Clarísima violación del T-MEC
El objetivo del decreto del gobierno mexicano es eliminar el uso del glifosato y proteger la salud de la población y el ambiente
Lunes 26 de diciembre de 2022, p. 5
Washington Y Nueva York., La Asociación Nacional de Productores de Maíz (NCGA, por sus siglas en inglés) contempla emprender una acción legal en Estados Unidos para obligar a su gobierno a iniciar un caso contra México por violación a las disposiciones de biotecnología del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y se ha sumado a la advertencia de la agroindustria de que la acción mexicana causará daños de miles de millones de dólares a los productores estadunidenses y a la vez elevará el precio de la tortilla y otros productos esenciales para los consumidores al sur del río Bravo.
La inconformidad de los grandes productores de maíz estadunidenses es resultado del decreto del gobierno mexicano del 31 de diciembre de 2020. En él se establece la eliminación gradual del herbicida glifosato y se faculta a las autoridades de bioseguridad a revocar y abstenerse de otorgar autorizaciones para el uso de maíz genéticamente modificado en la alimentación, hasta sustituirlo totalmente a más tardar el 31 de enero de 2024. Su objetivo es proteger la salud de la población y el ambiente. A raíz de su reciente visita a Washington, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, propuso a Estados Unidos aplazar el decreto de 2024 a 2025.
Esto es una clarísima violación del T-MEC, estamos instando a USTR [Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos] a que establezca un panel de disputa
, afirmó Angus Kelly, director de políticas públicas de la NCGA, que representa a unos 300 mil granjeros en Estados Unidos. En entrevista con La Jornada indicó que la NCGA contempla sus opciones legales para presionar a que su gobierno actúe cuanto antes. Ya se nos acabó el tiempo.
Kelly explicó que los granjeros estadunidenses ya están colocando sus órdenes para la compra de semillas para el cultivo del año entrante y que el maíz producido en 2022 y 2023 estará en el mercado más allá del plazo límite en que México dice que prohibirá el maíz transgénico. En respuesta al anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador de que se postergará la prohibición hasta 2025, otra fuente de la industria del maíz explicó que los granjeros necesitan certidumbre para tomar decisiones a largo plazo sobre inversiones en sus cultivos.
Presentar pruebas
Sin embargo, la principal asociación de productores de maíz percibe cualquier prohibición de maíz transgénico como una violación del T-MEC. En carta enviada al presidente Joe Biden la semana pasada, los líderes de 23 organizaciones estatales de productores de maíz y la NCGA lo instaron a que exigiera a México retirar el decreto de 2020 sobre una veda de importación de maíz transgénico y que se opusiera a todo impedimento sobre maíz biotécnico, incluyendo maíz blanco.
Bajo el T-MEC, acepta Kelly, México tiene derecho de presentar pruebas y datos que demuestren que el maíz transgénico es nocivo. Si México dice que el maíz genéticamente modificado te puede enfermar, ¿por favor pueden presentar algunos datos? Hasta ahora, no han presentado ningún dato
, afirmó.
Los granjeros estadunidenses no pueden abandonar el cultivo de maíz transgénico, insistió Kelly. “Nuestros granjeros no desean cambiar el maíz genéticamente modificado, y no lo harán… Sería como sustituir electricidad con velas.” Señaló que aunque el precio del maíz y otros productos agrarios es más alto ahora que en algunas ocasiones del pasado, la agricultura en Estados Unidos es un negocio riesgoso y que la prohibición al maíz transgénico tendría impactos negativos tanto en Estados Unidos como en México.
De hecho, el NCGA junto con varias organizaciones de la industria maicera y agraria en Estados Unidos y México financiaron una investigación sobre el impacto de la prohibición propuesta por el gobierno mexicano. El informe fue elaborado por la consultoría World Perspectives, publicado en septiembre pasado, y proyecta el impacto potencial de varios tipos de prohibición de importación del maíz estadunidense.
