Colombia: Los avatares y pos verdades del fracaso electoral del progresismo
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
De 39 millones de electores votaron 21 millones. La abstención, por tanto, fue de 46%, cerca de la mitad, como Boric contra Kast en Chile, con la diferencia que el fascista en Colombia quedó en tercer lugar y el empresariado quedó satisfecho de ver que uno de los suyos, que asciende en las encuestas como loco, será el rival del Nicolás Maduro colombiano como llaman a Petro.
Pero ese es el escenario del espectáculo de esta sociedad patriarcal, capitalista e individualista que crea un gran show de los que van a administrar el proceso de acumulación de ganancias y llevan sus tablas de apuestas a los sectores populares que no están ni ahí.
Petro esperaba que los del estallido se volcarían a su favor pensando que la invitación a Francia Márquez para la vicepresidencia los atraería, pero ellos aprendieron muy rápido que más productivo era la autoorganización por barrios y la autogestión que poner un gobernante menos malo a cargo de los enjuagues empresariales en los pasillos de la máquina del estado.
El papel jugado por la dictadura de Maduro en Venezuela está más que claro: los poderosos no están dispuestos a compartir espacios, propiedades y ganancias con los burócratas que administran el capitalismo venezolano y juegan toda la propaganda posible contra el dictador y sus simpatizantes, como Petro. Los sectores medios colombianos están en medio de esa propaganda de los competidores de Maduro y el tránsito de millones de venezolanos que huyen buscando mejor destino en otras partes y hablando pestes del socialismo de Venezuela. Los sectores populares unos pocos prestan atención a esas polémicas mientras la mayor parte hace abstracción de las disputas por el poder.
Las guerrillas no favorecen en nada, pues de alguna manera sus seguidores apoyan al mal menor de Petro y otros se abstienen porque ellos son los que deben administrar el país. Digamos que ninguno de esos actores piensa en el protagonismo autogobernante de barrios y comunidades.
La gran estafa ha sido envolverlos a todos en este circo para despacito por las piedras los empresarios imponer su candidato meteórico. Por eso las peleas y disputas por los cargos son pan y circo para la gente mientras el empresariado hace de las suyas demostrando que ellos hacen lo que quieren con la política a sabiendas que los mismos progresistas los necesitan a ellos para producir, invertir y generar ganancias para llenar la teta del estado.
Nosotros nos quedamos con los barrios periféricos que organizaron la resistencia popular en el estallido y se encuentran hoy día trabajando en el desarrollo de la autonomía comunitaria y la autogestión.
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