Bookchin, Öcalan y las Dialécticas de la Democracia

Como maduró Murray Bookchin del estalinismo al troskismo y de ahí al pensamiento libertario del confederalismo democrático, y como Abdullah Öcalan, el dirigente kurdo pasó del estalinismo al confederalismo democrático estudiando y compartiendo con Bookchin.



Bookchin, Öcalan y las Dialécticas de la Democracia

Por Janet Biehl

Kurdistán América Latina
16.02.2012

BIBLIOTECA POPULAR JOSÉ INGENIEROS
Ramirez de Velasco 958 – Buenos Aires – Argentina
bpjingenieros@gmail.com

Del 3 al 5 febrero de 2012, se organizó una conferencia1 en Hamburgo,
Alemania. El tema tratado fue “Desafiando la Modernidad Capitalista:
Conceptos Alternativos y la Cuestión Kurda”. El discurso que sigue fue
presentado a esta conferencia.

En febrero 1999, cuando Abdullah Öcalan fue secuestrado en Kenya, Murray
Bookchin vivía conmigo en Burlington, Vermont EE UU. Vimos en los
noticieros el secuestro de Öcalan. Aunque Bookchin simpatizaba con los
kurdos, y lo reiteraba cada vez que podía, consideraba a Öcalan otro líder
guerrillero marxista-leninista más, un estalinista de nuestros días. Murray ya
criticaba a esta clase de líderes a quienes responsabilizaba de desviar los
impulsos libertarios de sus seguidores hacia formas de autoritarismo,
dogmatismo, estatismo e incluso – aunque pareciera lo contrario – hacia la
aceptación del capitalismo.
El mismo Bookchin durante su adolescencia y hasta que adhirió al
trotskismo a fines de la década del 30, había sido estalinista. En aquel
momento los trotskistas opinaban que la Segunda Guerra Mundial
culminaría con revoluciones socialistas proletarias en Europa y Estados
Unidos, de la misma manera que la Primera Guerra Mundial había dado
origen a la revolución rusa. Durante la guerra Bookchin trabajó en una
fundición intentando organizar a los obreros para que se levantaran e
hicieran la Revolución. Terminada la guerra, en 1945, sin atisbos de
revolución alguna, el movimiento trotskista se derrumbó. Muchos – si no la
mayoría de sus miembros abandonaron el marxismo y la política
revolucionaria en general, volviéndose académicos o editores de revistas
del sistema.
Bookchin también abandonó el marxismo ya que, después de todo, el
1 La conferenciacompletase encuentraalojadaen http://soundcloud.com/freiheitxxi/bookchin-calan-and-the

