Tomar las armas por mandato comunitario

Organizar aparatos armados para sostener el poder, para disputarlo, para competir, para asegurar la destrucción de la madre tierra, para ocupar teritorios o para delinquir, es muy diferente a las formas de autodefensa que se ven obligadas a desplegar las comunidades que deben resistir esos ataques mientras construyen y habitan la vida.



Montaña adentro

Tomar las armas por mandato comunitario

 

Abel Barrera Hernández

 

En la sierra de Guerrero unas 2 mil personas de 40 comunidades, aglutinadas en la Unión de Pueblos de la Sierra, de los municipios de Heliodoro Castillo y de San Miguel Totolapan, han decidido tomar las armas contra los grupos de la delincuencia organizada que amenazan con imponer su ley y controlar su territorio. En una asamblea realizada en la comunidad de Piedra Concha, municipio de San Miguel Totolapan, el pasado 24 de marzo, la gente tomó la decisión de enfrentar a la Familia Michoacana.

El comisario de la comunidad de Linda Vista recordó que “desde hace 10 años hemos estado cuidando nuestro pueblo. Queremos decirle al gobierno que respete a nuestra gente porque ya mataron a nuestro presidente (de San Miguel Totolapan). Estamos preocupados por todo lo que está pasando en la sierra, por eso nos organizamos como pueblos unidos, desde Toro Muerto, Chichalaco, Duraznito, Las Conchitas, El Salto, Plan Verde, Lumbreras y Linda Vista para defender a nuestras familias . Ahorita estamos en la misma sintonía desde Toro Muerto hasta Las Tunas. Somos un movimiento grande y no vamos a permitir que entren grupos de la delincuencia a amenazar a nuestras familias. No vamos a dejar que nos maten como están haciendo en otros pueblos. Ha venido el ejército con los policías y ya les dijimos dónde se encuentran los de la delincuencia, y dónde andan haciendo daño. Les señalamos que allá abajo, en la comunidad de El Querengue, están secuestrando a mujeres, niños y señores. Queremos que el gobierno de México se preocupe por los pueblos de la sierra, que nos atienda y que saquen a los de la delincuencia porque queremos vivir en paz”.

Durante la reunión que realizaron estos pueblos, la gente escuchaba a lo lejos los tableteos de las ametralladoras, cerca del poblado de Las Tunas. Ante las amenazas de nuevas incursiones los pueblos han tomado acuerdos para defenderse. “Estamos peleando en cuatro puntos (sin decir cuales), pero es de Coronillas a Tetela del Río. Tenemos más de mil compas”.

Hacen un recuento de que en 26 días de que tomaron la decisión para defenderse como pueblos, se han dado cinco enfrentamientos. En las refriegas hablan de 29 bajas por parte de la Familia Michoacana y cuatro heridos por parte de las comunidades organizadas. Ante esta pelea constante varias familias han optado por dormir en los cerros. Han tomado como bandera la lucha de Zapata y por eso dicen que este 10 de abril lo recordarán “peleando por tierra y libertad”.

Las comunidades serranas que han decidido levantarse en armas son Pueblo viejo, Tejamanil, Las Juntas, Campo Morado, Chilpancinguito, El Durazno, La Ciénega, El Zapote, El Pinzan, El Bejuco, Santa Elena, Otatlán, Pandoloma, Chapulines, El Frío, El Redunbado, Margaritas, Chicahuales, Primaverita, Filo del Águila, Buena Vista, Lavaderos, Los Amates, El Tambor, El Limoncito, El Naranjo, Las Vinatas, Las Parotas, Los Hoyos, Los Hornos, La Palmada, Parrales, La Hacienda, El Encanto, Las Pilitas, Las Ceibas, Los Cirgüelos, Santa Fe, Las Papitas y La Primavera, de los municipios de San Miguel Totolapan y Heliodoro Castillo principalmente.

Esta situación se ha complejizado en la región de la Tierra Caliente. La gente del municipio de Ajuchitlán del Progreso comenta que la Familia Michoacana se ha ido extendiendo al grado que tiene el control de más de 100 comunidades. Ante esta grave amenaza los comuneros demandaron al presidente Andrés Manuel López Obrador que se reactive la Base de Operación Militar porque es la única forma de contener al crimen organizado. Su mayor deseo es vivir en paz y recuperar la tranquilidad que imperaba en la Tierra Caliente.

En otra asamblea que se realizó en la comunidad de El Balcón, a unos 90 kilómetros de Tecpan de Galeana, David Salto Cortés, comisario del Ejido San Antonio Las Tejas, denunció que en las últimas semanas “debido a la incursión del grupo armado de la Familia Michoacana, más de 60 familias y alrededor de 400 personas, de las localidades de Los Bayados, Santa Clara, La Trinidad, y Los Puertos, pertenecientes al municipio de Coyuca de Catalán, salieron huyendo. Tan sólo de mi pueblo, Los Puertos, éramos 63 familias y sólo quedamos 23, las demás se desplazaron, debido a que los armados nos dieron de plazo tres días para que abandonáramos nuestras comunidades, pero nosotros decidimos quedarnos; pedimos ayuda al gobierno, pero sólo nos mandaron a dos policías ministeriales”.

