Las Guerreras Indígenas de Rondonia, Brasil

En la Asociación de Guerreras Indígenas de Rondonia (AGIR) participamos mujeres indígenas de unas 30 etnias diferentes, para
promover el empoderamiento de las mujeres en nuestras aldeas y pueblos, denunciar las violaciones de los derechos humanos y organizar la red de mujeres artesanas de la región. Como mujeres indígenas somos las guardianas de nuestros bosques, ríos y tierra. Mi nombre es Leonice Tupari y soy una guerrera Tupari.



GUERRERAS INDÍGENAS EN EL FRONT

Leonice Tupari
Asociacion de Guerreras Indigenas de Rondonia

https://www.feministalde.eus/es/resistencias-feministas-relatos-de-estrategias-colectivas/

En la Asociación de Guerreras Indígenas de Rondonia (AGIR) participamos mujeres indígenas de unas 30 etnias diferentes, para
promover el empoderamiento de las mujeres en nuestras aldeas y pueblos, denunciar las violaciones de los derechos humanos y organizar la red de mujeres artesanas de la región. Como mujeres indígenas somos las guardianas de nuestros bosques, ríos y tierra. Mi nombre es Leonice Tupari y soy una guerrera Tupari.

El virus llegó, la ayuda no
Nuestros grupos de whatsapp suenan a todas horas. Los mensajes llegan
desde todos los rincones del país y del mundo. Llevo resguardada en mi
aldea, en Cacoal, desde el inicio de la pandemia en Brasil, pero siempre
conectada a Internet. Desde AGIR, colaboramos en las diversas redes de

solidaridad para ayudar a los pueblos originarios a enfrentar el corona-
virus y compensar el vacío dejado por las instituciones públicas brasile-
ñas. Además, debido a la falta de protocolos, al principio gran parte de los

contagios se dieron por contactos con técnicos de los órganos públicos
de atención a los pueblos indígenas.

Desde mayo de 2020, cuando llegó la pandemia a nuestro estado, tra-
bajamos en coordinación con otras organizaciones indígenas a nivel

nacional. El objetivo ha sido evitar que la pandemia llegase a los terri-
torios indígenas, principalmente a los pueblos que viven aislados. Son

muchos los pueblos recientemente contactados en Rondonia y la po-
blación indígena que vive en territorios indígenas no reconocidos. In-
cluso con los esfuerzos que hicimos para aislar a las comunidades, el

virus ha logrado entrar.
Una de nuestras grandes preocupaciones son las mujeres indígenas que

viven en los centros urbanos y no consiguieron volver a sus comunida-
des, sea por falta de dinero, sea porque los lugares son de difícil acceso o

porque no tienen sus tierras reconocidas como territorio indígena. En
demasiadas ocasiones estas mujeres terminan viviendo en la calle o en

viviendas muy precarias, sin tener la posibilidad de cubrir sus necesida-
des básicas.

No existen medidas dirigidas a las mujeres indígenas para paliar los
efectos de la pandemia, por lo que cada comunidad hace lo que puede.
Nuestra organización está prestando atención psicosocial. La tecnología
nos ha permitido incluso hacer seguimiento de las mujeres indígenas en
situación de vulnerabilidad, desde la escucha activa y nuestra sabiduría
ancestral indígena. Así hemos construido nuestra red de cuidados.
La realidad es que, abandonadas a su propia suerte, la población indígena

ha creado sus propios mecanismos para contener la entrada del corona-
virus en las aldeas, y en muchos casos ha decretado sus propios cierres

por razones sanitarias.

personas, no una red de colectivos movimientos sociales.
Otras crisis que perdura hace más de 500 años
El actual presidente Bolsonaro en diversas ocasiones ha manifestado
su desprecio por los pueblos indígenas, quilombolas y ribeiriños. En sus
discursos incentiva públicamente la invasión de los territorios indígenas
y no reconoce la importancia de la preservación de la amazonia y otras
zonas de similar importancia ambiental. Con el pretexto del desarrollo
económico, Bolsonaro incentiva la explotación de las tierras indígenas,

con el claro objetivo de dar carta blanca a la industria minera, al agrone-
gocio y a la producción de ganado para que puedan saquear tranquila-
mente las tierras indígenas que todavía están protegidas.

