wampís?
Nosotros hemos hecho un autolinderaje de nuestro territorio, que es un millón
trescientosveintisietemil hectáreas donde
vivimos durante miles de años. Hemos vivido aquí durante más de siete mil años.
Hemos hecho el autolinderamiento, el
autoreconocimiento y finalmente la autoproclamación. La autonomía no es un
discurso, la autonomía es un hecho. El
control territorial tampoco es un discurso, es un hecho. Constituimos comités
de vigilancia y seguridad territorial. Ese
Comité es el que va a poner control en
todo el territorio. Eso es lo que estamos
haciendo y estamos en camino a esto porque sino no sabemos quiénes son los que
entran y salen del territorio. Eso es lo que
el estado peruano no está haciendo. Estamos cuidando nuestro territorio ancestral,
nuestros bosques a fin de que esto quede
para nosotros y para las generaciones que
se vienen, pero mirando a la contribución
desde la Nación Wampís para la humanidad. Nosotros estamos poniendo como
un aporte para la humanidad frente a la
situación de cambio climático este millón
trescientosveintisietemil hectáreas, porque ese es el que va a mitigar el calentamiento de la tierra. No la plata, sino el
bosque verde.
Acaban de tener elecciones en su
Gobierno Autónomo. Cuéntanos
cómo fue.
Primera vez en la historia de los
pueblos amazónicos que se ha elegido
por elecciones generales a un Pámuk.
Si así fuera para elegir presidente de
AIDESEP sería genial, pero funciona
entre amigotes y nosotros no hemos
hecho eso. Somos cuatro mil electores
que hemos participado para elegir a un
nuevo presidente. Tenemos un gobierno
socioterritorial. Antes las
federaciones indígenas
solo se agrupaban en las
comunidades y nunca miraron el territorio. Solo
eran comunidades. Pero
ahora estamos mirando
la población y el territorio
en su conjunto.
¿Cómo ven el festejo del
bicentenario?
Nosotros no queremos
celebrar los doscientos
años que el estado ha
venido destruyendo los bosques y la
naturaleza. Son doscientos años de olvido y abandono, de destrucción de la
naturaleza que finalmente ha llevado al
calentamiento global. ¿Para qué necesito una presencia del estado cuando está
destruyendo mi hogar? Eso no significa
que tenemos que pelearnos. Para eso
está el diálogo. Hay que estar preparados para plantear el diálogo. Todos los
pueblos y naciones originarias tenemos
que mirar nuestra autonomía, nuestro
autogobierno territorial. No hay otro
camino. Debemos gobernar, controlar
y administrar todas las bondades de la
naturaleza que tenemos ahí. Tenemos
un estado saqueador, destructor de la
naturaleza. Frente a ello no queda más
camino que hacer nosotros mismos
nuestro control territorial. Esto es lo
que puedo decir a todos los pueblos indígenas del Perú pero también a todos
los pueblos indígenas del mundo
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Jaime Borda,
Red Muqui
¿Cuál es la perspectiva de Red Muqui frente a estas elecciones?
*
Estamos en un escenario bastante
complejo, difícil. Es una situación atípica
porque estamos en medio de una pandemia, crisis política y económica y dentro
de toda esta situación tenemos que afrontar unas elecciones. Desde Red Muqui lo
importante es que las propuestas y demandas de la gente deberían ser escuchadas en
estas elecciones. Tengo la impresión de
que la discusión se centra en lo mediático, en las alturas, como lo han dicho algunos, y creo que la voz de la gente de las
comunidades, de los afectados y afectadas
por proyectos mineros en sus territorios
no se está escuchando. Lamentablemente
la pandemia no permite que haya movilizaciones y participación más activa de la
gente en este proceso electoral. Entonces
por un lado hay esta preocupación y por
otro lado desde Red Muqui tenemos una
agenda vinculada al tema extractivo. Trabajamos el tema de la afectación de la actividad minera en territorios, comunidades
y poblaciones donde existe esa actividad
y tenemos algunas agendas que estamos
planteando en medio de este debate, por
lo menos en el espacio de candidatos al
congreso, pero también en la plancha presidencial. La agenda minera no ha sido
una agenda tan discutida en el debate. Más
bien lo que se ha dicho por parte de varios
candidatos de la derecha ha sido que la
inversión y la reactivación económica van
a pasar por iniciar y reactivar más proyectos mineros. Lamentablemente se ha
hablado de proyectos como Río Blanco en
Piura, Tía María en Arequipa y el proyecto
Conga en Cajamarca. Proyectos que son
muy cuestionados aparentemente serían
retomados. Entonces vemos un escenario
difícil en el que la gente tiene poca información y además han aparecido candidatos totalmente indiferentes en términos de
propuestas. Solamente se han dedicado a
insultar y atacar a sus adversarios.
