Voces del Perú de abajo se pronuncian sobre las elecciones

Las alternativas sociales y populares en el Perú no pasan por las elecciones, donde participan solamente partidos, grupos y vanguardias que dicen hacer cambios con y desde el estado reiterando la vieja estrategia de la toma del poder, sino por el protagonismo social y el encaminamiento hacia las formas democráticas del autogobierno local y territorial. Por ello traemos opiniones, declaraciones y entrevistas de sectores sociales que no ven que la situación peruana se reduce a una pugna electoral entre izquierda y derecha, sino que está convocado el despliegue de la potencia social de los de abajo y sus formas autónomas de autoorganización, aunque muchos están aún viciados con la }famosa “toma del poder”.



 

Introducción del Número 175 de Lucha Indígena:

Indígenas somos los pueblos arraigados a nuestros territorios, a nuestras lenguas, a nuestras culturas. Pero en nuestro andar, nosotras y nosotros mismos no nos llamamos así. 
Nos nombramos Quechua, Wampis, Achuar, Aymara, Awajun, Kukama, Mapuche, Kuna, Wayuu, Nasa…somos, pues, tantos, somos tantas 
y tan diversas, que no alcanza para definirnos, ni bien ni suficientemente, 
este idioma que por la fuerza de querer hacernos escuchar, de tener a 
quien gritarle y reclamarle la muerte y el despojo que nos persigue, hemos aprendido. Si el lenguaje nos excluye de esta manera, ¿Qué representación política podría ofrecernos un proceso electoral?
En el Perú, la historia y la lucha indígenas han sido silenciadas con 
violencia, pero este embuste sinvergüenza de “elegir” representantes 
está muy bien registrado. Hasta 1895 la elección de presidente y congresistas era indirecta, después se permitió al pueblo votar, pero sólo aquellos que supieran escribir y leer. Eso significó la expulsión de los pueblos 
amazónicos y andinos de la política nacional. Sin contar que, los jurados 
electorales y las juntas escrutadoras se escogían de entre los mayores 
contribuyentes en cada departamento, o sea, los ricos, las élites locales.
¿Acaso no nos resuena esa exclusión para unos y absoluto privilegio 
para otros, hoy, 2021? ¿Ya sea para emitir un voto, conseguir una vacuna, acceder a la educación o tener siquiera el derecho de trabajar sin ser 
perseguido en medio de una pandemia de desigualdad e incertidumbre?
Recién en 1980 la alfabetización dejo de ser un requisito para elegir 
presidentes y congresistas. Desde entonces, vamos marcando con fe 
obediente (coaccionados, en realidad, por la multa y el castigo) por 
quien tiene una oportunidad, por quien ostente similitudes con nuestro 
abandono o estigma, por quien prometa no matarnos tanto ni tan rápido. En lo concreto, los candidatos no representan a las organizaciones 
campesinas ni a los pueblos amazónicos. No estamos en sus pantallas 
ni parlantes. Los millones presupuestados no se nos reparte a pedido. 
Las deudas sí, las concesiones y amenazas sí. El miedo, cómo no, por 
montones. Como en una pesadilla de la historia, nos preguntan sin escucharnos, nos dejan elegir entre la masacre o la resignación. Por ley, 
y esto desde la colonia, se ve mal arrasarnos sin ultimátum.
Una cosa es segura. Las concesiones mineras avanzan a un ritmo 
de miles de hectáreas por mes; el sicariato empresarial, la represión 
estatal y las mesas de menosprecio se suceden sin pausa; la infraestructura para la deforestación, la contaminación, el saqueo se construye sin parar.
Otra cosa es segura. Los pueblos seguiremos tejiendo desde abajo 
nuestra resistencia, nuestras alternativas, nuestra identificación con el 
territorio que nos sostiene, con el agua que nos fructifica, con la lengua que nos abriga, con el acto comunal del día a día. Allí está nuestra 
esperanza y herramienta: la organización.

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Entrevista a Santos Saavedra, presidente de la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (CUNARC) sobre las elecciones presidenciales y congresales.