A lo largo de 10 años del plazo proyectado, la prohibición mexicana sobre maíz genéticamente modificado causará pérdidas de producción económica de 73.89 miles de millones de dólares a la economía estadunidense
, señala el informe. Adicionalmente, Estados Unidos perdería 32 mil 217 empleos anualmente
, concluye, subrayando que la industria del maíz perdería 3.5 mil millones de dólares sólo en el primer año de una prohibición.
Kelly, entre otros entrevistados por La Jornada, insistieron en que el impacto sobre México también sería grave. Según el mismo informe de World Perspectives, “el PIB de México se desplomaría 11.72 mil millones de dólares a lo largo de 10 años… Habrá una pérdida anual de 56 mil 958 empleos”. Advierten que el mayor impacto sería sobre los 55 millones de personas que viven en pobreza en México, ya que en el primer año de una prohibición de maíz transgénico, el precio de las tortillas se elevaría 16 por ciento, seguido por un incremento de 22 por ciento el año siguiente y uno de 30 por ciento en el tercer año de una prohibición, comparado con lo que sucedería sin tal medida
.
La NCGA y sus aliados tienen prisa y su deseo es que Washington registre una disputa formal bajo el T-MEC cuanto antes. Sabemos que el USTR tiene la capacidad y la experiencia legal para hacerlo. Tendríamos una Navidad más feliz si la registraran ahora mismo.
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De casi 5 mil mdd, la exportación anual a México
Granjeros asumen costos y riesgos, mientras megaempresas como Cargill, ChemChina o Bayer se llevan los beneficios
Martes 27 de diciembre de 2022, p. 2
Washington y Nueva York., Estados Unidos es el mayor productor de maíz en el mundo, pero la gran mayoría de los que producen el grano básico no son los principales beneficiarios de los 384 millones de toneladas que se cosechan anualmente, ni de la exportación anual a México de 17 millones de toneladas de este maíz con un valor de casi 5 mil millones de dólares, ya que las ganancias y el control se concentran en unas cuantas megaempresas trasnacionales que, en efecto, son los dueños del maíz en el mercado mundial.
Solemos hablar de cosas como maíz en términos de maíz estadunidense o maíz mexicano. Nada de este maíz pertenece a México o Estados Unidos, pertenece a unas cuantas empresas
, comenta a La Jornada Dale Wiehoff, un granjero retirado quien ha estudiado la concentración empresarial agraria desde los 70. Rara vez hablamos de Cargill u otras grandes empresas de granos. Hablamos de que granjeros estadunidenses se benefician (con el comercio), pero en los hechos ese no es el caso
.
La Asociación Nacional de Productores de Maíz (NCGA, por sus siglas en inglés), la organización de procesadores y varias de las agrupaciones agrarias más grandes de Estados Unidos, ha solicitado a su gobierno oponerse y disputar bajo el Tratado de Libre Comercio la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para prohibir importaciones de maíz transgénico para consumo humano en México.
Angus Kelly, director de políticas públicas de la NCGA, explicó que el cultivo de maíz en Estados Unidos es inherentemente algo riesgoso
. Indicó que los granjeros estadunidenses están presionados entre políticas de comercio exterior, los precios sobre sus insumos para cultivar maíz, entre otros factores, y aunque el precio de su producto suba, sus costos también.
El maíz es el cultivo comercial más grande en Estados Unidos, y los estados de Iowa, Illinois y Nebraska son las áreas de mayor producción. Pero varios granjeros entrevistados dicen que gran parte del riesgo económico en el cultivo de maíz cae sobre las espaldas de los granjeros, mientras las empresas gozan de la gran mayoría de los beneficios de este sector. En múltiples conversaciones a través de zonas rurales del medio oeste de Estados Unidos, granjeros repitieron que mientras ellos asumen los costos y riesgos del cultivo básico, megaempresas como Cargill, Bayer (ahora dueña de Monsanto), ChemChina, Cortiva y Limagrain son las que concentran las grandes ganancias de este sector.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) calcula que en 2022 había unos 90 millones de acres (poco más de 36 millones de hectáreas) en que se cultivó maíz en Estados Unidos.
