La multiplicación de los gobiernos autónomos

El pueblo shipibo-konibo de Perú ha formado su propio gobierno autónomo y llama al gobierno de Pedro Castillo a que lo reconozca oficialmente, como señala una carta abierta publicada el 16 de setiembre.
Desde la revuelta colombiana de este año, comienzan a organizarse “guardias urbanas” en grandes ciudades como Cali, formas de organización que demandarán largos procesos de aprendizajes colectivos. Sin embargo, como los gobiernos autónomos, las formas de organización no estatales ya están caminando, se multiplican en un proceso imparable, interminable.



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La multiplicación de los gobiernos autónomos

Raúl Zibechi

 
 

El pueblo shipibo-konibo de Perú ha formado su propio gobierno autónomo y llama al gobierno de Pedro Castillo a que lo reconozca oficialmente, como señala una carta abierta publicada el 16 de setiembre.

El Consejo Shipibo Konibo Xetebo (Coshicox) de la Amazonía peruana informó sobre el Gobierno Autónomo del Pueblo Shipibo-Konibo y exige reconocimiento “al mismo nivel político y administrativo que los gobiernos regionales”. Las propuestas que detallan en su carta son “resultados de acuerdos políticos con nuestras bases y son parte de la plataforma de negociación de los pueblos indígenas en su relación con el Estado y que han sido continuamente postergados”.

Exigen además que se reconozcan “nuestros propios órganos representativos que funcionan como instancias de deliberación política”, así como las normas jurídicas creadas por las comunidades y nuestro territorio integral como nacionalidad indígena y no a nivel comunal”.

Estos puntos son centrales porque la legislación peruana reconoce las comunidades y hasta los territorios de los pueblos, pero no así las naciones y las formas de autogobierno a escala supra comunitaria.

Aseguran que las guardas indígenas que han formado son la versión amazónica de las rondas campesinas, surgidas hace medio siglo en la sierra andina para la defensa de las comunidades campesinas, y destacan que esas guardias de autodefensa hoy son más necesarias que nunca para “proteger la Amazonía de invasiones de traficantes de tierras, deforestación y otras actividades como las explotaciones mineras e hidrocarburíferas” que violan las autonomías.

Las comunidades Shipibo-Konibo están asentadas en los departamentos de Ucayali, Madre de Dios, Loreto y Huánuco y abarcan una población de casi 33 mil habitantes, siendo uno de los pueblos más numerosos de la Amazonía peruana.

El pueblo Shipibo demanda el reconocimiento de 2,4 millones de hectáreas, está asentado de forma dispersa y no continua como suele suceder con los pueblos amazónicos (https://www.coshikox.pe/). Cuenta con un sistema propio de comunicación a través de informativos diarios de radio, con programas económicos de cooperativas de banano y de productos orgánicos y crearon un Banco Shipibo que ha realizado préstamos a más de 300 artesanas para que puedan mejorar su producción.

Los emprendimientos económicos tienen por objetivo “soportar el proceso político de independencia y autogobierno a través de acciones económicas basadas sobre el apoyo mutuo entre productores”, según señala su página. Se puedan ver algunos videos para comprender mejor el entorno de los pueblos que ahora se proclaman gobiernos autónomos, como “Canaán: la tierra prometida” (https://www.youtube.com/watch?v=PPkTP-HV_IE&t=72s) y “Uchunya” (https://www.youtube.com/watch?v=RqAOMBeux6A), que permiten acercarse a realidades, identidades y culturas de los pueblos amazónicos, que enarbolan formas de resistencia distintas a las que conocemos pero convergentes con ellas.

“El dinero hoy lo tenemos y mañana ya no. Nuestro territorio lo vamos a tener de por vida y nunca se va a terminar”, dice una mujer autoridad de Santa Clara de Uchunya.

Es evidente que para quienes aspiran a gobernar naciones, provincias o ciudades, las autonomías de los pueblos originarios suenan a poco: escasa población, asentada en territorios remotos lejos de los centros del poder de arriba. No son atractivos para la estrategia de conquistar el poder, ni para rejuntar votos ni para acarrear militantes.

Sin embargo, en los últimos años estamos asistiendo a una notable expansión de las autonomías de los pueblos. Como hemos visto en otras ocasiones, las autodefensas comunitarias que develan la existencia de procesos autonómicos, comenzaron en las regiones de tierras altas, se fueron expandiendo por las tierras bajas, pero también fueron adoptadas por los pueblos negros y campesinos.

Desde la revuelta colombiana de este año, comienzan a organizarse “guardias urbanas” en grandes ciudades como Cali, formas de organización que demandarán largos procesos de aprendizajes colectivos. Sin embargo, como los gobiernos autónomos, las formas de organización no estatales ya están caminando, se multiplican en un proceso imparable, interminable.