Las invasiones por parte de los terratenientes, garimpeiros1, cazadores y

pescadores trajeron el virus a nuestras comunidades. Estos han aprove-
chado que la pandemia nos impide movilizarnos —puesto que no nos es

posible viajar, ni aglomerarnos— para acaparar y explotar nuestros re-
cursos. Así que hemos buscado otras herramientas digitales para seguir

reivindicando el derecho a nuestras tierras y denunciar la violencia que
vivimos diariamente, que no ha cesado con la crisis sanitaria.

La pandemia se ha sumado a la violencia y el despojo que estamos vivien-
do la población indígena, con asesinatos, acoso e invasiones de las tie-
rras indígenas. Hace pocos meses asesinaron a dos líderes indígenas del

pueblo Uru-Eu-Wau-Wau y no será coincidencia que el área de la etnia
Uru-Eu-Wau-Wau esté entre los 13 territorios que responden al 90% de
la deforestación en tierras indígenas en la Amazonia brasileña.

La semana pasada, el equipo de salud que los atiende y una ONG que ac-
túa en la región de la etnia Uru-Eu-Wau-Wau tuvieron que ser escolta-
dos por la policía para poder entregar vacunas y alimentos, puesto que

los invasores han cerrado el acceso a la tierra indígena. Es muy grave

todo lo que está ocurriendo, hay mujeres, ancianas, ancianos, niñas y ni-
ños con restricción de movimiento dentro de su propia tierra, pasando

hambre y con miedo a contagiarse.

1 Garimpo es una técnica de explotación de minerales o extracción, manual o mecanizada
de sustancias minerales como oro, diamantes u otros tipos de minerales. Esta explotación,

generalmente de minerales valiosos, realizada por medios mecánicos, manuales o anima-
les, muchas veces se hace sin ningún planeamiento con técnicas consideradas dañinas para

el medio ambiente. Una de las sustancias utilizadas es el mercurio, que es altamente tóxico
para las personas, el agua, los animales y la tierra.
Guerreras indígenas en el front _ Rondonia _ Brasil

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Por Fernanda Piñeyrúa _ Uruguay

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Hace poco falleció por complicaciones de la Covid-19 el último hom-
bre de la etnia Juma, el guerrero Amoim Arukála. La historia del pueblo

Juma es desgarradora. A principios del siglo XX eran 15.000 personas,
para el año 2002 habían sufrido tantas masacres que sólo quedaban
cinco. Un genocidio comprobado, pero nunca castigado, que llevó a este
pueblo al total exterminio. No solo estamos perdiendo vidas, es mucho

más, estamos perdiendo nuestra cosmovisión, sabiduría y conocimien-
tos ancestrales.

El negacionismo, la corrupción, y la incompetencia del gobierno de Bol-
sonaro han generado esta catástrofe, un fuerte impacto social que está

lejos de terminar. Las instituciones públicas no han tomado ninguna
medida, no hay ninguna ayuda para preservar nuestras vidas, es todo lo
contrario, están destruyendo los derechos que hemos conquistado con
mucha lucha en los últimos años. Derechos que hemos conquistado a
través de movilizaciones en masa, mucha lucha y sangre indígena.
Estamos en la línea de frente, combatiendo el hambre y protegiendo
nuestras comunidades
Además del discurso que utiliza Bolsonaro contra la población indígena,

quilombolas y ribeiriños, una de las cuestiones graves que hemos identi-
ficado es que no han creado estrategias para que los pueblos aislados, o

que viven fuera de los grandes centros urbanos, no tuvieran que ir has-
ta las ciudades para apuntarse y cobrar la renta de emergencia. Muchas

personas que han sido excluidas tuvieron que exponerse al virus para in-
tentar conseguir esa ayuda. Eso generó un enorme problema, esos movi-
mientos entre la ciudad y las aldeas produjeron muchos contagios. Lo he-
mos denunciado, pero no han querido escuchar nuestra reivindicación.

