Siria, Turquía, Irak, Estado Islámico, Estados Unidos e Irán disputan la región de Sinjar contra la autonomía de los kurdos yezidíes que allí habitan

La santa alianza contra la autonomía kurda que se extiende por Turquía, Siria, Irak e Irán y que establece lazos con sectores populares de los países vecinos, no solamente intenta controlar la zona que comunica varios países, sino también evitar el mal ejemplo de las formas comunitarias de la autonomía kurda y de los otros pueblos y naciones que se han plegado a estas formas democráticas de vida. Pero la resistencia de las autonomías ha conseguido mantener a raya las fuerzas atacantes y ha consolidado su modelo autogestionario.



“Nuestro objetivo principal es asegurar y fortalecer la autonomía de Sinjar”

“Los llevaré a la Casa Blanca”, nos dice nuestro chófer con una sonrisa en la cara, esperando ya nuestra sorprendida reacción. Sólo unos días antes, habíamos contactado con Rîham Hesen, copresidenta de la coordinación del MXDŞ (Consejo Autónomo Democrático de Sinjar –Shengal-), y le habíamos pedido una entrevista sobre la situación en Sinjar tras las elecciones iraquíes y el futuro poco claro de la región. Cuando aceptó, salimos de la bulliciosa ciudad de Sulaimaniah, en el sur del Kurdistán, sacudida durante días por enormes protestas estudiantiles, y atravesamos las llamadas “zonas en disputa”, que se extienden desde Kirkuk, en el oeste, hasta el este de Irak, y pasamos por docenas de puestos de control de seguridad atendidos por diferentes facciones rivales. Tras diez horas de viaje, nuestra llegada a Sinjar fue como entrar en un mundo diferente. Las nubes de gas lacrimógeno de Sulaimaniah y los soldados y milicias de aspecto sombrío en los puestos de control iraquíes, parecían de repente muy lejanos. Aquí estábamos, contemplando la larga montaña de Sinjar mientras conducíamos a través de pequeñas aldeas, cuyas numerosas casas deshabitadas daban al observador una fría sensación de soledad pero de calma.

La Casa Blanca tiene un aspecto diferente en Sinjar. Un anciano con ropas blancas tradicionales árabes se sienta bajo el único árbol del diminuto pero pulcro jardín. Nos da la bienvenida y nos explica: “Esta es nuestra Casa Blanca, nuestra Koçka Spî. Aquí, en el centro de la ciudad de Sinjar, nuestro pueblo se reunió y organizó día y noche para defender nuestra autogestión contra el ‘Acuerdo del 9 de Octubre’”. Mientras le seguimos hacia el centro del MXDŞ -un edificio blanco de dos plantas y brillant,e que antes era propiedad de un partidario del ISIS- no podemos evitar fijarnos en su ligera cojera y en la prótesis que sustituye a su pie derecho. “La explosión de una mina cuando luchaba contra ISIS en Rojava”, nos cuenta mientras tomamos un té y esperamos a Rîham Hesen. La Casa Blanca, 9 de octubre, ISIS… Las preguntas empiezan a acumularse en nuestras cabezas y nos sentimos aliviados cuando llega nuestra entrevistada y por fin podemos empezar a encontrar respuestas.

El futuro de Sinjar en un Irak en crisis

Desde la confirmación del binacional británico-iraquí Mustapha Al-Khadhimi como primer ministro iraquí, en 2020, Estados Unidos apoyó los esfuerzos de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Irak (UNAMI) para mediar en un acuerdo sobre Sinjar. Lo que desde entonces se conoce como el “Acuerdo de Sinjar” fue firmado el 9 de octubre de 2020 por el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) y el gobierno iraquí, sin involucrar al MXDŞ ni a ningún otro representante local de Sinjar. Desde entonces, este acuerdo ha sido rechazado por la población y el MXDŞ. En respuesta, Ankara y Washington han intentado frenar la determinación de la población de Sinjar imponiendo por la fuerza al gobierno del PDK (Partido Democrático del Kurdistán), el mismo partido que huyó de la zona en agosto de 2014 permitiendo así al Estado Islámico (ISIS) llevar a cabo un genocidio contra la población yezidí. “Todo esto está ocurriendo como parte de los preparativos del régimen dictatorial turco para el año 2023 -afirma Rîham Hesen-. 100 años después de la firma del Tratado de Lausana, Turquía vuelve a reclamar territorios iraquíes y sirios. El gobierno turco considera que está en su derecho de anexionar enormes franjas de tierra, que se extienden desde Kirkuk sobre Sinjar en Irak, hasta Alepo en el noroeste de Siria”.

