Jean Genet, la revolución sin banderas

Cuando el responsable de Asuntos Culturales me invitó, yo le dije: Sí, estoy de acuerdo en ir a Cuba, pero con una condición: yo me pago mi viaje, pago mi estancia y voy adonde quiero, vivo donde quiero. Y también le dije: Estoy de acuerdo en ir, si es verdaderamente una revolución según mis deseos, es decir, si ya no hay banderas, porque la bandera, en tanto que signo de reconocimiento o emblema que reagrupa, se ha convertido en una teatralidad castradora, que mata.»



Jean Genet, la revolución sin banderas