¿Cuál es la relación de Red Muqui con el estado peruano?
Nosotros como Red Muqui no tenemos
ninguna relación. Nuestra forma de trabajo
es como red. Acompañamos a los miembros de la red en los territorios. Tenemos
presencia en once regiones y lo que hacemos es acciones de incidencia con las comunidades para que sean escuchadas en el
congreso, en el ejecutivo y también en los
ministerios. Por ejemplo ahora estamos
acompañando la Plataforma de los Afectados por Metales Tóxicos y aquí se viene
discutiendo un marco de políticas públicas
para atender a los afectados con metales
tóxicos en zonas mineras porque no hay
una normativa que proteja los derechos
de estas poblaciones. Aquí lo que se hace
es acompañar a los afectados y afectadas
para la generación de políticas públicas. Y
nuestra fuerza está centrada en el acompañamiento de los procesos organizativos
en los territorios donde hay afectación de
derechos por presencia de actividades mineras extractivas.
¿Cómo se manifiesta la autonomía comunal en las comunidades a las que ustedes acompañan?
Los casos son diferentes. En el norte
por ejemplo hay mucho trabajo con las
rondas campesinas. Las rondas tienen una
autonomía para defender su territorio, particularmente en Cajamarca y en el caso de
Piura. En Piura las rondas están organizadas y se constituyen como comités de defensa del territorio en contra del proyecto
Río Blanco, que es un proyecto que está
intentando ingresar hace mucho tiempo
en su zona. Ellos controlan el territorio y
cuidan de quiénes ingresan a sus carreteras, vías, distritos y comunidades. En Río
Blanco llevan más de quince años defendiendo su territorio, primero como comunidades y luego ya como rondas campesinas. Es una experiencia súper interesante
porque incluso la empresa
cambió de dueños varias
veces. La empresa Río
Blanco es de inversiones
chinas. Al igual que en
Tambogrande se ha hecho
una consulta autoconvocada en las comunidades.
En otros casos, donde no hay comunidades,
como por ejemplo en el
Valle de Tambo tenemos
una población organizada
que ha optado por defender la agricultura familiar
frente al intento de imposición del proyecto minero
Tía María. Es una forma
diferente de una población
organizada que defiende
su autonomía y prosperidad económica frente a la que se le intenta
imponer.
En zonas donde ya ingresó la minería
la situación es otra, como en Espinar donde tenemos treinta años de minería y está
todo muy fragmentado y debilitado porque
la presencia de la minería justamente ha
resquebrajado la lógica comunal y comunitaria. Aún a pesar de eso hay un esfuerzo
por organizarse y por cuestionar la afectación de la actividad minera. Son varios
tipos de experiencias y en esos casos de
manera diferenciada acompañamos esos
procesos de resistencia y lucha.
Red Muqui es una red de instituciones peruanas que, actuando local, regional, nacional e internacionalmente, defiende y promueve el reconocimiento, respeto y ejercicio de los derechos de comunidades y poblaciones, así como el desarrollo sostenible en situaciones en las cuales se pretende realizar y/o se vienen realizando actividades mineras abordando sus implicancias sociales, ambientales y culturales.
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Isaac Huamán
Expresidente rondero de la provincia de Huancabamba, Piura
La lucha contra las empresas
mineras en nuestra zona empezó
en Tambogrande, en Piura y luego en Huancabamba. Aunque se
viene gestando desde hace mucho, es desde el año 2002 que se
hizo famosa nuestra lucha contra
la empresa minera Río Blanco en
Huancabamba. Muchos dirigentes
de la provincia de Huancabamba,
de las comunidades han perdido
la vida. Once comuneros han dejado de existir por defender sus
territorios comunales y también
hay personas huérfanas, hay personas inválidas que por defender
sus territorios han perdido una
pierna, la vista o un brazo. El 16
de setiembre del año 2007 realizamos una consulta vecinal donde el 95% de la población en las
comunidades de la provincia de
Huancabamba le dijo no al proyecto minero. También se llevó a
cabo la consulta vecinal en la provincia de Ayabaca donde votaron por la no-presencia de la empresa
minera, así como también se hizo
en el distrito de Pacaipampa. Dos
provincias y un distrito dijeron no
al proyecto minero porque había
causado muerte en esas comunidades. La empresa entró sin consultar a la comunidad, vulnerando
los derechos comunales y amenazando los nacientes de agua y las
huaringas de Huancabamba, que
son 14 lagunas conocidas a nivel
mundial por las propiedades medicinales de sus aguas. Yo soy exdirigente ronderil de la provincia de
Huancabamba y, al igual que otros
dirigentes comunales y ronderos,
la empresa minera me ha enjuiciado porque han querido callarme.
