Día Internacional de lxs Desaparecidxs: pedagogía de la lucha social noviolenta y construcción de paz en los lugares precisos

Reflexión estratégica y táctica desde una mirada de la resistencia civil noviolenta, un “pensar en voz alta” acerca de ¿hacia dónde va la lucha de las familiares de desaparecidxs? Nos parece que esto se debe hacer colectivamente en forma constante, desde las preguntas precisas para construir un buen “principio de realidad”.



Pensar en voz alta la justicia y la paz

Pietro Ameglio

Día Internacional de lxs Desaparecidxs: pedagogía de la lucha social noviolenta y construcción de paz en los lugares precisos

 

Desinformémonos

 

El 30 de agosto es el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas decretado por la ONU en 2010, y por iniciativa de Fedefam desde 1981 para América Latina; pero debido a la creciente perpetración también por actores no estatales, se denomina actualmente como Día contra la Desaparición de Personas. Una fecha de una enorme importancia en todo sentido, y muchísimo más en un país que oficialmente tiene más de 105.000 desaparecidos, algo que no ha de existir en otros lugares del mundo en este momento. Es importante plantearse de inicio ¿qué es un desaparecido? ¿Cómo se construye esta figura histórica, social de brutal inhumanidad dentro de procesos de guerra, como pueden ser también los genocidios?

Se trata de un arma que empezó a desarrollarse por supuesto desde el nazismo, pero también se fue perfeccionando con la guerra de Argelia por los franceses, con las dictaduras del Cono Sur en los 70s, sobre todo en Argentina. Para nada es un hecho histórico casual, al contrario cuenta con una enorme sofisticación y perversión en la construcción de lo inhumano: no es sólo la desaparición de un cuerpo sino la desaparición de un conjunto grande de relaciones sociales, es la destrucción-desestabilización y el aterrorizamiento desde lo más profundo del entramado social, de las familias, de las personas cercanas y no tan cercanas, las cuales dejan de poder vivir con paz y normalidad, dejan de tener un mínimo de tranquilidad y así su vida se convierte en sobrevivencia, y en una forma de dolor permanente porque no saben cuándo van a recibir alguna noticia o algún encuentro. Por lo tanto estamos hablando de un tipo de herida en el tejido social lacerante que es imposible de cerrar, hasta que sean encontrados los cuerpos, y haya verdad, justicia, reparación y no-repetición.

1-Dos importantes avances en la lucha social de los familiares: Verdad para Ayotzinapa e Identificación Humana para víctimas de la guerra en México

Muy recientemente en México hemos tenidos dos acciones, originadas en todo por la gran lucha y determinación morales de las y los familiares de desaparecidos, que el gobierno ha realizado y que dan algo de esperanza en este largo camino de lucha y construcción de justicia con paz. Claramente falta muchísimo por hacer en ambas graves violencias, pero sería fuera de lugar, me parece, empezar a ver todo lo que falta aún sin valorar y reconocer los avances reales en estas luchas de las y los familiares.

A-Por un lado, se dio -por parte del subsecretario Encinas- el Informe de la Comisión Nacional para la Verdad y el Acceso a la Justicia para el caso Ayotzinapa, donde fueron desaparecidos 43 normalistas entre el 26 y 27 de septiembre del 2014 en una operación militar entre fuerzas del delito organizado, el ejército y la clase política en todos los niveles de gobierno. Se presentaron muchos hechos originales que no conocíamos sobre la forma y el contubernio de estas fuerzas legales e ilegales, tampoco habíamos visto antes que un gobierno de México señalara tan directamente a las fuerzas armadas y desnudara la verdad así en una forma pública con nombres. A la vez, quedaron claramente expuestos en su verdadera complicidad muchos medios y las fuerzas más oscuras políticas, empresariales, tratando de ocultar o minimizar toda esta información, para que parte de la población infantilmente la banalice. Dos puntos centrales de este Informe, entre otros, tienen que ver con la acusación que se trató de un “Crimen de Estado”, sobre todo por la acción del Ejército, la Marina y las autoridades políticas de todos los niveles; y también el drama de la afirmación que “No hay razón para pensar que están vivos”. Se trata de dos constataciones muy fuertes, que avanzan en el tema de la verdad, de la justicia y la lucha social en nuestro país.

