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Gustavo Esteva :: 09.08.21

En vez de estar mirando hacia arriba, esperando de los gobiernos remedios a nuestros predicamentos o líneas de comportamiento a seguir, nos toca arraigarnos en nuestra realidad. Se trata de acordar normas de comportamiento, caminos a seguir, formas de organización, con las personas de nuestro entorno. En el caso de la chatarra alimentaria es posible reforzar la voluntad personal con la acción en común. Es lo que hicieron comunidades oaxaqueñas que aprovecharon la pandemia para impedir la entrada de alimentos chatarra y concentrar el empeño colectivo en las capacidades autónomas de producir comida sana. A final de cuentas, se trata simplemente de vivir y cuidar la vida en comunidad, no de “proteger” cuerpos individuales. Nunca debimos abandonar esa actitud. Es la que adoptaron muchas comunidades, particularmente las indígenas, que han tenido mucho éxito en el manejo del bicho.


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