Me llevé once juicios y todavía tengo cuatro. Hay muchos dirigentes
enjuiciados y otros perseguidos.
Es preocupante lo que acontece en
esta provincia de Huancabamba.
Hace dos años atrás había amenazas contra mí. Pero hasta ahora no me ha pasado nada porque
están las rondas campesinas y las
comunidades que ante cualquier
amenaza contra los dirigentes se
movilizan inmediatamente y dan
a conocer a la prensa y radios locales y a otros medios de alcance
nacional lo que está ocurriendo.
¿Qué expectativas tienen frente a las elecciones que se vienen?
La gente está muy preocupada,
el campesino no sabe por quién
votar porque cuando entró Alejandro Toledo nos defraudó. Él decía
que iba a defender los derechos
comunales e ir contra esas empresas abusivas. Nos defraudó e igual
pasó con Ollanta Humala. Las comunidades dieron un apoyo total y
nos defraudó. En realidad la gente
hoy en día está muy dispersa y no
sabe por quién inclinarse en estas
elecciones que se nos avecinan en
pocos días. La gente no tiene expectativas. Todos los candidatos
tienen un pasado y por eso las personas ya no les creen.
¿Existe algún candidato para el congreso que ustedes vean que está preocupado por cumplir las demandas de su pueblo?
Bueno por la región de Piura y
por la provincia de Huancabamba
no tenemos. Hemos tenido congresistas de la provincia pero no se
han preocupado por nosotros. No
están haciendo nada por los intereses del pueblo.
¿Cuál es la relación con el estado?
En la provincia de Huancabamba
las rondas campesinas tienen su
ley, la 27908 y es clarísima: Las
rondas son autónomas y democráticas. En realidad con el estado
no tenemos ningún acercamiento.
Lo que el estado más bien hace es
perseguir a los dirigentes, denunciarlos y encarcelarlos. El estado
va por encima de los derechos
comunales. Sin consultar vienen
concesionando nuestros territorios y expandiendo el suyo y de las
minas. Estamos muy lejos de tener
una conversación con el estado.
¿Cómo expresan su autonomía?
Las rondas campesinas hacen sus
congresos, hacen sus asambleas 15
entrevista
comunales, hay acuerdos que se
hacen en asamblea y que se publican en los medios regionales y se
dan a conocer al gobierno. Presentamos documentos al gobierno.
Quizás al gobierno no le interesa
pero entonces nos manifestamos a
través de protestas.
Mantenemos un control de
nuestro territorio. Las rondas campesinas siempre están vigilando
los lugares donde hay concesiones
mineras, como en Río Blanco. Hay
asambleas donde las centrales de
rondas informan de lo que acontece. Si se presenta alguna urgencia
inmediatamente se llama a asamblea. Las rondas vigilan a todas las
personas extrañas. Les preguntan
a dónde van y qué hacen. También
se ronda de noche. A pesar de la
persecución por parte del estado,
desde hace veinte años las rondas
campesinas se mantienen unidas
aquí.
Desde la experiencia que he tenido como presidente rondero de
la provincia de Huancabamba, la
unidad es lo único que nos va a salvar. Hay que trabajar de acuerdo a
las asambleas comunales, los estatutos y las leyes comunales y ronderas, porque son bien claras y en
ellas rigen los acuerdos comunales. Esperanzas en el estado no hay.
El estado está más bien queriendo
atropellar nuestros derechos y va
por encima de los derechos colectivos de las personas. ¡Las rondas
campesinas jamás serán vencidas!
Nos amparamos muy lejos del estado. La justicia interna de las rondas ve por los ancianos, por los pequeños cuando son desprotegidos
por los padres o madres y combate
la violencia familiar. Mejor que el
estado, mejor que la policía, mejor
que la fiscalía, la ronda campesina
hace su trabajo.
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Tomado de Lucha Indígena