Los dramas del “ambientalismo” chileno

Hace pocos días fue encontrada muerta y atada de pies y manos una defensora del ambiente en Calama, olla que destapa varias realidades que no se toman en cuenta por la prensa ni por la población.



Los dramas del “ambientalismo” chileno

Jaime Yovanovic (Profesor J)

 

Hace pocos días fue encontrada muerta y atada de pies y manos una defensora del ambiente en Calama, olla que destapa varias realidades que no se toman en cuenta por la prensa ni por la población por estar por debajo:

 

La compañera era miembro del Movimiento por el Agua y los Territorios, grupo ambientalista que salió de Modatima debido a que sus principales dirigentes ingresaron al Partido Igualdad, en especial el nuevo gobernador de Valparaíso electo como “independiente” y que era criticado por grupos y personas próximos a formas de organización y lucha de acumulación de fuerzas para la toma confrontacional del poder. Ambas corrientes disputaban los espacios ambientales de Modatima a nivel nacional transformando la organización ambiental en mero instrumento para la toma del poder, lo que colocaba al ambientalismo en segundo plano.

 

Los ejemplos de otros países mostraban que todos los partidos arman su sección “ambiental” buscando integrar líderes de esa resistencia para que sus bases voten por determinado proyecto, como ocurrió en Brasil con la descarada utilización que hizo el PT de Lula con Chico Mendes el querido dirigente seringueiro (cauchero).

 

El drama en ese caso está en que la población dirigida por el reclutado no puede organizarse por sí misma y llegar a las formas de vida comunitaria de los pueblos indígenas donde actúan y se defienden “como una sola persona”, sino que a lo más son organizados para marchas o en células partidarias que al ser de diferentes partidos dividen y debilitan a la población.

Y es claro que no pueden organizar formas comunitarias de vida debido a la cultura individualista que hace competir y luchar entre sí a los buenos contra los malos, los rojos contra los fachos, izquierda contra derecha, etc. Lo que ha sucedido en Caimanes contra la minera Pelambres de Luksic donde más de la mitad de la población fue cooptada por la empresa y la otra parte se trató de una fuerte competencia interna de las corrientes que disputaban el liderazgo, como ocurrió también en Quintero donde era imposible unir a la población y fueron debilitándose los comités y grupos de diferentes ideologías de la lucha por el poder que llegaban a hacer fiestas para celebrar cuando le quietaban un socio al otro grupo.

 

En Calama el Partido Comunista sacó provecho de estas pugnas levantando una campaña para esclarecer el crimen y así hacer su propaganda electoral. En Quilpué el conocido grupo ecologista Pulmón Verde se sacó la careta llevando su propia candidata a concejala por uno de los partidos en pugna. Y en esa misma ciudad el grupo Acción Barrial es dirigido por la Juventud Comunista, en concreto por la ex presidenta del centro de estudiantes de derecho de la U Valpo hija de la dirigente de la Asamblea de Los Pinos.

 

Y así funciona en todo el país con activistas y militantes partidarios que creen que cambiando el gobierno mejorarán las condiciones ambientales, sin percibir que todos los gobiernos del continente, en especial los de corrientes de izquierda o progresistas, obtienen los dineros que requiere el estado del aumento del extractivismo y destrucción de la madre tierra. Siendo el estado uno de los principales instrumentos que utiliza el capitalismo para esa explotación de los recursos. Pero no se importan debido a que el objetivo es ganar los puestos del poder a toda costa.

 

De seguir así, estamos entregando la vida de los activistas en bandeja para la voracidad de las empresas, pues al destacar líderes que convocan, esas personas se colocan en la línea de fuego, cuando el tema no es personal sino de todos. Diferente es la lucha de las comunidades andinas en Perú que se movilizan entre todos debido a que cuentan con tradición comunitaria. Aquí en Chile lo que más se ve es la “lucha” de la aristocracia obrera del cobre por pasar de 10 a 15 millones. Allí es baja la abstención electoral porque todos ellos de izquierda y derecha defienden al patrón-estado. Bonito habría sido que los trabajadores de Pelambres unificaran esfuerzos con la población de Caimanes.

 

La solución es simple: los partidos no sirven y hay que sacarlos de las dinámicas ambientalistas y ecológicas para aprender a trabajar entre todos los vecinos afectados e incorporar más gente que hoy nos evita porque piensan (con razón) que somos antros de izquierda y que sólo nos interesa ganarle a la derecha aún a costa de la naturaleza. Acusamos a los derechistas de destructores del ambiente para que la gente venga con nosotros, pero escondemos que la izquierda es tan destructora como la derecha.

 

De allí que las tareas de defensa del ambiente deben ser asumidas no por “grupos” o colectivos ambientales, sino por la autooganización y formas de vida compartida entre los vecinos de cada barrio. La mejor “defensa” del ambiente (y de la vida de los ambientalistas) es aprender a vivir con la naturaleza.