Huehuetenango: familias desplazadas durante el conflicto armado retornan y buscan recuperar sus tierras ancestrales
Por Joel Pérez
Decenas de familias, refugiadas en México durante el Conflicto Armado Interno, volvieron a sus tierras en Barillas, desde hace 15 días y las ocuparon. Exigen que les sean devueltas. Además, sueñan con recuperar los restos de sus seres queridos, masacrados hace 40 años.
La historia más cruenta del Conflicto Armado Interno (CAI) que duró 36 años en Guatemala, ocurrió entre el periodo de 1982 y 1984. En esa época miles de familias guatemaltecas se vieron obligadas a desplazarse hacia México, el país vecino para salvar sus vidas; dejaron sus tierras, casas, cultivos y animales, ante la persecución del ejército guatemalteco.
Han pasado 40 años -aproximadamente- desde que ocurrió ese hecho. A pesar del largo tiempo de abandono, este 30 de abril, más de 130 familias de origen maya Q´anjob´al, entre mujeres, menores de edad y personas adultas, quienes se autoidentifican como sobrevivientes de la guerra y descendientes de personas desplazadas, retornaron a Kumatz II y Sargentos, dos lugares situados en el municipio de Barillas, Huehuetenango, para recuperar sus tierras ancestrales y los restos de sus víctimas, que abandonaron tras el refugio a México.
De estas familias, unas 500 personas provienen de los estados de Chiapas, Quintana Roo y Campeche. 500 más se encuentran en camino y podrían arribar paulatinamente la próxima semana, afirmó Daniel Juan Francisco Marcos, miembro de las familias desplazadas.
Entre la multitud hay algunas personas adultas mayores, quienes afirmaron que sus nombres están registrados en las escrituras de propiedad de la tierra; fue esa razón la que los motivó a regresar.
El retorno de estos pobladores, según el señor Mateo Gaspar Juan, fue para recuperar las tierras de sus ancestros que dejaron en tiempos del conflicto armado. Mateo recuerda que la aldea Kumatz II fue destruida en los años 80 por el ejército y dijo que en el refugio, en los ejidos mexicanos, vivieron momentos difíciles para sobrevivir.
“Nos fuimos por la guerra, entonces cada quien ¡posando! Quienes luchamos, compramos un poco de tierra donde vivir, pero no es mucho, sabemos que en estos tiempos no somos capaces de comprar la tierra”, relató.
Entre otros propósitos de retorno, también está la intención de recuperar los restos de sus seres queridos que fueron masacrados y que podrían estar en cementerios clandestinos, entre potreros o en otros lugares guatemaltecos.
La tierra que abandonaron y hace 15 días recuperaron, tiene una extensión de 80 caballerías aproximadamente. Las cuales están divididas en tres fracciones. Es decir, en aquel entonces estaban ocupadas por las aldeas Sargentos, Kumatz I y Kumatz II, así describió uno de los ocupantes retornado.
Estas tierras que ahora tienen dueños, se ubican en las orillas de la aldea Río Espíritu, a la altura del kilómetro 570 de la Franja Transversal de Norte (FTN), que separa a Barillas de la ruta hacia Playa Grande Ixcán, Quiché.
Mientras los retornados ocupan sus tierras, se encuentran con otra pena, con el que ahora tienen que lidiar. Personas allegadas a los finqueros de Barillas no los dejan en paz desde que llegaron. Cuentan que, con frecuencia, algunas personas llegan y realizan disparos con armas de fuego cerca de los campamentos en horas de la noche. Asimismo, han recibido amenazas de desalojo por parte del ejército y la Policía Nacional Civil (PNC), según denunció el señor Víctor Juan Andrés.