Caminar con el zapatismo, construir comunidad y esperanza

Al recordar la aparición pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, comprendemos cómo este momento fue crucial y esperanzador para los pueblos originarios y para gran parte del México de abajo. Muchos pueblos y personas vimos en la lucha zapatista la nuestra, al igual que nuestras problemáticas, demandas, palabra e historia. Ustedes, zapatistas, lograron desnudar el racismo institucional que corre por las venas del Estado “moderno” mexicano desde su origen.



Caminar con el zapatismo, construir comunidad y esperanza
Inés Durán Matute y Rocío Moreno

CLACSO – Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales

Cátedra Jorge Alonso
Universidad de Guadalajara

Hecho en Chiapas, México / Made in Chiapas, Mexico

CONTENIDO

Caminar con el zapatismo, construir comunidad y esperanza 7
Las voces 10
Inspiraciones zapatistas 12
Somos dignidad 12
Como mujeres que luchamos 20
Construimos la autonomía 27
Navegar por la vida 34
No nos conquistaron 34
Sembremos organización 38

Reflexionar en retrospectiva 44
Bibliografía 45
Acerca de las autoras 47
Acerca de la colección 49

Al recordar la aparición pública del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, comprende -
mos cómo este momento fue crucial y esperanzador para
los pueblos originarios y para gran parte del México de
abajo. Muchos pueblos y personas vimos en la lucha za-
patista la nuestra, al igual que nuestras problemáticas,
demandas, palabra e historia. Ustedes, zapatistas, logra -
ron desnudar el racismo institucional que corre por las
venas del Estado “moderno” mexicano desde su origen.
Nos “recordaron” la existencia de “los indios” y nos “ex-
pusieron” las condiciones en las que millones vivimos día
a día frente a un Estado represor, depredador y explota-
dor. Las iniciativas, declaratorias, comunicados, acciones
y propuestas que han promovido desde hace más de 27
años de vida pública, nos enseñan la diversidad y mag-
nitud de sus esfuerzos colectivos ante los embates que
se sufren en el campo y la ciudad, aquí y allá, hoy y ayer.

Desde aquel 1° de enero han llenado de esperanza a un
pueblo hambriento de justicia y han demostrado que la
creación revolucionaria es una potente herramienta para
la construcción de otros mundos. Ustedes, zapatistas, no
piensan únicamente en la realidad de sus pueblos o de
Chiapas, sino que se entienden como parte de algo más
grande. De esta manera, generan iniciativas haciéndonos,
a la diversidad que somos, parte de ellas.1
Una de estas es el Congreso Nacional Indígena (CNI)
creado el 12 de octubre de 1996. Este espacio nació aquel
día, cuando en el zócalo de la Ciudad de México, la coman-
danta Ramona pronunció estas palabras: “Llegamos hasta
aquí para gritar, junto con todos, los ya no, que nunca más
un México sin nosotros”.2 De esta manera, se constituyó
el CNI como “La Casa de Todos los Pueblos”. Se trata de
un espacio al margen de los partidos políticos donde se
construyen posicionamientos ético-políticos para poder
avanzar en la autonomía y autogestión en cada una de las
comunidades. No es un lugar físico, sino más bien un es-
pacio de encuentro, re*flexión y articulación de luchas. Ahí
confluyen las resistencias de los pueblos originarios y se
organizan en red, donde cada una construye y camina con
su historia, su tiempo y problemáticas. Podemos observar
1 Decidimos utilizar “x” para que cada persona complete el texto
con el género que se sienta más cómoda y para evitar los binarismos
hombre/mujer.
2 Tomado de <http://enlacezapatista.ezln.org.mx/1996/10/12/co-
mandanta-ramona-soy-el-primero-de-muchos-pasos-de-los-zapatis-
tas-al-distrito-federal-y-a-todos-los-lugares-de-mexico/>, consulta:
20 de agosto de 2021.

 a lxs yaquis defendiendo su río, a lxs seris protegiendo el
paraíso de Isla Tiburón, a lxs nahua de Ostula recuperando
Xayakalan, a lxs binnizá frenando eólicas y denunciando al
Corredor Interoceánico, a lxs purépecha en Cherán orga-
nizándose a través de sus fogatas, a lxs nahua en el centro
del país enfrentando al Proyecto Integral Morelos, a lxs
wixárika cuidando Wirikuta y los demás sitios sagrados, a
lxs coca posicionadxs desde su isla Tlaltequepeque, a lxs
mayas impidiendo el paso al mal llamado Tren Maya o a las
propias comunidades zapatistas y los tantos pueblos más
que defienden la vida. Ya son 25 años de hacer comunidad
con esta diversidad de pueblos y aliados para detener el
racismo, el despojo, la explotación y la muerte.
Para ustedes, desde un inicio, la organización desde
abajo y a la izquierda ha sido su objetivo. Sin embargo, el
año pasado, nos sorprendieron queriendo llevar esta ac-
ción más lejos. Cuando el Subcomandante Moisés anunció
que emprenderían una Travesía por la Vida recorriendo
los cinco continentes, nos recordaron que las soluciones
—no solo a una pandemia, sino a todo lo que nos aqueja—
se construyen en colectivo, por lo que hay que depositar
nuestras energías para encontrarnos, conocernos y enla-
zarnos. Esta travesía busca crecer las redes de resistencia
y rebeldía mediante la escucha, el diálogo, la denuncia
y la organización. Convocan a todxs aquellxs que estén
dispuestos a luchar por la vida, sin importar nacionalidad,
color, creencias, cultura o lengua. En pocas palabras, nos
muestran la urgencia de organizarse globalmente, abra -
zando la diferencia, para colocar la vida en el centro y no
bajo el dominio del mercado. Aún sabiendo lo que ustedes,
zapatistas, han abonado a la construcción de otros mundos,

inés durán matute y rocío moreno10
quisimos como homenaje escribir sobre la forma en que
han inspirado durante años a las comunidades organizadas
del CNI. Nos motivó mostrar la forma en que desde un
inicio han caminado y estimulado la comunidad y la espe­
ranza. Esto con el fin de vislumbrar cómo hoy cultivar la
vida requiere que rompamos los tiempos y espacios del
capital planetariamente.
Las voces
Para crear este texto, entonces, preguntamos a algunos
defensores del territorio y miembros del CNI sobre lo que
les ha dado el zapatismo. Sus respuestas las tejimos con las
nuestras, para enlazar los dolores, rabias y esperanzas que
hay en todxs lxs que creemos que es necesaria una digna
resistencia. Así, la primera parte de este texto se enfoca
en cómo el zapatismo nos enseña, acompaña o inspira a
defender la vida. Por su parte, la segunda reúne los an-
helos que despierta esta Travesía por la Vida y nos mues-
tra cómo caminar con el zapatismo se trata de construir
comunidad y esperanza en el mundo. Es un documento
escrito en diálogos fraternos entre agosto y septiembre de
2021, con miras a romper las formas tradicionales de hacer
investigación. Nosotras nos asumimos como parte de los
esfuerzos colectivos y, en ese sentido, buscamos presentar
el tejido de nuestras voces. Si bien con quien conversamos
son personas con sus propias experiencias y perspectivas,
no pretendemos que sean vistas de esta manera. Sus voces
pertenecen a distintos pueblos que encabezan sus propias
luchas, pero también se asumen como parte de esta orga-
nización colectiva que lucha por la vida.

