Carácter y sentido colonial y consumista de la navidad

Muchos asumen culturalmente el hecho navideño debido a que afectará a los niños si se cuestiona, lo que es efectivo, como efectivo es que nos han metido la viga en el ojo consiguiendo sus defensores que haya presión social para mantenerla y echarle gas. Círculo vicioso que sólo será confrontado por partes por abajo, es decir por barrios y localidades, pues el poder y los partidos que se disputan los cargos, legales e ilegales, defienden la navidad.



Carácter y sentido colonial y consumista de la navidad

 

Muchos asumen culturalmente el hecho navideño debido a que afectará a los niños si se cuestiona, lo que es efectivo, como efectivo es que nos han metido la viga en el ojo consiguiendo sus defensores que haya presión social para mantenerla y echarle gas. Círculo vicioso que sólo será confrontado por partes por abajo, es decir por barrios y localidades, pues el poder y los partidos que se disputan los cargos, legales e ilegales, defienden la navidad por evitar el rechazo entre sus seguidores, lo que quiere decir que el populismo navideño ha calado hondo aún en quienes dicen que es negativo.

 

La navidad es parte de la historia de los mitos de la ideología religiosa que trajeron los curas que acompañaban las tropas invasoras coloniales contra nuestro continente y cuya función era la de domesticar a los habitantes para que agacharan el moño ante los seres de luz que hacían la corte del rey de los cielos y que repartían chucherías y collares brillantes como regalo o dádiva que mostraba la generosidad de ese ser supremo que todo lo podía en todas partes mientras las tropas se diseminaban como marabuntas exterminando todo a su paso, machacando y triturando vidas y formas de vida.

 

La navidad es eso, parte importante de la ideología de la colonización donde el mito recoge la idea de que el todopoderoso macho, blanco, rosado, gordito y bonachón trae obsequios y felicidad a los niños a cambio de que “se porten bien”, que sean obedientes y no rompan la fila de las ovejas mientras los rambos del estado colonial lanzan al werken Carbone al suelo machacándolo en el piso y arrastrándolo o la alcaldesa de Viña culpa a los sin casa y sus campamentos del mega incendio.

 

Mientras los mercaderes del templo invaden la avenida Pedro Montt y la plaza Italia rezando para recuperarse de los feos golpes que nos está dando la economía que circula millones entre bancos y empresas acrecentando la pobreza y necesidades de la población. Así el viejo pascuero se aparece más con una máquina de sumar en las manos que con los dichosos regalos que nos hacen amontonarnos estos días comprando como borregos el consabido regale “que hará felices” a los niños es una costumbre que está en nosotros cambiarla poco a poco.

 

Tener no es más importante que ser. La lluvia de regalos sólo crea nuevos consumidores y defensores del estado colonial que nos amarra al capitalismo extractivista y consumista.

 

El mejor regalo es saludar fraternalmente al vecino y dialogar preguntando como está. Verá que ese gesto es más valorado en el otro que eres tú y soy yo porque somos nosotros. Vivir en comunidad no es volver al pasado, sino recuperar el ser, pues compartir es la esencia del nosotros que ha sido aniquilado por el individualismo de la competencia.

 

Cambia tu mirada sobre la navidad y verás que la felicidad no está en regalos, sino en compartir afectos.

unlibre@gmail.com