A su vez, nunca había sido arrestado un ex procurador de la república, y existen asimismo más de 83 órdenes de aprehensión (20 contra militares). Se espera mucho que este proceso avance, sobre todo hacia el tema de las fuerzas armadas, que es lo que los familiares de los 43 desde el inicio señalaron, ya que ninguna otra institución en nuestro país tiene la capacidad tecnológica, la infraestructura y la cantidad de gente para en tan poco tiempo realizar una acción tan compleja y grande como desaparecer a 43 estudiantes jóvenes, fuertes y entrenados en la lucha social de acciones directas. Además, es también muy importante que se haya reconocido públicamente lo que se ha denunciado en muchas formas, que es la interpenetración brutal entre el crimen organizado y los tres niveles de gobierno en muchísimos territorios del país, y cómo la consigna del crimen organizado, la consigna de la clase política y la consigna del ejército, es la misma: “la obediencia ciega y debida a la autoridad”, origen de la mayor parte de los casos de inhumanidad en nuestra especie.

Duele profundamente y muchísimo, el dolor de las madres y padres de los 43, de tener que aceptar hechos tan terribles y sin la verdad empírica de los cuerpos, por ello nos sumamos totalmente a la necesidad urgente que aparezcan los cuerpos. Asimismo nos entró a toda la sociedad solidaria una indignación gigantesca ante el hecho de que parece que al menos cuatro días después de la noche del 26 de septiembre había todavía 7 estudiantes vivos en una bodega del ejército. Así, ahora sabemos que no fue una noche de Iguala, sino que fueron las noches de Iguala. Son situaciones dramáticas que nos hacen tomar conciencia de cómo todas y todos nosotros y la reserva moral de nuestro país tardamos en movernos, en movilizarnos inmediatamente más radicalmente hacia el 27 batallón, instalándonos a las afueras hasta que nos dejaran entrar, para verificar lo que los padres y madres sospechaban altamente y con toda razón por su experiencia guerrerense.

En México como sociedad, tenemos muy poco control social y vigilancia sobre las autoridades, sobre la clase política, por eso en este hecho social es importantísimo que los mandos como el señalado -por Encinas- coronel José Rodríguez Pérez comandante del Batallón 27, igual que el comandante del Batallón de Chilpancingo y todos los mandos que siguen, también el ex gobernador de Guerrero, el secretario de Gobernación Osorio Chong, el mismo presidente, etc., todos sean sometidos a interrogatorio y a juicios por esa cadena de mandos que es imposible creer que no se cumplió. Y avanzar en esclarecer la pregunta clave de ¿quién dio la orden o las órdenes? y ¿cómo fue el cumplimiento?, porque sabemos que las responsabilidades no quedaron en el coronel Rodríguez Pérez y en Abarca, sino que van mucho más arriba en la cadena de complicidades.

B- A su vez, por otro lado, en estos días finalmente se creó el Centro Nacional de Identificación Humana en Xochitepec, Morelos, que esperamos realmente pueda enfrentar, esclarecer y aliviar el drama forense del país. Según Encinas, este Centro es “un paso firme y decidido para garantizar el derecho humano a ser buscado y a las personas sin vida a tener un trato digno…Se hará un ejercicio de identificación masiva de personas que lamentablemente no han sido reconocidas y se encuentran en fosas comunes o en los Semefos de los estados” (La Jornada, 10-8-22).

Como sostiene el sacerdote anglicano Arturo Carrasco, quien acompaña desde muy cerca a las familiares desde hace años: “El período de tiempo que considera el Registro Nacional de Personas Desaparecidas en México abarca 50 años, este crimen de lesa humanidad tiene una desafortunada escalada en la década reciente; considerando que actualmente el registro oficial señala que hay más de 105 mil personas desaparecidas y más de 53 mil cuerpos sin identificar, se hace evidente que en los forenses hay un porcentaje importante del conocimiento de la verdad que impulsan las familias buscadoras y con ello justicia, garantías de no repetición y memoria, el reto está en que la identificación de los cuerpos podría llevar 120 años en resolverse según estimaciones de la ONU, ésta es  la actual crisis en los servicios forenses de México.

“Ninguna persona está preparada para enfrentar la desaparición de un ser querido, y no tendría por qué ser diferente; este flagelo no debería suceder, pero la realidad se impone y obliga a las familias a hacer búsquedas, trámites, volanteo y manifestaciones políticas, culturales y espirituales, para clamar y exigir desde la resistencia civil pacífica la impartición de justicia. De manera espontánea se van conformando en colectivos, con una estructura funcional mínima, unidos por el dolor y la búsqueda; se comparten experiencias del recorrido con una pedagogía hermanada que les especializa en las tareas que corresponden a las autoridades, estos saberes se intercambian regional, estatal, nacional e internacionalmente, lo que habilita también la articulación y consolidación de la causa.