Ante más de 600 comuneros una mujer dio lectura a la carta dirigida al presidente de México, en nombre de los comités de seguridad privada de las rutas Tecpan-El Balcón-Fresnos de Puerto Rico; la Ruta Tecpan-El Pará-Piedras Grandes; y de la Ruta Atoyac-Pie de la Cuesta y sus Anexos; así como la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios «Hermenegildo Galeana»(UEFA). En este documento manifestaron que “las comunidades vecinas han sido afectadas por el desplazamiento forzado de sus habitantes, quienes han permanecido ahí toda su vida por generaciones, y ahora ante la ola de violencia que las agobia ya no tienen la seguridad de permanecer en ellas, ni de poder regresar porque las han abandonado por temor a sufrir represalias. El temor de nuestras comunidades es porque podemos sufrir más hechos de violencia. Por eso solicitamos que se reactiven las bases de operación militar mixta y rotativa para que haya más seguridad en la población, así como también los centros integradores de bienestar que se habían instalado anteriormente, pero que no se les dio seguimiento y atención porque son de suma importancia para la sierra”. Esta lucha de los pueblos data del año dos mil “como consecuencia de la problemática que se vivía en la región, donde frecuentemente se presentaban situaciones críticas tales como extorsiones, secuestros, robos de vehículos, robo de ganado y asaltos, entre otras. Por ello los pobladores formaron sus comités de seguridad y pacificación en la sierra para preservar la seguridad física de las familias y de su patrimonio. Los resultados fueron buenos al grado de que el área de influencia de los comités es de los combativos de la sierra de Guerrero”. En su escrito manifiestan los graves problemas que enfrentan en la zona serrana: “lo que más nos duele es que estamos abandonados, seguimos incomunicados, sin servicios médicos ni escuelas. Esta situación se agravó por el asedio de los grupos criminales en la región que se han expandido en 114 comunidades, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto”. Resaltan que las armas las tomaron porque integrantes de la Familia Michoacana pretenden desterrarlos, pero sus comités son pacíficos y prefieren dialogar antes que tirar balazos.

En la asamblea relataron que las maestras y los maestros se fueron por miedo a la violencia, lo mismo hizo la doctora que trabajaba en El Balcón. Las amenazas de que los grupos armados irrumpan en las comunidades son permanentes, por eso esperan que el gobierno asuma su responsabilidad para brindarles protección. Comentaron que el 25 de marzo los habitantes de las comunidades de Cashacaui y Las Tunas se enfrentaron con miembros de la Familia Michoacana donde hubo 6 muertos y cinco heridos. Las mujeres no solo están presentes en la asamblea, sino que algunas de ellas ocupan cargos dentro de sus comunidades, son parte de los comités comunitarios. Una de las jóvenes manifestó con mucha contundencia: Anhelamos crecer sin el miedo constante de la violencia e inseguridad, en un entorno seguro donde los niños y niñas podamos ir a la escuela, jugar y relacionarnos con amigos, sabiendo que estamos protegidos, sin embargo, cuando no hay seguridad nos vemos limitados en nuestras actividades diarias y nos sentimos vulnerables ante cualquier amenaza que pueda surgir. La paz es importante para la paz emocional. Vivir en un entorno de conflictos puede generar ansiedad y miedo”.

El presidente de la Unión de Ejidos Forestales y Agropecuarios Hermenegildo Galeana (UEFA), Antonio Beltrán Arreola, reconoció que si no fuera por el programa Sembrando Vida no tendrían otra forma para mantenerse, se verían obligados a robar las gallinas de otros. En este programa les otorgaron “mil lugares y después otros mil, es decir, 6 mil pesos mensuales y entran 12 millones de pesos al mes. El presupuesto para las escuelas es de 250 mil pesos, becas a estudiantes. Se rumora que el gobierno del estado gestionará de 800 a mil millones de pesos para abrir caminos. Todo esto es necesario, pero lo principal que es nuestra seguridad la estamos perdiendo. La UEFA tiene presencia en 300 comunidades (más de 30 mil habitantes) de los municipios de Tecpan, Atoyac, Ajuchitlán del Progreso, Coyuca de Catalán y San Miguel Totolapan, con una extensión de más de 24 mil hectáreas. Su trabajo ha sido determinante para impulsar la organización de los pueblos, cuidar su bosque y su territorio.

Por su parte, el comisario de La Coronilla de San Miguel Totolapan lamentó que cuando asesinaron al presidente municipal todo se complicó porque el pueblo quedó cercado y la gente ya no pudo salir a vender sus productos. En esta temporada no tuvieron posibilidades de vender su maíz que es principal producto que comercializan en la Tierra Caliente. Por la violencia la venta de los productos básicos han quedado en manos del crimen organizado. La gente de los pueblos de la sierra han mostrado su enojo y su gallardía para enfrentar a la Familia Michoacana. Sin embargo, tienen claro que su seguridad debe estar garantizada por el Estado. Ante la ausencia los cuerpos de seguridad se vieron obligados a salir al frente, pero esto no puede ser para siempre. En la asamblea emplazaron a los tres niveles de gobierno para que asuman su responsabilidad porque han sucumbido ante el crimen organizado y han dejado que sus armas se disparen por toda la sierra. Para las familias “esto ya no es vida”, de tener que agarrar las armas para defenderse y al mismo tiempo mantener a sus familias.