Muchas fuerzas diferentes compiten por la influencia en Sinjar y todas tratan de imponer sus intereses, ignorando la voluntad de la población de la zona, mayoritariamente yezidí. Para Irán, Sinjar y Mosul representan una ruta de tránsito estratégica que permite un transporte seguro y continuo desde Teherán hasta la capital del Líbano, Beirut. Sin embargo, esto constituye la principal preocupación de Estados Unidos e Israel, que comparten sus puntos de vista sobre esta cuestión con Turquía. La aplicación del “Acuerdo de Sinjar” haría que Irán perdiera grandes partes del territorio, que actualmente está bajo su dominio, Turquía podría utilizar al PDK para perseguir sus intereses en la zona y destruir la autogestión de la población yezidí, que tiene el potencial de convertirse en un modelo para todo Irak. En este juego de poder de las principales fuerzas internacionales y regionales, el gobierno iraquí sigue los planes desarrollados por Estados Unidos y la OTAN. Así, el papel del PDK y de Bagdad es poner en práctica los planes que los funcionarios estadounidenses y los burócratas de la OTAN desarrollan en capitales lejanas. ¿Cómo navegará el PDK en estas aguas caóticas? Rîham Hesen responde con una sonrisa de autoconfianza y elige sus palabras con cuidado: «Queremos una solución para todo Irak. No estamos en contra del Estado iraquí, sino que deseamos que el país alcance una situación pacífica y estable. Porque el pueblo iraquí se ha convertido en víctima de la política de todas esas otras fuerzas. Estamos trabajando duro para convertir nuestro sistema de Autonomía Democrática en un modelo democrático y en una fuente de inspiración para todas las demás partes de Irak. Como MXDŞ, queremos desarrollar y fortalecer nuestras relaciones con otras regiones del país, según el principio de la hermandad de los pueblos. Seguimos trabajando para construir la unidad de los diferentes pueblos, comunidades o religiones de Irak. Consideramos que el respeto y la autonomía de todos los pueblos, de cada cultura y de cada nación es el mejor camino para lograr la unidad. Este es el camino correcto hacia la democracia. Esto sólo lo pueden conseguir los propios pueblos iraquíes. Por lo tanto, consideramos que es responsabilidad del gobierno iraquí no dejar que las intervenciones extranjeras desestabilicen la unidad del pueblo iraquí”.

Desde su exitosa resistencia contra ISIS en 2014, Sinjar se ha convertido en un faro de esperanza para el Kurdistán, Irak e incluso partes más lejanas de Oriente Medio. A pesar del genocidio de 2014, del constante embargo impuesto por el PDK, de la agresión de Turquía y de los continuos bombardeos, de los ataques de ISIS y de las políticas de intimidación del PDK, el pueblo de Sinjar ha seguido desarrollando sus estructuras sociales, políticas y de autodefensa en forma del MXDŞ. Los ataques terroristas, las invasiones extranjeras y una élite iraquí corrupta, han llevado al país a una crisis política continua, han destruido la infraestructura y provocado una falta total de participación democrática. Las protestas de los jóvenes desde 2019, los asesinatos regulares de las principales figuras de la oposición, la presencia de una enorme variedad de grupos armados, el creciente flujo de refugiados que abandonan el país y las familias dispersas son los resultados de casi 20 años de una intervención dirigida por Estados Unidos y la OTAN. En este contexto caótico y conflictivo, la autonomía y la autogestión son algo más que ideas políticas abstractas para la población de Sinjar, en particular, y para toda la población de Irak y de la región, en general. Constituyen una necesidad vital para salir de este estado de crisis permanente. En el Kurdistán del Sur y en Irak, una enorme brecha divide el interés de la élite gobernante y la voluntad del pueblo. Una pérdida total de esperanza y confianza en las elecciones o en los procesos políticos asola a la población del país. Sinjar, donde no sólo los miembros del MXDŞ, sus numerosos comités, comunas e instituciones están siendo elegidos y controlados por la población local, sino que el propio sistema de autogestión está siendo constantemente revisado, criticado y mejorado a través de reuniones, conferencias y congresos, ha devuelto la esperanza a su propia población, al Kurdistán del Sur y a todo el país.