Paralelamente, nosotras en AGIR nos hemos movilizado en búsqueda de
colaboraciones, subvenciones y donaciones para atender a las demandas

de nuestras comunidades, no solo en las aldeas, también para la pobla-
ción que vive en el contexto urbano y en territorios indígenas no recono-
cidos. Otro de los grandes frentes que estamos atendiendo gira en torno a

la alimentación. Hay aldeas enteras que están contagiadas, hay una des-
esperación muy grande y el hambre está siendo un gran frente a resolver.

Mucha gente nos pide ayuda y se nos hace muy difícil atender a toda la

población, estamos atendiendo con preferencia a familias monoparen-
tales, personas enfermas y familias numerosas. Nuestro estado, Rondo-
Guerreras indígenas en el front _ Rondonia _ Brasil

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nia, está entre los Estados con más contagios del país. Están ocurriendo
muchas muertes por covid. La situación es muy grave y se van sumando

otros frentes, como es el caso de la región que hace frontera con el esta-
do de Acre, donde están todos los ríos crecidos y las ciudades inundadas.

Otra crisis dentro de la crisis.

Estamos en esta lucha, en la línea de frente, incentivando a las comuni-
dades para que sigan produciendo sus alimentos, estamos hablando de

soberanía alimentaria, de la importancia de mantenernos saludables,
tanto física como emocionalmente. Esta es una de las alternativas que
hemos encontrado para afrontar la pandemia, los desplazamientos y la
pérdida de tierras y cosechas.

Otro tema que estamos abordando es la vacunación. La estrategia de va-
cunación del Gobierno se ha basado en el censo de 2010 y eso ha genera-
do un desequilibrio muy grande, pues la población ha aumentado mucho

desde entonces. Además, la población indígena que vive en los centros
urbanos no ha entrado en la lista de vacunas reservada a la población
indígena. Muchas de estas personas que viven en los centros urbanos
siguen teniendo contacto con las aldeas y esta es otra fuente de contagio.

Las acciones de AGIR van desde el reparto de cestas básicas de alimen-
tos y equipos de protección individual a la promoción y participación en

sesiones en vivo para denunciar cómo la ausencia de políticas por parte
del gobierno brasileño ha afectado a los pueblos originarios en el país.
Combatir la pandemia, la desinformación y las fake news

Muchas de las campañas que implementamos en nuestro estado, y tam-
bién a nivel nacional, son para promover la toma de conciencia en re-
lación a los cuidados individuales y colectivos, y principalmente para la

denuncia del discurso genocida que viene siendo pronunciado por el
gobierno federal y sus aliados. Hemos encontrado en la tecnología un
gran abanico de herramientas para el enfrentamiento de la pandemia,
tanto a nivel de los cuidados, como de seguridad, protección y también
para la difusión de las acciones para la recaudación de donaciones.

Además, se hace un gran esfuerzo para que la gente no salga de sus al-
deas, no se contagie, le llegue la información correcta con relación a

los síntomas y qué hacer en el caso de contagiarse. Mucha gente está
sobreviviendo gracias a nuestras acciones.

Leonice Tupari _ Asociación de Guerreras Indígenas de Rondonia

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Identificamos la necesidad de crear un proyecto de comunicación y
formar mujeres indígenas en temas relacionados con la comunicación
y el activismo en redes. Estamos haciendo talleres de herramientas
audiovisuales, gráficas y manejo de redes sociales como herramienta
para la defensa, protección y denuncia. Nos gustaría también a futuro
conseguir medios para incentivar a las jóvenes para que opten a hacer
cursos universitarios en estos temas. Ya que, actualmente en Brasil, uno
de los grandes problemas que tenemos es la desinformación y hemos
visto cómo las fake news están afectando a nuestras comunidades en
distintos ámbitos.

