Rusia
Varvara Mikháilova: “La guerra va a acabar con todo lo que estábamos logrando en nuestra lucha por los derechos de las mujeres”
El Salto
A pesar de la represión por parte del gobierno de Putin, miles de manifestantes han salido a las calles de Rusia en contra de la guerra en Ucrania. Entrevistamos a Varvara Mikháilova abogada y activista feminista del colectivo de defensa de derechos humanos “Apología” de San Petersburgo, quién ha llevado gran parte de la defensa de activistas detenidos por participar en protestas desde 2018 contra el gobierno de Putin y en la última oleada de protestas contra la guerra. Actualmente ha tenido que exiliarse por su propia seguridad y la persecución de la que han sido víctimas tanto ella, por su activismo, como su marido, por su trabajo como fotoperiodista para el medio independiente de Rusia Mediazona.
Una semana después de la entrevista —6 de mayo de 2022— la organización de defensa de derechos humanos “Apología” a la que pertenece Varvara ha sido reconocida como agente extranjero por lo que queda prohibido cualquier tipo de trabajo de la misma o de sus integrantes en el territorio de la Federación de Rusia. En 2022 “Apología” llevaba 1.150 casos administrativos y 28 casos penales relacionados con las protestas antimilitaristas, la organización esta autogestionada y niega recibir dinero del extranjero así como las acusaciones por las que se le ha calificado como “agente extranjero” por lo que queda restringido el trabajo de la misma o de sus integrantes en el territorio de la Federación de Rusia.
Después de que se iniciara la guerra, Rusia sacó un paquete de leyes con el objetivo de frenar la disidencia y las protestas contra la guerra ¿en qué consisten y como se están aplicando?
A principios de marzo se hicieron modificaciones en el código penal y administrativo cuyo objetivo principal ha sido parar mediante el miedo a la represión, las protestas antimilitaristas, impidiendo que la gente se pronuncie en contra de la guerra y además controlar la difusión de la información verosímil sobre la guerra. En concreto, una de ellas es la que prohíbe desacreditar a las fuerzas armadas de Rusia. Un ejemplo más claro es cuando una persona o un medio de comunicación utiliza la palabra “guerra” en vez de llamarla “operación especial” que es el único término correcto según el gobierno. Cualquier pronunciamiento antimilitarista como “no a la guerra” o “por la paz” es objeto de esta ley ya que expresa desconfianza al ejército. La condena después de la primera acusación es un multa de hasta 500 euros, si el acusado reincide el artículo deja de ser administrativo y pasa al código penal por lo que supone una condena de prisión. El segundo nuevo artículo trata de la difusión de la información falsa sobre las acciones del ejército ruso, pertenece al código penal y conlleva una condena de hasta diez años de prisión. Ya estamos viendo personas condenadas según este artículo por comunicar la información sobre el desarrollo de la guerra que no coincidían con la versión oficial del ministerio de defensa. El ministerio de defensa niega crímenes de guerra de los soldados rusos así que cualquier tipo de publicación, por ejemplo la de las fotos de Bucha o la de las cifras de víctimas civiles en Mariúpol, significa una violación de esta nueva ley.
¿Qué consecuencias ha tenido para los activistas?