Desde siempre, la expectativa de los pueblos ha sido que el gobierno, en todo caso, los poderes del estado generen políticas públicas en favor de los pueblos marginados por ya cientos de años. 
Pero sabemos que un proceso electoral no es un espacio de representación política para los pueblos porque vemos allí a los grupos de poder económico, la constitución neoliberal que tenemos y conocemos también a los responsables de la debacle en el país. Muchos de ellos quieren 
permanecer en estos espacios de poder económico y político.

En ese sentido, desde la CUNARC, el año pasado hicimos un esfuerzo conformando la Coordinadora Política Popular, un espacio para el análisis de la política, el tema de la pandemia y también mirando el proceso electoral de este año. En esta coordinadora participaron dirigentes de las rondas y otras organizaciones campesinas, algunos intelectuales y lo que hicimos fue convocar a mesas de dialogo, de encuentros y reflexiones sobre la necesidad de concretizar el cambio constitucional y concretizar la toma del poder que no pasaría por otra cosa sino por renunciar a proyectos cortos y mirar a largo plazo; forjar la unidad. Algunas organizaciones participaron, otras desestimaron la invitación y ahora vemos que muchos de ellos podrían perder su inscripción en este proceso electoral y entonces las posibilidades se hacen cada vez 
más difíciles. Estos candidatos del sector popular se vienen disputando el mismo voto de los pueblos que siempre han estado en lucha. Dándoles de esta forma una ventaja mayor a los mismos de siempre que han tenido el poder.

Se necesita tener el gobierno, el ejecutivo y el legislativo también, porque hay un espacio muy grande para la lucha allí, para el proceso de una nueva constitución y las normas que vayan en favor de las grandes mayorías. Nosotros estamos conscientes que hicimos el esfuerzo de 
cumplir este rol, pero las organizaciones políticas no se unieron, nadie cedió, cada quien decidió por su lado y ahora deben estar evaluándolo. Tal vez se hagan una autocrítica. Si se quiere realmente construir, vencer; debe haber esa gran unidad, debe haber desprendimiento.

Autonomía y representación política
Los pueblos organizados del Perú, ya sea en rondas campesinas, comunidades campesinas, comunidades nativas, los pueblos originarios del Perú, sentimos que el modelo de estado, el modelo de república, la constitución, son excluyentes; sentimos que se margina a los pueblos porque todavía pesa terriblemente el pensamiento colonial y eso se expresa en la conducta de los funcionarios del estado.
Nosotros sentimos, por ejemplo, que no tenemos un derecho a la representación política. Imagínate que ahorita estamos en estas elecciones, pero nuestros líderes campesinos agrarios no están en este espacio. Los partidos políticos tampoco los han tomado en cuenta, han preferido llamar a sus militantes y no a los dirigentes de los campesinos que deberían estar representados.
Si en el censo del año 2017 salió que hay un 25 % de pueblos originarios en el Perú, en términos de derechos de representación política deberíamos tener escaños reservados en el congreso, elegidos por el propio sistema democrático de las organizaciones, pero eso no existe, hay un vacío terrible en este caso. Por eso nuestra lucha también ha sido y va a ser siempre la propuesta que se tenga que crear una ley en este sentido. 
Por otro lado, hay una conducta de criminalización a los pueblos originarios y a las rondas campesinas que ejercen las funciones jurisdiccionales. El poder judicial no las respeta a pesar de las leyes y normas que se han conseguido. La mentalidad colonial del estado y de la justicia estatal trata de minimizas la justicia especial. Los candidatos usualmente tratan de ofrecer leyes generales en nombre de las rondas campesinas, pero no las conocen, y si no conocen quienes son estos sujetos organizados en el país, para qué están y qué políticas se pueden implementar quedan muy sesgadas sus decisiones.
Se ha escuchado en los debates que a las rondas se les va a incluir en el consejo nacional de seguridad ciudadana. La fuerza de las rondas siempre ha sido su unidad, su organización, su mística y su disciplina. En las políticas públicas se habla demasiado como combatir la inseguridad en el país, eso del lado del estado, pero los pueblos, al interior, los pueblos rurales, la inseguridad la hemos combatido hace 
muchos años, sin presencia del estado, sin colaboración del estado, solo apelando a nuestra organización, a nuestra valentía, a nuestra decisión propia y creo que eso está demostrado.