En nuestro plan de comunicación para combatir la pandemia y la desin-
formación trabajamos con materiales en distintos formatos, audiovisua-
les, gráficos y audios, traducimos los materiales a nuestras lenguas. Des-
montando los bulos que se están difundiendo por ahí, como por ejemplo

el que creó el presidente Bolsonaro con relación a la vacuna, –dijo que

quien se vacuna se transformará en cocodrilo– estamos haciendo hin-
capié en que la población indígena se vacune, siga con las medidas de

protección y se mantenga aislada en sus aldeas.
Perder el cuerpo a cuerpo nos está costando mucha salud
En nuestra comunidad hicimos un pacto de cuidado, nuestra vida social

es dentro de nuestra comunidad, siempre estamos visitándonos, com-
partiendo, colectivizando la vida. Con la llegada de la pandemia, tuvimos

que frenar esta costumbre, y cambiar las relaciones comunitarias. Eso

nos está afectando anímicamente, es muy difícil para muchas de noso-
tras romper esta costumbre que tenemos tan arraigada, creo que no es

solo una costumbre indígena, creo que es natural del ser humano y eso
nos está entristeciendo como población en general.
Otra costumbre que tenemos son las reuniones y celebraciones entre

aldeas, los encuentros para celebrar las cosechas, el inicio de una esta-
ción, nuestros rituales, hasta cuestiones más políticas o culturales, como

puede ser el intercambio de semillas o la coordinación de una moviliza-
ción. Perder este cuerpo a cuerpo nos está costando mucha salud, pues

lo digital no es lo mismo.

La pandemia está afectando a nuestra cultura, nos está impactando mu-
chísimo no poder despedirnos de nuestras personas queridas, nuestros ri-
tuales de despedida son muy diversos, algunos duran más de una semana.

Guerreras indígenas en el front _ Rondonia _ Brasil

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Es muy difícil para nuestra población enterrar a una persona querida sin

poder verla, sin despedirla, no poder enterrarla en nuestras tierras. Algu-
nos pueblos han tenido que exigir al ministerio público para conseguir

traer a nuestras aldeas los cuerpos de las personas que fallecen en los

hospitales. Estamos pasando por mucho dolor, es un luto profundo, es-
tamos perdiendo a muchas lideresas, mujeres, hombres, jóvenes. Es una

pérdida incalculable para todos los pueblos indígenas. La situación es
desafiante y desalentadora.
Somos resistencia

Son muchos los ataques que estamos viviendo además de la covid. Se-
guimos enfrentando el garimpo, el arrendamiento de tierras, la retira-
da de madera y cazadores y pescadores en nuestros territorios. Es una

de nuestras mayores preocupaciones, principalmente en las aldeas que
están en aislamiento voluntario, para las poblaciones que no han tenido
contacto o ha sido muy reciente el primer contacto. Y también nosotras
que vivimos en aldeas, pero ya tenemos contacto y sabemos qué significa
una pandemia. Se hace más difícil defendernos, sabiendo que el propio
gobierno federal es connivente con el intento de legalizar el garimpo y
demás extracciones ilegales en las tierras indígenas.
Nosotras, las mujeres indígenas hemos heredado siglos de colonización,
desigualdad, saqueo y violencia sobre nuestros cuerpos y territorios.

Nos hemos organizado para resistir a la violencia patriarcal y ca-
pitalista, estamos organizadas construyendo y fortaleciendo para

protegernos y superar numerosos desafíos.
Estamos siendo amenazadas por denunciar las invasiones, sabemos el
riesgo que conlleva ir en contra del poder de los hombres blancos, de los
terratenientes y del capitalismo. Estamos totalmente desprotegidas, en
todos los ámbitos, pero no pararemos, seguiremos defendiendo nuestra
cultura, nuestras tierras y nuestra soberanía. Luchando por justicia y
una vida digna para nosotras y nuestras comunidades. •

Leonice Tupari _ Asociación de Guerreras Indígenas de Rondonia