Que el presidente diga que los argentinos llegamos de los barcos es una subjetividad formateada por la colonialidad del poder y el saber

La antropóloga interpretó los dichos del presidente, brindó una perspectiva histórica, y analizó aspectos políticos y sociales de la pandemia.



Rita Segato, sobre la frase del Presidente: “Es una subjetividad formateada por la colonialidad del poder y el saber”

 
 

Desde Tilcara, la antropóloga interpretó los dichos del presidente, brindó una perspectiva histórica, y analizó aspectos políticos y sociales de la pandemia.

 

La antropóloga, escritora y activista Rita Segato se refirió a la polémica generada por la frase del presidente de la Nación, Alberto Fernández, sobre la historia del pueblo argentino. “Los argentinos llegamos de los barcos”, dijo el mandatario en un acto junto al jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, lo que derivó en un pedido de disculpas y el envío de una carta al Instituto Nacional contra la Discriminación y el Racismo (INADI).


En una entrevista con minutouno.com sobre las narrativas en disputa durante la pandemia, el rol del Estado y los movimientos sociales que resisten a las políticas extractivistas, Segato opinó sobre el discurso del presidente desde Tilcara, Jujuy, analizándolo dentro de un sesgo ideológico.


La escritora, que vive en esa ciudad norteña, participó este jueves de una Asamblea de Pueblos por el Agua de la Quebrada y Puna en apoyo a las comunidades indígenas y vecinos que se niegan al ingreso de la megaminería. Su acción se enmarca en su largo recorrido por la defensa de los territorios, los feminismos y los Derechos Humanos de los pueblos indígenas.

 

“En Argentina, alrededor del 56 por ciento de la sangre es originaria”.

 
 
“Yo soy una persona que he mantenido todo el tiempo, desde el inicio de su mandato, una intensa simpatía por el presidente, pero su manifestación del jueves muestra que él tiene una subjetividad formateada por la colonialidad del poder y el saber. Eso realmente significó para mí y para muchas otras personas una gran tristeza y una decepción importante con respecto a él”, se lamentó.
 

 

En Argentina, alrededor del 56 por ciento de la sangre es originaria. Por otro lado, en la Argentina la proporción de pueblos indígenas, es decir, de personas que reconocen su identidad originaria, es mayor que en Brasil en proporción con la población total. Son datos que una actitud pedagógica de un gobernante y un profesor tienen la responsabilidad de hacérsela llegar a la población de una Nación”, reflexionó.

 

Luego explicó: “En Brasil, el 51 por ciento de la población se autoidentifica como afrodescendiente. Toda esa gente quedó afuera de la apreciación del profesor de Derecho de la UBA y presidente de nuestro país. Los que vinimos de los barcos lo hicimos para huir de la hambruna y de la crueldad de Europa y a ocupar campos vaciados por el genocidio indígena perpetrado por el Estado argentino. Es decir, no hay nada que pueda enorgullecernos al respecto. Y el presidente puede pensar que somos europeos, pero de forma alguna somos vistos como europeos por los efectivos habitantes de ese Continente”.

 
 
 
“Los que vinimos de los barcos lo hicimos para huir de la hambruna y de la crueldad de Europa y a ocupar campos vaciados por el genocidio indígena perpetuado por el Estado argentino”.

 

 

“Si abrís el mapa del mundo, donde todavía la Tierra está entera, donde hay una relación amigable entre especie humana y Tierra, es donde todavía viven los pueblos”.

- ¿Más allá de lo discursivo, esa ideología se puede traducir luego en las políticas públicas?

- Absolutamente, la política minera es el ejemplo número uno. Si abrís el mapa del mundo, donde todavía existe algo, donde todavía la tierra está entera y hay una relación de reciprocidad entre nuestra especie y la tierra, es decir, una relación que es amigable entre especie humana y Tierra, es donde todavía viven los pueblos, que no son justamente los pueblos que vinieron en los barcos.

- ¿Qué rol cumplen los pueblos que resisten las políticas extractivistas?

- En este momento acabo de venir de un gran encuentro en la plaza sobre los cateos mineros para abrir minas a cielo abierto. En todo este santuario extraordinario en el cual habían vivido pueblos durante siglos se han abierto las compuertas para el cateo minero en toda esta región, inclusive en el gran Cerro Amarillo De Juella, a ocho kilómetros de Tilcara, que se encuentra encima de 9 siglos de población continua. Esto representa un gran peligro de modificación del ecosistema y de contaminación de las aguas que riegan los campos donde se cultivan los alimentos que se venden y compramos en el mercado local. El Cerro es de uranio, y esto es peligroso porque es radioactivo y un insumo para la industria bélica.

- ¿Qué otras consecuencias sociales tienen estos mega proyectos?

- Además, está la contaminación social. Con las minas entran los burdeles y cambia la relación con la naturaleza y con el cuerpo, en especial, con el cuerpo de las mujeres. Insisto: veo el peligro que representa la existencia de uranio, por ejemplo, en esta región.

“Si vacunamos los países ricos y dejamos desprotegidos a los países pobres, los ricos quedarán expuestos a las mutaciones que ocurrirán en los países no vacunados”.

 

Pandemia, mercado y fronteras

- Al inicio de la pandemia usted aseguró que lo vivido es una lección sobre la no supremacía del hombre sobre la Naturaleza. ¿Qué cree ahora?

- No la tiene. Porque diferentes biólogos, que han dado opiniones especializadas, ahora dicen que esto es una advertencia por dos razones: no será la última pandemia, entonces el tema de la incerteza es fundamental. Las fronteras biológicas no son las fronteras políticas. Las políticas pueden intentar bloquear la contaminación, pero no lo van a conseguir nunca porque el virus no respeta fronteras políticas. Si vacunamos los países ricos y dejamos desprotegidos a los países pobres, los ricos quedarán expuestos a las mutaciones que ocurrirán en los países no vacunados. Es una gran lección sobre la porosidad y la incontrabilidad de las fronteras políticas.

- ¿Qué narrativas están en disputa sobre la significación que le damos a la pandemia?

- Una disputa importante que atraviesa todo el tiempo la pandemia y está presente es, para mí, quién tiene la llave de las decisiones: si es el mercado o es la política, es decir, si el mercado organiza la vida o es la decisión política, la voluntad política, el proyecto político, que domina la vida y puede tomar las decisiones. Esta disputa es un subtexto que permanece por detrás y se manifiesta todo el tiempo.

- ¿Se le ocurre algún ejemplo?

- Por ejemplo, esto ocurre en el debate sobre los cierres de actividades comerciales y hasta de la presencialidad escolar de (Horacio Rodríguez) Larreta y el decreto de (Alberto) Fernández sobre las escuelas. Aunque son escuelas, los defensores del orden neoliberal presionarán para que la decisión política no tenga la llave de lo que va a suceder. Presionarán para que la llave de las decisiones las tenga ostensivamente la perspectiva del mercado con sus valores, que son el productivismo, la competitividad, el cálculo de costo-beneficio y en última instancia la acumulación y la concentración. Esa gran tensión atraviesa toda la pandemia todo el tiempo. ¿Lo que se hace y deja de hacer es decidido a partir de la voluntad política o a partir del mercado como conductor determinante de la vida?