La relación de las organizaciones sociales con el Estado
En las zonas andinas, amazónicas y también en la costa, venimos siendo terriblemente atacados por las actividades extractivas. Tenemos muchísimos mártires, varias hermanas, hermanos asesinados en manos de sicarios de las empresas y también por el propio estado. Desde Ayabaca en Piura hasta Puno, una lista inmensa de hermanos asesinados. 
Es producto de este modelo económico extractivista, de esta constitución y toda la sarta delincuencial que ha tomado por asalto el gobierno y que a la fuerza imponen sus proyectos como en Arequipa, Las Bambas, Apurímac. Nosotros creemos que la solución política tiene que ver con un ordenamiento territorial en el país para poner fin a la forma en que se quiere hacer actividades de extracción de metales, a la fuerza y destruyendo el agua. Pero lamentablemente la gran minería la manejan desde lima, el centralismo está ahí, y hacen oídos sordos e imponen a la fuerza, “esto es del estado”, dicen “y el estado tiene que hacer lo que le venga en gana” y no importa la opinión de los pueblos.
Entonces aquí se tiene que luchar por una regeneración completa. Los pueblos siempre con lucha hemos ganado varias cosas. Yo les invoco a no creer que quien gana va a ser el gran salvador y va a cambiar estas condiciones. Ya ven con esta pandemia, que esta arrasando la vida de los peruanos, con esta crisis económica que golpea totalmente a las zonas rurales. La pequeña agricultura está ahora abandonada a su suerte, con el precio de sus productos minimizado. Porque en las zonas rurales, la agricultura familiar garantiza la sobrevivencia, pero los precios están por los suelos, tenemos deudas y las financieras no perdonan nada. Quien sea que tenga ya el gobierno, pronto tendría que acompañar a que se puedan mejorar los servicios básicos: educación salud, etc. Por nuestra parte, nosotros tenemos que lucharla, gestionar las soluciones de forma organizada, porque el gobierno de buena gana jamás va a hacer cosas a favor del pueblo.

Por supuesto, hacemos un llamado a los hermanos de los pueblos originarios, a los jóvenes, a las mujeres, a todos los que habitamos este país a que reflexionemos duramente sobre la importancia de la política.  Porque si los pueblos no nos preparamos integralmente para la 
toma del poder, otros van a seguir decidiendo por nosotros, seremos culpables por decir “la política no me interesa, ese es asunto de 
otros”. Y, bueno, no rendirnos. Hay que echarle para adelante en esta lucha, con unidad, resolviendo nuestras diferencias. Hay que mantener mucha fe y esperanza en nuestras organizaciones, no dejemos que decaigan, que desaparezcan. A todas las que están hoy de pie, hay que darles esa fuerza y coraje para seguir luchando y defendiendo los intereses de las grandes mayorías.

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Pámuk Wrays Pérez,
Presidente del Gobierno Autónomo Wampís

¿Cuáles son sus perspectivas frente a estas elecciones?

Nosotros desde la Nación Wampís 
hemos estado mirando todo lo que está 
ocurriendo a nivel del país justo porque estamos para cumplir doscientos 
años de vida republicana. Vemos que 
líderes políticos están escasos. Nadie 
está proponiendo trabajar con pueblos 
originarios. Existimos desde antes que 
exista la nación peruana, pero no se ha 
tomado en cuenta al constituirse el estado del Perú a los pueblos originarios. 
Nos han puesto a un lado, ni si quiera 
nos han consultado. Esta es una deuda 
histórica. Y ninguno de los candidatos 
que va a asumir el 2021 está proponiendo en su plan de gobierno eso, excepto 
Verónica Mendoza. Nosotros desde esa 
mirada hemos analizado con la Nación 
Wampís y estamos decidiendo apoyar 
a Verónica. Entre los malos, la menos 
mala puede ser Verónica. Ella habla de 
los autogobiernos territoriales. La Nación Wampís en los últimos cinco años 
ha trabajado en la autonomía y el autogobierno territorial y eso hemos hecho 
visibilizar a nivel del mundo. Ella está 
recogiendo dentro de su plan de gobierno el reconocimiento de los autogobiernos territoriales, la consulta previa que 
debe mantenerse y otros derechos como 
los derechos colectivos de los pueblos 
indígenas. Yo creo que esa es una buena 
mirada y creo que si llega a ser presidente y puede hacerlo, estaríamos avanzando unos pasos.