proletariado se había mostrado claramente no revolucionario. Pero en lugar
de unirse a la corriente generalizada. Él y sus amigos hicieron algo poco
común: siguieron siendo revolucionarios sociales. Recordaron que antes de
ser asesinado en 1940, Trotsky había sostenido que si la guerra no
terminaba en Revolución, iba a ser indispensable repensar la propia doctrina
marxista.
Durante los años 50, Bookchin y sus amigos se reunían semanalmente para
buscar maneras de renovar el proyecto revolucionario bajo nuevas
circunstancias. Estaban convencidos de que el capitalismo era un sistema
insalvablemente autodestructivo, aunque cuestionaban el papel
inevitablemente revolucionario que el marxismo atribuía al proletariado.
En los primeros años 50, Bookchin percibió la debilidad fundamental de la
doctrina marxista: su conflicto con el medioambiente, su tendencia hacia la
destrucción de la naturaleza y de la salud humana. El capitalismo
industrializaba la agricultura, contaminaba cultivos y personas con químicos
tóxicos, inflaba las ciudades a tamaño de megalópolis, separándolas de la
naturaleza y convirtiendo a la gente en autómatas con cuerpos y psiquis
dañados. También, a través de la publicidad, inducía a la gente a que
gastara su dinero en comodidades inútiles, cuya producción dañaba aun
más el ambiente. Entonces la crisis del capitalismo provendría más de la
deshumanización intolerable de la gente y la destrucción de la naturaleza
que de la explotación de la clase trabajadora. Por lo tanto, para crear una
sociedad ecológica iba a ser necesario descentralizar las ciudades de modo
que la gente pudiera vivir a una escala menor y administrarse cultivando
sus propios comestibles y utilizando energías renovables. La nueva sociedad
se manejaría por la autodeterminación de sus miembros y no por los
dictados del Mercado ni por los imperativos de la autoridad estatal.
Para crear semejante sociedad ecológica y racional necesitaríamos
instituciones viables, a las cuales Bookchin llamaba “formas de libertad”.
Tanto la organización revolucionaria como las instituciones para la nueva
sociedad tendrían que ser verdaderamente liberadoras, para que no
llevaran a un nuevo Stalin, ni a otra tiranía más en nombre del socialismo.
Sin embargo, la organización revolucionaria y sus instituciones tendrían que
ser lo suficientemente fuertes como para ir suprimiendo al capitalismo.
El entendía que estas instituciones no podrían ser otras que asambleas
ciudadanas. El actual Estado Nación se tendría que eliminar y su poder ser
devuelto a los ciudadanos en asambleas. Estas podrían tomar mejores
decisiones sobre el medio ambiente para dar un ejemplo que los
gerentes de las empresas industriales. Y como las asambleas trabajarían
solo en una localidad, se tendrían que juntar – confederar – para funcionar
en un área geográfica más amplia.
Bookchin pasó las siguientes décadas elaborando estas ideas para una
sociedad ecológica y democrática. En los años 80, por ejemplo, declaró que
la Confederación de las Asambleas Ciudadanas formaría un contrapoder o
sea un poder dual contra el Estado-Nación. El llamaba a este programa
“Municipalismo Libertario”. Más tarde utilizaría el término Comunalismo.
Durante estas décadas intentó convencer a otros norteamericanos y
europeos de la importancia de este proyecto, pero la mayoría no tenía
tiempo y prefería seguir admirando a Mao, Ho Chi Minh o Fidel Castro.
Bookchin argumentaba que eran dictadores, pero a los izquierdistas no les
importaban semejantes críticas. Ellos sostenían que la ecología y la
democracia eran ideas burguesas. Los únicos que lo escuchaban eran los
anarquistas porque coincidían en el antiestatismo. Bookchin ya se había
vuelto un anarquista de alto perfil. Les decía que su programa del
municipalismo libertario era el tipo de política adecuada para ellos, la teoría
revolucionaria que necesitaban. Y aunque lo escuchaban con respeto, le
contestaban que ellos no estimaban a un gobierno local más que a cualquier
otro tipo de gobierno y se oponían a las votaciones que imponían a las
mayorías por sobre las minorías. Ellos preferían grupos comunitarios no-
políticos, cooperativas, librerías libertarias, viviendas comunales. Y aunque
Bookchin acordaba con tales instancias, sostenía que para hacer una
revolución se necesitaba una manera de obtener poder político activo,
concreto, establecido, estructural, legal. El Municipalismo Libertario era una
manera de lograr todo eso, es decir de oponerse efectivamente al Estado-
Nación.
Por su parte, Bookchin intentaba atraer la atención y convencer a los
anarquistas de que el municipalismo libertario era la manera de dar
relevancia política al anarquismo. Pero ya alrededor de 1999 en el
momento de la detención de Öcalan – reconoció que sus intentos habían
fracasado y comenzó a alejarse del anarquismo.
#
Mientras pasaba todo eso, no prestábamos mucha atención al juicio por
traición contra Öcalan, y no sabíamos que él estaba experimentando una
transformación parecida a la que había transitado Bookchin medio siglo
antes. Tampoco sabíamos que rechazaba el marxismo-leninismo y
proclamaba la democracia. Öcalan había concluido que el marxismo era
autoritario, dogmático e incapaz de acercarse creativamente a los
problemas actuales2. Sostuvo ante los fiscales que “tenemos que responder
2 AbdullahÖcalan,Declarationon the DemocraticSolutionof the KurdishQuestion, 1999, trad. KurdistanInformationCentre(London:MespotamianPublishers,1999); de ahora
en másDefense; p. 106.

a los requerimientos del momento histórico y necesitamos reexaminar los
principios, el programa y el método de acción”.3 Algo que Bookchin podría
haber dicho en 1946.
Hoy Öcalan declaró a los fiscales que los sistemas rígidos están colapsando
y “los problemas nacionales, culturales, étnicos, religiosos, lingüísticos y
hasta regionales se están resolviendo a través de concesiones, por parte del
Estado, que se aviene a la aplicación de estándares democráticos más
amplios”.4 Sostuvo que el PKK debía abandonar su objetivo de lograr un
Estado separado y adoptar un programa democrático para Turquía en
general. La democracia es la clave a la cuestión kurda – dijo – porque en un
sistema democrático cada ciudadano tiene derechos y un voto y todos
participan con igualdad, independientemente de su pertenencia étnica. El
estado turco se podría democratizar para que se reconociera la existencia
del pueblo kurdo y sus derechos al idioma y a la cultura propios.5 Esto no
era la democracia que Bookchin había propugnado, sino que era una
estrategia de arriba para abajo, o sea “el objetivo es una república
democrática”.6
La democracia era la clave para el futuro de Turquía – seguía – también
porque Turquía no podía ser democrática sin los kurdos. Otros países
democráticos ya habían resuelto sus problemas étnicos a través de la
inclusión de grupos anteriormente marginados, y esta inclusión y diversidad
los había hecho más fuertes. Los EE UU, la India y muchos otros con
situaciones étnicas mucho más complejas que la de Turquía habían logrado
progresar en la inclusión y habían resultado, por eso, más fuertes. En todo
el mundo la aceptación de otras etnias había convertido las diferencias en
fortalezas.
En todo caso, este mensaje no fue del agrado de los fiscales, que lo
condenaron a pena de muerte, sentencia que luego fue conmutada a
confinamiento solitario.
#
Bookchin solía decir que los mejores anarquistas eran los que antes habían
sido marxistas. Sabían pensar, presentar las ideas de forma lógica y
entendían la dialéctica. Ciertamente hubiera reconocido esta habilidad en
Öcalan, en el caso que lo hubiese conocido. Ambos compartían una forma
3 Ibid., p. 44
4 Ibid., p. 55.
5 Ibid., p. 89-90.
6 Ibid., p. 114.