Es importante recordar que, aparte de las leyes nuevas, siguen existiendo las leyes represivas anteriores. Por esa razón las personas que salían en las primeras protestas a finales de febrero antes de las nuevas leyes, ya pagaban las multas o quedaban detenidos durante 15 días en las comisarías por participar en las manifestaciones sin permiso municipal o por infringir las restricciones del covid-19. Por eso algunas personas están pagando multas o quedaban detenidas tanto por la primera razón como por la segunda o por una combinación de los dos artículos ya que las manifestaciones hoy en día en Rusia están prohibidas por las normas de contingencia del covid-19. Además, las personas que se manifestaban en las protestas unipersonales —cuando únicamente participa una persona— con las pancartas “No a la guerra” o con pancartas en las que se comprendía fácilmente un mensaje antimilitarista, se consideraba que estaban desacreditando a las fuerzas armadas. Por otro lado el segundo cambio en el código sobre la divulgación de la información falsa se dirige más a los periodistas o vídeo-bloggers. Actualmente se están desarrollando varios procesos judiciales contra algunos de ellos. Por ejemplo, el periodista Andrey Novashov, de Kemerovo, que actualmente está bajo arresto domiciliario o uno de los juicios más mediáticos, ahora mismo, es contra Alexandra Skochilenko, una periodista y artista de San Petersburgo que estaba cambiando las etiquetas de precios en supermercados por unas pegatinas con cifras de las víctimas entre civiles y militares ucranianos y rusos. Lo interpretaron como divulgación de información falsa ya que sus números no coincidían con los del ministerio de defensa. La acusación está pidiendo 10 años de cárcel para ella. Son sólo dos ejemplos de lo que puede pasar con las personas que tienen una posición antimilitarista articulada independientemente de si es en vivo en una manifestación o en línea en un mensaje de Twitter.
Actualmente lo más importante es que la persona [encausada] se sienta acompañada y no pierda la noción de estar en su derecho a pesar de toda la represión que sufre
¿Cómo reaccionaron los medios de comunicación independientes?
Durante la primera semana de la guerra fueron bloqueados los principales medios de comunicación independientes de Rusia, incluso los medios de comunicación de masas que pensábamos que no era posible bloquear, como la radio “Ekho Moskvy” que apareció en los 90 después de la Unión soviética, era imposible imaginar que se escucharía el silencio en su frecuencia. Después de censurar a los mass media independientes, últimamente el gobierno se dedica a perseguir a medios locales o pequeños. Al final quién busca el motivo para bloquear un medio siempre lo puede encontrar. Dentro de los motivos más populares es cuando el medio se niega a llamar a la guerra “operación especial” que oficialmente es la única forma correcta para definir lo que está pasando en Ucrania. Por otro lado, otros encontraron la forma de seguir existiendo, sobre todo quienes más experiencia tienen respecto a informar en un estado autoritario, sacando a toda su plantilla fuera de Rusia y creando contenido e informando a través de internet, sorteando así el bloqueo en Rusia para garantizar así a todos el acceso a la información independiente.
Has defendido a muchas personas detenidas en esta última oleada de protestas. ¿Qué ha sucedido en los procesos judiciales?
Principalmente son activistas detenidas durante las manifestaciones, protestas unipersonales, o personas cuyas casas han sido registradas después de unas publicaciones en internet, incluso algunas de ellas han sido amenazadas con perder la custodia de sus hijos, estudiantes expulsados de las universidades o funcionarios despedidos. Sería muy atrevido hablar sobre las posibilidades de ganar estos casos ya que todo está sucediendo dentro de la lógica de un estado autoritario de corte fascista. Aún así conservamos la posibilidad de ganarlos en un futuro a través de las cortes penales internacionales. Actualmente lo más importante es que la persona se sienta acompañada y no pierda la noción de estar en su derecho a pesar de toda la represión que sufre.
En el transcurso de las detenciones ¿habéis reportado casos de tortura?
Sí, es parte de la propaganda de terror y a veces ni si quiera se oculta. A menudo se realizan detenciones con violencia, donde podemos ver todo tipo de lesiones y fracturas. En las comisarías se observan a menudo amenazas de violencia física, amenazas con violación o directamente torturas y violencia física. Uno de los casos más famosos es el de la Comisaría de Brateyevo [Moscú] donde se grabaron las torturas y las amenazas con violación contra varias chicas jóvenes de 19 a 24 años (los policías pegaron a las mujeres con sillas, botellas, puños, les arrancaron el pelo y las rociaron con spray hidroalcohólico en los ojos, vertían el agua sobre la cara hasta que las chicas se atragantaran por no poder respirar, les insultaban y amenazaban: “ahora vais a perder la virginidad por turno”, “te va a tocar abrir las piernas delante de los alcohólicos de la celda para que no te maten, que además son todos putinistas”. En la mayoría de los casos no tienen miedo a que sus acciones se hagan públicas, incluso podemos decir que haciéndolo público cumplen con uno de sus objetivos, es decir aterrorizar a la población para que sepan que no tienen límites y que su impunidad es total.