¿Hay algunos candidatos al congreso que ustedes piensan que tienen algunas buenas propuestas?

No, ninguno. Eso es una decepción. 
Nosotros vivimos en la frontera y hay 
total ausencia del estado, hay un abandono. Por ejemplo esta semana santa 
hay una inamovilidad a nivel del país. 
Sin embargo veo botes ecuatorianos de 
madereras pasando las fronteras sin 
ningún problema. Nadie controla y esa 
es una decepción. Nos sentimos abandonados. Somos peruanos pero el estado peruano no se acuerda de nosotros. 
Nosotros queremos al Perú pero el Perú 
no nos quiere. ¿Entonces, qué podemos 
pensar? ¿Seguir siendo peruanos o pensar en otra cosa? Los candidatos quieren gobernar al Perú pero no gobiernan 
el Perú, porque hasta acá no hacen 
control territorial, no hacen control de 
nada.

¿Cuando tienen alguna relación con el estado, cómo es esa relación?

Nosotros hemos elaborado un protocolo de relacionamiento con el estado. No 
estamos queriendo pelearnos con el estado. No pretendemos hacer otro estado, LUCHA INDÍGENA n Nº 175 n ABRIL 2021 10
queremos hacer un autogobierno propio. Esos son 
compromisos internacionales que los estados 
han asumido, también el 
Perú. Pero eso no se está 
aplicando. Nosotros queremos ejercer el derecho 
a la autonomía, exigir al 
estado ejerciendo nuestro 
derecho. Queremos que 
el estado sea plurinacional donde existimos las 
naciones originarias desde antes de la existencia 
del estado peruano.

¿Cómo ejerce su autonomía la Nación Wampís?

Nosotros hemos hecho un autolinderaje de nuestro territorio, que es un millón 
trescientosveintisietemil hectáreas donde 
vivimos durante miles de años. Hemos vivido aquí durante más de siete mil años. 
Hemos hecho el autolinderamiento, el 
autoreconocimiento y finalmente la autoproclamación. La autonomía no es un 
discurso, la autonomía es un hecho. El 
control territorial tampoco es un discurso, es un hecho. Constituimos comités 
de vigilancia y seguridad territorial. Ese 
Comité es el que va a poner control en 
todo el territorio. Eso es lo que estamos 
haciendo y estamos en camino a esto porque sino no sabemos quiénes son los que 
entran y salen del territorio. Eso es lo que 
el estado peruano no está haciendo. Estamos cuidando nuestro territorio ancestral, 
nuestros bosques a fin de que esto quede 
para nosotros y para las generaciones que 
se vienen, pero mirando a la contribución 
desde la Nación Wampís para la humanidad. Nosotros estamos poniendo como 
un aporte para la humanidad frente a la 
situación de cambio climático este millón 
trescientosveintisietemil hectáreas, porque ese es el que va a mitigar el calentamiento de la tierra. No la plata, sino el 
bosque verde. 
Acaban de tener elecciones en su 
Gobierno Autónomo. Cuéntanos 
cómo fue.
Primera vez en la historia de los 
pueblos amazónicos que se ha elegido 
por elecciones generales a un Pámuk. 
Si así fuera para elegir presidente de 
AIDESEP sería genial, pero funciona 
entre amigotes y nosotros no hemos 
hecho eso. Somos cuatro mil electores 
que hemos participado para elegir a un 
nuevo presidente. Tenemos un gobierno 
socioterritorial. Antes las 
federaciones indígenas 
solo se agrupaban en las 
comunidades y nunca miraron el territorio. Solo 
eran comunidades. Pero 
ahora estamos mirando 
la población y el territorio 
en su conjunto.
¿Cómo ven el festejo del 
bicentenario?
Nosotros no queremos 
celebrar los doscientos 
años que el estado ha 
venido destruyendo los bosques y la 
naturaleza. Son doscientos años de olvido y abandono, de destrucción de la 
naturaleza que finalmente ha llevado al 
calentamiento global. ¿Para qué necesito una presencia del estado cuando está 
destruyendo mi hogar? Eso no significa 
que tenemos que pelearnos. Para eso 
está el diálogo. Hay que estar preparados para plantear el diálogo. Todos los 
pueblos y naciones originarias tenemos 
que mirar nuestra autonomía, nuestro 
autogobierno territorial. No hay otro 
camino. Debemos gobernar, controlar 
y administrar todas las bondades de la 
naturaleza que tenemos ahí. Tenemos 
un estado saqueador, destructor de la 
naturaleza. Frente a ello no queda más 
camino que hacer nosotros mismos 
nuestro control territorial. Esto es lo 
que puedo decir a todos los pueblos indígenas del Perú pero también a todos 
los pueblos indígenas del mundo

