Defender la tierra y la memoria de la lucha social indígena por la autonomía

Hoy, Día Internacional de los Derechos Humanos, y ya cercanos a la navidad -fiesta de la paz, la unidad y la esperanza-, queríamos compartir una reflexión más filosófica y de fondo que uniera estos temas y nos diera fuerzas y luces para empezar el nuevo año. Pero nos alcanzó una noticia que nos atraviesa la profundidad del alma y lo que somos en lo que creemos la mejor parte de nuestro ser como humanos: atacaron con disparos casas de la comunidad zapatista de Moisés Gandhi -perteneciente al caracol 10 “Nuevo amanecer en resistencia y rebeldía por la vida y la humanidad”- y quemaron parte de la escuela secundaria regional allí ubicada llamada “Seguir el caminar de los 2 mártires”. Fueron nuevamente paramilitares de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), apoyados y solapados por los gobiernos municipal y estatal y por el Partido Verde. Ya habían atacado con total brutalidad e impunidad la tienda comunitaria de allí mismo, en el crucero de Cuxhuljá, el 22 de agosto, y también secuestrado a miembros de la Junta de Buen Gobierno el 11 de septiembre y el 8 de noviembre.

Como he mencionado en un artículo anterior aquí mismo (11-9-20), esa comunidad particularmente con un nombre tan profético como eje en mi vida que une al cristianismo y la noviolencia, ha sido fundamental en mi sencillo proceso de tratar de ser un poco más humano. Sus miembros adultos, e hijos que ví crecer y que hoy muchas y muchos son promotores de salud y educación, han marcado a fondo mi vida con su amor, solidaridad, firmeza permanente en la resistencia y sus valores. Con nuestro pequeño colectivo gandhiano “Pensar en Voz Alta” y el Serpaj nos abocamos con toda la energía y conocimientos humildes, por una década a aprender y acompañar el proceso de educación autónoma -en lo que las comunidades nos iban pidiendo y enseñando- primero en Moisés Gandhi y luego en la Garrucha.

Justamente en Moisés Gandhi, los promotores de educación de todo el caracol, y sus familias, cambiaron nuestra vida y filosofía, pues los vimos crecer cada día en su compromiso por construirse como educadores y alumnos a la vez, por construir un nuevo modelo educativo desde sus necesidades y realidad, cediendo a la lucha una parte de su identidad social y cuerpo muy joven y no siempre con deseos de ser educadores de niños pequeños. Pero lo hicieron por dos décadas al menos, desarrollando un enorme aprendizaje y creatividad llamados “autonomía”, al grado que hace tiempo ya son ellos y ellas solos los protagonistas centrales de su proceso educativo. Todo basado en el principio de realidad de su territorio, movimiento y lucha social, y partiendo desde la sencillez y austeridad total, con recursos materiales mínimos en todo sentido pero morales e intelectuales gigantescos, hasta llegar a desarrollar espacios comunitarios como escuelas secundarias y de otros niveles.

Por ello, hay que tomar conciencia que el nivel de inhumanidad e ignorancia de la ORCAO, junto a sus múltiples aliados políticos y económicos de todo nivel, es atroz. ¡Quemar una escuela! que ha costado ir construyendo -desde la “nada”- por más de 25 años, donde se forman intelectual y humanamente jóvenes que en muchas ocasiones son hasta sus parientes. Como decíamos: nos duele realmente el alma. Pero sabemos que esto fortalecerá aún más la lucha, la organización y la determinación moral de esta lucha única para la humanización de nuestra especie, como es el zapatismo.

Don Trino y Ostula: 10 años de lucha y dolor

Siguiendo con las luchas de los pueblos indios por sus autonomías, el caso de Ostula, en la costa michoacana, es tan ejemplar como dramático en cuanto al exterminio selectivo que ha tenido que enfrentar: 34 asesinatos y 5 desapariciones desde que en 2009 la comunidad recuperó esas tierras. ¿El motivo de la lucha? El despojo de la minería y bosques por partes de los cárteles frente a la lucha de esas comunidades por recuperar sus territorios y convertirlos en espacios de autonomía. Hace exactamente 10 años (el 6 de diciembre), 4 paramilitares encapuchados de los Caballeros Templarios torturaron y asesinaron a don Trino de la Cruz, líder moral comunitario de la resistencia en Xayakalan y Ostula. Nos emboscaron y llevaron a un monte -en plena tarde- a una comitiva de 12 personas solidarias (periodistas, activistas, académicos…) de observación de ddhh del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que acompañábamos a don Trino a una consulta final comunitaria en Ostula sobre la defensa de sus tierras. Desde la llegada en la mañana a Xayakalan, la policía federal había abandonado sin aviso ni permiso a la comitiva. Don Trino, quien en todo momento privilegió proteger a la comitiva sobre su vida, fue arteramente torturado y ejecutado, luego de que los paramilitares nos amenazaron con asesinarnos si nos deteníamos en el camino de regreso, al dejarnos ir.