Pero aunque el maíz es el cultivo comercial más grande, participan sólo unos 300 mil granjeros más unos 150 mil empleados a sueldo en ese sector. Así, sólo unas 450 mil personas de los 2.6 millones en total que trabajan en la agricultura en Estados Unidos se dedican al cultivo de maíz.
El número de acres dedicados al maíz se ha incrementado en más de 50 por ciento y el grano producido se ha duplicado entre 1983 y 2012 antes de que se estabilizara en una producción total anual de 350 toneladas métricas a lo largo de la última década, Según el Departamento de Agricultura, esta ampliación en el cultivo de maíz también ha resultado en la expansión de las granjas más grandes con más de 500 acres y una reducción en el número de pequeños productores.
El número de granjas con por lo menos un acre de maíz se ha desplomado de 450 mil 520 en 1997 a 304 mil 801 en 2017, según datos oficiales –una reducción que es parte de una tendencia de largo plazo en Estados Unidos–.
De hecho, el número total de granjas en Estados Unidos se ha reducido durante décadas, de un pico de 6.8 millones en 1935 a sólo poco más de 2 millones hoy día, según datos oficiales. La mayoría de éstas no generan ganancias: 89 por ciento de las granjas en Estados Unidos no producen suficiente dinero para ser autosostenibles. Las ganancias se generan casi exclusivamente en las granjas de gran escala, las cuales producen ingresos mayores a un millón de dólares al año –son sólo 3 por ciento del total de las granjas, pero generan casi 47 por ciento del valor total de la producción agraria en Estados Unidos.
Aunque hoy día el precio del maíz y otros productos agrarios es relativamente alto, gran parte de las ganancias de estos sectores se concentran en unas pocas empresas que controlan desde los insumos hasta la comercialización del producto. Los granjeros casi no tienen ningún control sobre el precio que reciben por lo que producen, explica Wiehoff. Platicando en su granja en el noroeste del estado de Wisconsin, subraya que los granjeros están a merced de una industria muy monopolizada, dominada por unas cuantas empresas
.
John Hansen, presidente en Nebraska de la Unión Nacional de Granjeros, indica que cuatro empresas controlan 85 por ciento del mercado de semillas de maíz. Cuatro controlan 84 por ciento del mercado global de herbicidas y pesticidas. Granjeros en los mercado de maíz y soya tienen que vender sus cultivos a las mismas cuatro empresas que controlan 82 por ciento del procesamiento de soya y 84 por ciento de la molienda de maíz
, explica Hansen.
Si el precio se incrementa de 4 a 6 dólares el bushel (fanega o en términos de maíz poco más de 25 kilos), entonces las empresas de fertilizantes y semillas también incrementan sus precio de 2 a 4 dólares el bushel, pero frecuentemente las ganancias de los granjeros no se incrementan mucho
, explicó otro granjero de Iowa.
Hansen tiene una multitud de estadísticas a la mano: si un consumidor paga 4 dólares por una barra de pan, los granjeros podrían recibir 20 centavos de ese precio. Una caja de cereal de 18 onzas en el supermercado puede costar 3.49 dólares, pero el granjero sólo recibe 10 centavos. Los intermediarios son los que capturan la mayor parte de las ganancias.
Es por ello que Hansen y la Unión Nacional de Granjeros han estado promoviendo reformas de mercado en Estados Unidos, incluyendo desmantelar el poder de monopolio de estas grandes empresas que por ahora son las que controlan la producción y comercio de los granos básicos y otros productos agrarios tanto aquí como en México.
El sistema actual podría estar funcionando perfecto para los grandes comercializadores de granos
, dice Hansen, pero no está funcionando bien para la mayoría de la gente en México o Estados Unidos
.