A menudo los abogados esperan horas y horas fuera de la comisaría para poder hablar con su cliente recién detenido y se enteran al final de que no sólo no van a poder entrar sino de que el juicio ya ha terminado
¿Os han impedido realizar vuestro trabajo como abogadas de los detenidos?
Si estamos comparando el período antes del inicio de la guerra y ahora… diría que no ha cambiado mucho. Diciendo esto quiero subrayar que los derechos a la asistencia jurídica nunca se han respetado en Rusia. La única complicación nueva es que ahora están justificando la restricción de acceso a los abogados a las comisarías y prisiones preventivas por las detenciones masivas y el aforo, que por supuesto no tiene ningún fundamento legal. A menudo los abogados esperan horas y horas fuera de la comisaría para poder hablar con su cliente recién detenido y se enteran al final de que no sólo no van a poder entrar sino de que el juicio ya ha terminado. En muchas ocasiones no se le permite al abogado asistir al juicio. Hemos tenido numerosos casos de aplicación de la fuerza física, violencia hacia los y las abogadas que intentaban ejercer en las comisarías y juicios. Aún así me gustaría repetir que no es nada nuevo si estamos hablando de casos políticos.
En Rusia existe la figura jurídica de agentes extranjeros, en este caso no pueden seguir realizando su trabajo y sus cuentas bancarias se bloquean. Últimamente la tendencia del Estado ha sido el reconocimiento de agente extranjero a la gran mayoría de defensores de derechos humanos o a las organizaciones que se encargan de la defensa del activismo, incluyendo a gran parte de las abogadas, lo que supone para ellas el cese completo de su actividad. Porque si siguen ejerciendo la primera sanción sería una multa y la segunda una condena real de hasta diez años de prisión. Desgraciadamente la única solución que les queda es salir del país. Algunas de mis colegas, que son abogadas con mucha experiencia, han tenido que abandonar Rusia durante el último año.
¿Qué tipo de irregularidades has presenciado en los juicios contra las personas antimilitaristas?
Es ilegal acusar a una persona por expresar su posición no violenta. Por eso, el mero hecho de acusar a una persona de antimilitarismo contradice todas las normas internacionales, el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, o las prácticas de la la Convención Europea de Derechos Humanos [CEDH], etc. Aún teniendo esto en mente, observamos múltiples irregularidades procesales internas. Más que nada sobre el derecho a la defensa, cuando no permiten entrar a los abogados en comisaría. Esto no pasa porque sí, ni por la mala praxis de la policía, sino que tiene un fin muy concreto: dejar a la persona detenida sin acceso a la información de que las acusaciones y medidas son ilegales o, por ejemplo, que el detenido puede negarse a testificar contra sí mismo o contra su familia y personas cercanas, o a que tomen sus huellas dactilares, fotos, compartir su lugar de trabajo o estudios para evitar que la persecución siga allí también. Las personas aterrorizadas no se suelen oponer a todas las peticiones por parte de la policía porque no saben hasta dónde llegan sus derechos.
¿Qué pasa en los juicios?
Hay que añadir que en muchas ocasiones el juicio se programa al día siguiente de la detención, así que una persona a la que han quitado el móvil no puede contactar con su abogado o con sus familiares para organizar la defensa. Hemos tenido muchos casos en los que los móviles incautados se han utilizado por los oficiales de la policía o directamente por los jueces con el fin de revisar los contactos personales, historiales de búsqueda, suscripciones y mensajes en las redes sociales para detectar la pertenencia del acusado al movimiento antimilitarista y/o a la oposición. Los jueces insultan, amenazan con sentencias imposibles, y la falta de abogado en el proceso desorienta y deja a la persona en una posición extremadamente vulnerable dispuesta a asumir cualquier acusación. La CEDH exige la presencia de la parte acusadora (en este caso la representaría la Fiscalía). a pesar de eso, vemos que casi todos los últimos procesos se realizan en presencia únicamente del juez, que asume el papel del acusador, incluso a solas con el acusado. Eso infringe el principio de la contradicción que es el principio básico de la judicatura. Hasta en los juicios donde asiste la defensa se niega a ésta la solicitud de presencia de los testigos por parte del acusado, el uso de las grabaciones de las cámaras de videovigilancia etc. o la participación de los mismos agentes de policía como testigos de la parte acusadora. Al final tenemos un proceso ilegal y con irregularidades procesales y una sentencia prácticamente garantizada de una multa o privación de libertad. La única esperanza es poder recurrirla en las instituciones internacionales que, en la situación actual de Rusia en el mundo, queda muy lejana.