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Les presentamos ahora las voces que guían este escrito:
Manuel Jacobo. Pueblo coca de Mezcala, Jalisco. Esta
comunidad enfrenta una invasión de 11 hectáreas en su
territorio comunal como parte de la dinámica de turis-
mo residencial a las orillas del Lago de Chapala. Además,
la comunidad sufre las devastadoras consecuencias de la
contaminación del lago por las industrias, llevando enfer-
medad a sus pobladores. Por ello, le ha apostado no solo
a la defensa legal, sino a la organización y construcción
de proyectos autónomos tales como el turismo comuni-
tario, los talleres de historia comunitaria, la elaboración
de su estatuto comunal y la revitalización de la Asamblea
de Comuneros.
Maricela Mejía. Pueblo hñahñu de Santiago Mexquiti-
tlán, Querétaro. La comunidad, al ahora residir gran parte
de ella en la Ciudad de México (CDMX), se ha encontrado
con un fuerte racismo y desprecio que intenta “justificar”
sus pobres condiciones de vida. Mientras tanto, en San-
tiago, el despojo de aguas y la turistificación promovida
por externos amenazan a sus habitantes. Ante estas dos
situaciones, la comunidad hñahñu se ha organizado con
plantones y movilizaciones y ha tomado las instalaciones
del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) en la
CDMX desde octubre del año pasado.
Juan Dionicio. Pueblo hñahñu de San Pedro Atlapulco,
Estado de México. Esta comunidad ha centrado su lucha en
conservar sus más de siete mil hectáreas de tierra comu-
nal y la Asamblea Comunal que las protege. Al estar a 50
kilómetros de la CDMX, su lucha se ha centrado en evitar
el despojo de sus aguas y tierras, preservar sus bosques,
diversificar su producción y rescatar su cultura e identidad.

inés durán matute y rocío moreno12
La comunidad hñahñu se ha organizado comunitariamente
mediante proyectos de ecoturismo que emplean y benefi-
cian a este pueblo ancestral.
Valiana Aguilar. Pueblo maya de Sinanché, Yucatán.
Se encuentra sitiado por una diversidad de proyectos que
incluyen la siembra de soya transgénica, las granjas por-
cícolas, corredores turísticos, parques energéticos y, por
supuesto, el mal llamado Tren Maya. Amplios sectores en
Yucatán, junto con otros de Chiapas, Campeche y Quintana
Roo, están sumando fuerzas para enfrentar estos intentos
de destruir el territorio y la vida. La difusión de informa-
ción, los amparos, la conformación de asambleas y el apoyo
mutuo son tan solo algunas de las estrategias.
Inspiraciones zapatistas
Somos dignidad
Cuando gritaron ¡Ya Basta!, lo hicieron por ustedes y por
nosotrxs, para parar la guerra contra los pueblos. También
cubrieron su rostro, no para ocultar lo que son, sino para
permitirnos mirarnos en ustedes. Esas imágenes borrosas
que se difundieron en televisión y distintos medios fue-
ron marcándonos, impregnando nuestros cuerpos con
dignidad.
Tenemos grabado en nuestras memorias cuando en
marzo de 2018, en el seminario Concejo Indígena de Go -
bierno, Resistencia y Organización de Abajo, a la Izquierda,
Anticapitalista y Antipatriarcal, doña Magda, mazahua
residente en la CDMX y delegada del CNI, nos compartió
el hostigamiento, el racismo, la violencia, la marginación,

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el despojo y los insultos que la empujaron a ocultar lo que
es. En la década de 1970, cuando ella vendía frutas y se-
millas en el centro histórico, recuerda: “Nos quitaban la
mercancía, nos cortaban las trenzas, nos llevaban 15 días a
la cárcel, pisaban nuestra mercancía, le echaban petróleo,
le echaban gasolina, nos quitaban nuestros bebés”.3 Ante
este escenario, reveló:
Tuvimos un miedo y nos escondimos, fuimos obligados a cam-
biar nuestra ropa, teníamos que poner pantalón, enchinarnos
las pestañas, usar tacones para poder ir a las reuniones de
nuestros hijos para que no les dijeran que eran hijos de la
India María.
Ahí comprendimos el alcance de su acción, doña Mag-
da agradece “recuperé lo que soy”, no solo su manera de
vestir y hablar, sino que ahora se siente
orgullosa porque, aunque me cambiaran de ropa, lo que llevo
adentro, en la sangre, nadie me lo podía arrebatar. Y gracias
a esa lucha que dieron los compañeros que decían que no iba
a servir, sirvió nacionalmente e internacional, y entonces,
gracias a esa lucha aquí estamos.
Actualmente, la situación no ha cambiado mucho, lxs
siguen agrediendo y humillando por verse, hablar, ver y
habitar de otra manera. Sin embargo, esta dignidad levanta
un orgullo que implica cargar con lo suyo sin rechazar a
3 Relato recuperado de Magdalena García (2018).

inés durán matute y rocío moreno14
nadie; así, doña Magda ahora transita las calles buscando
construir en colectivo una otra ciudad.
Por su parte, Juan Dionicio, delegado de San Pedro Atla-
pulco, recuerda que fue a inicios de los noventa cuando en
su pueblo se empezaron a dar los primeros acercamien-
tos con la identidad y conocimientos como hñahñu. Esto
sucedía en un contexto de grandes falacias que llegaban
con los intentos de privatizar las tierras y la vida. Con “la
conmemoración de los 500 años de la invasión de América”
su planteamiento tomó más fuerza ante “la grave situación
social, política, cultural y económica que se padecía en casi
todos los pueblos indígenas de México y de otros países”.
Ellxs se entendieron como parte de este colectivo y, gracias
a la memoria que guardan donde la tierra no se vende, no
se dejarían despojar fácilmente. Sin embargo, fue con “el
levantamiento indígena zapatista, donde pusieron al des-
cubierto los años de marginación, exterminio y desprecio
acumulados en el transcurso de los años, justo como venía
sucediendo y denunciaban también otros pueblos, que ya
no hubo marcha atrás”. Como explica Juan,
estos acontecimientos marcaron de manera definitiva mi his-
toria y mi vida, lo que ha significado, entender y comprome-
terse con el proyecto histórico de los pueblos indígenas, un
proyecto y propuesta civilizatorio que viene de siglos y tiene
su esencia en la tierra, en lo común.
Es decir, asumirse dignamente como hñahñu fue tomar
el cuidado de la tierra y de los bosques para preservar la
vida de manera colectiva.

