“La lucha contra el patriarcado cuestiona el orden social y político en Turquía”
Pinar Selek, socióloga, escritora, feminista, antimilitarista, es el símbolo de una Turquía resistente contra este Estado autoritario. Perseguida en un proceso que dura 19 años, condenada a perpetuidad, el régimen turco quiere quebrar su voz y su pluma.
Podemos legítimamente hablar de ensañamiento judicial y denunciar un ajuste de cuentas político tramado en las más altas esferas del poder.
El último acto data de enero de 2017: tras una cuarta absolución, el fiscal del Tribunal Supremo Suprema solicitó que se anulara esta decisión, como las tres anteriores. Ni qué decir tiene, sin aportar la más mínima nueva prueba para la acusación.
El affaire Pinar Selek es un caso único en la historia del derecho de Turquía, indignante en muchos sentidos. Pero a pesar de la represión, la tortura, su encarcelamiento, los múltiples juicios, a pesar de su exilio forzado en Francia durante dos décadas, afronta todas las luchas con una fuerza infatigable.
Siendo adolescente en Estambul, vivió junto a niños de la calle y prostitutas, luchó por el reconocimiento del genocidio armenio y por la liberación del pueblo kurdo. Hoy, ella lucha a favor de los y las migrantes, combate el patriarcado, el capitalismo y los sistemas de dominación, siempre vinculando estas luchas.
-Los y las griegas se interesan tradicionalmente por lo que pasa en Turquía, pero ignoran en gran medida la figura emblemática de la resistencia al autoritarismo del Estado turco que tú eres. ¿Es tu defensa a las minorías de todo tipo lo que más enfurece al gobierno de Erdogan?
-Mi proceso comenzó en julio de 1998, mucho antes del gobierno de Erdogan. Continúa, a pesar de cuatro absoluciones, 23 años después, pendiendo la espada de Damocles sobre mi cabeza. Este proceso es emblemático, porque muestra la continuidad del régimen nacionalista-militarista y autoritario bajo el cual los mecanismos de la justicia están al servicio del poder. La propia arena política en la Turquía de hoy es el resultado de ecuaciones sociopolíticas demasiado complejas para abordarlas de manera exhaustiva.
Crecí frente a cárceles que encerraron a mi padre y a muchos de nuestros allegados bajo el régimen militar que siguió al golpe de Estado de 1980, que encarceló a cientos de miles de personas. Luego mi juventud está marcada por numerosos juicios contra militantes, intelectuales, artistas que defienden los derechos de los y las oprimidas, que critican las políticas represivas. Sabía que en Turquía si eres crítica corres el riesgo de prisión, exilio o muerte. Lo que vosotros habéis vivido bajo los Coroneles fue y es una realidad constante para nosotros. Así pues, cuando comencé mi investigación sobre la cuestión kurda, sabía que tendría problemas con las autoridades estatales, pero nunca imaginé que me acusarían de violencia y que me vería inmersa en una mala película de ciencia ficción que durara tanto tiempo. Pero no me arrepiento de nada. He resistido desde el primer día de mi arresto, he resistido a fuertes torturas, he resistido en prisión, he resistido a las amenazas y resisto en el exilio porque este país, al mismo tiempo, es un espacio de resistencia, he crecido en la resistencia, he incorporado esta cultura de resistencia, de creación, de esperanza.
-¿Puedes hablar de esa resistencia, de los movimientos de protesta?
-El ejemplo de la protesta social en Turquía ilustra cómo en un ambiente tan represivo, en el que la acción colectiva se ve obstaculizada, las movilizaciones de protesta se pueden construir y difundir tanto desde el punto de vista geográfico como social. Los aparatos represivos no han podido impedir el surgimiento, la generalización y la innovación de las protestas sociales. A partir de los años 60, el fortalecimiento de las movilizaciones populares guiadas por los movimientos revolucionarios fue aplastado por la extrema violencia estatal tras varios golpes de Estado militares. Sobre todo el de 1980 ha traumatizado a varias generaciones. Pero la resistencia no ha sido aplastada, sigue en las cárceles, en las montañas y sobre todo se ha transformado, enriquecido y reforzado. Durante cuarenta años, a pesar de las fuertes tensiones interiores y exteriores, y la violencia estatal de los diversos gobiernos conservadores, el espacio de las luchas sociales ha visto el nacimiento y fortalecimiento de nuevas lógicas de protesta, caracterizadas por su multiplicidad, su creatividad y su pacifismo resistente.
El régimen represivo turco se caracteriza por el monismo que prevalece en todos los ámbitos, el de la etnicidad, los modos de vida y de vestir, las relaciones entre los sexos. Y ese monismo fomenta las alianzas entre los diferentes movimientos feministas, LGTB, antimilitaristas, ecologistas, libertarios, de izquierdas, kurdos, armenios, a pesar de los conflictos que puedan existir entre ellos. Esas alianzas provocan transformaciones cuestionando los marcos teóricos sobre los que se asientan estos movimientos, para que tengan más en cuenta las otras relaciones de dominación. El aprendizaje de las luchas comunes ha transformado a los grupos de protesta y a todo el espacio de las luchas sociales donde viajan los conceptos y los repertorios, las ideas y las experiencias. Hoy se caracteriza por una pluralidad de relaciones, en un espacio intermedio y fluido donde es posible continuar el viaje.