Toda tu trayectoria está vinculada al movimiento feminista ruso, ¿Qué consecuencias ha tenido la guerra en el movimiento y cuál ha sido su papel en las protestas?
Entre todas las personas que participan en el movimiento antimilitarista en Rusia, o lo hacen desde fuera de Rusia, uno de los grupos más activos son las feministas. No sólo porque las mujeres sentimos más la fuerza devastadora de la guerra sino porque tenemos además una visión muy clara de las consecuencias que seguirán afectando a la sociedad durante años, décadas, generaciones. Ucrania y Rusia necesitarán mucho tiempo para superar todo lo que ha pasado cuando acabe. Esperemos que sea pronto porque cuanto más dure más tiempo se necesitará para superarlo. Toda la violencia que implica la guerra afecta más a los grupos más vulnerables, un claro ejemplo son las violaciones de mujeres. Por eso no me sorprende en absoluto que las feministas sean la primera fuerza de resistencia antimilitarista. Lo que me entristece de verdad es que ya sabemos que este desastre humanitario va a acabar con todo lo que estábamos logrando en nuestra lucha por los derechos de las mujeres y en concreto contra la violencia de género, nos transporta 10 años atrás y nos coloca en una sociedad con muchas personas —hombres y mujeres— con traumas sociales y psicológicos para toda la vida. Incluso si la guerra acabara ahora mismo ya tendríamos a miles de hombres que volverán a sus casas, intentarán integrarse a la sociedad, e integrarse a un mundo pacífico donde la experiencia más importante que han tenido en su vida no tendrá ningún sentido. En muchos casos incluirán violencia contra sus parejas, hijos o familiares. Lo vimos después de la guerra en Afganistán y Chechenia: los hombres se sentían héroes de su patria y al volver a su país descubrieron que todos los veían como criminales de guerra. La superación de esta experiencia sin tratamiento correcto siempre conlleva un crecimiento de la violencia sobre todo contra las mujeres. Por eso las feministas tendremos dos o tres veces más trabajo en comparación con lo que ya estábamos haciendo.
Para ti ¿Cuál es la razón principal de que Rusia haya iniciado esta guerra?
Creo que una de las razones principales es que Rusia no ha podido aceptar la pérdida del control de las exrepúblicas de la Unión Soviética. No quieren aceptar que ya son países soberanos con su propia política, sus propios movimientos sociales y planes para el futuro que no se ajustan a los de Rusia. En este caso Rusia se comporta como un verdadero patriarca: padre de una familia, maltratador, abusador, autoritario, que se piensa “el padre de las naciones” —como llamaban a Stalin en la prensa soviética de la etapa estalinista— y no quiere escuchar nada sobre que uno de sus “hijos” tiene su propia vida y aún peor, que puede y quiere vivir sin él. Es una visión imperialista, patriarcal y chovinista que no permite a Rusia ver a los demás países de las exrepúblicas como sujetos políticos independientes. Lo vemos tanto en la política como en la cultura donde el ucraniano o el bielorruso se muestran como “unos dialectos del ruso que suenan ridículo” o viendo a las exrepúblicas como unas simples provincias subdesarrolladas de Rusia. El papel imaginario del padre de familia le permite a Rusia intervenir en la política de muchos países, los ejemplos más claros son los de Ucrania, Georgia y Transnistria.