Desde el comienzo de las protestas, el pasado 28 de abril, la cifra de muertos, heridos, desaparecidos y violaciones sexuales es alarmante. En las diferentes redes sociales se ha extendido un grito por todo el mundo: #SOSColombia. Un pedido de auxilio ante la violenta represión que está poniendo en marcha el Gobierno Nacional a través de la policía y grupos armados irregulares en las principales ciudades del país.

Los lamentables hechos ocurridos en el Valle del Cauca, ayer 9 de mayo, son una clara demostración de cómo opera esa articulación entre sectores radicalizados de la política, encabezados por el Centro Democrático, las élites sociales y empresariales históricamente en poder de las instituciones colombianas, el gobierno nacional, la policía y grupos armados irregulares para contener por medio de la violencia las movilizaciones sociales en todo el país.

Según el Programa Defensa de la Vida DDHH del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), desde que comenzó el paro nacional no se han registrado hechos violentos en los territorios indígenas de nuestro departamento. Por el contrario, la base de datos contabiliza 21 heridos solo en las ciudades. Las situaciones más graves son la de una compañera herida por dos impactos de bala en el abdomen, otra de un compañero que perdió totalmente su ojo derecho y el último, que fue impactado por un artefacto explosivo en una de sus manos, perdiendo parcialmente los dedos.

El pasado jueves seis d111e mayo, en medio de la lluvia, con camisetas blancas y banderas el pueblo Kokonuko, la Zona Oriente afiliada al CRIC y otros sectores sociales marcharon desde el Parque de la Salud hasta el comando Cauca de  la Policía Nacional en rechazo a las graves violaciones a los derechos humanos que están ocurriendo en desarrollo de las protestas. Allí nos encontramos con la compañera Enith Bambagüé, del resguardo indígena Alto del Rey, municipio de El Tambo – Cauca. La mayora considera que, mientras las protestas se están intensificando en las ciudades, las principales preocupaciones en los territorios indígenas siguen siendo las desarmonías que ocurren como consecuencia del narcotráfico y la minería legal e ilegal. Según la compañera estas dos situaciones son las que atraen a numerosos actores armados:

“Tenemos demasiados conflictos por el tema del narcotráfico y la minería, el tema de los grupos armados al margen de la ley y la fuerza pública que generan esas desarmonías en el territorio. En estos días, hacíamos un análisis, y el último suceso fue de el de la gobernadora de Caldono. A partir de ahí, como que se concentraron en la ciudad todas las muertes y heridos, pues vemos que en los territorios no han asesinado líderes. Entonces esa es una gran pregunta que nos urge, ¿no será el Estado quien nos está asesinando.

Continuando con el caminar nos encontramos con el compañero Leonardo Saavedra, gobernador del resguardo Kokonuko, quien plantea que lo importante es la denuncia y visibilización de estas desarmonías:

“El plano de organizaci1ón que ha planteado la zona centro del pueblo Kokonuko es generar incidencia y visibilizar las acciones de injusticia, (…) como la que está generando la fuerza pública y su manera desmedida de actuar y de responder a las necesidades y exigencias del pueblo colombiano. En este momento, el plantón quiere visibilizar que las comunidades y pueblos indígenas somos actores de paz. Y con ese hecho, estamos gene1rando una denuncia pública al frente de este espacio en la policía, para exigir respeto y garantía a la vida, a los derechos humanos, y a las exigencia del pueblo colombiano.”

A la autoridad del pueblo Kokonuko le preocupa el estado de conmoción interior que pretende poner en práctica el Gobierno Nacional para silenciar la protesta.   acción irresponsable que solo serviría para legitimar los excesos y abusos de autoridad, así como para vulnerar al derecho a la protesta, intensificando las violaciones a los derechos humanos.

A pesar de esas desarmonías que generan muerte y destrucción, se equivocan si creen que esto nos va a detener. Al contrario, esa es la motivación que da fuerza a la unión para derrotar el miedo, y que nos permite seguir enfrentando con ideas, con la fuerza espiritual de los bastones y las vías de hecho la imposición de las reformas que perjudican la vida digna y destruyen la Madre Tierra.

Por: Programa de Comunicación CRIC