¿Podrá esta fluidez resistir la guerra, las nuevas medidas represivas, el autoritarismo rastrero de un régimen islamista conservador que pone en práctica una política de reislamización de la sociedad y desregulación económica, jurídica y social? ¿Puede esta transformación dar algo de esperanza en un país que está atrapado, desde hace varios años, en un túnel del horror? Paradójicamente, en ese túnel, siempre es posible continuar el camino. Pero hoy ese movimiento necesita cada vez más visibilidad internacional y solidaridad.
-Hace algunos años que el movimiento feminista turco lucha en primera línea por la defensa de las libertades y los derechos democráticos en Turquía. ¿Cómo se puede explicar la persistencia de ese movimiento feminista y el hecho de que se encuentre en la vanguardia de las luchas sociales, a pesar de verse obligado a luchar en las peores condiciones?
-Más que algunos años… pero sí, no es un movimiento antiguo… Las raíces del feminismo en este país se remontan en la historia, pero solo existe desde hace 35 años como movimiento social. La historia social del feminismo en Turquía revela, paradójicamente, la fuerza del patriarcado kemalista y la energía que exige la deconstrucción de sus tópicos. El movimiento feminista representa una disidencia inédita para la estructura republicana. Su proyecto, que va mucho más allá de la lucha por la igualdad, cuestiona, por primera vez, todo orden social construido por el social-darwinismo. Desde su nacimiento ha denunciado el machismo del kemalismo y la imagen de “la mujer” falsamente emancipada concebida para servir a los objetivos nacionalistas de un régimen patriarcal, así como a las verdades ideológicas de los movimientos de la izquierda. Inició así la deconstrucción del saber dominante y la certeza de la “verdad”, rompiendo las normas institucionalizadas en los roles sociales, desbordando las reglas del sistema político y atacando la estructura misma de las relaciones sociales. El movimiento feminista ha desencadenado un nuevo proceso en el espacio militante en Turquía porque ha favorecido una mutación de las formas de movilización y la aparición de un nuevo vocabulario en ese contexto que gana nuevos espacios de debates. Fue el iniciador de un nuevo ciclo de protesta, sirviendo como incubadora para la aparición, a partir de los años 90, de diferentes movimientos ecologistas, libertarios, antimilitaristas y LGTB que adoptan su forma de organización y de acción. Y su papel principal continúa igualmente hoy: Llevada a cabo en varios frentes y por diversas corrientes, la lucha contra el patriarcado, el heterosexismo y el nacionalismo sigue cuestionando fundamentalmente el orden social y político en Turquía.
-El 5 de junio en Niza hubo una gran manifestación feminista transnacional por una Europa sin murallas, por el derecho de asilo de las refugiadas y LGBTQI+ que hayan sufrido violencias de género. Háblanos de esta acción internacional de la que eres en gran parte inspiración.
-El 5 de junio en Niza hubo una acción feminista transnacional por una Europa sin murallas. Fuimos miles a pesar de todas las dificultades, como el bloqueo de las fronteras italianas para impedir venir a manifestantes italianas. Pero una parte tuvo éxito. Otras también… Miles y miles de personas, venidas de todos los rincones de Europa desfilaron cerca de las fronteras italianas para rechazar las políticas de criminalización de las migraciones que matan, que torturan a las poblaciones no europeas y que pesan particularmente sobre las mujeres, especialmente sobre las lesbianas y las personas trans. Con una multitud de acciones creativas, conseguimos visibilizar lo que no lo era. Abierta a todo el mundo, esta vez lo femenino se pone sobre lo masculino: las mujeres exiliadas que representan el 54% de migrantes en Europa. Invisibles. Es en esta invisibilidad que los estados europeos nos quieren condenar a una existencia sin derecho, a la explotación y a la violencia. Sin embargo… sin embargo, en esta invisibilidad hay también una resistencia que embellece nuestro recorrido. La resistencia colectiva que embellece nuestra vida. La resistencia feminista que embellece nuestro mundo. Como las exhibiciones de cometas. Sí, echamos a volar miles de cometas, el 5 de junio, sobre el mar que es también una frontera mortal. El mar azul de la Côte d’Azur que es hoy por hoy una tumba. Cometas de colores fueron a bailar sobre el mar para saludar a los muertos, para saludar a las Odiseas de nuestra época. Y también para escenificar las travesías de mujeres que vuelan, viajan, se liberan, se crean. ¡Y el 5 de junio en Niza mostramos que ese mundo triste podría ser un espacio de fiesta! Un espacio de libertad. Con esta demostración, activamos el primer episodio. O el inicio de una larga campaña feminista hasta la consecución de una Europa libre. El segundo episodio será organizado alrededor de una petición dirigida a instituciones internacionales. ¡La preparamos y estaremos allí pronto! Llamamos a nuestros y nuestras camaradas griegas a unirse a este movimiento. ¡Seremos mucho más fuertes juntos y juntas!
FUENTE: Sonia Mitralias / Traducción al español: Fátima Martín / CADTM