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Estas dos experiencias nos llevaron a recordar los golpes
que han afectado la memoria histórica del pueblo coca de
Mezcala. En los pueblos vecinos se les conoce despectiva-
mente como chantes, es decir, indios, con una larga lista
de adjetivos como tontos, sucios, patarrajada o nacos. En
Jalisco, un estado imaginado como “blanco”, el maltrato ha
sido tal que lxs mezcalenses olvidaron su origen e incluso
muchxs han querido dejar su pasado “indígena” atrás. No
obstante, otrxs han visto en el zapatismo esperanza, pues,
como dice Manuel, delegado de la comunidad, “rápida -
mente nos sentimos identificados con su lucha porque
nuestras comunidades han tenido procesos similares: dis-
criminación, olvido, racismo, clasismo y muchas cosas que
nos hacen identificarnos por completo”. De esta manera les
abrió el camino para revisar “nuestra identidad, nuestras
costumbres, nuestra autoridad y comenzar a replantear la
forma en que queríamos que el mundo nos viera”. Incluso
se hizo una asamblea de pueblo para discutir si eran in-
dígenas o no; al final decidieron consultar a sus mayores
y estudiar su historia. Juntxs recordaron su origen como
pueblo coca, y comenzaron a transmitir y reforzar una
memoria colectiva para entender quiénes son y fortalecer
sus lazos. Hoy están orgullosxs, reivindican la palabra in-
dígena, se asumen como pasado, presente y futuro, como
continuidad y cambio. Es más, dignifican su indigeneidad
para romper con las clasificaciones y estructuras de po -
der, organizar alternativas, defender la tierra y crear otras
relaciones y formas de ser, pensar y vivir.4 Lxs coca ya no
4 Véase Durán (2021).

inés durán matute y rocío moreno16
se entienden como el Estado los pinta, sino que se asocian
con la justicia, el respeto y la autonomía.
De manera similar, lxs hñahñu de Santiago Mexquititlán
luchan para que “la dignidad se haga costumbre”, como nos
ha enseñado Estela Hernández, defensora comunitaria.
En 2006, ella comenzó una lucha para lograr la libertad
de su madre y hoy en día nos sigue mostrando su compro-
miso por dignificar a los pueblos al acompañar la toma
del INPI.5 El 12 de octubre de 2020, la comunidad otomí,
como se presentan quienes residen en la CDMX, ocupó
dichas instalaciones por “la dignidad de nuestros pueblos”,
demandando el respeto a sus derechos, la cancelación de los
megaproyectos y el cese de los ataques contra las comuni-
dades zapatistas y los pueblos pertenecientes al CNI.6Este
acto solidario se puede entender cuando se conoce lo que
significa la lucha zapatista para ellxs. Maricela, concejala
otomí, nos explicó que se trata de
una lucha de identidad, donde nosotros nos sentimos iden-
tificados, donde nosotros veíamos que se nos escuchaba la
problemática que teníamos como comunidad parte de la CDMX,
en donde la gente indígena, como nosotros que habla una
lengua, que porta un traje tradicional no tiene cabida.
Mientras para los gobiernos “no existen los pueblos
indígenas”, ella agradece que ustedes zapatistas lxs han
“mirado como un hermano más que está luchando por su
5 Para profundizar, véase Hernández (2020).
6 Véase Redacción (2020).

 tierra y territorio, que está luchando por salir adelante y
ser escuchado”. Por ello, la toma del INPI ha sido su ¡Ya
Basta! ante el racismo, la injusticia y la muerte que no cesa
después de 528 años. Es su manera de decir que no están
dispuestxs a ser sujetxs de “desarrollo” ni piezas decora -
tivas, pues existen en resistencia y en rebeldía.
Esta dignidad no solo ha florecido en los pueblos origi-
narios, ha crecido en una diversidad de vidas y geografías.
Inés, una de las autoras de estas líneas, recuerda cuando por
primera vez asistió a uno de sus eventos: el Primer Festival
Mundial de la Digna Rabia. Las palabras que convocaron
le quedaron grabadas:
No hay oído para nuestro dolor como no sea el del que como
nosotr@s es.
Nadie somos.
Solos estamos y sólo con nuestra dignidad y con nuestra rabia.
Rabia y dignidad son nuestros puentes, nuestros lenguajes.
Escuchémonos pues, conozcámonos entonces.
Que nuestro coraje crezca y esperanza se haga.
Que la dignidad raíz sea de nuevo y otro mundo nazca.7
Dichas palabras abieron su perspectiva, entendió el
peligro continuo de ser absorbidos por la lógica del ca -
pital y, por ello, vio la necesidad de crear otros vínculos
que pudieran parar el desprecio y la injusticia. Decidió
emprender un camino que recorre al lado de aquellxs que
7 Tomado de <http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2008/09/15/
comunicado-del-ccri-cg-del-ezln-comision-sexta-comision-interga-
lactica-del-ezln/>, consulta: 3 de septiembre de 2021.

inés durán matute y rocío moreno18
hacen suyos los dolores de la tierra y sueñan con construir
ese otro mundo.
Quizá sea obvio por qué los pueblos originarios en Mé-
xico se identifiquen con ustedes zapatistas, quizá sea en-
tendible que otrxs en esta geografía también lo hagan,
pero ¿por qué alguien en Europa o África habría de ha-
cerlo? Ustedes han sido estímulo de dignidades y puente
de nuestras rabias que multiplican nuestras esperanzas
por aquí y allá. Son ustedes quienes, desde hace años, nos
han enseñado a comprender nuestras realidades locales
desde una perspectiva global. La situación de muerte que
ha generado un capitalismo colonial y patriarcal nos obli-
ga a responder a escala planetaria con una organización
desde abajo que coloque, nuevamente y con urgencia, la
vida en el centro. Nos han mostrado un interés por crear
espacios globales de encuentro que nos permitan enten-
der que nuestros dolores y problemáticas son generadas
por un mismo sistema y que, por lo tanto, la respuesta se
construye de México a Sudáfrica. Su nueva iniciativa, la
Travesía por la Vida, se enmarca asimismo en esta apuesta,
tan necesaria y urgente; pero antes de adentrarnos en ella,
conozcamos cómo han fortalecido, inspirado y extendido
la lucha de las mujeres.

