De economía local en pandemia, postpandemia y lo que siga

La pandemia en el mundo no ha terminado. Los contagios y las defunciones siguen causando graves estragos, sobre todo en los países del sur global. No obstante, es un buen momento para empezar a preguntarnos ¿cómo imaginamos la vida después de la pandemia? ¿cómo será el futuro y qué características deberán reunir nuestros esfuerzos para resarcir el tejido social dañado por la peste y sus secuelas?



DE ECONOMÍA LOCAL EN PANDEMIA, POSTPANDEMIA Y LO QUE SIGA

Gladys Karina Sánchez Juárez
Profesora investigadora del IISUABJO

1. Profesora investigadora de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT, Directora de la revista Cuadernos del Sur.

https://www.educaoaxaca.org/el-topil-44-imaginar-el-mundo-postpandemia/

 

Después de casi dos
años de pandemia
global COVID-19, la
contingencia sanitaria hizo
cuestionarnos lo que consu-
mimos para alimentarnos.
Los hábitos alimenticios fueron
valorados altamente cuando
el subsecretario López Gatell,
durante un año, nos mostró la
importancia de nuestra alimen-
tación para mantener la salud


en general y por la respuesta de
nuestro organismo ante la pan-
demia en particular.
Las alternativas que se revalora-
ron fueron aquéllas que ofrecen
productos locales, de alta calidad
alimenticia, naturales o, incluso,
orgánicos. En el caso de la ciu-
dad de Oaxaca contamos con la
fortuna de tener esta oferta en
diversos puntos de la ciudad; sin
embargo, son alternativas loca-
les que se formaron a través de
un largo camino de organización
colectiva. La mayoría de estas
iniciativas surgieron como res-
puesta a la posibilidad de acercar
alimentos con alto valor nutri-
mental, limpios y culturalmente
locales, en contraposición con
los ultraprocesados que ofrecen
distintas cadenas multinaciona-
les de alimentos rápidos.

Por otra parte, durante la pande-
mia, a diferencia de los centros
urbanos, en las comunidades ru-
rales, no detuvieron sus labores,
lo cual se demostró por la canti-
dad de producción agroalimenta-
ria que se mantuvo y en algunos
casos aumentó. Los campesinos,
como habitualmente sucede, de
forma silenciosa, no detuvieron
sus actividades productivas. Por
tanto, con pandemia y sin pan-
demia, una cantidad importan-
te de campesinos se mantienen
trabajando, como es lo habitual.
Además, sin protagonismos más
que haciendo su valioso trabajo
para aportar alimentos a diversas
localidades.
De esta forma, nuevamente ante
una crisis sanitaria o ambiental, la
producción agropecuaria en pe-
queña escala se vuelve a valorar
como una oportunidad no sólo
para abastecer de alimentación
a las ciudades urbanas del mun-
do tal como lo anunció la FAO en
el año 2015 cuando declaró que
la solución al abasto alimentario
sano del mundo era la agricultu-
ra familiar. Además, en contextos
de pandemia las producciones
que pudieron mantenerse fueron
precisamente las pequeñas que
son familiares.
Por las situaciones que observa-
mos ante la pandemia seguire-
mos planteando que, las estrate-
gias de economía solidaria, son
una solución para dinamizar la
economía local porque son for-
mas sustentables en lo ambien-
tal, permiten mejorar nuestras
relaciones sociales, pues al pro-
ducir y consumir responsable-
mente sentamos las bases para
mantener una economía que
favorezca a la sociedad y no a la
inversa.
En ese sentido, cuando habla-
mos de economía solidaria nos
referimos al trabajo y consumo
compartidos con la responsabi-
lidad que corresponde a cada
participante, así como a prácticas
comerciales diferentes porque se
piensa en la sustentabilidad sin
necesidad de nombrarla con este
término; sin embargo, se piensa
en la importancia de cuidar la na-
turaleza para poder seguir obte-
niendo recursos que posibilitan
la reproducción humana en con-
“Durante la pandemia,
a diferencia de los
centros urbanos, en
las comunidades
rurales, no detuvieron
sus labores, lo cual
se demostró por la
cantidad de producción
agroalimentaria que se
mantuvo y en algunos
casos aumentó…
…Seguiremos
planteando que,
las estrategias de
economía solidaria,
son una solución para
dinamizar la economía
local”.
diciones saludables. Es decir, se
hace referencia a poner en prác-
tica valores de reciprocidad, so-
lidaridad, justicia, participación,
diversidad y otros valores que
nos hacen reconocer la huma-
nidad como ser social y no sólo
pensar en las mercancías y sus
formas de producción, por lo que
hacemos referencia a proyectos
sociopolíticos porque plantean
formas económicas locales auto-
gestivas.
En general, las personas que po-
demos considerar que trabajan
bajo estas normas éticas y mora-
les, realizan prácticas de produc-
ción y comercialización pensan-
do en el entorno que las rodean;
es decir, en la tierra que les po-
sibilita obtener una producción
agrícola, en los animales que per-
miten todo su proceso producti-
vo, pensando en ellos como seres
vivos y no como instrumentos de
trabajo. Es decir, se coexiste con
la naturaleza y saben que de-
pendemos de ella; por ello, estas
estrategias las consideramos pro-
cesos civilizatorios alternativos al
modelo capitalista.
Ahora bien, estas prácticas se
comprueban precisamente a tra-
vés del trabajo eminentemente
campesino, ya que, en los casos
que tienen animales de traspatio
o cualquier tipo de ganado en
mínimas cantidades, habitual-
mente las siguen manteniendo,
aun cuando en ocasiones no
logran obtener recursos mone-
tarios para sus familias, o bien,
sus producciones agrícolas las
siguen cuidando si les es posi-
ble, porque consideran que es la
forma de cuidar el conjunto de la

