Bolivia: El Estado Plurinacional sirvió para someter más a los pueblos indígenas

“Evo ha sido uno de los verdugos más implacables que hemos tenido los pueblos indígenas, porque ha destruido todo lo que teníamos, ha destruido las organizaciones, la unidad de los pueblos, ha cooptado, ha dividido, ha reprimido. Lo que los gobiernos neoliberales de derecha no han sido capaces de hacer, lo hicieron estos gobiernos de los últimos 16 años”.



El Estado Plurinacional sirvió para someter más a los pueblos indígenas

Raúl Zibechi

“Evo ha sido uno de los verdugos más implacables que hemos tenido los pueblos indígenas, porque ha destruido todo lo que teníamos, ha destruido las organizaciones, la unidad de los pueblos, ha cooptado, ha dividido, ha reprimido. Lo que los gobiernos neoliberales de derecha no han sido capaces de hacer, lo hicieron estos gobiernos de los últimos 16 años”. Ruth Alipaz Cuqui desgrana sus palabras con serenidad y firmeza, frente a la Universidad Mayor de San Andrés, en el centro de La Paz.

Pertenece al pueblo uchupiamona que se encuentra dentro del Parque Nacional Madidi, un área amazónica que está siendo devastada por la minería del oro. El Madidi es una de las áreas protegidas más importantes del mundo por la diversidad de ecosistemas y de especies de flora y fauna. Con 1,8 millones de hectáreas, abarca desde los 5.600 metros hasta los cien metros sobre el nivel del mar; mientras en la zona alta de serranía llueven hasta 5.000 milímetros al año y las temperaturas son frías, en la llanura superan los 30 grados.

Esta enorme diversidad geográfica y climática explica la riqueza de su ecosistema, atravesado por ríos caudalosos como el Tuichi, que vierten sus aguas en las cuencas del Beni o el rio Heath al Madre de Dios. Sólo se puede llegar al parque por la vía fluvial luego de volar a la amazónica Rurrenabaque, de apenas 20 mil habitantes.

Algunas publicaciones como The New York Times y National Geographic definieron el Madidi como uno de los destinos turísticos prioritarios por ser el área protegida con mayor biodiversidad del mundo y por los pisos ecológicos extremos que van de las nieves perpetuas hasta la llanura amazónica.

Pero las grandes mineras que corren detrás del oro le están ganando la partida al turismo. En 2014, había 55 concesiones mineras que se multiplicaron hasta las 94 en 2020. En 2022 la Comisión de Tierra y Territorio, Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Cámara de Senadores consideró que la minería ilegal en el Parque Nacional Madidi está “fuera de control” (gina Siete, 22 de marzo de 2022).

Lo que no dicen los medios es que los pueblos originarios que habitan los bordes del parque están siendo acosados y desplazados, con extrema violencia, por las bandas del oro que introducen maquinaria pesada como retroexcavadoras y dragas que a menudo trabajan para contratistas chinos, siempre afines a los gobiernos del MAS (Movimiento Al Socialismo).

Ruth es originaria de San José de Uchupiamonas, que tiene algo menos de mil habitantes en la Amazonia Boliviana. Integra la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi y Quiquibey y es coordinadora general de CONTIOCAP (Coordinadora Nacional de Defensa de Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas).

Tejer las resistencias

Con la Mancomunidad consiguieron detener las represas hidroeléctricas Chepete-El Bala que iban a inundar sus territorios, borrando la memoria de pueblos enteros. En 2018 se forma Contiocap, en el primer congreso de las resistencias a nivel nacional, convocado por las defensoras y defensores de la Reserva de Flora y Fauna Tariquia amenazada por la prospección petrolera, que ya aglutina 35 resistencias a nivel nacional.

Se trata de luchas en defensa del territorio, contra el Estado y las multinacionales, que impulsan exploraciones petroleras, minería a cielo abierto en tierras altas y bajas, mega hidroeléctricas en las principales cuencas para exportar electricidad, la deforestación para el agronegocio y los agrocombustibles, la entrega de territorios de los pueblos y áreas protegidas a intereses mercantiles.

Ruth y otras familias viven en los valles de los ríos Beni y Tuichi, que atraviesa el Madidi. “Es el parque nacional más megadiverso del mundo. Los Uchupiamonas estamos sobre los 600 metros y somos un pueblo de unas 70 a 80 familias pero en el censo 2012 no alcanzamos las mil personas que nos hubiera permitido la autonomía legal en algún momento, aunque este proceso se ha desvirtuado”, explica.

-¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan?