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Toma del INPI por la comunidad otomí residente en la Ciudad de Mé-
xico, 2020. Foto: Inés Durán Matute.

inés durán matute y rocío moreno20
Como mujeres que luchamos
“¡Sin mujeres no hay revolución!”. Ustedes no solo han gri-
tado esta consigna, sino que han revolucionado sus creen-
cias y prácticas para hacer efectiva la lucha antipatriarcal.
Las primeras imágenes que vimos aquel 1° de enero de
1994 no solo eran de varones, también aparecían mujeres
cargando un arma. Nos dimos cuenta de que había coman-
dantas e insurgentas, mujeres que rompieron con todos
los estereotipos del ser “mujer”. Un año antes de salir a
luz pública, el EZLN ya había tenido su primera batalla,
una que además fue interna, una donde las mujeres detu-
vieron a sus compañeros y les exigieron un lugar digno.
Esto desembocó en la redacción e implementación de la
Ley Revolucionaria de las Mujeres. ¿Cuántos territorios,
organismos, sindicatos o universidades tienen una ley que
explícitamente incluya a las mujeres y defienda sus dere-
chos? ¿Cuántas de esas leyes son escritas por mujeres y
aplicadas en la vida real? Sin duda, las mujeres zapatistas
nos marcaron la enorme tarea que tendríamos que realizar
en nuestros espacios pues, como mujeres que luchamos,
tenemos que visibilizarnos, ser respetadas y decidir sobre
nuestras vidas.
Para Rocío, una de las autoras de estas líneas, la lucha
de las mujeres zapatistas ha sido ejemplar y esperanzado-
ra. En su comunidad son varias mujeres las que están en
la defensa territorial. Su madre, primas, tías y amigas le
enseñaron la importancia de esta lucha. En 2002, algunas
de ellas, junto con hombres de la comunidad que simpa-
tizaban con la lucha zapatista, formaron el Colectivo Mez-
cala. Fue un espacio formativo donde se leían escritos y

217891082 730 45 688193, 730212 739018…
veían videos de ustedes zapatistas. En 2004 lograron ir a
Chiapas a conocerlxs en el marco de unas reuniones prepa-
ratorias de lo que más tarde sería La Otra Campaña. Acudir
y habitar los territorios rebeldes las cambió y empujó a
involucrarse más en los asuntos comunitarios. En 2006,
las comandantas Miriam y Gabriela, junto con delegadxs
del CNI, visitaron Mezcala para celebrar el Foro Nacio -
nal en Defensa de la Madre Tierra y la Autonomía de los
Pueblos Indígenas. Para las mujeres de la comunidad este
evento fue un parteaguas. Al escuchar a dos mujeres que
luchan por su pueblo y sus vidas, comprendieron que no
solo se trata de enfrentar las problemáticas territoriales,
sino también de dar la lucha como mujeres que somos.
Pues, aunque de maneras variadas y únicas las mujeres
cocas han luchado por su comunidad, en el censo solo se
reconocían a ocho mujeres de los 406 comuneros que eran.
Hoy ya se han integrado 12 más, pero será hasta que se
encuentre un equilibrio en su participación en número y
forma que las mujeres de la comunidad tendrán su lugar.
En este sentido, las zapatistas las siguen inspirando con
su ejemplo y prácticas cotidianas revolucionarias.
Para algunas mujeres que pertenecen al CNI, la incorpo-
ración de la lucha antipatriarcal en sus pueblos y organiza-
ción nacional ha significado enriquecimiento. Aprenderle
a las zapatistas debe de estar acompañado de la práctica, de
la materialización de los ideales por la emancipación de las
mujeres en la vía de los hechos; si no, la enseñanza queda
limitada. Así en el Norte y Sur, en el Centro y Occidente de
México, estas mujeres, con sus lenguas, bordados, sabores,
historias y colores, van realizando trabajos comunitarios
y ejerciendo su derecho a la vida y a la autonomía de sus

inés durán matute y rocío moreno22
pueblos. Quizá uno de los mayores logros sea el abrir este
espacio a las mujeres, como se mostró con el nombramien-
to de María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, nahua
de Tuxpan, Jalisco, como vocera del Concejo Indígena de
Gobierno (CIG). Además, en esta ocasión se decidió que
como concejalxs se tenía que nombrar a un hombre y a
una mujer de cada pueblo con la intención de posicionar a
las mujeres originarias. No es por una cuestión de “cuota”,
sino un intento por transformar la organización, dándole
otra mirada, arreglo y propósito.
De esta manera, la inspiración y el ejemplo que brin-
dan las zapatistas llega de diversas maneras a cada una de
las mujeres que son parte del CNI. Por ejemplo, Valiana,
delegada maya, nos comparte su experiencia con relación
al zapatismo:
Yo nací en el ‘93. […] En nuestra generación se dio la opor -
tunidad de conocer el zapatismo de otra manera, desde la
transmisión de la historia oral, desde su importancia y de los
eventos que se han venido dando después del levantamiento.
[…] En nuestra generación se ve un sentimiento generalizado
de que no podemos hacer nada, que ya nuestro futuro se ha
vendido, y que se vendió incluso antes de que naciéramos.
Así que tener como referente este nivel de autonomía y esta
posibilidad de crear otras condiciones de vivir que sean ba-
sadas en nuestro saber como comunidades y no como lo que
nos impone las instituciones me ha impactado como mujer
[…] Pues saber que otras mujeres iguales a nosotras han po-
dido tener esa capacidad de construcción, de otra manera
de existir, que no sea la existencia bajo la violencia, bajo un

237891082 730 45 688193, 730212 739018…
sistema patriarcal que nos oprime, ha sido también de mucha
importancia.
Este testimonio nos muestra cómo el largo camino de
la participación de las compañeras apenas está iniciando.
Para Valiana han sido los encuentros y procesos de orga-
nización con otras compañeras originarias, como ha sido
la conformación del CIG, los que le han dado la
oportunidad de poder aprender que a veces no participábamos
tanto en las asambleas, pero nuestra voz ahí está y nuestra
participación ahí está. Y está desde la vida comunitaria; me
refiero a las pequeñas cosas que hacen que se construya la
autonomía en un proceso histórico y a largo plazo.
Las mujeres en su comunidad han transformado pers-
pectivas y están abriendo su participación en varios es-
pacios. Además, ahora la preparación de un platillo, el
cultivo de unas plantas y el uso de la medicina tradicional
son entendidas como acciones cotidianas que emprenden
como parte de un amplio proceso histórico de resistencia
y de creación de comunidad.
Por su parte, Maricela nos cuenta cómo lxs zapatistas
son un ejemplo de lucha, resistencia y autonomía que la
han inspirado como mujer otomí. Ella admira la forma en
que las mujeres en las bases luchan y se organizan, como
se ve en sus distintas comisiones y en los Encuentros In-
ternacionales de Mujeres que Luchan. Por ello, Maricela
-considera que “a nosotros como comunidad otomí nos ha
inspirado mucho y nos ha dado como una reflexión de que

