Zapatistas en Europa. Un universo de luchas por la vida
Hace exactamente un año, un 12 de octubre, las comunidades indígenas zapatistas anunciaron una inusitada travesía por diversos países de Europa. Lo hicieron. Están allá. Una primera delegación nombrada Escuadrón 421 recorrió por mar la distancia entre los dos continentes; y poco después más de 150 zapatistas llegaron por aire. A la cabeza de todo el viaje se encuentra el subcomandante Moisés, vocero zapatista desde el 2013 y uno de los organizadores más importantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Moisés, quien abrió junto con el subcomandante Pedro la cañada tojolabal en los inicios de la insurgencia, es uno de los hombres más respetados y queridos por los pueblos y por la insurgencia. Un hombre cabal, visionario, honesto y, ante todo, un revolucionario.
Moisés acudió personalmente al puerto de Isla Mujeres, Quintana Roo, a despedir a la delegación marítima de 7 integrantes. Y casi cuatro meses después organizó la salida de las siguientes delegaciones. Las imágenes de él primero despidiendo el barco “La Montana” y después organizando a las comisiones en el aeropuerto de la Ciudad de México, dibujan a un hombre al que se le confía la vida, alguien que jamás dejará solos a sus compañeros y compañeras. ”Yo pienso que si hay que ser revolucionario hay que serlo hasta el último, porque eso de que uno no llegue a sus consecuencias, o deje abandonada a la gente, no se vale. Necesitamos asumir eso”, dijo hace algunos años quien hoy encabeza una de las más insólitas iniciativas del zapatismo en sus casi 28 años de vida pública. Dimensionar su salida del territorio mexicano da cuenta del capital que está poniendo el EZLN en esta travesía.
El viaje a Europa tiene varias pistas visibles. El mensaje de ida y vuelta entre la lucha zapatista y diversos movimientos sociales europeos es quizás el piso, pero como en el resto de sus iniciativas, seguramente ni ellos dimensionan el impacto que tendrá el intercambio en el corto, mediano y largo plazo.
La solidaridad es la atmósfera que permea. Por lo pronto, ante la grave violencia que se vive en el estado de Chiapas, donde los demonios andan sueltos, en más de cien ciudades de diversos países de Europa realizaron protestas para exigir el cese de las hostilidades contra las comunidades zapatistas. Como en los peores años de los ataques encabezados por los presidentes Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, los colectivos reclaman a la actual administración que no cesen los ataques paramilitares, los desplazamientos forzados, los asesinatos y desapariciones que conforman el polvorín del sureste mexicano.
“El desgobierno de Rutilio Escandón está haciendo todo lo posible porque se desestabilice al estado”, advirtió el EZLN en el comunicado “Chiapas al borde de la guerra civil”. Y la urgencia resonó en el viejo continente y en varias ciudades de México.
El arribo. Desde que aterrizaron en Viena, Austria, la delegación zapatista no ha parado. La travesía, han explicado, no sólo comprende la denuncia, sino el hermanamiento y el intercambio, se trata de escucharse, entenderse, respetarse y fortalecerse. La palabra entre iguales es el cometido y, como en La Otra Campana en 2005, privilegian el espacio pequeño y verdadero a los actos masivos y mediáticos. Son, pues, más de 27 años de organizar encuentros, y experiencia tienen.
En Alemania, por ejemplo, participaron en el campamento “Reuniones Rebeldes, Redes de rebelión (Camp Rebellisches Zusammentreffen – NetzDerRebellion). Y en Viena en el Encuentro de mujeres migrantes y en la huelga climática. También acudieron a una cooperativa para observar las formas de trabajo familiar en una granja de Obersdorf, donde conocieron las formas de producción de hortalizas, queso y uvas de manera agroecológica.
Las otras luchas que recorren Europa. Tal como lo anunciaron, los zapatistas no van solos en esta travesía, pues representantes de algunas de las luchas de otros pueblos del Congreso Nacional Indígena recorren también la Europa insumisa. Juntos estuvieron en Protestcamp Lobautunnel en la toma de la autopista S1 (Schnellstrasse 1= autovía 1), proyecto que pretende construir un túnel debajo del bosque Lobau (Lobautunnel) que es parte del Parque Nacional Donauauen (Bosques del Danubio), un lugar símbolo para el medio ambientalismo en Austria. También en Viena acompañaron a un colectivo de migrantes en la pinta de un muro y participaron en una marcha y en diversas actividades políticas. No paran desde que llegaron. No fueron a conocer Europa, sino las luchas de quienes son como ellos y ellas.
Son 16 las y los integrantes del CNI que forman parte del recorrido, pertenecen al pueblo maya de Yucatán, Campeche y Quintana Roo; popoluca de Veracruz; biniza de Oaxaca; purépecha de Michoacán; rarámuri de Chihuahua, otomí de la Ciudad de México y nahua de Jalisco, Puebla, Michoacán y Morelos. “Sabemos que la guerra en contra de los pueblos arrecia y nosotras, nosotros, nos vemos en este caminar histórico de los pueblos zapatistas que reconocemos como un destello de lo que es, quizá, la última oportunidad para plantearnos un nuevo rumbo como humanidad, que es la lucha por la vida”, explicó el CNI en el anuncio de su incorporación a la gira.