dialéctica de pensar, herencia del pasado marxista que tenían en común. No
es que fueran materialistas dialécticos ya que los dos entendían que el
concepto marxista era inadecuado dado que los determinantes históricos
son múltiples y no solo de carácter económico. Los dos permanecían
enamorados de los procesos de desarrollo de la historia.
La dialéctica es una manera de describir el cambio, no el del tipo kinético
del que se ocupa la física, sino el del desarrollo que ocurre tanto en la vida
orgánica como en la historia social. El cambio progresa a través de las
contradicciones. En cualquier desarrollo dado se conserva parte de lo viejo y
a la vez se agrega una nueva parte con el resulto de una Aufhebung o
transcendencia.
Ambos tendían a pensar en términos de desarrollo histórico. Ciertamente
más de una vez escribieron relatos históricos amplios de la civilización
analizando la dialéctica de la dominación y la resistencia, así como la de los
Estados y las tiranías que eran enfrentados en luchas por la libertad. A
diferencia de los marxistas, no utilizaron la dialéctica para predecir ninguna
revuelta futura inevitable, ya que opinaban que éstas son imprevisibles. En
vez de eso, la utilizaban para que pudieran surgir posibilidades, se
identificaran potencialidades y se establecieran los fundamentos históricos
para lo que tendría que ser el próximo paso político. Conscientemente o no,
utilizaban la dialéctica en un sentido ético, haciendo derivar de los hechos
pasados lo que debería ser el futuro.
Cada uno por su lado, ambos escribieron acerca de los orígenes de la
civilización, las sociedades primarias en el paleolítico, el incremento de la
agricultura, la propiedad privada y la sociedad de clases, como así también
sobre el aumento de la religión, la administración, los Estados, ejércitos e
imperios, los monarcas, la nobleza y el feudalismo. Y discutieron la
 modernidad, el nacimiento del iluminismo, la ciencia, la tecnología, el
industrialismo, el capitalismo. Para abreviar llamaré estos relatos históricos
“narraciones de la civilización”. Bookchin escribió dos importantes, Ecology
of Freedom [La Ecología de la Libertad] (1982) y Urbanization without Cities
(1986).7 Öcalan, por su parte, escribió varias, por ejemplo The Roots of
Civilization, colaboró en la obra PKK and the Kurdish Question y más
recientemente produjo Road Map.8
Los dos emplearon las narraciones de la civilización para tratar los
7 MurrayBookchin, Ecologyof Freedom.The Rise and Dissolutionof Hierarchy(Palo Alto, Calif.: CheshireBooks,1982); y The Rise of Urbanizationandthe Declineof Citizenship
[depuésretituladoUrbanizationAgainstCities] (SanFrancisco:SierraClub, 1986).
8 AbdullahÖcalan,PrisonWritings: The Rootsof Civilization, trad. KlausHappel(London:Pluto Press, 2007); y PrisonWritings:The PKKand the KurdishQuestionin the 21st
Century, trad. KlausHappel(London:Transmedia,2011). Ni Bookchinera arqueólogoni antropólogoÖcalantampoco; en sus recuentosde la prehistoriay de la historia antigua
usan los hallazgos de profesionales que hansido publicados.