inés durán matute y rocío moreno24
también nosotras las mujeres sabemos organizarnos, lu-
char y transformar un mundo nuevo […] donde quepamos
muchas y muchos”. La toma del INPI, en este sentido, es una
movilización realizada y sostenida por compañeras otomís
aún un año después. Vemos así imágenes de ellas en las que
con sus trajes típicos dan otro sentido a su vestimenta, a lo
que son y hacen. Ellas se organizan y luchan, exigiendo que
se les escuche y tome en cuenta como mujeres y pueblo.
Además, se rebelan contra las imposiciones, humillacio-
nes y despojos, teniendo en mente cómo “los hermanos
zapatistas han venido luchando por años y ellos son una
gran muestra, un gran ejemplo, donde ellos van, portan
su vestimenta, hablan su lengua. Entonces tenemos que
rescatar esa parte que muchos pueblos lo han perdido”.
Como vimos en el apartado anterior, portar su vestimenta
y hablar su lengua es también parte fundamental de su
resistencia, del seguir siendo otomí en la gran ciudad.
Estas escenas donde las mujeres son las protagonistas
de las rebeliones no se veían antes. Ahora que la lucha “in-
dígena” se conjunta con la lucha “antipatriarcal” vemos
emerger estas imágenes ante nosotros que atacan al racismo
y al machismo en paralelo. En este contexto, las enseñan-
zas de las mujeres zapatistas son esperanzadoras pues el
simple hecho de ver a comandantas, milicianas o autori-
dades civiles tener el cargo, es inspirador y cuestionador al
interior de cada uno de los pueblos. Para Maricela, al igual
que para Valiana, es urgente romper el cerco patriarcal
con sus compañeros y fortalecer la lucha de las mujeres
con una activa participación de todxs sus miembros. Por
ello, ven una riqueza de aprendizajes con las mujeres za-
patistas y del CNI al escuchar sus experiencias, luchas y

257891082 730 45 688193, 730212 739018…
cómo se han articulado y organizado. Así, en las comuni-
dades comenzamos a ver brotar estos esfuerzos en donde
se discuten nuevas propuestas y se acuerdan otras formas
de relacionarse, en las que el género deja de importar. Sin
embargo, tanto dentro como fuera de las comunidades,
aún existe un largo camino que recorrer para desmontar el
machismo y las prácticas patriarcales tan profundamente
arraigadas en nuestras sociedades. Por eso, los pueblos,
colectivos, organizaciones o personas que luchan por la vida
deben sumarse a gritar: ¡Sin mujeres no hay revolución!

inés durán matute y rocío moreno26
Visita de Marichuy y el CIG a la comunidad coca de Mezcala, Jalisco,
2017. Foto: Inés Durán Matute.

277891082 730 45 688193, 730212 739018…
Construimos la autonomía
Cuando se da la contrarreforma,8 ustedes zapatistas de-
cidieron y anunciaron que abandonarían el diálogo y ne-
gociación con el Estado y más bien seguirían construyendo
su autonomía por la vía de los hechos. Las Juntas de Buen
Gobierno han materializado nuevas prácticas y relaciones
que fortalecen las estructuras organizativas para resolver
sus problemas y mejorar la vida colectiva de sus comunida-
des. Esta forma de organización les ha permitido mostrar
que son posibles formas anticapitalistas de ser, pensar
y vivir que han inspirado a varios pueblos, organizacio -
nes, colectivos y personas a trazar su propio camino. Pero,
¿qué imaginamos cuando pensamos la autonomía fuera
de Chiapas?
Quizá nos lleve a pensar en la expulsión de los partidos
políticos en Cherán, la policía comunitaria en la Montaña
Baja de Guerrero, la defensa del agua en Juan C. Bonilla,
la recuperación de tierras en Ostula, la construcción de la
clínica autónoma comunitaria en Azqueltán o las múlti-
ples radios comunitarias en Oaxaca. Hay tantas imágenes,
tantos tonos y tantas formas que nos llevan a soñar con
ese otro mundo. Este posicionamiento ha significado un
trabajo descomunal para enfrentar a una forma de vida
capitalista en donde las personas organizadas y politizadas
estorban. La autonomía puede entonces estar vinculada
8 En 2001, el gobierno mexicano traicionó los Acuerdos de San Andrés
al hacer una reforma constitucional que no respondía a las demandas
más importantes de los pueblos originarios, tales como la autonomía,
los derechos a sus territorios y a ser sujetos de derecho público.

 

 

 

inés durán matute y rocío moreno28
a nuestras formas de gobierno, de defensa del territorio
o al control sobre nuestras vidas y futuros; hace eco de
nuestros hartazgos y anhelos por la vía de los hechos. Al-
gunxs no la nombran así, pero sabemos que de formas
muy variadas remiten a prácticas que buscan garantizar la
reproducción de la vida. Las recientes palabras del CNI-CIG
nos muestran cómo han iluminado rumbos e inspirado
luchas con este objetivo:
Herman@s zapatistas, herman@s mayores, como siempre sus
palabras e iniciativas generan una luz de esperanza y cami-
no para nuestros pueblos, los megaproyectos, las empresas
transnacionales, el crimen organizado y su coordinación con
el gobierno nos invaden cada vez más para explotar y acabar
con nuestro territorio, con la vida. Las palabras mentirosas de
López Obrador y su llamada Cuarta Transformación pretenden
crear un muro que oculte la guerra que se arrecia contra los
pueblos y la vida de la Madre Tierra, queriendo aislarnos y
presentarnos como los opositores al progreso, algo de lo que
los demás gobiernos ya nos acusaban, pero que hoy cobra un
sentido más destructor. Nuestra palabra, nuestra realidad, la
guerra que vivimos no llega a todos los corazones a donde
debe llegar, porque nosotr@s no solo defendemos nuestro
territorio, con él defendemos la vida de la Madre Tierra y el
futuro de la humanidad.9
9 Tomado de <https://www.congresonacionalindigena.org/2021/
01/28/pronunciamiento-de-la-quinta-asamblea-entre-el-congreso-na-
cional-indigena-y-el-concejo-indigena-de-gobierno/>, consulta: 6 de
septiembre de 2021.