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Jaime Borda, 
Red Muqui

¿Cuál es la perspectiva de Red Muqui frente a estas elecciones?

*
Estamos en un escenario bastante 
complejo, difícil. Es una situación atípica 
porque estamos en medio de una pandemia, crisis política y económica y dentro 
de toda esta situación tenemos que afrontar unas elecciones. Desde Red Muqui lo 
importante es que las propuestas y demandas de la gente deberían ser escuchadas en 
estas elecciones. Tengo la impresión de 
que la discusión se centra en lo mediático, en las alturas, como lo han dicho algunos, y creo que la voz de la gente de las 
comunidades, de los afectados y afectadas 
por proyectos mineros en sus territorios 
no se está escuchando. Lamentablemente 
la pandemia no permite que haya movilizaciones y participación más activa de la 
gente en este proceso electoral. Entonces 
por un lado hay esta preocupación y por 
otro lado desde Red Muqui tenemos una 
agenda vinculada al tema extractivo. Trabajamos el tema de la afectación de la actividad minera en territorios, comunidades 
y poblaciones donde existe esa actividad 
y tenemos algunas agendas que estamos 
planteando en medio de este debate, por 
lo menos en el espacio de candidatos al 
congreso, pero también en la plancha presidencial. La agenda minera no ha sido 
una agenda tan discutida en el debate. Más 
bien lo que se ha dicho por parte de varios 
candidatos de la derecha ha sido que la 
inversión y la reactivación económica van 
a pasar por iniciar y reactivar más proyectos mineros. Lamentablemente se ha 
hablado de proyectos como Río Blanco en 
Piura, Tía María en Arequipa y el proyecto 
Conga en Cajamarca. Proyectos que son 
muy cuestionados aparentemente serían 
retomados. Entonces vemos un escenario 
difícil en el que la gente tiene poca información y además han aparecido candidatos totalmente indiferentes en términos de 
propuestas. Solamente se han dedicado a 
insultar y atacar a sus adversarios.

¿Cuál es la relación de Red Muqui con el estado peruano?

Nosotros como Red Muqui no tenemos 
ninguna relación. Nuestra forma de trabajo 
es como red. Acompañamos a los miembros de la red en los territorios. Tenemos 
presencia en once regiones y lo que hacemos es acciones de incidencia con las comunidades para que sean escuchadas en el 
congreso, en el ejecutivo y también en los 
ministerios. Por ejemplo ahora estamos 
acompañando la Plataforma de los Afectados por Metales Tóxicos y aquí se viene 
discutiendo un marco de políticas públicas 
para atender a los afectados con metales 
tóxicos en zonas mineras porque no hay 
una normativa que proteja los derechos 
de estas poblaciones. Aquí lo que se hace 
es acompañar a los afectados y afectadas 
para la generación de políticas públicas. Y 
nuestra fuerza está centrada en el acompañamiento de los procesos organizativos 
en los territorios donde hay afectación de 
derechos por presencia de actividades mineras extractivas.