complejos de problemas actuales. Ecology of Freedom [La Ecología de la
Libertad] es, entre otras cosas, un argumento contra las corrientes
ambientalistas reformistas prevalecientes. Propone una ecología social
anarquista. Bookchin quería mostrar a estos izquierdistas cautelosos que
para alcanzar una sociedad ecológica no bastaba con simples reformas
estatales. En el pasado los seres humanos vivían comunalmente y podrían
volver a hacerlo. Así que recalcó que las sociedades antiguas,
prealfabetizatas, tribales, comunales y no jerárquicas “sociedades
orgánicas” – vivían en cooperación unas con otras. Identificó características
específicas que las hacían cooperativas: los medios de vida se distribuían
según la costumbre del usufructo (el uso de recursos a medida que son
necesitados), complementariedad (mutualidad ética), y el mínimo
irreducible (el derecho de todos a comida, refugio y ropa).9 Sostuvo que “de
la sensación de unidad entre el individuo y la comunidad emerge una
sensación de unidad entre la comunidad y el ambiente” por lo que estas
sociedades orgánicas vivían armónicamente con el mundo natural.10 A partir
de ahí elaboró un desarrollo dialéctico: el surgimiento de la jerarquía dentro
de la sociedad orgánica y, junto con la jerarquía, el patriarcado y la
dominación de las mujeres, la gerontocracia, los shamanes y sacerdotes, los
guerreros y caciques, los Estados y la sociedad de clases.11 Rápidamente
apareció la idea de la dominación de la naturaleza, con lo que se creó una
nueva visión de ésta, esta vez como objeto más para explotar.
Según Bookchin, un antiguo legado de la libertad se opone al legado de la
dominación de la jerarquía. A lo largo de la historia, diversos movimientos
de resistencia encarnaron los principios de la sociedad orgánica, (usufructo,
complementariedad, mínimo irreducible). Todavía existe la potencialidad
para una superación dialéctica de la dominación hacia una sociedad libre
que podría posibilitar una relación cooperativa con la naturaleza. A este
conjunto de ideas denomina “ecología social”.
Estas ideas se publicaron en 1982. En una segunda narración de la
civilización, Urbanization without Cities, Bookchin intentó establecer los
fundamentos históricos para la democracia asamblearia. Encontró una
tradición de asambleas ciudadanas especialmente en la ecclesia antigua de
Atenas, en las antiguas ciudades de Italia, Alemania y los Países Bajos, en
los veche de Pskov y Novgorod, en los comuneros y las asambleas de
España del siglo XVI, en las asambleas de las secciones del París
revolucionario de 1793, en los comités y consejos de la revolución
Norteamericana, en los clubes parisinos de 1848, en la Comuna de París de
1871, en los soviets de 1905 y 1917, en las colectividades de la España
revolucionaria en 1936-37 y en la reunión municipal de Nueva Inglaterra en
los EE UU de hoy, entre otros. A diferencia del marxismo, mostró que el sitio
para la revolución no era la fábrica sino el municipio. Urbanization presentó
los fundamentos dialécticos para una revuelta municipal libertaria contra el
estado nación.
Encarcelado en una celda de aislamiento en su prisión isleña, Öcalan se
entregó a estudiar y escribir narrativas de la civilización. Una de las
problemáticas abordada en Roots of Civilization (2001) fue mostrar la
necesidad de incluir a los kurdos en la república democrática turca. También
describió el proceso de la evolución social, los macro-procesos históricos
subyacentes en Sumeria (Mesopotamia).
Él cuenta que el Zigurat, un templo, centro administrativo y sitio de
producción era “el vientre de las instituciones estatales”.12 Su piso más alto
se llamaba la casa de los dioses, en tanto que el primer piso estaba
destinado a la producción y almacenaje de bienes, de modo que el templo
funcionaba, también, como centro de producción económica. Mientras que
los gobernantes se elevaban a un estatus divino, los demás tenían que
sudar sangre a su servicio como trabajadores de una economía centrada en
el templo.
Los zigurats eran “los primeros laboratorios para la codificación de la
mentalidad humana, los primeros institutos psiquiátricos en los cuales se
creaba la criatura sumisa”. Eran “las primeras casas patriarcales y los
primeros prostíbulos”. Los sacerdotes sumerios que los edificaban, venían a
ser “los arquitectos líderes del poder político centralizado”. Sus templos
crecían hasta ser ciudades, las ciudades devenían Estados, imperios y
civilizaciones. La naturaleza del fenómeno sigue siendo la misma: “La
historia de la civilización no es otra cosa que la continuación de una
civilización sumeria extendida, ramificada y diversificada, pero manteniendo
la misma configuración básica”.13 Todavía vivimos en Sumeria, en “esta
increíble invención intelectual” que “que desde entonces controla toda
nuestra historia”.14
Öcalan, pensando dialécticamente, sostuvo que si la civilización sumeria
fuera la tesis, se haría necesaria una antítesis. Tal antitesis podría
encontrarse, entre otros lugares, en la cuestión kurda.15 La resistencia
étnica al Estado, en Sumeria es tan vieja como la ciudad misma. Hoy en día,
12 Öcalan,Roots, p. 6.
13 Ibid., p. 53, 25, 98
14 Öcalan,PKKand KurdishQuestion, p. 96
15 En diferenciaa Öcalan,Bookchindecidióno usar los términosthesis, antithesisy synthesis, porquelos considerabasimplificacionesexcesivasde la triadade Hegel an sich,
für sich, y an und für sich.