 

297891082 730 45 688193, 730212 739018…
Tanto los espacios de encuentro propiciados por el EZLN
como por el CNI han servido a varias comunidades, como
Valiana nos menciona, para
tejer una red de comunidades que nos apoyamos y aprendemos
las unas de las otras sobre todo de los procesos de despojo que
vivimos, de saber que no estamos aislados y que corresponde
a una lógica de un sistema capitalista patriarcal depredador
que quiere desplazarnos y tomar nuestras tierras.
Así, proveen de conocimiento y herramientas a dife-
rentes pueblos para sus luchas. Por ejemplo, para Juan, en
San Pedro Atlapulco, la influencia zapatista ha significado
en la vida comunitaria
profundizar y participar de manera directa en la vida del pue-
blo, […] que va desde el reconocimiento de su origen e his-
toria, pasando por los cargos tradicionales, en su gobierno
tradicional, en las asambleas, en su problemática, en la cons-
trucción de su autonomía.
Además, considera que su experiencia organizativa les
ha servido para “compartir con los pueblos de la región,
participando y apoyando en sus demandas”. La lucha de
Atlapulco nos muestra cómo los procesos históricos de
resistencia y reconstitución han permitido conseguir cierto
grado de autonomía. La claridad de este pueblo que cuida
sus bosques, la vida, les posibilita mantener el manejo de
su territorio, llevando la pauta en las negociaciones con
autoridades externas.

inés durán matute y rocío moreno30
Por su parte, en Mezcala, el Foro Nacional en Defensa
de la Madre Tierra y la Autonomía de los Pueblos Indíge-
nas —anteriormente mencionado— propició un espacio
en donde se pudieron intercambiar historias, problemas,
luchas, ideas y visiones que lxs ayudaron a entender que
existen otras formas. A partir de ahí en la comunidad, como
nos cuenta Manuel, “comenzó a sonar con mayor fuerza
la palabra autonomía y todo lo que ella implica”. La arti-
cularon a la defensa territorial contra la expropiación de
su isla por parte del gobierno y la privatización de uno de
sus cerros por un empresario. Ante estas amenazas que
aparecían en nombre del turismo y desarrollo, la comuni-
dad decidió entonces reforzar su asamblea, modificar sus
estatutos comunales y fortalecer la vigilancia y cuidado
del territorio.10 Además, una diversidad de habitantes con-
vencidxs de que la autonomía es el camino e inspiradxs
en la lucha que habían conocido, de hecho, en San Pedro
Atlapulco, quisieron mostrar “que sí se podía hacer otro
tipo de progreso”. Así, en 2013 nació Paraje Insurgente, un
restaurante y espacio de encuentro que promueve otras
formas de organización y aprendizaje y un turismo comu-
nitario basado en una memoria histórica de resistencia.
Este esfuerzo, aunque ha tenido sus problemas, ha servido
como ensayo para imaginar y planear proyectos comuni-
tarios más amplios, como pudiera ser una universidad.
La geografía nacional está atravesada por esos múl-
tiples intentos de despojo, una explotación inhumana y
el crudo racismo, que parecen no ser ajenos a ninguna
10 Para conocer más sobre esta lucha, véase Durán (2019) e Hipólito
(2015).

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comunidad. Para lxs otomís residentes en la CDMX esto se
puso de manifiesto en sus pobres condiciones de vida ante
la pandemia, pues no contaban con agua, alimentación y
vivienda para hacerle frente. Exclamaron: “Si no nos mata
el Covid-19, nos mata el hambre”. Por el hartazgo de vivir
en estas condiciones, tomaron el INPI para exigir que se
les escuche y para luchar por su autonomía y dignidad.
Mientras tanto, en Santiago Mexquititlán, sus habitantes
se vieron amenazadxs por la construcción de una plaza
pública para atraer el turismo y el saqueo de agua de su
pozo comunitario por empresas privadas. Ante este último
conflicto, montaron un plantón, cerraron la carretera y
realizaron asambleas comunitarias para exigir que el agua
regrese al pueblo (Ruiz y Bernal 2021). Así declararon: “El
camino es la resistencia, la organización, la autonomía,
la libre determinación y el autogobierno para garantizar
el agua como condición más fundamental para la super -
vivencia y la salud de este pueblo”.11 Ante este escenario,
Maricela nos explica: “Está fuerte ahorita el despojo del
agua y eso lo estamos viendo en todas las comunidades,
entonces, esto viene muy fuerte […], y solamente solidari-
zándonos con los hermanos zapatistas, estando con ellos, yo
sé que vamos a vencer”. El intento es porque “la autonomía
sea para que valgamos todos en todos tiempos”, como nos
expresaron un día.12 Para esto es necesario construir un
11 Tomado de Redacción (2021).
12 Tomado de <http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2005/12/31/dis-
curso-de-la-junta-de-buen-gobierno-el-camino-del-futuro-el-31-de-
diciembre-de-2005/>, consulta: 30 de agosto de 2021.

inés durán matute y rocío moreno32
frente más unido, crear procesos de articulación global
para luchar por la vida, tal como nos siguen enseñando.

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Bosque en San Pedro Atlapulco, Estado de México, 2006. Foto: Manuel
Jacobo Contreras.

inés durán matute y rocío moreno34
Navegar por la vida
No nos conquistaron
“La historia la escriben los vencedores”. Esta conocida frase
expresada por George Orwell implica negar que otras histo-
rias se han escrito en paralelo por los supuestos vencidos.
Es hora de que se conozcan nuestras historias, de que se
abran en el tiempo otras posibilidades.
Con una visión oficialista, el presidente Andrés Manuel
López Obrador, desde marzo de 2019, ha intentado que
tanto el rey Felipe VI como el papa Francisco pidan discul-
pas por los agravios cometidos durante la Conquista y la
Colonia a los pueblos originarios. Así lo solicitó López Obra-
dor en una carta: “debemos ofrecer una disculpa pública a
los pueblos originarios que padecieron de las oprobiosas
atrocidades para saquear sus bienes y tierras y someternos,
desde la Conquista de 1521 hasta el pasado reciente”.13
Ustedes zapatistas, como respuesta, comentaron que irían
a España para decirles que no necesitan pedir perdón,
que NO lxs conquistaron. Nos dieron una gran lección de
historia al zarpar siete de ustedes, el Escuadrón 421, des-
de la península de Yucatán hasta el viejo continente para
iniciar encuentros con colectivos organizados en la lucha
por la vida. Su mensaje dio vuelta a esa historia “oficial”;
ha puesto en perspectiva que aún existen otras formas de
13 Tomado de <https://presidente.gob.mx/wp-content/uploads/
2020/10/CARTA-AL-PAPA-FRANCISCO.pdf>, consulta: 30 de agosto de
2021.

