La Guardia Indígena, más allá de la protección territorial
Desde diferentes sitios del departamento del Cauca y el país, un buen grupo de comuneros que hacen parte de la guardia indígena desde el fin de semana anterior se ocuparon de preparar su equipo de minga consistente en un camping, el bastón debidamente «vestido», la peinilla, el menaje para los alimentos y en general todos los elementos propios para una jornada de tres días de la Minga Polítia y Cultural convocada por el Consejo Regional Indígena del Cauca.
Ya en el espacio de Paz, Dialogo y Concertación: Kwet Kina, territorio Sath Tama Kiwe, después de varias horas de desplazamiento por caminos, trochas y carreteras, instalaron su sitio de dormida y en seguida tomaron parte en la primera reunión para determinar el que hacer durante la minga. Se determinaron grupos para los puntos de control en los sitios de ingreso al territorio, los parqueaderos, la tarima principal, los lugares para las comisiones, los procedimientos para la requisa e incautación de bebidas embriagantes y todo lo que implica la seguridad para propios y visitantes.
Con el apoyo de las autoridades tradicionales fueron muy estrictos y respetuosos en los lugares asignados verificando contenido de equipos, dando cumplimiento a los horarios de trabajo, así como la hora de dormida y muy especialmente garantizando que todos los asistentes tuvieran tranquilidad durante la estancia en este territorio y sirviendo de apoyo logístico para el normal desarrollo de las deliberaciones de la minga, los actos culturales y la salud de los mingueros.
En esta ocasión los guardias, Kiwe Tegnas, Shagreros, Wasicamas, Resistentes milenarios, en general como se denominan en cada uno de los pueblos, en esta ocasión tenían una tarea adicional a lo aquí mencionado y es brindarle la seguridad al presidente de la República Gustavo Petro Urrego y su equipo de colaboradores mientras se encontrara dentro del territorio de dialogo, paz y concertación. A través de los coordinadores, la consejería mayor del CRIC y los delegados del esquema de seguridad de la Presidencia de la República, se iniciaron los acercamientos que tenían que ver con el sitio de aterrizaje del helicóptero, el desplazamiento vehicular desde ese lugar hasta el punto de concentración, la presencia de los escoltas y los integrantes de la fuerza pública y hasta el lugar donde permanecería en la gran carpa. Cada uno fijaba sus posiciones de acuerdo al protocolo de Presidencia y del otro lado teniendo presente el mandato de las autoridades ancestrales en el sentido de no permitir personas armadas en el territorio de convivencia.
El 12 de octubre con el acompañamiento de la luna llena con presagio de un día, esta vez sí de grata recordación, desde muy temprano los coordinadores iniciaron el proceso de reunión de todos los guardias para iniciar con el cumplimiento de los planes y estrategias trazadas para la recepción de la comisión del gobierno nacional encabezada por el presidente Gustavo Petro Urrego. Formados en el punto central de concentración, hubo saludo de armonía para continuar con ejercicios de calentamiento que incluyeron un recorrido por buena parte del territorio, siempre con el ánimo en sus rostros de estar cumpliendo al pie de la letra con el mandato de sus pueblos y autoridades. Se distribuyeron en los sitios definidos y extremaron las medidas de prevención tal cual se aprobaron en conjunto con el esquema de seguridad presidencial.
En la medida en que se acercaba la hora de la visita presidencial, en diferentes grupos desarrollaron la tarea de retirar los vehículos que se encontraban en las vías, cerraron las vías de acceso al territorio donde se desarrollaba la minga para que la caravana del presidente Gustavo Petro pudiese transitar sin inconveniente alguno hasta la gran carpa, donde lo esperaban más de diez mil indígenas y delegados de otros grupos poblacionales como afrocolombianos, campesinos y pobladores de centros urbanos que en una sola voz le pedirían la reactivación de las mesas de concertación para el cumplimiento de acuerdos sin renunciar a la movilización social. Ya al lado de los delegados de la presidencia encargados de la seguridad recorrieron los sitios de desplazamiento del presidente, despejaron las áreas para permitir el acceso, el lugar de armonización espiritual y en general todo lo que tiene que ver con una visita de este carácter.
Tres horas después de la hora pactada el presidente ingresó en uno de los carros de seguridad hasta el sitio de la minga y luego de algunos minutos ingresó al lugar saludando a la consejería del CRIC y de las restantes organizaciones para ocupar el sitio donde un sabedor espiritual y también consejero le hizo la respectiva armonización para que su visita transcurriera sin inconveniente alguno y que ese diálogo tan anhelado diera buenos resultados. Allí la guardia le tocó la lucha contra comuneros, periodistas y personas del común que querían a toda costa obtener una imagen del mandatario nacional. Finalmente, después de todo este ajetreo, por fin, el presidente había ascendido a la tarima principal y en medio de aplausos y expresiones de ¡Petro, Petro, Petro!, saludó a la concurrencia para escuchar la posición de la Minga respecto al cumplimiento del plan de gobierno del cambio.
Luego de la alocución presidencial, la entrega de presentes por parte de indígenas y sectores sociales, la Minga Política y Cultural por la vida, el territorio y la paz había concluido. Pero la guardia seguía ahí, lista para atender cualquier situación que se pudiese presentar y nuevamente con las personas de seguridad y protocolo de Presidencia el mandatario abandonaba la gran carpa, los guardias seguían ejerciendo el control territorial, evitando que se presentaran desplazamiento de vehículos y motos. La aeronave que lo trajo al territorio de paz, diálogo y concertación se volvió a sentir con todo el ruido y el viento surcó por la zona norte del municipio de Caldono para retomar la ruta hacia la capital del país.
La guardia cumplió, las autoridades tradicionales indígenas cumplieron y hoy retornan a sus sitios de origen con la satisfacción del deber cumplido y con la satisfacción de saber que ejercer el control territorial tiene sus dificultades, pero que cuando hay compromiso organizativo las cosas pueden salir adelante sin armas y con el corazón.