una síntesis del Estado sumerio se podría encontrar en una república
completamente democrática, la casa común de kurdos y turcos.
#
No se de otras influencias intelectuales de Öcalan, aunque los nombres de
Wallerstein, Braudel y Foucault se mencionan a menudo. Lo cierto es que en
2002 Öcalan empezó a leer a Bookchin intensivamente, especialmente
Ecology of Freedom y Urbanization Without Cities. A partir de aquel
momento, empezó a recomendar, a través de sus abogados, Urbanization
Without Cities a todos los alcaldes de la Kurdistán turca y Ecology of
Freedom a todos los militantes.16 En la primavera del 2004, instruyó a sus
abogados para que contactaron a Murray, lo que hicieron por medio de un
intermediario. Éste explicó a Murray que Öcalan se consideraba un
estudiante suyo que había adquirido una buena comprensión de su trabajo y
estaba entusiasmado con la posibilidad de elaborar estas ideas de tal forma
que sea aplicables a las sociedades del Medio Oriente. Le pidió una
entrevista y le envió uno de sus manuscritos.
Hubiera sido increíble que este diálogo se hubiera concretado.
Desafortunadamente Murray, a los ochenta y tres años estaba demasiado
enfermo para aceptar y, a pesar suyo, tuvo que declinar la invitación.
Los escritos posteriores de Öcalan muestran la influencia de su estudio de
Bookchin. En su obra In Defense of the People se encuentra una narrativa
de la civilización que incluye un recuento de formas sociales comunales
primigenias, parecidas a la “sociedad orgánica” de Murray, una forma
comunal de la vida que Öcalan denominó “la sociedad natural”. Escribió
que en la sociedad natural la gente vivía “como una parte de la naturaleza”
y “las comunidades humanas eran una parte de la ecología natural”.
Presentó un relevamiento del crecimiento de la jerarquía que se parecía
considerablemente al de Bookchin: el Estado “respaldaba
permanentemente la jerarquía y legitimaba la acumulación de valores y
bienes”. Además dijo que el afianzamiento de la idea de jerarquía introdujo,
a su vez, la idea de dominar la naturaleza: “En lugar de ser parte de la
naturaleza”, la sociedad jerárquica veía “la naturaleza, más bien como
recurso”. Öcalan llamó la atención acerca de la naturaleza dialéctica de este
proceso: “en este sentido, podrían considerarse a las primeras sociedades
humanas como tesis en contraste a la antitesis constituida por las formas
sociales que las sucedieron. Estas últimas atravesadas por las jerarquías y
el estado”.17
16 Así me contóun intermediarioentre los abogadosde Öcalan’sy Bookchin,que deseaquedaranónimo.
17 AbdullahÖcalan,In Defenseof the People (unpublished),chap. 1.2, “TheNatural Society”, traducióndel manuscitoen ingles por cortesíade la InternationalInitiativeFreedom
for Öcalan,Peacein Kurdistan.Este libro se publicóen alemáncomoJenseits von Staat, Macht, und Gewalt (Neuss:MesopotamienVerlag, 2010).