Comisionados de los Pueblos Nahuas Unidos de la Región Cholulteca y de los Volcanes que instalaron un plantón frente a la embotelladora de agua de Bonafont para denunciar el robo de agua y la sobreexplotación de los pozos por parte de la empresa, forman parte de la delegación indígena. El pasado 8 de agosto las comunidades tomaron las instalaciones de la embotelladora e impidieron que la planta, ubicada en Santa María Zacatepec, municipio de Juan C. Bonilla, reabriera sus puertas y continuara con la extracción del agua de la región, donde hay alrededor de 90 pozos que abastecen de agua potable a 5 mil familias, pero que, aseguran, la mayoría se secó por la extracción y sobreexplotación de la empresa.
También se encuentran en Europa nahuas de Ostula, comunidad del litoral michoacano, quienes después de años de lucha continúan con la exigencia de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación atraiga el caso de la restitución de sus tierras. La justicia frente a los asesinatos y desapariciones es otra de sus exigencias, pues más de 30 asesinatos de comuneros y seis desaparecidos son parte del saldo de su lucha.
La comunidad otomí radicada en la Ciudad de México conforma también la travesía. Este 12 de octubre se cumple un año de que tomaron las instalaciones del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) para exigir atención a sus demandas de vivienda digna y fin a la represión a las comunidades zapatistas.
Uno de los proyectos emblemáticos del actual gobierno federal es el polémico Tren Maya, que desde que se anunció se encontró con la oposición de comunidades indígenas de los cinco estados de la Península de Yucatán. El “mal llamado” tren maya, como lo nombran las comunidades, es considerado “un proyecto de muerte” que amenaza el agua, la flora, fauna y la vida comunitaria en la región. Los defensores, organizados en asambleas y colectivos han advertido los riesgos que implica el megaproyecto para los pueblos, entre los que sobresalen la destrucción y el despojo de los recursos naturales, la urbanización a través de los polos de desarrollo, el abandono del campo para trabajar en los hoteles y restaurantes, al igual que la muerte de especies como la abeja melipona.
Otra de las luchas más representativas es la que protagonizan las comunidades nahuas organizadas en el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, el Agua y el Aire de Morelos, Puebla y Tlaxcala, quienes desde el 2012 se oponen a la operación del Proyecto Integral Morelos (PIM), cuyo complejo incluye dos termoeléctricas, un gasoducto y un acueducto. Los pueblos denunciaron la falta de consulta conforme a los estándares internacionales, así como los impactos ambientales y sociales de la instalación y funcionamiento del megaproyecto, y emprendieron una lucha jurídica a través de la interposición de amparos y la obtención de al menos nueve suspensiones de plano contra el uso del agua del Río Cuautla para la termoeléctrica de Huexca, entre otros recursos legales vigentes que impiden la operación del acueducto y el gasoducto y que las autoridades no han respetado. El asesinato aún impune del defensor Samir Flores Soberanes, uno de los iniciadores de la lucha contra el PIM, es parte importante de la denuncia que se escuchará en Europa. Liliana Velázquez, su compañera de vida y lucha, es parte de la delegación del Frente, junto a Teresa Castellanos, de Huexca.
La oposición al megaproyecto del Corredor Transístmico, anunciado en noviembre de 2018 por AMLO, y que pretende conectar el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, con el de Coatzacoalcos, Veracruz, conforma el bloque de luchas que viaja con los zapatistas. Indígenas de los once pueblos que habitan el Istmo de Tehuantepec argumentan la ilegalidad de la obra por no haber sido consultados de manera previa, libre e informada, y advierten que el funcionamiento del Corredor industrial y los polos de desarrollo provocarán la destrucción de los ecosistemas y de la vida comunitaria.
Del otro lado. “Más de mil colectivos europeos rubricaron la invitación a la delegación del EZLN, el CNI, el CIG y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, que llegan a Europa en una gira a contrapelo de la colonización”, escribió el periodista uruguayo Raúl Zibechi. Quienes defienden sus bosques y aguas; los servicios de salud y de educación; el ejercicio de la autonomía barrial y la vida comunitaria; también los y las migrantes y quienes les acompañan bajo la consigna de que Nadie es ilegal; las luchas contra el fascismo y contra el patriarcado, entre muchas otras, son las anfitrionas de las y los zapatistas y del CNI. Hablarán y escucharán, que de esto y más se trata todo esto.
“Queremos seguir aprendiendo de las, los y loas compas zapatistas, y también queremos ensenarles desde nuestros saberes; deseamos que este conjunto de islas sea un espacio radicalmente diferente después de la travesía por la vida”, escribió el colectivo Scotland Zapatista; mientras, desde Francia, la colectiva París-Ayotzinapa externó su deseo de “crear lazos locales y también globales y compartir experiencias sobre cómo es posible vivir sin represión policial ni explotación capitalista. Vamos a polinizar luchas recibiendo a los compas en nuestras pequeñas casas o departamentos, y así podremos compartir la cotidianidad con ellos y aprender de sus formas de vivir”. Y, desde Italia, anuncian: “para recibir a la delegación zapatista nos estamos organizando en una macro área temática, la de las redes campesinas con jornadas de lucha y una marcha por la Tierra en Mondeggi, Toscana, así como en los distintos territorios donde estamos presentes con nuestros mercados sin comerciantes, como en Umbría y Roma, junto con los compañeros de las ciudades”.
Armar el rompecabezas será tarea titánica. Estos son apenas indicios “de ese mundo otro que las zapatistas abrazarán de uno en una, de paso en paso, en tiempos largos como los que requiere el arte de re-conocerse”, como dice Zibechi.