Nicaragua: No está loca. No están locos

La “locura” no está en los métodos ni en la cantidad de asesinados (cuestión que ya de por sí es gravísima), como suelen destacar los medios del sistema. Está en los objetivos. Murillo dice que estará en el poder “para siempre”, y ese es el punto. Ella es perfectamente racional y de una lógica implacable, si su objetivo es perpetuarse en el poder.



En Movimiento

No está loca. No están locos

 

Raúl Zibechi

 

 

El diario El País reproduce un capítulo-entrevista del libro “¡Yo soy la mujer del comandante!’”, de Carlos Salinas Maldonado, que se titula “La gente piensa que estoy loca”. Está centrado en Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y vicepresidenta de Nicaragua, donde la supuesta locura de la persona más poderosa del país es el tema central.

Sin embargo, el carácter de la tal locura se va develando a lo largo de la conversación. Ataca a las feministas que la cuestionan porque, en su opinión, sólo “buscan el poder”. O sea, juzga al resto de las personas porque cree que se comportan igual que ella.

Al final del diálogo, y luego de rechazar tajantemente preguntas sobre Zoilamérica con la amenaza de terminar la entrevista realizada antes del retorno al poder de Daniel Ortega, Murillo le dice a su interlocutor: “Escuchá bien lo que te digo: quedate en Nicaragua y verás cómo el Frente recupera el poder. Y esta vez para siempre” (https://bit.ly/3mMCvhQ).

La locura que se le atribuye a Rosario Murillo no existe y nunca existió. Los militares de la dictadura argentina (1976-1982) llamaban “locas” a las Madres de Plaza de Mayo. Un adjetivo que usaba también una parte de la sociedad que no simpatizaba con ellas, y que luego asumimos, como suelen hacer los dominados al tomar la palabra con las que se los denigra para darla vuelta y convertirla en orgullo.

Es común que cuando no se comprende algo, se atribuya el comportamiento a una supuesta “locura”. Las Madres eran “locas”, sencillamente porque mujeres solas desafiaban al poder militar. Es el modo del poder de desacreditar lo que no comparte, lo que les molesta e interpela.

También se ha mentado en algún momento la “locura” de Abimael Guzmán, dirigente de Sendero Luminoso, así como de Hitler y de Stalin (https://bit.ly/3FbR1pZ), por mencionar apenas los casos más evidentes y conocidos. Pero en la lista podrían estar supuestos demócratas como Joe Biden, como veremos, y podrían sumarse muchos más, por cierto.

La “locura” no está en los métodos ni en la cantidad de asesinados (cuestión que ya de por sí es gravísima), como suelen destacar los medios del sistema. Está en los objetivos. Murillo dice que estará en el poder “para siempre”, y ese es el punto. Ella es perfectamente racional y de una lógica implacable, si su objetivo es perpetuarse en el poder. Desde ese lugar, se entiende que haya defendido a su esposo de las acusaciones de violación de su hijastra (Zoilamérica), porque apoyarla hubiera sido condenarse a no retornar nunca al poder. En efecto, puede parecer locura apoyar al violador de su hija, sin embargo la propia Zoilamérica dijo en su momento que a Ortega no le tema, pero si a la “obsesión de poder” de su madre.

La ética de la verdad repugna al poder. Observemos el caso de Estados Unidos. Toda su historia está tejida de mentiras para justificar invasiones, golpes de Estado y matanzas. La última mentira, es la negativa a reconocer que destruyeron los gasoductos Nord Stream (https://bit.ly/3ZHp6Xc) para poner de rodillas a Alemania, obligarla a comprar gas estadounidense mucho más caro y promover su desindustrialización para hacerla más dependiente y someter a Europa (https://bit.ly/3TcGtNe).

Por horrible que nos parezca el expresidente Trump, es Biden quien nos está llevando hacia la guerra nuclear, para evitar la inevitable decadencia de su país. No hay la menor diferencia entre Putin y Biden, son idénticos en su lucha por más y más poder. De modo que toda la discusión sobre la criminal invasión rusa a Ucrania, apenas busca tapar las criminales invasiones a Siria y Libia, la guerra con Yemen y otras calamidades imperiales.

El Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown Estados Unidos, reveló en 2019 que las guerras libradas por ese país ocasionaron más de 800.000 muertos directamente involucrados y causaron el desplazamiento de unos 21 millones en Oriente Medio y Asia desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 (https://bit.ly/3ZHbWcM). Pero ese informe no aparece en los grandes medios.

Lo cierto es que ni unos ni otros tienen el menor signo de “locura”. “Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo”, escribió León Felipe, en un potente poema que nos permite comprender la enorme similitud entre la dictadura genocida de Francisco Franco (“el sapo Iscariote y ladrón…”) y la locura actual de las elites del mundo.

El problema, nos dice, es que ya no hay locos verdaderos, gentes audaces y críticas, y en su lugar predomina una monstruosa y terrible cordura: de la razón de Estado, de clase y de color de piel. Lo común entre Murillo, Biden, Putin…. es el apego al poder. Luchar por el poder, luchar para mantenerlo, sin medir consecuencias.

Por eso creo que al decir que tal o cual persona del poder padece locura, s una forma de ocultar sus intenciones, en particular el apego al poder, una de las mayores y más costosas desviaciones de nuestra humanidad.