#
Sus respectivas narrativas de la civilización tienen muchos puntos comunes
así como también diferencias que sería fascinante explorar. Me limitaré a
uno: las visiones sobre la Mesopotamia.
Como dije, Öcalan enfatizaba que La Mesopotamia era la cuna de la
civilización. Bookchin concordaba, indicando que la escritura había
empezado ahí: “la escritura cuneiforme… tuvo su orígenes en los registros
meticulosos que mantenían los archivistas de los templos acerca de los
productos recibidos y los productos erogados”. Más tarde, a través de un
desarrollo progresivo, “estas marcas en tabletas de arcilla” devinieron
“formas narrativas de escritura”.18 Acordaban, también, en que la jerarquía,
el sacerdocio, así como los Estados habían nacido en Sumeria, pero
Bookchin creía que las antiguas civilizaciones mesoamericanas habían
sufrido un desarrollo paralelo. Pero lo que más le llamó la atención a
Bookchin eran los indicios de resistencia en Sumeria: “las ‘ciudades estados
más antiguas se administraban a través ‘asambleas igualitarias’, las cuales
eran increíblemente libres”.19 Después, con el fortalecimiento de la realeza
“hay evidencia de revueltas populares, posiblemente para reestablecer la
distribución previa o para debilitar la autoridad del bala [rey]”. Hasta “los
ensi (gobernantes o caciques militares) eran frecuentemente limitados por
asambleas populares”.20 Y lo fascinaba que el uso más antiguo
documentado de la palabra ‘libertad’ (amargi) aparece en Sumeria sobre
una tableta cuneiforme que cuenta de una revuelta popular exitosa contra
un tirano real.21
Öcalan, al leer a Bookchin, notó el uso de la palabra amargi, pero no ahondó
sobre este punto. Sin embargo, observó características de la sociedad kurda
del neolítico: “muchas características y cualidades de la sociedad,
especialmente la mentalidad como la base material,… guardan un parecido
con comunidades del neolítico”.22 Todavía hoy la sociedad kurda muestra
algunas características cooperativas de la sociedad orgánica: “A lo largo de
toda su historia los kurdos prefirieron los sistemas del clan, las
confederaciones tribales y la lucha de resistencia a gobiernos
centralizados”.23 Potencialmente son portadores de la libertad.
#
18 Bookchin,Ecologyof Freedom, p. 144.
19 Ibid., p. 129. Tomadodel trabajode Henri Frankfort y SamuelNoahKramer.
20 Ibid., p. 95.
21 Ibid., p. 168.
22 Öcalan,PKKand KurdishQuestion, p. 22
23 Öcalan,“The Declarationof DemocraticConfederalism,”February4, 2005, onlineat http://www.kurdmedia.com/article.aspx?id=10174.

Desde el marxismo, tanto Bookchin como Öcalan habían aprendido que los
procesos materialistas-dialécticos de la historia eran inexorables y
funcionaban como leyes, con resultados inevitables, como por ejemplo el
surgimiento del Estado-Nación y el capitalismo. Sin embargo en Ecology of
Freedom, el ex-marxista Bookchin se esforzó en rebatir “semejantes
nociones de ley social y teleología”, las que no sólo habían sido utilizadas
“para lograr la subyugación implacable del individuo a fuerzas
superhumanas más allá de todo control – como en el estalinismo –sino que,
además, negaban “la capacidad de la voluntad humana y la elección del
individuo en la trayectoria de los eventos sociales”.24 Dichas nociones nos
mantienen en la creencia de “la inexorabilidad económica y técnica”. Es
más, ni siquiera el surgimiento de la jerarquía fue inevitable. Si dejáramos
de lado la idea de su inevitabilidad, podríamos tener “una visión que
cambiaría significativamente nuestra imagen de una futura libertad”.25 Es
decir alguna vez vivimos comunalmente, y podríamos llegar a hacerlo otra
vez. La memoria enterrada de la sociedad orgánica “funciona
inconscientemente como un compromiso implícito con la libertad”.26 Yo
pienso que esto es lo que subyace en la percepción liberadora de Ecology of
Freedom.
Mientras leía In Defense of the People de Öcalan, sentí una euforia que me
recordaba a la que sentí la primera vez que leí Ecology of Freedom en 1985,
encantada por el entendimiento de que, si una vez, la gente había vivido en
solidaridad comunal, podría volver a hacerlo, a condición de cambiar los
acuerdos sociales vigentes. La idea del ‘mínimo irreducible’, tomó un nuevo
nombre: socialismo. Ecology of Freedom ofrece lo que Murray llamaba ‘un
principio de la esperanza’, lo cual, obviamente, interpelaba al Öcalan preso.
“La Victoria del capitalismo no fue obra del destino”, escribió Öcalan en
2004. “Otro desarrollo hubiera sido posible”. Considerar al capitalismo y al
Estado-Nación como inevitables significaba abandonar la historia a aquellos
poderes”. También sostuvo que “siempre hay una cierta posibilidad para
que ciertas cosas pasen…siempre hay una opción para la libertad”.27
Algunas características de ‘la sociedad natural’ persisten en grupos étnicos,
movimientos de clase y grupos religiosos y filosóficos que luchan por la
libertad. “La sociedad natural nunca dejó de existir”, escribió. Un conflicto
dialéctico entre libertad y dominación persiste a través de la historia
occidental, “una batalla constante entre elementos democráticos que se
referencian en estructures comunales y aquellos cuyos instrumentos son el
24 Bookchin,Ecologyof Freedom, pp. 23-24.
25 Ibid., p. 67.
26 Ibid., p. 143.
27 Öcalan,Defenseof People, p. 41.