El dolor y la impotencia que sentimos en ese momento, y por mucho tiempo, fueron difíciles de describir, y también pudimos constatar directa y claramente cómo la fuerza moral y material de dicho movimiento masivo nacional por la paz, no era ni por asomo suficiente ante el poder local del crimen organizado, aliado a las fuerzas municipales y estatales de todo tipo. Además, esa misma noche fatídica del 6, otra valiosísima integrante del MPJD, Eva Alarcón, acompañada de Marcial Bautista, ambos integrantes de la ejemplar Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán en Guerrero, fueron bajados de un autobús en un retén militar en la zona y hasta hoy están desaparecidos. Asimismo, en la misma Ostula también había sido asesinado justo dos meses antes -6 de octubre- otro luchador comunitario, Pedro Leiva, quien estaba integrado a las mesas de negociación del MPJD con la Segob, e iba a participar como representante en el segundo diálogo con el presidente Calderón el 23 de octubre.

Con motivo del 10° aniversario del asesinato de don Trino, la comunidad de Ostula organizó un Foro en línea denominado “La lucha del pueblo de Ostula florece”, donde distintos miembros y solidarios de la comunidad dieron reflexión, memoria y testimonios de la lucha actual de ese pueblo, sobre todo desde el 2014 en que se reconstruyeron ese tejido y guardia comunal. La gran lucha de don Trino y su pueblo empezó en 2008 con la organización que culminó el 29 de junio del año siguiente con la recuperación de 1300 hectáreas de un territorio entre el océano Pacífico y la sierra, que desde los ancestros habían estado en manos de la comunidad de Santa María Ostula, y en ese momento les habían sido arrebatadas por un cacique priísta y su red de complicidades delictivas: “No vamos a dejar de exigir nuestros derechos, no estamos en tierras ajenas”. Fundaron allí junto al mar un poblado al que llamaron Xayakalan, a instancia de don Trino, en memoria de legendarios danzantes burlones, que para ellos representaban la resistencia a los conquistadores. De allí salieron don Trino y la caravana del MPJD hacia Ostula esa tarde fatídica.

El crimen organizado y los empresarios asociados se coludieron por años con las diferentes formas de gobierno -incluida una base de la Marina que se posesionó de la región costa sierra-, quienes les proporcionaron todo tipo de protección y apoyo: herramientas, camiones, maquinaria, impunidad y seguridad, para poder extraer la madera preciosa y en extinción de sus bosques, y minerales valiosos como el hierro que se exportaba a China vía el puerto de Lázaro Cárdenas. Actualmente la lucha jurídica de la comunidad es contra pequeños propietarios de La Placita -poblado contiguo controlado por el cártel-, prestanombres del crimen organizado, quienes pelean esas tierras con muchos subterfugios legalistas y contubernios con la impunidad, haciendo incluso que la Suprema Corte decidiera no atraer el caso, y estando ahora en espera de una resolución acerca de un juicio de amparo, que se espera justa y favorable.

Los comuneros de Ostula insistieron en el Foro, cómo su lucha “no es por un interés propio, sino de toda la comunidad, de nuestros hijos, nietos y bisnietos. Esta paz es cansada pero no por eso vamos a decaer, nos sentimos a gusto así, no la soltaremos”. Apuntaron también, cómo los delincuentes y autoridades “pensaron que una vez acabado don Trino, la comunidad se acabaría, pero cada vez estamos más reorganizados, se reforzó la seguridad en todos los pueblos. Estamos cada vez más fuertes para seguir luchando por la defensa del territorio y sus derechos”.

Hoy Xayakalan ha crecido y se ha asentado con firmeza, contando con escuela e instalaciones eléctricas, y la Guardia Comunal ha logrado detener, con una lucha heroica de cada día, en forma ejemplar gran parte del crimen organizado que imperaba: “Nosotros mismos nos damos la seguridad; la Guardia Comunal te protege”. Así, los testimonios del Foro hicieron honor al título: la lucha de Ostula florece, y existió un consenso total sobre don Trino: “Fue el ejemplo de un luchador que dejó huella con su caminar”. Él insistía a la comunidad, de que “espero que nunca se desanimen para seguir luchando, aún si a mí me desaparecen”. A seguir todas y todos esos pasos con esperanza en la organización, resistencia y construcción comunitaria.