¿Cómo se manifiesta la autonomía comunal en las comunidades a las que ustedes acompañan?

Los casos son diferentes. En el norte 
por ejemplo hay mucho trabajo con las 
rondas campesinas. Las rondas tienen una 
autonomía para defender su territorio, particularmente en Cajamarca y en el caso de 
Piura. En Piura las rondas están organizadas y se constituyen como comités de defensa del territorio en contra del proyecto 
Río Blanco, que es un proyecto que está 
intentando ingresar hace mucho tiempo 
en su zona. Ellos controlan el territorio y 
cuidan de quiénes ingresan a sus carreteras, vías, distritos y comunidades. En Río 
Blanco llevan más de quince años defendiendo su territorio, primero como comunidades y luego ya como rondas campesinas. Es una experiencia súper interesante 
porque incluso la empresa 
cambió de dueños varias 
veces. La empresa Río 
Blanco es de inversiones 
chinas. Al igual que en 
Tambogrande se ha hecho 
una consulta autoconvocada en las comunidades. 
En otros casos, donde no hay comunidades, 
como por ejemplo en el 
Valle de Tambo tenemos 
una población organizada 
que ha optado por defender la agricultura familiar 
frente al intento de imposición del proyecto minero 
Tía María. Es una forma 
diferente de una población 
organizada que defiende 
su autonomía y prosperidad económica frente a la que se le intenta 
imponer. 
En zonas donde ya ingresó la minería 
la situación es otra, como en Espinar donde tenemos treinta años de minería y está 
todo muy fragmentado y debilitado porque 
la presencia de la minería justamente ha 
resquebrajado la lógica comunal y comunitaria. Aún a pesar de eso hay un esfuerzo 
por organizarse y por cuestionar la afectación de la actividad minera. Son varios 
tipos de experiencias y en esos casos de 
manera diferenciada acompañamos esos 
procesos de resistencia y lucha.

Red Muqui es una red de instituciones peruanas que, actuando local, regional, nacional e internacionalmente, defiende y promueve el reconocimiento, respeto y ejercicio de los derechos de comunidades y poblaciones, así como el desarrollo sostenible en situaciones en las cuales se pretende realizar y/o se vienen realizando actividades mineras abordando sus implicancias sociales, ambientales y culturales.

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Isaac Huamán
Expresidente rondero de la provincia de Huancabamba, Piura

La lucha contra las empresas 
mineras en nuestra zona empezó 
en Tambogrande, en Piura y luego en Huancabamba. Aunque se 
viene gestando desde hace mucho, es desde el año 2002 que se 
hizo famosa nuestra lucha contra 
la empresa minera Río Blanco en 
Huancabamba. Muchos dirigentes 
de la provincia de Huancabamba, 
de las comunidades han perdido 
la vida. Once comuneros han dejado de existir por defender sus 
territorios comunales y también 
hay personas huérfanas, hay personas inválidas que por defender 
sus territorios han perdido una 
pierna, la vista o un brazo. El 16 
de setiembre del año 2007 realizamos una consulta vecinal donde el 95% de la población en las 
comunidades de la provincia de 
Huancabamba le dijo no al proyecto minero. También se llevó a 
cabo la consulta vecinal en la provincia de Ayabaca donde votaron por la no-presencia de la empresa 
minera, así como también se hizo 
en el distrito de Pacaipampa. Dos 
provincias y un distrito dijeron no 
al proyecto minero porque había 
causado muerte en esas comunidades. La empresa entró sin consultar a la comunidad, vulnerando 
los derechos comunales y amenazando los nacientes de agua y las 
huaringas de Huancabamba, que 
son 14 lagunas conocidas a nivel 
mundial por las propiedades medicinales de sus aguas. Yo soy exdirigente ronderil de la provincia de 
Huancabamba y, al igual que otros 
dirigentes comunales y ronderos, 
la empresa minera me ha enjuiciado porque han querido callarme. 
Me llevé once juicios y todavía tengo cuatro. Hay muchos dirigentes 
enjuiciados y otros perseguidos. 
Es preocupante lo que acontece en 
esta provincia de Huancabamba. 
Hace dos años atrás había amenazas contra mí. Pero hasta ahora no me ha pasado nada porque 
están las rondas campesinas y las 
comunidades que ante cualquier 
amenaza contra los dirigentes se 
movilizan inmediatamente y dan 
a conocer a la prensa y radios locales y a otros medios de alcance 
nacional lo que está ocurriendo.