poder y la guerra”. Así “la sociedad comunal está en conflicto con la
jerárquica”.28
Finalmente, Öcalan abrazó la ecología social. “El asunto de la ecología social
empieza con la civilización”, escribió en 2004, porque “las raíces de la
civilización” coinciden con “el inicio de la destrucción del ambiente natural”.
La sociedad natural era, en cierto sentido, la sociedad ecológica. Las
mismas fuerzas que destruyen las sociedades desde adentro son las que
cortan el eslabón significativo con la naturaleza. El capitalismo, dice, es anti-
ecológico, y necesitamos específicamente una revuelta ética contra él, “un
esfuerzo consciente ético”, “una ética social que esté en armonía con los
valores tradicionales”. La liberación de la mujer es fundamental. Y él hizo un
llamamiento para “una sociedad democrática-ecológica”, con lo cual quería
decir “un sistema basado en una ética que involucre relaciones dialécticas
sostenibles con la naturaleza,…donde el bienestar común se alcance a
través de la democracia directa”.29
¿Y que tenía todo eso que ver con la cuestión kurda? Nuevamente, hacía
hincapié en que la libertad kurda implicaba la libertad para todos. “La
solución que sea tendría que incluir opciones no solo para el pueblo kurdo,
si no para todos. Es decir que me acerco a estos problemas desde la base
de un humanismo, una humanidad, una naturaleza y un universo”.30 Pero
ahora, esto se logrará no a través la republica si no a través a la asamblea
democrática.
“Nuestra primera tarea,” escribió, “es presionar por la democratización, por
estructuras no-estatales, y por la organización comunal”. En vez de poner
foco solamente en cambiar la Constitución turca, él propugnaba que los
kurdos creasen organizaciones a nivel local: consejos locales de ciudades,
administraciones municipales, incluyendo distritos urbanos, partidos y
pueblos. Tendrían que formar nuevos partidos y cooperativas económicas,
organizaciones de la sociedad civil y aquellas que se dediquen a los
derechos humanos, los derechos de las mujeres, los de los menores, los de
los animales, y todos los demás asuntos de los que haya que ocuparse.
Se necesitan “asociaciones regionales de la administración municipal”, para
que estas organizaciones e instituciones formen una red. En el nivel
superior, tendrán que ser representadas en un “Congreso General del
Pueblo”, el cual dirigirá los asuntos de la política, auto-defensa, la ley, la
moralidad, la economía, las ciencias, las artes y el bienestar por medio de la
institucionalización de reglas y mecanismos de control”.
28 Ibid., pp. 51, 65, 60.
29 Ibid., chap. III.4.
30 Ibid., p. 52.

Gradualmente, mientras las instituciones democráticas se extendieran, toda
Turquía experimentaría un proceso gradual de democratización. Estas
instituciones se encadenarán cruzando las fronteras nacionales existentes,
para acelerar la llegada de una civilización democrática en toda la región y
producir no solo la libertad para los kurdos sino una renovación geopolítica y
cultural integral. Finalmente, una unión democrática confederal acogerá
todo el Medio Oriente. Llamó a esta versión kurda del municipalismo
libertario “el Confederalismo Democrático
En marzo 2005 Öcalan publicó una Declaración del Confederalismo
Democrático en Kurdistán, en la que demandó “una democracia de base …
fundada en la estructura democrática comunal de la sociedad natural. Esta
democracia establecería asambleas en todos los pueblos y ciudades, y sus
delegados serían los encargados de la genuina toma de decisiones, lo que
efectivamente significaría que son las comunidades quienes decidan”. El
confederalismo democrático de Öcalan conserva la brillante estrategia de
relacionar la liberación de los kurdos con la liberación de la humanidad, y
afirma los derechos individuales y la libertad de expresión para todos, sin
tener en cuenta las diferencias religiosas, étnicas y de clase. “Promueve un
modelo ecológico de sociedad” y apoya la liberación de las mujeres. Recalca
este programa a su gente: “convoco a todos los sectores de la sociedad,
particularmente a las mujeres y a la juventud a formar sus propias
organizaciones democráticas para gobernarse a si mismos”. Cuando yo
visité Diyarbakir en el otoño de 2011, descubrí que los kurdos en el sureste
de Anatolia, de hecho, ponían en práctica este programa.31
#
Para entonces, en 2004-05, Öcalan había abandonado o cambiado su
enfoque de intentar convencer al Estado de reformarse a si mismo a través
de una democratización desde arriba hacia abajo. “La idea de la
democratización del Estado,” escribió en 2005, “es desubicada”. Había
concluido que el Estado era un mecanismo de opresión, o sea “la forma
organizacional de la clase dominante” y como tal era “uno de los fenómenos
más peligrosos de la historia”: un veneno para el proceso democrático, una
“enfermedad” que mientras exista “nos impedirá crear un sistema
democrático”. Así que los kurdos y sus simpatizantes “nunca tendrán que
enfocar sus esfuerzos en el Estado” ni convertirse en un Estado, por que
significaría la perdida de la democracia, y ofrecerse “a las manos del
sistema capitalista”.32
31 “KurdishCommunalism,”intervistaa ErcanAybogapor autor, NewCompass(Sept. 2011), http://new-compass.net/http%3A//new-compass.net/article/kurdish-communalism.
32 Öcalan,Defenseof People, pp. 177, 24, 104, 177.

