Chile: ¿Qué hacemos con las elecciones?

Las constituciones definen los modos de realizar la administración de los estados con el apoyo de las izquierdas que han conseguido llenar cada vez más dichas constituciones de derechos individuales y derechos del pueblo, pero como tienen más interés en el poder que en los derechos, al igual que las derechas se han negado a tocar los instrumentos y mecanismos de ejercicio del poder, así la democracia se ha transformado en medio para disputar los cargos, pero solamente en las instancias que los poderosos pueden “compartir”, como el ejecutivo, el legislativo y los municipios, pues no van a compartir los aparatos judicial, el policial, el militar. etc. que deciden sobre la vida y la muerte.



CHILE ¿QUÉ HACEMOS CON LAS ELECCIONES?

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

En nuestro continente mal llamado América, las constituciones estatales definen los modos de realizar la administración pública de los estados cuidando dos pequeños detalles:

 

Primero: Las izquierdas han conseguido llenar cada vez más dichas constituciones de derechos individuales y derechos del pueblo, pero como tienen más interés en el poder que en los derechos, al igual que las derechas se han negado a tocar los instrumentos y mecanismos de ejercicio del poder, como ocurre hoy día en Nicaragua y Venezuela, donde los derechos pasan a segundo plano y los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, policial y militar son usados para dirigir y administrar el sometimiento a las necesidades de las empresas que destruyen la madre tierra a cambio de suministrar el dinero que necesita el estado para pagar funcionarios y realizar “servicios” que producen y reproducen clientela electoral.

 

Segundo: La democracia se ha transformado en medio para disputar los cargos del poder, pero solamente en las instancias que los poderosos pueden “compartir”, como el ejecutivo, el legislativo y los municipios, pues no van a compartir los aparatos que cortan los quesos, determinan sobre la vida y la muerte, encarcelan y matan a las personas, como el poder judicial, el policial, el militar, el banco central, la contraloría, los registros de propiedad, las notarías y más.

 

Históricamente la democracia ha sido una forma de gobierno, pero el temor al demos, al populus, a la plebe, al pueblo, ha hecho que la centralización y el autoritarismo sean los ejes principales que han obligado a los poderosos a convertir la democracia apenas en forma de “hacer gobierno” eligiendo unos pocos de los millones, pues a esos pocos representantes los pueden envolver con status, buenos sueldos, propiedades, viajes, fiestas, protocolos, etc, como ha sucedido con los jóvenes de la revolución universitaria que han alcanzado elevados puestos en municipios, gobernaciones, parlamento, etc y ahora van por el poder compartido del ejecutivo, que no son representantes de la juventud ni del pueblo, sino del modo de vivir de las pequeña burguesía que con o sin propiedades (Como Boric y Sharp que son hijos de latifundistas y reyes del ganado ovino de Magallanes) utilizan su título universitario para construir una capa de tecnocracia progresista que basada en el humanismo de “pobrecitos los pobres” se pone al servicio incondicional del empresariado que requiere grandes avances en la tecnología de la explotación y destrucción de la naturaleza donde se concentra hoy día el proceso de acumulación y reproducción capitalista, como en China, donde los camaradas ya compiten con  su propio imperialismo contra el de los yanquis.

 

La misión de esta pequeña burguesía ilustrada es demostrar al empresariado del capital nacional e internacional que pueden seguir explotando la tierra y los cuerpos mediante algunas concesiones en derechos del pueblo y así han conseguido la alianza con el partido llamado comunista que tiene las mismas intenciones y que esta juventud arrogante le ha permitido sacar las castañas del fuego con la mano del gato frenteamplista.

 

Pero la derecha con sus trucos que envuelven a la socialdemocracia concertacionista tiene sus ases en la manga, como Kast, que han transformado en el cuco Bolsonaro-Trump chileno que va a reunir a los derechistas duros mientras los blandos van abandonando a Sichel y sumándose a la socialcristiana Provoste que será la “salvación” del cuco que viene a asustar a los niños y muchos electores de izquierda agarran papa educando a la población con gracias como “lo último que haría sería votar por ese fascista” y así lo van inflando y transformándolo en el “verdadero” enemigo  a combatir, de paso consolidando la idea de que las elecciones definen todo, lo que es más falso que Judas.

 

Kast y Boric, Provoste y Siche, todos ellos sirven al capital y defienden la idea de que la democracia es electoral, apagando la idea de que la democracia es gobierno y no sólo la forma de elegirlo.

 

Es muy distinto pero muy diferente decir que democracia es forma de gobierno, como se debe gobernar,  a decir que es la manera en que se origina, se constituye y elige el gobierno. Así ellos dicen que gobierno democrático es el que se elige de forma democrática y sigue las leyes de la constitución, que es redactada por cuatro gatos y votada por sí o por no.

 

NOSOTROS QUEREMOS QUE LA DEMOCRACIA SEA LA FORMA DE GOBERNAR Y NO SÓLO LA FORMA DE ELEGIR. NO QUEREMOS SER GOBERNADOS POR EL PODER, SINO POR LA DEMOCRACIA.

 

Eso significa que no vamos a participar en las elecciones y vamos a concentrar nuestra energía en la construcción de la democracia que sustituya al poder. Tampoco vamos a pelear junto a los que luchan por alcanzar el poder del estado, pues con ellos no hay alianza posible, a menos que renuncien explícitamente a la toma del poder del estado y se pronuncien por la construcción de la democracia directa en los barrios y comunas del país, tarea que hoy están postergando debido a su interés de centralizar las luchas en la homogenización y en privilegiar alianzas con el estalinismo y con el troskismo.

 

Eso significa simplemente la inversión de tiempos y energías en sembrar las bases del autogobierno de barrios y comunas, no mediante asambleas ni órganos de “poder” popular, ni destacamentos de combatientes, sino mediante la conversación y deliberación entre vecinos en las ollas comunes, huertas comunitarias y demás tareas autogestionarias que nos enseñan como administrar el barrio y gobernarnos mediante la democracia que sustituya el poder y que supere la eterna diferencia que nos instalan entre izquierda y derecha que en realidad es la pelea entre las burocracias que disputan el poder y nos arrastran a enfrentarnos entre nosotros mismo.

 

La comunidad vecinal está quebrada, hay que recuperarla.

El barrio y los vecinos están allí.

¿Dónde estás tú?

 

unlibre@gmail.com