Romper el Cerco
La sociedad posCovid
Andrea Cegna
Hacía años que no sentía una fiebre así, años antes del Covid. Se dice que es así porque nuestro cuerpo ya no tiene anticuerpos, habiendo desarrollado otros para contrarrestar la otra pandemia y así las medidas anti-covid han evitado que los virus estacionales afecten.
Y al igual que los cuerpos, la sociedad ha decidido olvidarse de los antiguos anticuerpos, y sigue luchando (sin embargo) por desarrollar los necesarios para contrarrestar los virus de hoy. No hay vacunas, ni medicamentos, que ayuden a la sociedad. Al menos en el mundo occidental, al menos en la triste y desolada Italia.
Así los neofascistas de los Hermanos de Italia ganan las elecciones políticas, y así el fascismo ya no es algo que genere picazón, irritación o cólera social. Es algo que se acepta, como una idea como cualquier otra. La obra perfecta de los revisionistas, en cuyas filas se sientan muchos y muchas de la fe moderada «antifascista». Al mismo tiempo, ante movimientos de masas como el de Non Una di Meno (Ni Una Menos), que vuelve a sacar a las calles de Roma a miles de personas contra la violencia machista hacia las mujeres, contra el sexismo y el patriarcado, los medios se olvidan de hablar de la manifestación por ser demasiado radical y distante de los caminos institucionales. Hablan de la violencia como algo circunstancial, como si fuera algo desvinculado del sistema capitalista.
La sociedad está hecha de cuerpos, los cuerpos que sueñan con un mundo diferente deben reconstruir en sí mismos y alrededor de ellos los anticuerpos necesarios para entender cómo construir el mundo que necesitamos hoy, y los anticuerpos necesarios para vivir bien todos y todas, sin que haya mundos excluidos. Necesitamos nuevos anticuerpos capaces de combatir los virus recientes, pero también necesitamos una memoria histórica capaz de combatir los virus de todos los tiempos: el fascismo y el capitalismo.