La disputa por representar y recoger los frutos del estallido y su segundo aniversario
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Sabido es por todos que los partidos y representantes de la institucionalidad en el seno del pueblo (porque no son representantes del pueblo en la institucionalidad, sino todo lo contrario) necesitan que la gente haga marchas disciplinadas repitiendo en voz baja como mantra el nombre de los jefes como se hacía con Hitler y Mussolini: “Hitler, Hitler…”, “ Mussolini, Mussolini…”
Hoy día las masas electoras fueron llevadas a celebrar el aniversario segundo del estallido y los camaradas que apoyan al erudito Boric no querían que la gente repitiese su nombre, pues así son ellos, competitivos al cubo, de modo que llenaron por todos lados con sus figuras-íconos (o fetiches según el caso o santitos en otros) como parlamentarios, alcaldes, dirigentes sindicales y otras categorías pasando lista para que no faltara ninguno. Así pasearon a Jadue e Irací como modelos en pasarela haciéndoles girar la cara de un lado a otro para ser más visibilizados en su proximidad al pueblo. Podían verse otras figuras por otros lados y el colmo del desatino electoralista fue poner a los dirigentes sociales de la CUT, Colegio de Profesores y los demás mismos de siempre junto al recinto donde funciona la convención constituyente como cerrando el círculo y dejando claro que el estallido había culminado con la elección de Irací alcaldesa de Santiago, los demás avanzando en cargos, pitutos y palancas, y el broche de oro es la nueva constitución, la victoria popular.
Así celebró el PC y el FA el segundo aniversario del estallido, muy comportados y firmemente apretando el cuello institucional y la camisa de fuerza a que debe someterse el pueblo cundo ellos tengan las herramientas del poder. Vergonzoso y oportunista por partida doble y triple, además que quedaron roncos de tanto criticar a los jóvenes que lanzaron una piedra a los pacos, haciendo méritos para que los pocos votantes los pongan a ellos con Boric a la cabeza en el trono resal de la presidencia.
Y también vino la competencia: los que no quieren llegar a ocupar el poder por las elecciones sino por la lucha, pero ocuparlo. Como el objetivo es el mismo, unos disfrazados de ovejas tontas, y otros de Che Guevara, van siempre a las mismas paradas unos marchando como milicos y los otros tirando piedras como locos “luchando contra el enemigo”, al final los dos salen ganando, unos haciendo propaganda a sus candidatos y los otros reclutando uno que otro nuevo combatiente que será observado por las 12 corrientes clandestinas que disputan el control de asambleas, territorios y grupos de combate.
No cabe duda que lo mejor en calidad humana y disposición de lucha está en quienes enfrentan valerosamente a las fuerzas represivas del régimen. Cientos y miles de jóvenes combatientes que son reclutados por las organizaciones que dirigen siempre viejos cuadros formados y fogueados en la lucha contra la dictadura y crecidos en el apoyo que les entregó la revolución cubana en el período en que iba creciendo el estalinismo que sometió finalmente a la revolución transformándola en otra burocracia del capitalismo de estado. Estos viejos dirigentes transmiten a los jóvenes aquella visión de la gloriosa revolución, aferrados a la idea del marxismo leninismo que se negó a aceptar que Marx que había superado el idealismo hegeliano para pasar a su segunda fase del estado de transición a la sociedad sin clases, no se quedó ahí (como hacen ellos los marxista-leninistas), sino que en el año 1871 por la experiencia de la comuna de París, cambió su idea estatista por la comuna que cumple las funciones del estado. Así la idea ya no era luchar por el estado, sino por hacer de las comunas el eje se las transformaciones, lo que llevó a Marx a acentuar el estudio de las comunidades en todo el mundo elaborando la tesis del modo de producción asiático, que podía pasar directamente del capitalismo a la sociedad del común sin requerir el estado.
Por ello esos miles de jóvenes rebeldes y combatientes son parte del proceso histórico en la medida que aprendan que en vez de ser vanguardia, pueden integrarse a las filas del pueblo directamente sin pasar por la conducción de aquellos dirigentes que quieren dirigir el estado, y así estos jóvenes pueden contribuir a la multiplicación de las ollas comunes y huertas comunitarias mediante la democracia directa, la autogestión generalizada y el aprendizaje de cómo administrar cada barrio por parte de los vecinos organizados a su modo y ya no más en estructuras de poder “popular”, que son las formas en que los partidos agrupan gente a luchar por acceder al estado.
La continuidad del estallido no está en entrar a la institucionalidad del estado, el verdadero causante de nuestros males, ni mediante las elecciones ni mediante “la lucha”, sino en desarrollar el protagonismo popular de autoorganización vecinal para aprender el autogobierno de barrios y comunas. Así entre vecinos cambiamos el poder por la democracia directa.