Del monopolio del poder del Estado-nación a la creación de ecosistemas resilientes

Todo tipo de ideas sexistas, patriarcales y feudales que reivindican el cuerpo de las mujeres mediante subdivisiones de la propiedad y subordinan sus vidas a las necesidades de la familia, hacen visibles las formas de opresión a las que están sometidas. Un estudio realizado en 2007 por investigadores de la LSE y la Universidad de Essex reveló que, entre 1981 y 2002, las catástrofes naturales de 141 países mataron a más mujeres que hombres, y que cuanto peor era la catástrofe, mayor era la desigualdad de género. Teniendo en cuenta que las mujeres constituyen la gran mayoría de los pobres del mundo, no es difícil ver que este es un factor clave, que conduce a tasas de mortalidad más elevadas que las de los hombres durante una catástrofe.



Del monopolio del poder del Estado-nación a la creación de ecosistemas resilientes

Todo tipo de ideas sexistas, patriarcales y feudales que reivindican el cuerpo de las mujeres mediante subdivisiones de la propiedad y subordinan sus vidas a las necesidades de la familia, hacen visibles las formas de opresión a las que están sometidas. Un estudio realizado en 2007 por investigadores de la LSE y la Universidad de Essex reveló que, entre 1981 y 2002, las catástrofes naturales de 141 países mataron a más mujeres que hombres, y que cuanto peor era la catástrofe, mayor era la desigualdad de género (1).

Teniendo en cuenta que las mujeres constituyen la gran mayoría de los pobres del mundo, no es difícil ver que este es un factor clave, que conduce a tasas de mortalidad más elevadas que las de los hombres durante una catástrofe.

Cinco áreas clave de vulnerabilidad activadas

Dos terremotos de magnitud 7,8 y 7,5, el 6 de febrero pasado, afectaron directa e indirectamente a casi 25 millones de personas en Turquía, Kurdistán y Siria (2-3). Además de la violencia y la pobreza, el seísmo activó cinco áreas clave de vulnerabilidad entre las mujeres. Se trata del acceso a agua potable y alimentos seguros, los desplazamientos, la violencia de género, las enfermedades infecciosas y la salud reproductiva y sexual. Con el cambio de las condiciones climáticas, es probable que los factores hospedadores y patógenos amplíen o cambien sus hábitats. Por ello, los derechos a la salud sexual y reproductiva han pasado a un segundo plano en muchos lugares. La destrucción de instalaciones sanitarias durante fenómenos meteorológicos graves, incluida la pérdida de agua y saneamiento, refugio, alimentos y productos de higiene menstrual, afecta directamente a la capacidad de las mujeres para cuidar de su salud sexual y reproductiva.

La vida de las mujeres se ha vuelto más difícil

Nos enfrentamos a una creciente crisis del agua que afecta a millones de personas pobres, pero la falta de agua para beber y saneamiento ha hecho más difícil la vida de las mujeres, ya que son las principales responsables del hogar y la familia. La situación es similar con la contaminación del agua, las sequías y las inundaciones. Las inundaciones en Adıyaman y Urfa (sudeste de Turquía) y la dificultad de acceso al agua potable, tienen el riesgo de aumentar las enfermedades transmitidas por el agua y la mala salud debido a la falta de higiene. Por supuesto, el agua no es el único problema con el que luchan las mujeres. Entre las mujeres que necesitan acceder a servicios sanitarios vitales y urgentes entre escombros, en estructuras que ya no se mantienen en pie, 350.000 están embarazadas. El calor extremo, la contaminación atmosférica, la inseguridad alimentaria y otros factores determinantes pueden provocar eclampsia y preeclampsia, bajo peso al nacer y mortalidad prematura.

Las mujeres desempeñan un papel clave

Cada catástrofe es diferente y crea diversas zonas de interacción, según los roles de género. Por lo tanto, ninguna respuesta a la sociedad, incluso en tiempos de crisis, debe ser ciega al género. Las instituciones ciegas al género también deben reconocer la capacidad de resistencia de las mujeres para hacer frente a las consecuencias de las catástrofes. Las mujeres desempeñan un papel clave en la consecución de una comunidad desarrollada y resistente. Negar a las mujeres el acceso a la educación y reducir sus interacciones sociales las hace más vulnerables a futuras catástrofes. Es necesario que las mujeres participen plenamente en la planificación antes y luego de las catástrofes, y que se reconozca completamente su importante papel en la respuesta a las mismas. La naturaleza de género y capitalista de la vulnerabilidad ante las catástrofes impide a las mujeres más resilientes crear sociedades más resilientes. Esto se debe a que la resiliencia se refiere tanto a las capacidades para avanzar hacia las bases psicológicas, sociales, culturales y físicas que construyen y sostienen a los individuos, como a la capacidad colectiva para negociar la provisión de estas bases de formas culturalmente significativas. De este modo, las catástrofes también pueden brindar oportunidades para abordar las desigualdades de género.

Las mujeres lideran la resistencia

Hoy en día, la continuidad del trabajo de las mujeres en la reproducción social, los derechos políticos y civiles conquistados en muchos países gracias a las luchas de innumerables mujeres, así como de las personas LGBTQ+, hacen que las mujeres trabajadoras y pobres puedan utilizarlos. Allí donde las fuerzas destructivas pretenden talar árboles, contaminar nuestro aire y nuestra agua y despojarnos de la tierra en busca de minerales, las mujeres lideran la resistencia. En ciudades y comunidades, las mujeres han luchado por agua, aire y tierra limpios para que sus familias puedan prosperar. Las mujeres también están a la vanguardia contra la destrucción medioambiental, la contaminación tóxica y la devastación climática y ecológica. El auge del nuevo movimiento feminista, junto con un creciente movimiento por la justicia climática, está dando impulso a estas ideas generalmente positivas.

Sin embargo, mientras se protejan los derechos de propiedad privada, mientras las empresas tengan básicamente derecho a hacer lo que quieran con los bosques, la tierra y el agua con impunidad, y mientras los estados actúen en su propio interés en contra del nuestro, se seguirá destruyendo la naturaleza, el clima se deteriorará y las mujeres sufrirán de forma desproporcionada, ya sea a manos de hombres o de mujeres.

Contra un sistema que ve en nuestro trabajo el principio de sus beneficios, debemos ir mucho más lejos y exigir la organización de una sociedad autosuficiente. Más que nunca, es nuestra responsabilidad derrocar al capitalismo y al estado-nación, que encarnan la opresión patriarcal, por una nueva forma de sociedad autogobernada, independiente de un Estado centralizado, basada en los valores de la liberación de la mujer, la democracia y la ecología.

Notas:

1- Neumayer, Eric y Plümper, Thomas (2007) The gendered nature of natural disasters: the impact of catastrophic events on the gender gap in life expectancy, 1981-2002. Anales de la Asociación de Geógrafos Americanos, 97 (3). pp. 551-566. DOI: 10.1111/j.1467-8306.2007.00563.x

2- https://reliefweb.int/report/syrian-arab-republic/north-west-syria-situation-report-23-march-2023

3- https://reliefweb.int/report/turkiye/fao-turkiye-initial-assessment-possible-impacts-earthquake-11-provinces

FUENTE: Newaya Jin / Traducción: Rojava Azadi Madrid / Edición: Kurdistán América Latina