Esto parece indiscutible y coincidente con el proyecto revolucionario de
Bookchin. Bookchin planteaba que una vez formadas y confederadas las
asambleas de ciudadanos, estas devendrían un poder dual que podría
enfrentar al estado nación, derrocándolo y reemplazándolo. Bookchin
enfatizó reiteradamente el concepto de “doble poder”, atribuyéndolo a
Trotsky, quien escribió en su Historia de la Revolución Rusa, que después de
febrero 1917, cuando varios gobiernos liberales provisionales se encargaron
del gobierno, los diputados del soviet de los trabajadores y soldados de
Petrogrado constituyeron una suerte de doble poder contra aquellos
gobiernos. Más tarde este contrapoder volvería a ser el motor de la
Revolución de Octubre. De manera similar, la confederación comunalista
podría ser un contrapoder, un poder dual en una situación revolucionaria.
Sin embargo, Öcalan, en la misma obra de 2004 (In Defense of the People),
le envía al lector un mensaje contradictorio acerca del Estado: “En mi
opinión, no es verdad que el Estado deba ser destruido y reemplazado por
otra cosa”. Es “ilusorio llegar a la democracia por medio de aplastar el
Estado”. Más bien, el Estado puede y debe devenir más pequeño, con
alcance más limitado. Algunas de sus funciones son necesarias: por
ejemplo, la seguridad pública, la seguridad social y la defensa nacional. Los
congresos de la democracia confederal tendrían que resolver problemas
“que el Estado no puede resolver solo”. Un Estado limitado puede existir “en
paralelo” con la democracia.33
Esta contradicción parece haber atormentado a Öcalan mismo, quién
admite con aparente exasperación, “el Estado sigue siendo un fenómeno de
doble cara”. Percibo que el asunto sigue siendo ambiguo para el, y la razón
es comprensible. De manera reveladora observa que “el período actual es
una era de la transición del Estado a la democracia. En los períodos de
transición se encuentra lo viejo y lo nuevo coexistiendo uno al lado del
otro”.34
El movimiento comunalista de Bookchin nunca llegó a alcanzar, en términos
prácticos, el nivel alcanzado por Öcalan, pero si hubiese llegado a hacerlo,
seguramente, se hubiera enfrentado con el mismo problema. El concepto de
un programa transicional, que Bookchin invocaba en tales ocasiones, podría
mostrarse útil aquí. Él distinguía entre un programa mínimo (reformas
acerca de asuntos específicos), un programa transicional (como el de
Öcalan), y un programa máximo (el socialismo, una democracia asamblearia
no-estatal). Esta distinción que es de genealogía revolucionaria, Murray la
atribuía a Trotsky. Es una manera de comprometerse con los objetivos y los
33 Ibid., pp. 24, 106, 111, 106.
34 Ibid., pp. 27, 178.

principios de largo plazo mientras tengamos que manejarnos en el mundo
real y no-revolucionario.
#
En mayo de 2004 Bookchin envió un mensaje a Öcalan: “Mi esperanza es
que los kurdos puedan establecer una sociedad libre y racional que
permitirá que, de nuevo, florezca su esplendor. Son de hecho afortunados al
tener un líder con los talentos de Mr. Öcalan.”35 Después nos enteramos de
que este mensaje fue leído en la Segunda Asamblea General del Congreso
de los Pueblos de Kurdistán en las montañas, en el verano de 2004.
Cuando Bookchin falleció en julio 2006, la asamblea del PKK saludó “a uno
de los principales cientistas sociales del siglo XX”. “Él nos introdujo al
pensamiento de la ecología social” y “ayudó a desarrollar una teoría
socialista para que este pensamiento avanzara sobre una base más firme”.
Mostró como hacer una realidad de un sistema democrático nuevo. “Él
propuso el concepto del confederalismo, un modelo que creemos creativo y
realizable”. La asamblea siguió afirmando que “las tesis de Bookchin sobre
el Estado, el poder y la jerarquía se implementarán y realizarán en todo
momento de nuestra lucha … Pondremos esta promesa en práctica, como la
primera a establecer un confederalismo democrático tangible”.
Ningún discurso le podría haber dado más alegría a Bookchin. Ojalá que
hubiera podido escucharlo. Tal vez les habría devuelto el saludo con la
primera palabra recordada para designar la libertad, en Sumeria: “¡Amargi!