“La búsqueda les implica además un conjunto de adversidades colaterales como la estigmatización y descalificación de otro sector de la sociedad, la criminalización de las víctimas, la merma de sus ingresos y en demasiados casos la pérdida de la salud, y con ello también la pérdida de la propia vida, a consecuencia de enfermedades o de la violencia delincuencial. A pesar de lo anterior, irrenunciablemente perseveran en la búsqueda con vida, no por una esperanza mágica, sino que se exige evidencia contundente y con ello también impulsan la búsqueda; no es candidez, ni romanticismo, sino la exigencia de verdad.

“Estas trayectorias de dignidad han incluido un sector de personas de diferentes sectores como la academia, las espiritualidades, la sociedad civil y el voluntariado personal, que en un intercambio pedagógico resultan enriquecidos por los saberes, la dignidad y el impulso de las familias en búsqueda. En su recorrido también han impulsado la creación de dependencias y estructuras en todos los niveles y de leyes del mismo alcance, desafortunadamente no ha sido suficiente; las cifras resultantes de la violencia presentan un reto todavía enorme.

“Por todo lo anterior y mucho más, es indispensable que los trabajos de identificación forense se realicen con plena garantía de certeza y de manera expedita, ampliando regionalmente la cantidad de unidades móviles de identificación, con la responsabilidad correspondiente y la observación ciudadana; las familias en búsqueda saben que el tiempo es un factor estratégico, por eso la exigencia es clara e impostergable #IdentificaciónYa”.

2-Familiares de Desaparecidxs: formas y lugares de las acciones

El pasado 30 de agosto, y los días cercanos de ese mismo mes fue un buen laboratorio de aprendizaje para la sociedad civil y de pedagogía por parte de las familiares de desaparecidos y asesinados en la última década en México. Nos parece tremendamente importante tomar conciencia y construir un conocimiento que aumente nuestra determinación moral y material, y disminuya nuestra indefensión ante el orden social que nos rodea, acerca de cómo estas y estos familiares nos enseñan a luchar desde una particular pedagogía de paz que han ido construyendo.

Hablamos de lucha social para la construcción de paz, por lo que hay que plantearse una reflexión estratégica acerca del nivel de las acciones dentro de la resistencia civil y su proporción y relación (in)directa con las de los adversarios, desde las violencias que éstos ejercen, sin olvidar nunca que éstos también luchan desde sus intereses. En la línea de lo pedagógico y el aprendizaje, intentemos hacer una breve ejemplificación -sabiendo bien la ¡enorme cantidad y riqueza de acciones! que permanentemente realizan las familiares- y reflexión acerca de lo acontecido el 30 y por esos días, como una forma de analizar los “inobservados sociales” de esta gran lucha sobre hacia dónde van las estrategias y tácticas.

Aquí hay ya un elemento fundamental para quien analiza y conoce del tema de las formas de la resistencia civil y lucha social noviolentas de construcción de paz: el “lugar” donde se realizan las acciones “cambia” la acción, la radicaliza o suaviza en la confrontación con el adversario, que es finalmente el objetivo real de cualquier acción: presionar al adversario en aras de lo que se considera justo y digno. Este aparentemente pequeño detalle, muchas veces resuelto en forma “rutinaria”, “burocrática” o (in)directamente sutilmente sugerido por el mismo adversario sin conciencia nuestra, resulta determinante para los objetivos buscados con cada acción. Por eso, lo importante no es sólo centrar la mirada inicial en el tipo de acción -marcha, por ejemplo- sino también en el lugar de destino de la acción; o sea, una marcha al zócalo no es para nada similar a una marcha a un cuartel u oficina determinada, aunque en ambas marchas vayan exactamente las mismas personas a la misma hora y ciudad. Ahí es donde aparece la reflexión estratégica de fondo, acerca de hacia dónde va la lucha verdaderamente y qué posibilidades pueden desencadenarse a futuro.