¿Qué expectativas tienen frente a las elecciones que se vienen?

La gente está muy preocupada, 
el campesino no sabe por quién 
votar porque cuando entró Alejandro Toledo nos defraudó. Él decía 
que iba a defender los derechos 
comunales e ir contra esas empresas abusivas. Nos defraudó e igual 
pasó con Ollanta Humala. Las comunidades dieron un apoyo total y 
nos defraudó. En realidad la gente 
hoy en día está muy dispersa y no 
sabe por quién inclinarse en estas 
elecciones que se nos avecinan en 
pocos días. La gente no tiene expectativas. Todos los candidatos 
tienen un pasado y por eso las personas ya no les creen. 

¿Existe algún candidato para el congreso que ustedes vean que está preocupado por cumplir las demandas de su pueblo?

Bueno por la región de Piura y 
por la provincia de Huancabamba 
no tenemos. Hemos tenido congresistas de la provincia pero no se 
han preocupado por nosotros. No 
están haciendo nada por los intereses del pueblo. 

¿Cuál es la relación con el estado?

En la provincia de Huancabamba 
las rondas campesinas tienen su 
ley, la 27908 y es clarísima: Las 
rondas son autónomas y democráticas. En realidad con el estado 
no tenemos ningún acercamiento. 
Lo que el estado más bien hace es 
perseguir a los dirigentes, denunciarlos y encarcelarlos. El estado 
va por encima de los derechos 
comunales. Sin consultar vienen 
concesionando nuestros territorios y expandiendo el suyo y de las 
minas. Estamos muy lejos de tener 
una conversación con el estado.

¿Cómo expresan su autonomía?

Las rondas campesinas hacen sus 
congresos, hacen sus asambleas 15
entrevista
comunales, hay acuerdos que se 
hacen en asamblea y que se publican en los medios regionales y se 
dan a conocer al gobierno. Presentamos documentos al gobierno. 
Quizás al gobierno no le interesa 
pero entonces nos manifestamos a 
través de protestas.
Mantenemos un control de 
nuestro territorio. Las rondas campesinas siempre están vigilando 
los lugares donde hay concesiones 
mineras, como en Río Blanco. Hay 
asambleas donde las centrales de 
rondas informan de lo que acontece. Si se presenta alguna urgencia 
inmediatamente se llama a asamblea. Las rondas vigilan a todas las 
personas extrañas. Les preguntan 
a dónde van y qué hacen. También 
se ronda de noche. A pesar de la 
persecución por parte del estado, 
desde hace veinte años las rondas 
campesinas se mantienen unidas 
aquí. 
Desde la experiencia que he tenido como presidente rondero de 
la provincia de Huancabamba, la 
unidad es lo único que nos va a salvar. Hay que trabajar de acuerdo a 
las asambleas comunales, los estatutos y las leyes comunales y ronderas, porque son bien claras y en 
ellas rigen los acuerdos comunales. Esperanzas en el estado no hay. 
El estado está más bien queriendo 
atropellar nuestros derechos y va 
por encima de los derechos colectivos de las personas. ¡Las rondas 
campesinas jamás serán vencidas! 
Nos amparamos muy lejos del estado. La justicia interna de las rondas ve por los ancianos, por los pequeños cuando son desprotegidos 
por los padres o madres y combate 
la violencia familiar. Mejor que el 
estado, mejor que la policía, mejor 
que la fiscalía, la ronda campesina 
hace su trabajo.

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Tomado de Lucha Indígena