357891082 730 45 688193, 730212 739018…
*vida, que la memoria de lucha y resistencia sigue viva y es
capaz de escribir otra realidad.
Por su parte, ante la agudización del despojo y el exter-
minio, desde el CNI-CIG vieron la necesidad de levantar la
voz y organizarse, de contar la “historia verdadera”. Para
ellxs, justamente se ha podido resguardar la esperanza
gracias a que los pueblos no voltean a ver sus territorios
con los ojos del dinero. Por ello, el CNI y el CIG expresaron:
“No nos acabaron. Quedamos todos los que somos en la re-
sistencia y la rebeldía, los que veneramos a la Madre Tierra
y que cinco siglos después, no solo tenemos el territorio,
sino que lo resguardamos con la vida”.14 Mientras tanto,
el 13 de agosto, 500 años después de la caída de Tenochtit-
lán, cuando el Escuadrón 421 llegó a Madrid compartió un
mensaje bien distinto. Enfatizó que venían a aprender, a
dialogar, a escuchar historias de resistencia y a comenzar
un proceso organizativo con lxs diversxs que somos. Al
unísono desde México también se gritó: “¡Aquí estamos!
¡No nos conquistaron! ¡Existimos porque resistimos!”. La
comunidad otomí, por ejemplo, transformó la toma del
INPI en la “Casa de los pueblos y las comunidades indíge-
nas, Samir Flores Soberanes”. No solo lo hicieron como un
acto de repudio a la conmemoración de este evento, sino
“porque nuestr@s herman@s zapatistas, nos convocaron a
desafiar al sistema capitalista, a desafiar a la clase política,
14 Tomado de <https://www.congresonacionalindigena.org/2021/
07/27/llamado-del-cni-cig-a-participar-en-la-iniciativa-nacional-por-
la-vida-promovida-por-el-ezln-y-a-la-accion-dislocada-a-500-anos-
del-inicio-de-la-resistencia/>, consulta: 31 de agosto de 2021.

inés durán matute y rocío moreno36
a desafiar a los dueños del poder y del dinero, a desafiar
un orden establecido que ellos nos imponen”.15
Frente a los continuos intentos de saqueo ahora vis-
tos en los megaproyectos planeados por el gobierno de
la Cuarta Transformación y la persistente exclusión y ra-
cismo, Maricela explica que es necesario ir a “sembrar
semilla”; es decir, compartir y construir una otra historia,
la de resistencia y la rebeldía, para hacerla crecer. Desde
el CNI-CIG decidieron llevar la escucha y la palabra, junto
con ustedes zapatistas, a quienes resisten en la rebautizada
Europa, Slumil k’ajxemk’op (tierra insumisa), para crecer
la organización. Esto porque, como expresaron desde la
campaña El Istmo es Nuestro: “Debemos sumar, no dividir,
ser fraternos y solidarios, críticos y autocríticos, unir la
diversidad y las diferencias para detener este Megaproyecto
de muerte y todo lo que amenace la vida”.16
Además, esta historia de resistencia que escriben los
pueblos comenzó a salir más a la luz con declaraciones
como la del pueblo maya. Ellxs han puesto de cabeza la
historia de la Guerra de Castas, donde hubo una masacre
hacia el pueblo maya que se rebelaba a ser sometido y
esclavizado. Hoy aprenden y preservan esa memoria de
lucha que dejaron sus abuelxs para caminar hacia la auto-
15 Tomado de <https://www.congresonacionalindigena.org/2021/08/
13/a-500-anos-del-inicio-de-la-resistencia-no-nos-conquistaron-se-
guimos-en-resistencia-y-rebeldia-2/>, consulta: 31 de agosto de 2021.
16 Tomado de <https://www.caminoalandar.org/post/no-nos-con-
quistaron-resistimos?fbclid=IwAR3rU1dgWVCGjG_x_hGDRXKVOFR-
VpYy5XmmJs1i7EzREKWl_Ctt3NkL1ybA>, consulta: 31 de agosto de
2021.

 

 

 

 

En todos los rincones del mundo el capitalismo ha bus-
cado afianzarse mediante una historia de ambición y des-
trucción. No obstante, los pueblos originarios siguen de pie
y mantienen su memoria histórica para resistir los intentos
de acabar con ellxs y la vida. Así, al compartir nuestras
palabras para escribir esas otras historias, logramos con-
servar aquello que nos da vida, ya sea una lengua o una
fiesta, un territorio o una asamblea, un jaguar o un río.
Navegar hacia Slumil k’ajxemk’op es ir a contrapelo de esa
historia oficial que busca borrarlo todo en el interés del
poder y del capital. Es un intento por irradiar nuestras his-
torias de resistencia para romper el sistema y su ficción.
Sembremos organización
En 2016, cuando el CNI cumplía veinte años, se realizó un
balance sobre la situación que vivían los pueblos. El esce-
nario fue desalentador, pues aún con la construcción de
espacios autónomos y de redes de solidaridad, las condi-
ciones que genera un capitalismo colonial y patriarcal eran
más violentas, por lo que la vida se agotaba con mayor
rapidez y arrebato. Este balance se realizó en Chiapas junto
con ustedes zapatistas, y se acordó por consiguiente iniciar
una consulta que se llevaría a cada una de las asambleas
de los pueblos que participan en el CNI. La consulta fue
simple: ¿Es necesaria la creación de un Concejo Indígena
de Gobierno (CIG)? ¿Este Concejo debería nombrar a una
vocera? ¿La vocera debería participar en las elecciones
presidenciales de 2018? Fue así como, en mayo de 2017,
se conformó el CIG y se nombró a Marichuy como su vo-
cera. Esta iniciativa buscó de nueva cuenta generar lazos

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y articulación de luchas no solo entre los pueblos origina-
rios, sino también con trabajadorxs del campo y la ciudad,
maestrxs, mujeres, jóvenes, artistas, migrantes, personas
con discapacidad, por nombrar algunos sectores.
La intención desde un inicio fue sembrar organización;
nunca se persiguió la toma de poder, pues lo que se que-
ría era crear diálogos profundos con el México de abajo.
Pronto, se sumaron miles de simpatizantes, que no se vie-
ron limitados por las fronteras de la geografía nacional.
Durante 2017, ustedes también habían comenzado una
campaña mundial, “Frente a los muros del Capital: la re-
sistencia, la rebeldía, la solidaridad y el apoyo de abajo y
a la izquierda”, para resistir la proliferación de muros y
fronteras. Para nosotras, con el tiempo, estas dos inicia -
tivas se mezclaron y dieron paso a la Travesía por la Vida.
Es cierto, ya son varios años que ustedes han convocado
en Chiapas a encuentros con los pueblos originarios y la
sociedad civil, tanto mexicana como internacional. Las
resistencias de otras geografías también ven reflejadas sus
luchas; es por esto que, por ejemplo, las mujeres k-urdas,
las madres de Black Lives Matter y el pueblo mapuche
asisten a su encuentro y descubren su espacio en el sureste
mexicano. Nos han sugerido que la organización debe ser a
escala planetaria, pero es hasta este momento que se hace
urgente traspasar fronteras y derribar los muros del capital
para cuidar la vida, frenar la guerra contra la humanidad y
construir esos otros mundos. Por la vida, necesitamos, por
lo tanto, no solo escribir nuestras historias, sino también
trazar nuestras propias geografías.
De esta forma, entendemos la Travesía por la Vida como
el intento por globalizar eso que en distintos espacios se

