Crónica del viaje y despedidas de los zapatistas desde Chiapas a la Isla Mujeres donde mañana embarcan para navegar a Europa

Una valla humana despidió al convoy de 15 vehículos, entre observadores y prensa, que fueron bajando las montañas hasta llegar a la exuberante selva donde el calor de temporada era aún más intenso.



Anclado en una ladera del caracol de Morelia, el viento mece las lonas que protegen y realzan como velas náuticas al Centro de Adiestramiento Marítimo Zapatista, lugar donde permanecieron en cuarentena y preparación para su próximo viaje en barco a Europa los siete integrantes del llamado Escuadrón 421.

Morelia es la sede de una de las 12 regiones creadas por el EZLN para organizar el gobierno de sus comunidades autónomas. Este viento que mueve las lonas termina por darle forma de barco al espacio zapatista adaptado en los Altos de Chiapas para la travesía interocéanica que llevará a cabo la delegación conformada por las comandantas Carolina y Ximena, el comandante Darío, la maestra Yuli, el maestro Bernal, la tercio compa Lupita y la miliciana y promotora de salud, Marijose.

 

De la construcción marítima hecha en plena montaña emerge una palabra escrita en mayúsculas: “¡DESPERTAD!”.

 

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Hace unos momentos, los futuros navegantes han salido de las entrañas del Centro de Adiestramiento para dejarse ver en la borda. Protegidos con tapabocas y caretas, además de guardar sana distancia entre sí, saludan a los pobladores zapatistas que han venido a despedirlos.

Y después de unos minutos, cuando han regresado al barco-refugio, es cuando el viento ha aparecido para apaciguar un poco el calor primaveral, mover las lonas-velas y ser, quizá, un buen presagio de lo que vendrá pronto en altamar para esta tripulación que navegará por primera vez en su vida en un barco.

 

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Ahí mismo, en Morelia, este domingo 25 de abril, unas horas después del saludo de la delegación marítima zapatista, las autoridades locales han organizado una ceremonia de despedida para sus compañeros.

Caminando la montaña, decenas de pobladores han ido con pancartas, cantos, cohetes y copal a sacarlos un momento de su cuarentena. Los han acompañado luego al auditorio del Caracol, donde han dado mensajes en español y tzeltal, primero los integrantes de la junta de Buen Gobierno y luego el Concejo de Ancianos, quienes también realizaron un ritual especial por el Escuadrón 421.

 

Durante la ceremonia, los pobladores zapatistas mostraban a sus compañeros carteles con leyendas como: “¡Viva la humanidad de los continentes!”, ¡Viva la semilla de la resistencia y rebeldía por la humanidad!”, “¡Viva la buena semilla que se regará por el mundo!”, “¡Que viva nuestro origen de raíz maya!”, “Más de 500 años de humillación y desprecio pero aquí estamos”.

En el evento han sido exhibidos también varios bordados de embarcaciones zapatistas capitaneadas por niños y niñas, balsas con figuras emblemáticas mayas labradas en madera y pintadas con alusiones rebeldes, así como también dos antiguas carabelas hechas a pequeña escala.

 

Tras el acto, el Escuadrón 421 regresó al Centro de Adiestramiento para descansar e iniciar a la mañana siguiente el viaje terrestre hasta Isla Mujeres.

Una vez que entraron a su refugio, el viento otra vez volvió a hacerse sentir en estas montañas de la selva lacandona.

 

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A la mañana siguiente, tras subir al techo de una camioneta unos cayucos y cargar su equipaje, la delegación marítima zapatista, encabezada por el subcomandante Moisés, salió del Caracol de Morelia acompañada por una caravana motorizada en la que participan organizaciones de la sociedad civil, como el Centro de Derechos Humanos-Fray Bartolomé de las Casas.

Una valla humana despidió así al convoy antes de que empezara a sortear las curvas de la carretera de Altamirano a Ocosingo, donde realizaron una parada para ser recibidos por compañeros suyos en la comunidad rebelde de Patria, sede de uno de los caracoles creados de manera reciente por el EZLN. Ahí recibieron otra vez muestras de apoyo y cariño por parte de los insurgentes locales, para luego seguir su camino rumbo a Palenque.

 

Cerca de 15 vehículos, entre observadores y prensa, fueron bajando las montañas hasta llegar a la exuberante selva donde el calor de temporada era aún más intenso.

Antes del atardecer, la caravana arribó al caracol Roberto Barrios, otro de los bastiones autónomos zapatistas, donde fueron recibidos por milicianos y pobladores.

Carolina, Ximena, Darío, Lupita, Yuli, Bernal y Marijose bajaron animados de la camioneta para irse a unos cuartos especiales a descansar antes de seguir su travesía.

 

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Al mediodía de la mañana siguiente a su llegada al caracol Roberto Barrios, el Escuadrón 421 salió de sus habitaciones para caminar a una imponente ceiba ubicada en medio del territorio zapatista.

Tras caminar en círculos sobre ella, colocaron sus manos sobre el grueso tronco: realizaban un ritual para conectarse con el sol en su cenit a través de un árbol caracterizado de manera especial por la legendaria cultura maya.

 

Después del acto, el Escuadrón 421 volvió a resguardarse.

 

Y por tercera vez, luego de una ceremonia especial, apareció el viento en medio del calor chiapaneco: El viento que acompaña la partida de los navegantes zapatistas.

 

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Tras recibir música de mariachi, palabras de apoyo, vítores y rituales tradicionales, el Escuadrón 421 salió al alba el miércoles 28 de abril del caracol Roberto Barrios para dirigirse en caravana a la península de Yucatán.

En Palenque pasaron junto a las obras de la estación del Tren Maya que construye el actual gobierno federal. También bordearon La Chingada, rancho del presidente Andrés Manuel López Obrador, y recorrieron un tramo de Tabasco, donde tuvieron que detenerse ante un retén de la policía estatal en el que se les preguntó a dónde iban: “A Europa”, bromeaban algunos compañeros de la prensa independiente que siguen la ruta.

Después, el Escuadrón 421 retomó camino por Campeche, recorriendo a partir de Sabancuy buena parte de la carretera pegada al mar. Al cabo de unas horas llegaron hasta Yucatán, donde el paisaje del camino estuvo marcado por la belleza natural de la región y por la presencia constante de integrantes de la Guardia Nacional y el Ejército.

A la mañana siguiente, el escuadrón enfilaría de Valladolid a Cancún para subirse al ferry a Isla Mujeres, donde los aguardaba La Montaña. _

Diego Enrique Osorno