Peligros crecientes tras el fracaso de las elecciones en Irak

Se suponía que las elecciones del 10 de octubre de 2021 devolverían la estabilidad a Irak y establecerían las bases para un nuevo gobierno, legitimado democráticamente. Sin embargo, más de dos meses después, parece haber ocurrido exactamente lo contrario. Al igual que gran parte de la sociedad iraquí y muchos de los partidos que participaron en las elecciones, la población del Kurdistán Meridional y de Sinjar ha criticado, desde entonces, la forma en que se celebraron las elecciones por considerarla poco transparente, manipulada y, por tanto, ilegítima. Muchos partidos, entre ellos la PUK (Unión Patriótica del Kurdistán), la Sociedad de la Justicia del Kurdistán (Komela Dadgerî ya Kurdistanê), los partidos chiíes de Nurî Malikî, Emar Hekîm, Heyder Ebadî, Hadî Amirî y Qeys Xez Elî y el partido yezidí PADÊ (Partiya Azadî û Demokrasiya Êzdiyan), han rechazado total o parcialmente los resultados de las elecciones, y desde entonces se han producido numerosas protestas en todo el país. No es casualidad que el reciente levantamiento estudiantil en Sulaimaniah, o los miles de refugiados kurdos en la frontera de Bielorrusia y Polonia, hayan ocurrido poco después de las fallidas elecciones iraquíes. Caracterizan bien la desesperanza en la que se encuentra hoy el pueblo árabe, kurdo, turcomano o asirio del país.

En el mismo Sinjar, el candidato del PADÊ, Şêx Semîr, había dirigido una animada campaña electoral en las semanas anteriores al 10 de octubre. Pero poco después del comienzo de las elecciones, empezaron a aparecer en Sinjar informes de fraude y obstrucciones deliberadas. Muchos refugiados yezidíes, que siguen viviendo como desplazados internos en los campos de refugiados controlados por el PDK, denunciaron intimidaciones y amenazas por parte de los funcionarios del PDK. En su momento, Marwa Kalo, una candidata independiente cercana al Movimiento Yezidí para la Reforma y el Progreso, denunció algunas de las prácticas del PDK en los campos de desplazados internos: “Algunos desplazados internos me llamaron y me dijeron: ‘Te votaremos, pero por favor no nos visites porque nos causará problemas aquí’. (…) La Asayish ha estado yendo de tienda en tienda, visitando a las familias y amenazándolas, diciéndoles que si no votan al PDK se les retendrán las prestaciones y las raciones de comida”. Según los resultados oficiales de las elecciones, los tres escaños del parlamento iraquí asignados a Sinjar fueron ganados por los candidatos del PDK. Sin embargo, los votantes de Sinjar han cuestionado repetidamente la legitimidad de la votación en su región, ya que muchos no pudieron votar, alegando que no estaban registrados como votantes: “La urna a la que tenemos derecho (a votar) en nuestro barrio, llamada ‘Número 1’, no se abrió para votar hasta las 12 de la noche del 10 de octubre. Primero nos dijeron que estaba rota. Más tarde, nuestros amigos descubrieron que la urna ‘Número 1’ era para los tres barrios”, informó Dewresh, habitante de la aldea de Borik. Los documentos de identidad de Seydo Hisnî y su familia, de la aldea de Guhbel, no fueron reconocidos por las máquinas instaladas al azar en el último momento: “Estas elecciones fueron un ataque contra el pueblo yezidí. Muchos de los registros de votación de la gente resultaron estar en algunos campos de desplazados internos o pueblos de la región del Kurdistán o distritos iraquíes, y los nombres de los residentes de esas zonas aparecieron como registrados en nuestras papeletas”, dijo.

Se ha informado de que 83.000 personas acudieron a las urnas de Sinjar el 10 de octubre, pero al final del día, sólo 13.000 personas estaban registradas como votantes. El destino de los votos de unos 70.000 habitantes de Sinjar sigue siendo desconocido hasta hoy.

La sonrisa de Rîham Hesen se desvanece cuando le preguntamos por las recientes elecciones iraquíes. Por mucho que lo intente, su enfado por los acontecimientos del 10 de octubre no se nos escapa. “Las elecciones fueron claramente un plan no sólo contra Sinjar, sino contra todo Irak”, nos dice. “Pero los resultados de las elecciones no han tenido ningún efecto en el trabajo del MXDŞ. Porque conocemos los sucios planes que nuestro enemigo persigue contra nosotros y llevamos muchos años liderando la lucha contra esos planes. Muchos de los miembros de nuestra comunidad han dado su vida durante esta lucha y como respuesta hemos prometido organizarnos y vengarnos del genocidio que se llevó a cabo contra nuestro pueblo yezidí. Después de las elecciones, hemos renovado nuestra promesa”, explica.

¿Pero qué pasa con los informes sobre el fraude y las manipulaciones? ¿Qué efecto ha tenido esto en Sinjar y en todo Irak? “Puede que hayan conseguido sus objetivos mediante el fraude y las manipulaciones, pero no se han ganado el apoyo del pueblo. Por eso su política nunca tendrá éxito -continúa Rîham Hesen-. Hay un enorme caos en Irak. En señal de protesta, muchas personas del país se negaron a acudir a las urnas. Porque sabían que las elecciones no serían democráticas ni transparentes. La gente está muy descontenta con la situación en la que se encuentra hoy Irak. Miles de personas han abandonado el país desde las elecciones y hoy se enfrentan a tremendas dificultades en las fronteras de Europa. Los países europeos no les dejan entrar y simplemente les dejan en una situación desesperada. En el Kurdistán del Sur se han producido recientemente muchas protestas. Muchos miles de estudiantes y profesores han salido a la calle, pero han sido golpeados brutalmente. Protestan porque quieren que se respeten sus derechos”.

