Ecuador: Las trampas políticas de los significantes huecos

En el contexto de los debates mediáticos sobre las reformas que quiere implementar el gobierno, desde el lado de los defensores de estas reformas, tanto “los expertos” cuanto los propios periodistas, repiten insistentemente casi como una muletilla aquello de “los criterios técnicos” para validar sus reformas en contra de “los criterios políticos” que están de hecho invalidados por ser “políticos” y no “técnicos”. Vieja y burda estrategia para deslegitimar los argumentos de las organizaciones sociales que se oponen o tienen una lectura crítica a las reformas gubernamentales. Aparece el significante “técnico” y es como que pusieran el punto final en el argumento del otro. ¿Me pregunto que están entendiendo por criterios técnicos y que están entendiendo por argumentos políticos?



Las trampas políticas de los significantes huecos

Natalia Sierra
Ecuador Today
 

En el contexto de los debates mediáticos sobre las reformas que quiere implementar el gobierno -tributaria y laboral, básicamente, así como la política salarial para el próximo año-, desde el lado de los defensores de estas reformas, tanto “los expertos” cuanto los propios periodistas, repiten insistentemente casi como una muletilla aquello de “los criterios técnicos” para validar sus reformas en contra de “los criterios políticos” que están de hecho invalidados por ser “políticos” y no “técnicos”. Vieja y burda estrategia para deslegitimar los argumentos de las organizaciones sociales que se oponen o tienen una lectura crítica a las reformas gubernamentales.  Aparece el significante “técnico” y es como que pusieran el punto final en el argumento del otro. ¿Me pregunto que están entendiendo por criterios técnicos y que están entendiendo por argumentos políticos?

¿El conjunto de procedimientos o recursos que usan en la elaboración de sus políticas económicas y que son resultado de investigaciones científicas objetivísimas en las que no hay visones ideológicas o políticas? Al parecer esta mirada positivista debe ser la que sostiene la muletilla, aunque ciertamente creo que la mayoría de los que la utilizan no entiende su locus positivista y la usa política e ideológicamente para deslegitimar la voz del otro. Cuando aparece la “verdad” de los datos obtenidos con métodos y metodologías particulares y con beneficio de inventario, todos tienen que someterse a su imperio, de lo contrario son herejes de la divina ciencia positiva. Obviamente, la intención que hay detrás de toda esta retórica objetiva de “los criterios técnicos” y los “datos duros” es liquidar el pensamiento crítico que asume la perspectiva política e ideológica de toda teoría y todo método, aceptación en donde radica su objetividad.

 

Acaso, los “expertos tecnócratas” creen que nadie sabe que la técnica tiene una dimensión ideológica y la economía es una ciencia social que la ancla en las discusiones político-ideológicas de la sociedad y por lo mismo sus “verdades” vehiculizan intereses distintos, a veces en disputa y otras en confrontación antagónica.   Acaso creen que no sabemos que detrás de la “verdad” de la técnica y de los datos hay voluntad de poder y de dominación sobre el conocimiento y el argumento del otro. Acaso creen que no sabemos que, además, la lectura de los datos no es una sola, la de ellos, sino múltiples, y que las decisiones que se tomen a partir de ellas también son distintas.

Como creo que no entienden de donde viene esa muletilla ideológica que usan, y asumen que “los criterios técnicos” son algo así como una realidad económica tangible e indiscutible que solo deja el camino que ellos proponen, habría que responderles con esa simplicidad. Los datos duros de la realidad dicen que los empobrecidos han sido enmiserados; que la clase media está siendo empobrecida, que las grandes fortunas se han aumentado obscenamente; que las corporaciones empresariales más grandes del país no pagan ni el 1% de renta, y eso cuando pagan; que, además, muchos ricos como el presidente acostumbran a sacar sus fortunas, adquiridas con el trabajo de la sociedad, a paraísos fiscales para no pagar impuestos; que el salario mínimo no cubre la canasta básica; que vivimos en unos de los países más caros de AL; que los gobiernos que se suceden en la administración del Estado atracan con los fondos públicos en complicidad y para beneficio de la gran empresa; que el trabajo formal e informal de los miles de hombres y mujeres produce la riqueza de este país, aquella que un puñado de ricos se apropia la disfruta; que miles de campesinos abandonados por el Estado alimentan a este país. Esos son los únicos criterios humanos que debe mover la política económica de este país, para intentar disminuir los niveles de desigualdad e inequidad social, miseria y violencia.