Coalición de gobernabilidad: Boric al gobierno, la Concertación al poder
La semana pasada se conoció el gabinete de ministros de Gabriel Boric. Entre ellos fueron nombrados varios social-neoliberales del PS, que dejaron contento a los “mercados”.
Mario Marcel del Banco Central, economista concertacionista, del Banco Mundial, FMI y BID, quedó en Hacienda; Carlos Montes, 32 años parlamentario en Vivienda; Maya Fernández en Defensa, María Begoña Yarza, trabajó con Bachelet y es gerenta de clínica Santa María, en Salud; Antonia Urrejola, ex secretaria de Insulza en la OEA para Relaciones Exteriores. Hay algunos otros más que vienen de la Concertación o están bajo su alero.
Junto a los concertacionistas neoliberales del PS y del llamado “progresismo”, el gabinete se compone de mujeres 14 y 10 hombres, independientes, sectores más jóvenes y de movimientos, con un círculo de conducción de hierro formado entre Izkia Siches, que comandará la cartera de Interior, Giorgio Jackson en la agenda legislativa y Camila Vallejo en la vocería, que buscarán darle conducción política al gobierno.
De hecho, lo que llamaron como ampliar la base política del gobierno o de Apruebo Dignidad, se constituye como pacto de gobernabilidad con los social-liberales progresistas. Con un tercio del gabinete en manos del viejo Concertacionismo, las multinacionales, los grandes empresarios y el capital financiero, que manejan la bolsa y la moneda, tienen una vía asegurada de reformas con respeto a sus negocios. No casualmente El Mercurio en su edición de ayer 20 de enero señaló del PS que «la colectividad tiene también la posibilidad de aportar a la futura administración la experiencia y el pragmatismo de quienes han jugado un papel central en los logros alcanzados por el país durante los últimos 30 años.» Vale decir, «pragmatismo y experiencia» para que no toquen los pilares del sistema que ellos también crearon.
En el nuevo ciclo político que inicia, Boric juega de equilibrista y busca tender un puente a todos los sectores, conciliando intereses. Busca dejar bien a dios y al diablo. Al pueblo por Escila y a los “mercados” por Caribdis. Pero la señal de ayer, el guiño y las medidas de nombramiento son hacia la derecha, es decir, hacia “calma” a los mercados con personajes que le generen confianza, en que no harán reformas radicales. Los empresarios y la bolsa celebraron el nombramiento de Marcel, un aviso que gobernará satisfaciendo sus intereses.
No eran 30 años para Boric y Apruebo Dignidad (FA y PC) sino que solo 30 pesos. ¿Los cambios? Con quienes co-gobernaron junto a la derecha. ¿Cambios? En la medida de lo posible, de neoliberalismo con rostro humano. Moderadas, graduales y con responsabilidad fiscal como dicta el dogma neoliberal.
Cuánto durará la luna de miel es algo en suspenso. Boric intenta equilibrar o conciliar los intereses de los llamados “mercados” (grandes capitalistas) y las calles (los movimientos), pero cada vez más se inclina al primero. Buscando satisfacer los intereses del «mercado» chocará de forma creciente con el movimiento de masas.
Varios sectores argumentan que la gente no votó cambios radicales y sí moderados, ya que eligió un congreso “equilibrado” para “acuerdos”. Dicen que para hacer política de “mayorías” hay que hacer alianzas con quienes no piensan como nosotros. Pero acá hablamos de políticos burgueses de los 30 años. Con ellos esa es la política de lo posible, de los acuerdos dentro del sistema de la transición pactada. ¿Acaso la gente no quiere pensiones y salarios dignos, salud y educación gratuita y de calidad, vivienda, tierra y territorio, liberar a los presos? Claro que sí. Pero los políticos y partidos empresariales de los 30 años buscan todo lo contrario como ha quedado demostrado en los hechos. La representación en el sistema pone de forma distorsionada los intereses populares, y en muchas ocasiones dado vuelta, pues en ningún caso podríamos considerar que la derecha o la vieja concertación defiendan los intereses de la clase trabajadora y el pueblo, no bien los voten aún por diversas razones: desconocimiento, recursos, posicionamiento, medios, etc.
El programa de Boric es cada vez más concertacionista burgués: cambios graduales, sin tocar los intereses de los grandes empresarios, reformas en la medida de lo posible. Todo el filo radical de las demandas de las calles ha sido recortado para que sea aceptado por la burguesía. La política de los “acuerdos” o de los “consensos” busca replicar los métodos concertacionistas de los 90. Por ello es clave mantener la independencia frente a su gobierno por parte de organizaciones sindicales, populares y los movimientos sociales, contra los intentos de cooptación que jugarán un rol pasivizador de las calles y luchas.
Las expectativas en Boric y la Convención son altas, como también lo muestran las miles de iniciativas populares de ley, que sin embargo, es improbable que lleguen a estar por el filtro anti-democrático de las 15.000 firmas bajo clave única. Hay que llevar esas expectativas hacia las luchas, y revitalizar la deliberación democrática de trabajadores, jóvenes, mujeres y pueblos originarios en asambleas, comités y coordinaciones. Por la movilización y organización independiente del gobierno de Boric, para conquistar todas las demandas irresueltas de octubre, como la libertad total de los presos políticos.