Nicaragua: Abril no nació de los partidos, ni morirá en sus manos

Una vez más se impuso la histórica fórmula autoritaria del dedazo, el sectarismo y la exclusión, de la cual se engendran las dictaduras que nos asfixian hace décadas.



Abril no nació de los partidos, ni morirá en sus manos

La dictadura secuestró a las y los candidatos, y la Alianza CxL los inhibió de facto al no tener la valentía de registrarlos en su lista de candidaturas -presidenciales y diputaciones-.

A*hora el régimen de Ortega y Murillo ni siquiera tendrá que inhibir oficialmente de la farsa electoral a las personas que tiene injustamente secuestradas:

la Alianza CxL le hizo el tremendo “favor político” de inhibirlas de previo y al dedazo.

Tal parece que esta alianza ni siquiera valoró la posibilidad de disputarle a la dictadura la inocencia y la libertad de las y los presos políticos -incluyendo aquella de las personas que se supone son sus propios aliados y hasta sus amigos-.

¿Cómo? La denominada Alianza Ciudadana podría haber nombrado una fórmula presidencial y un listado de diputaciones encabezado con los nombres de todos los rehenes electorales, pues ninguno tiene siquiera una sentencia firme en su contra. De esta forma, se obligaba a la dictadura a formalizar su inhibición embarrándole las manos -de una chanchada más- al Consejo Supremo Electoral.

Por otro lado, también podrían haberse unido a las miles de voces que denuncian el fraude en marcha, que reclaman la liberación irrestricta de todas y todos los presos políticos, que denuncian la ausencia total de condiciones para elecciones, la brutal represión y el irrespeto absoluto a la voluntad popular -pues lo de noviembre no serán elecciones sino un mero circo para la prolongación del régimen dictatorial-.

Pero bueno, ya hace tiempo sabemos que la constante obstaculización y los daños irreparables que le hicieron a la unidad opositora tenían un *solo sentido: la protección de su casilla y de los intereses personales y corporativos que les atan y les subordinan a la dictadura.

Una vez más se impuso la histórica fórmula autoritaria del dedazo, el sectarismo y la exclusión, de la cual se engendran las dictaduras que nos asfixian hace décadas. Se ha vuelto a poner de manifiesto la corruptela existente en todos los partidos políticos, lo que les conlleva el repudio de más del 70% de este país desde hace años y que ratifican todas las encuestas. Las traiciones descaradas al “voto de confianza” o a “la opción viable”, requeridos en sacrificio de la unidad de la oposición democrática, han costado la prolongación del tormento de un país entero que ya no soporta vivir bajo este autoritarismo asfixiante.

Sin duda, ya todas las piezas del fraude están montadas, incluidas las fichas zancudas y colaboracionistas.

 

Y la represión seguirá galopando de manera generalizada contra todas las voces sublevadas en Nicaragua, mientras el pueblo sigue organizándose para conquistar nuevamente su libertad. El grito de “solo el pueblo salva al pueblo” no es solo una consigna, es un cuestionamiento a la podredumbre de los poderes fácticos que obstruyen esta conquista.

Abril no nació de los partidos, ni morirá en sus manos.

*Abogada, ambientalista e integrante de la Articulación de Movimientos Sociales.