– El Madidi tiene muchos problemas. Nuestro territorio comunitario (unas 200 mil hectáreas) está en un 98 por ciento concesionado para exploración petrolera, pero en la parte alta hay concesiones a la minería de oro que abarcan todo el recorrido del Tuichi. En los hechos hemos perdido soberanía sobre nuestro territorio porque los mineros no nos dejan transitar.

¿Qué tipo de minería desarrollan?

– Empezó siendo una minería aluvial de dragado del río, pero ahora es minería cielo abierto que va derribando montañas y deforestando, con maquinaria pesada como retroexcavadoras y dragas. Hay empresas chinas, pero también brasileñas y colombianas. Llegan grupos armados en grandes cantidades, son los propios mineros que se arman para despejar el territorio. En una ocasión en 2022, una turba armada con machetes y dinamitas estuvieron a punto de secuestrarnos por querer averiguar lo que estaba sucediendo en la comunidad Chuswara, que había sido avasallada por ese grupo armado.

Esos grupos son la fachada de las empresas. Pero ahora hay comunidades indígenas que impulsan la minería e ingresan maquinaria pesada.

Ruth sostiene que las comunidades indígenas sufren una doble presión: desde fuera por las empresas y el Estado que invaden sus territorios, pero también son atacadas desde dentro, a través de la cooptación de sus dirigentes, de la creación de organizaciones paralelas financiadas por el gobierno que apoyan los megaproyectos, y a través del desprestigio y ataques a los dirigentes que se mantienen firmes. 

“De todos los embates que hemos sufrido en los últimos 16 años, esta última etapa es la peor porque encontraron la manera de anularnos desde dentro, desde la propia gente. Masivamente los pueblos se están convirtiendo en mineros.”

– Sin embargo las organizaciones de defensa existentes como la Mancomunidad y las nuevas no se han rendido y siguen en pie.

– Porque las organizaciones trascienden divisiones políticas y étnicas, la mayoría somos mujeres que venimos de la lucha de 2016 como mi caso y advertimos que las hidroeléctricas iban a acelerar otros extractivismos como la minería de oro.

El difícil camino de la autonomía

En los hechos, tanto la Mancomunidad de Comunidades como Contiocap forman parte de una nueva generación de organizaciones de defensa de sus territorios y derechos, la primera desde 2001 y la segunda nacida bajo el gobierno progresista de Evo Morales para resistir el impulso desarrollista del nuevo extractivismo.

Contiocap está organizada en coordinaciones regionales, Chaco, Amazonia, Valles y Altiplano, y según Ruth “somos la única voz disidente respecto a la política oficial, porque a las comunidades nos están dejando sin recursos para vivir, como el agua y el suelo”.

– La Constitución de 2009  define un extenso y complejo camino para acceder a la autonomía legalmente reconocida. Sin embargo, en América Latina hay procesos autonómicos de hecho, del pueblo mapuche, de los zapatistas, de los pueblos wampis y awajún, entre otros. ¿Crees que en Bolivia seria posible avanzar en esa dirección?

– En las condiciones actuales no es un camino viable, porque después de la Constitución de 2009 se han hecho muchas otras normas que limitan la posibilidad de llegar a la autonomía. Ahora se trata de alinear el proceso autonómico a los planes del gobierno, porque la idea de autonomía ha sido secuestrada por el Estado, sirvió sólo como discurso para llegar a las comunidades. Ahí hay terceros actores que juegan como brazo operativo de estos planes que son las ONG que trabajan para el gobierno. Ya pasó de moda la autonomía. Lo que está ahora en boga es la gobernanza que tiene el sello del Banco Mundial.

¿Cómo observas el papel del Estado Plurinacional respecto a los pueblos originarios?

– El Estado Plurinacional y la interculturalidad sirvieron para someter más a los pueblos indígenas, sobre todo los de la Amazonía. Pero tampoco se libran de eso los pueblos de tierras altas como aymaras y quechuas. Ahora estamos viendo el camino de la autodeterminación, que es lo último que nos queda además de la dignidad, porque todavía hay pueblos campesinos e indígenas que seguimos en esa lucha. Tenemos esperanza de que así como hemos soportado tantas tormentas en el pasado, podamos realmente avanzar.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

– Hemos vivido bajo un Estado republicano que nos ha forzado a estar siempre peleando, siempre reclamando, y cuando llega la nueva Constitución no nos percatamos que ya teníamos condiciones para ejercer derechos y pensamos que el gobierno, por ser un gobierno indígena, nos iba a dar las herramientas para ejercer esos derechos, pero ha sido todo lo opuesto.