inés durán matute y rocío moreno40
ha concebido como la Lucha por la Vida. Como lo comenta
Juan:
El capitalismo hace estragos por todo el mundo. El viaje zapa-
tista, en un primer momento a Europa, significa la oportu-
nidad de encontrarse con gente, colectivos, organizaciones y
pueblos que enfrentan a los intereses locales y transnacionales
que imponen grandes proyectos y políticas en sus territorios,
en sus ciudades, en los espacios donde habitan que tienden
a deteriorar o en definitiva a destruir las condiciones de vida
digna.
Los pueblos están conscientes de que la vida no se
negocia y, por ello, hay una urgencia de establecer estos
enlaces, estas sincronías de resistencia. Se necesita, en pa-
labras de Maricela, “llevar la palabra, la voz para que otros
hermanos en otros continentes se den cuenta de que no
son los únicos que viven ese terrible despojo”. Además, se
trata de construir lazos, como explica Manuel, para “luchar
contra el capitalismo, estar unidos, dar una sola pelea”.
La intención es reflexionar juntxs acerca de qué signifi-
ca luchar por la vida y cómo se tendría que hacer. Para todas
las voces en este escrito, la Travesía por la Vida representa
esperanza; una esperanza para saber que seguimos vivos,
para transmitir su voz y escuchar a otros, para conocernos y
caminar juntos, para unir nuestras dignas rabias y construir
otros modos de vida. Pero, como también nos menciona
Juan, “es la oportunidad de devolver esas visitas, llevar la
palabra de organización, rebeldía y resistencia, además
apoyar, conocer y fortalecer otras luchas y resistencias que

417891082 730 45 688193, 730212 739018…
se libran en otros frentes del mundo contra las decisiones
del gran capital”. A quienes se visita son personas que han
estado cercanas al pensamiento zapatista, pero la visita no
es exclusiva, sino más bien expansiva para crecer y refor-
zar nuestra organización. De lo que se trata es “de tejer y
armonizar nuestros esfuerzos colectivos y comunitarios
de defensa de la vida”, como nos menciona Valiana. Así,
para ella esta travesía
así como lo dice su nombre, es por la vida, por nosotros, por
nosotras que estamos luchando desde nuestros propios espa-
cios por desmantelar este sistema de muerte que nos oprime.
Lo hacemos con las herramientas en nuestras manos, desde
los conocimientos de los pueblos, desde los sistemas de orga-
nización para gobernar nuestra vida, o desde las mujeres y la
labor por preservar este cuidado y acuerpar la lucha territorial.
Mientras el gobierno pide “disculpas” por ocupaciones
militares pasadas y oculta la que persiste, pueblos, colec-
tivos y personas que habitan la geografía mexicana y más
allá de ella, con imaginación crean un frente para detener
la guerra y el exterminio. Luchan por la vida, como acto
cotidiano de supervivencia ante la creciente violencia de
un capitalismo depredador: hostigamientos, represiones,
desalojos, persecuciones, amenazas; destrucción y catás-
trofe; desparecidos, muertos. Pero, además, se organizan
para cuidar el territorio, y todo lo que implica: la tierra y el
agua, el bosque y la selva, los humanos y los no-humanos,
la historia, las fiestas, la lengua y los mitos. Eso que ante-
riormente identificamos como una colectividad que genera

inés durán matute y rocío moreno42
y conserva la vida.19 Así también para ustedes zapatistas,
“vivir no es sólo no morir, no es sobrevivir. Vivir como seres
humanos es vivir con libertad. Vivir es arte, es ciencia, es
alegría, es baile, es lucha”.20 Aunque para quienes habitan
otras geografías, como Slumil k’ajxemk’op, la lucha por la
vida podrá ser distinta, siempre compartirán esa rabia que
busca impedir que se nos arrebate el mundo, que se mate
la tierra y a quienes habitamos con y en ella. La Lucha por
la Vida es un intento por encontrarnos y reconocernos mu-
tuamente para unir nuestros sueños y escuchar nuestros
dolores, siempre respetando nuestras diferencias. Solo así
entenderemos nuestra interdependencia y aprenderemos
a caminar de la mano.
19 Véase Durán y Moreno (2021).
20 Tomado de <http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/08/13/ape-
nas-500-anos-despues/>, consulta: 7 de septiembre de 2021.

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“No al Tren Maya” en la acción global “No más ataques a comunidades
zapatistas”, Berlín, Alemania, 2021. Foto: Inés Durán Matute.

inés durán matute y rocío moreno44
Reflexionar en retrospectiva
Las múltiples iniciativas zapatistas, desde aquel 1° de enero
de 1994, han mostrado fragmentos de esta lucha que ha
inspirado a miles por aquí y por allá. Como se ve en los
pueblos organizados del CNI, nos ha hecho dignidad, lu-
char como mujeres y construir autonomía. Sin embargo,
la muerte que ha generado el sistema capitalista colonial
y patriarcal en el planeta sigue avanzando. La vida se agota
y miles de personas somos empujadas a transitar en un
territorio de incertidumbres, de guerra. Muchxs están vol-
teando a ver a “lxs suyxs”, generando mayores divisiones
y confrontaciones; pero hay otrxs que se han comprome-
tido en la construcción de redes de resistencia y rebeldía
a escala planetaria para conseguir la fuerza y creatividad
para terminar con este mal que nos habita.
Caminar con el zapatismo se trata de construir comu-
nidad y esperanza en el mundo, de sembrar organización,
sin imposiciones ni jerarquías, sin límites ni lapsos. Pues
esta parece ser la forma de cultivar la vida. Así, su lucha
tiene que ser entendida como un proceso continuo que ha
desembocado en un navegar por la vida. Esta travesía trata,
por ello, de continuar escribiendo esas historias de resis-
tencia, pero también de animarse a dibujar nuevos mapas
que desafíen las separaciones impuestas por el capital.
¡Transformemos los tiempos y los espacios! ¡Creemos
nuevas dimensiones!

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