A pesar del futuro poco claro que parece aguardar al país tras las recientes elecciones, Rîham Hesen insiste en que el MXDŞ continuará su labor: “Nuestro trabajo continuará y tenemos claros nuestros objetivos. Insistiremos en hacer rendir cuentas a los responsables del genocidio contra nuestro pueblo en 2014. El apoyo de nuestro pueblo es grande y nuestros şehîds (caídos) nos dan fuerza. Han dado su vida por el proyecto de Autonomía Democrática que hoy estamos construyendo en Sinjar. Sus sacrificios no han hecho más que aumentar nuestra convicción. Como MXDŞ, nuestro objetivo principal es asegurar y fortalecer la autonomía de Sinjar. Ni las elecciones ni ninguna otra cosa puede debilitar nuestra lucha por estos objetivos”.

Las mujeres de Sinjar

Nuestro tiempo en la Casa Blanca está a punto de terminar. Mientras hablábamos con Rîham, varias ancianas yezidíes se unieron a nosotros y observaron pacientemente nuestra conversación. Nos llaman la atención los pañuelos de color púrpura claro que todas llevan casualmente, y la mirada atenta y cálida de sus ojos. Antes de llegar a Sinjar, habíamos oído hablar mucho del papel que estas mujeres, madres, esposas, hijas o hermanas, han desempeñado en la reconstrucción, la autogestión y la defensa de Sinjar. Rîham, ¿a qué se debe la fuerte participación de las mujeres en el MXDŞ? ¿De dónde viene esto? Cuando escucha nuestra pregunta, podemos decir al instante que la copresidenta de la coordinación del MXDŞ está más que contenta de hablar de este tema.

“Como mujeres creemos que la sociedad sólo puede ser libre, si todas las mujeres son libres –afirma-. Por eso, en Sinjar las mujeres desempeñan un papel destacado en todos los ámbitos de la vida, ya sea política, social o militarmente. Esto se debe a la rabia que sentimos las mujeres en nuestros corazones. Las mujeres no queremos aceptar la esclavitud. Queremos vivir una vida libre. Nuestro objetivo es construir esta vida libre y, en consecuencia, sacar a relucir la fuerza de las mujeres. Las ideas de Rêber Apo (Abdullah Öcalan) son nuestra fuente de fuerza para esta lucha. Nos esforzamos por aumentar aún más el protagonismo de las mujeres. Un buen ejemplo es la postura decidida de las mujeres de Sinjar cuando el PDK intentó entrar en Sinjar a principios de octubre. Debido a la traición del PDK, más de 7.000 mujeres yezidíes fueron tomadas como rehenes por el EI. Pero hoy, las mujeres de Sinjar se han organizado y se están vengando así del genocidio de 2014. Estamos trabajando duro para llegar a todas y cada una de las mujeres de Sinjar para poder educarlas, organizarlas y unificarlas”.

La Casa Blanca

El centro del MXDŞ en la ciudad de Sinjar -este brillante edificio de dos pisos que todos aquí llaman la Casa Blanca-, no podría ser más diferente de su homólogo en Washington. Y esto es válido para las ideas políticas que estas dos instituciones simbólicas representan hoy en día. Por un lado, un centro de poder exclusivo y opaco en la capital de Estados Unidos, donde se reúnen poderosos grupos de presión, políticos y generales para imponer sus planes a su propia sociedad y a todas las demás sociedades del mundo. Y por otro lado, la Casa Blanca de Sinjar. Un lugar en el que Rîham Hesen parece tener todo el tiempo del mundo para nuestras numerosas preguntas, en el que ella y todas las personas que pasan casualmente por allí durante nuestra entrevista de una hora de duración dan alegremente información sobre todos los aspectos de su trabajo diario y en el que tantas personas trabajan juntas por un futuro pacífico en la región. Dos Casas Blancas que tienen planes muy diferentes para Sinjar, este pequeño pero estratégico lugar en un rincón lejano de Irak. Lo que vimos y oímos durante nuestra breve estancia aquí nos da la esperanza de que serán los propios habitantes de Sinjar los que determinen el futuro de su región natal, de su comunidad, y de su propia Casa Blanca.

Fuente: Firaz Amargî / Kurdistan Report / Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina