La tercera guerra mundial aún no ha terminado

«Vivimos en una crisis epocal. Creo que aún no hemos tocado fondo, ni siquiera hemos llegado a la mitad de esta crisis. Cada vez lo pienso más. Estoy convencido de que el escenario cultural, intelectual y político aún no ha desarrollado todo su potencial. Debemos considerarnos al final de la tercera guerra mundial». La guerra de la que habló Dossetti en esta entrevista de 1993 ha sido más devastadora.



La tercera guerra mundial aún no ha terminado

 

Giorgio Agamben


Intervención de Giorgio Agamben publicada el 5 de septiembre de 2022 en su columna «Una voce» en el sitio web de la editorial italiana Quodlibet.

 

«Vivimos en una crisis epocal. Creo que aún no hemos tocado fondo, ni siquiera hemos llegado a la mitad de esta crisis. Cada vez lo pienso más. Estoy convencido de que el escenario cultural, intelectual y político aún no ha desarrollado todo su potencial. Debemos considerarnos al final de la tercera guerra mundial». La guerra de la que habló Dossetti en esta entrevista de 1993 ha sido más devastadora o igual de devastadora que las otras dos, porque fue librada sólo por el mal en nombre del mal, entre potencias igualmente malvadas, aunque aparentemente con menos derramamiento de sangre. Pero esta guerra, según todos los indicios, aún no ha terminado, ha tomado otras formas y estamos en ella sin poder ver su final. Estamos dentro de la guerra planetaria contra el virus, que es parte de las miles de guerras civiles que dividen a los pueblos desde el interior e impliados, a pesar de nosotros mismos, en la guerra en Ucrania como ocasión para una guerra mundial blanca, es decir, que se lleva a cabo ante todo en el lenguaje y las mentes de los hombres.
Es posible, sin embargo, que Dossetti tuviera razón y que esta guerra interminable coincida de alguna manera con el final, es decir, que el final esté, por así decirlo, siempre en curso. «Nos enfrentamos al agotamiento de las culturas —añadió—, no veo que surja un nuevo pensamiento ni en el lado laico ni en el cristiano. Todos estamos inmóviles, fijos en un presente, que intentamos remendar de alguna manera». De hecho, las potencias que pelean no tienen ninguna salvación ni verdad que ofrecer: sólo una amenaza continua e inminente de enfermedad y muerte y el odio y la guerra de cada uno contra todos. Están, en este sentido, al final y la atroz guerra civil planetaria que libran es la forma de su fin.