naturaleza, en tanto, si abando-
nan sus terrenos puede generar
plagas o situaciones adversas
que difícilmente podrán contro-
lar.
Si bien, por el lado de los pro-
ductores, existen experiencias
con prácticas sustentables, entre
quienes podemos mencionar a
campesinos que producen ver-
duras, maíz, frijol, hortalizas, fru-
tas diversas, café, cacao, gallinas,
cabras, chivas, ganado en peque-
ñas escalas y hasta productores
de agave a quienes en muchos
casos se les reconoce actualmen-
te como mezcaleros campesinos,
todos ellos con producciones
sustentables y dinamizando su
economía local.
A pesar de esas experiencias
existentes en nuestro estado de
Oaxaca – además encontramos
éstas en algunos otros estados
como Chiapas, Guerreo, San Luis
Potosí, por mencionar algunos-,
consideramos que falta mucho
trabajo por realizar de lado de los
consumidores porque también
deben ser participantes activos y
conscientes de lo que están dis-
puestos a consumir para su ali-
mentación, la forma en cómo lo
quieren hacer, es decir, pensan-
do no sólo en el producto que
adquieren sino en el conjunto
de personas que se esfuerza para
poder acceder a un producto
sano y de calidad.
Por lo anterior, las estrategias de
economía solidaria local sólo se
pueden lograr a través de alian-
zas constantes, entre producto-
res, consumidores, distribuido-
res, comercializadores, además
también los diferentes niveles
de gobierno deben involucrarse
para lograr la permanencia de
estas estrategias, porque tam-
bién se debe cumplir con la fun-
ción de difundir la importancia
del consumo de estos productos
locales, artesanales, de calidad,
sanos.
De esta forma, sólo las alianzas
entre los diversos sectores so-
ciales puede posibilitar la per-
manencia de las estrategias, de
lo contrario estas alternativas
aunque son benéficas para la so-
ciedad sólo se les responsabiliza
a los productores sin ningún re-
conocimiento o apoyo para for-
talecerse, porque se requiere el
reconocimiento social y además
las condiciones desde las políti-
cas públicas para consolidarse y
de esta forma impulsar las cade-
nas productivas locales de alta
calidad como forma económica
sustentable.