Está claro que las principales acciones de no-cooperación inicial (y ahora por la gran fuerza moral de las familiares, con más co-operación del Ejecutivo y algunos estados), son permanentemente las búsquedas en vida, de campo y forenses que ejemplarmente se multiplican en gran forma cada día por todo el país. Desde la década pasada las familiares decidieron con gran valor y capacidad “tomar en sus manos la búsqueda de sus tesoros”, al ver que el Estado nunca lo iba a hacer y simulaba constantemente decidieron hacerlo “sin pedir permiso”, decidiendo así no-cooperar más con esa complicidad y simulación estatal. Esta forma de lucha tiene un nivel básico proporcional e indispensable -al igual que la desobediencia civil- frente al nivel de las violencias que les atraviesan. Al inicio, estas brigadas estaban casi entre la no-cooperación y la desobediencia civil, hoy son mucho más de co-operación y se hacen a nivel nacional y local.

Este 30 de agosto me han parecido muy significativas las acciones realizadas en los “Muros de la Memoria” donde se cementaron en lugares claves de confrontación con las autoridades responsables, por diferentes razones, las huellas-historias y fotografías de víctimas de desaparición colocadas en baldosas de cerámica: en la FGR de la Ciudad de México, en el “corazón de Acapulco para que todo mundo lo viera”, en la Glorieta de los Desaparecidos de Guadalajara…También han sido acciones en la misma línea de no-cooperación contra la normalización social, entre muchas otras, los Murales grandes y llamativos de Diego Rosas Valenzuela en Ecatepec en el lugar donde desapareció el 4 de septiembre del 2015; el mural de Viridiana Morales Rodríguez en la entrada de la UAE Morelos en la facultad de Psicología donde estudiaba; el mural de Mariela Díaz Valverde en la entrada de la facultad de Filosofía y Letras-Unam donde estudiaba…Se trata de acciones de “memoria activa” (des-normalizar y avanzar en un conocimiento que permita conocer mejor el proceso que originó la violencia que les atravesó y luchan para que no le suceda a nadie más), no son sólo simbólicas, por el lugar y forma en que fueron hechas.

Otra acción de no-cooperación (donde se deja abiertamente de co-operar en todo sentido con las mayores fuentes de poder posibles que son las que originan que continúe la impunidad e injusticia), es la campaña para que se renombre la ex glorieta de la Palma como Glorieta de las y los Desaparecidos. Esta disputa de un espacio central de la ciudad es también una apropiación de un territorio que permite visibilizar y difundir permanentemente en la sociedad el tamaño de esta inhumanidad que nos atraviesa a todos y todas.

En la misma línea, por lugar y nivel de acción, se ubica el camioncito “Buscador de la esperanza”. María Eugenia Arriaga Salomón del Centro DH Fray Juan de Larios-Saltillo, perteneciente a Fundec y Fundem, nos decía que: “hoy 30 de agosto en la tarde en la marcha en Saltillo, será inaugurado el proyecto de las familias llamado “Buscador de la esperanza”: es un camioncito adaptado para hacer alimentos, y como un espacio de memoria viva, caminante, rodante. Lo pondremos en espacios con mucha gente para dar a conocer esta tragedia humanitaria, hacer conciencia y para que no se olviden ni desaparezcan a nuestros desaparecidos. También se le va a adaptar una pantalla por fuera para que mientras se ofrecen alimentos, el público vea las fotos de las personas desaparecidas, como una manera de visibilizarles y traerlos a una memoria viva. Las búsquedas no son sólo en los espacios forenses, sino también la búsqueda es mantener y construir espacios de memoria viva para no olvidar a ellos y ellas. El árbol de le esperanza, donde están las fotografías, nos también ayuda a hacer memoria” (FGR, Día desaparecidos, 30-8-22).

Finalmente, otro importante tipo de acción -en lo material y moral- muy proporcional al nivel de violencias sufridas, han venido siendo cada vez más las acciones de desobediencia civil de bloqueos de carreteras, en el momento inmediato posterior a la desaparición (https://desinformemonos.org/cien-mil-desaparecidos-en-mexico-desobediencia-civil-inmediata-a-la-desaparicion/): el 1° de septiembre Patricia García Navarro, que busca a su hijo desaparecido el 28 de agosto en Cuautla, Morelos, bloqueó con familiares y amigos la carretera Cuernavaca-Tepoztlán para exigir la aparición al gobierno estatal y a la FGE.

Este ha sido sólo un pequeño ejercicio de reflexión estratégica y táctica desde una mirada de la resistencia civil noviolenta, un “pensar en voz alta” acerca de ¿hacia dónde va la lucha de las familiares de desaparecidxs? Nos parece que esto se debe hacer colectivamente en forma constante, desde las preguntas precisas para construir un buen “principio de realidad”.