Aprendizajes históricos para un nuevo ciclo revolucionario

Desde la revolución rusa de 1917 contamos con un siglo de experincias revolucionarias triunfantes. Un tiempo suficiente como para sacar algunas conclusiones o para adelantar reflexiones acerca de los límites y problemas que han enfrentado estas experiencias que, en su conjunto, involucran una parte importante de la humanidad. Unas cuantas fueron motivo de debate entre intelectuales y militantes. Otras son más polémicas y se circunscriben a la experiencia latinoamericana.



Aprendizajes históricos para un nuevo ciclo revolucionario

Extraido del libro. CAMBIAR EL MUNDO DESDE ARRIBA. LOS LÍMITES DEL PROGRESISMO

Raúl Zibechi y Decio Machado

 

Desde la revolución rusa de 1917 contamos con un siglo de experincias revolucionarias triunfantes. Un tiempo suficiente como para sacar algunas conclusiones o para adelantar reflexiones acerca de los límites y problemas que han enfrentado estas experiencias que, en su conjunto, involucran una parte importante de la humanidad. Unas cuantas fueron motivo de debate entre intelectuales y militantes. Otras son más polémicas y se circunscriben a la experiencia latinoamericana.

La primera

Las fuerzas organizadas capaces de derribar el antiguo regimen son poco apropiadas para construir La nueva sociedad.

Las fuerzas revolucionarias triunfantes son organizacionesjerarquicas cuya cuspide esta mayoritariamente integrada por varones, blancos, educados. Estas fuerzas son adecua­ das para enfrentar y derrotar militarmente a Las fuerzas de La reacci6n. pero no son en absoluto adecuadas para construir relaciones sociales de nuevo tipo ya que Las dos L6gi­ cas son contrapuestas. La unificaci6n de Las fuerzas antisistemicas. necesaria para el combate. se convierte en un problema a La hora de La transformaci6n.

La relaci6n mando-obediencia. “mandar mandando” en el Lenguaje zapatista. debe dar paso al mandar obedeciendo” al pueblo. algo que va a contrapelo de La cultura de Los grupos revolucionarios. S6Lo una fuerte educaci6n en La etica puede modificar este modo de hacer que, entre nosotros. se manifiesta en una gama de comportamientosque van desde el caudillismo o el culto a La personalidad. hasta La delegaci6n en Los jefes y dirigentes. o en Las instituciones estatales, o combinaciones entre ambas.

Lasegunda

se relaciona con la inconveniencia de fusionar partido y Estado, ya que se conforma un

«sistema oligarquico revolucionario» que es muy dificil desmontar (Del Rio, 1981: 162). Este suele ser el primer paso para la cristalizaci6n de una nueva clase en el poder. una clase que nace del controldel poder estataly que se impone sobre la sociedad. El control del aparato estatal durante un tiempo prologando permite a un grupo reducido de perso­ nas el control. a traves de su gesti6n. de los medios de producci6n. Estos pueden ser formalmente propiedad del Estado, pero en los hechos son administrados por una capa que toma las decisiones mas importantes. beneficiandose directamente de su gesti6n.

ta tercera

consiste en la dificultad para desarrollar poderes de los productores, de los trabajadores y trabajadoras. poderes no estatales.

Las revoluciones suelen contar en sus primeras etapas con organizaciones de masas naci­ das en la base de la sociedad (soviets, comunas. comites de defensa de la revoluci6n), que gozan de gran legitimidad yen las que participa una parte de la poblaci6n. Estas organiza­ ciones suelen apoyar con entusiasmo los procesos de cambio ya menudo se identifican con la dirigencia revolucionaria. Pasados los momentos mas algidos del conflicto esas organiza­ ciones suelen debilitarse, los militantes las abandonan y con el tiempo se marchitan. Pero la direcci6n de la revoluci6n, en vez de insuflarles animo e intentar revitalizarlas,acostumbra a subordinarlas al proyecto de fortalecimiento del Estado que anirpan todas las revoluciones triunfantes. Ambos procesos […] terminan por destruir el papel de las organizaciones al con­ vertirlas en instituciones resecas incapaces de movilizar a la poblaci6n. A menudo quedan convertidas en aparatos para el control de la misma poblaci6n que las creó.

 

Existen muy pocas experiencias de autogobierno que hayan pasado el umbral del reflujo y superado la cooptaci6n estatal. La,s juntas de buen gobierno impulsadas por el zapatismo

/ merecen un lugar destacado en la historia del autogobierno desde abajo.Hasta ahora nose han burocratizado, ni sucumbieron al Estado, ni al poder revolucionario. El hecho de que esten inspiradas en una practica que no pretende hacerse con el aparato estatal sino que impulsa el autogobierno de los pueblos, recuperando las tradiciones indigenas, puede ser uno de los hechos que expliquen esta “anomalia. No se ha gestado un grupo aut6nomo. separado de las comunidades. ya que la rotaci6n y el deseo de que todos participen en las tareas de gobierno, se mantiene intacto. En las juntas de buen gobierno son los pueblos los que estan organizados como poder.

Lacuarta

 

 tiene relaci6n con las imagenes o metaforas que manejamos sobre el fin del capitalismo y la transici6n a un mundo nuevo. Rosa Luxemburgo, como otros revolucionarios de comien­ zos del siglo XX. manejaba la teoria del colapso del sistema y lleg6 a afirmar que “es la medula del socialismo cientifico”, ya que sin el colapso no se puede expropiar a la clase capitalista” (Luxemburgo. 1967: 98>. Por su parte. el soci6logo Immanuel Wallerstein consi­ dera que el derrumbe del sistema ofrece la oportunidad para no perpetuar la explotaci6n. al destacar que las revoluciones incluso pueden ser revolucionarias en la medida en que promueven tal derrumbamiento(Wallerstein, 1998: 106). Llega a esa conclusion porque sostiene, en base a la experiencia hist6rica. que una transici6n controlada y organizada implica una continuidad de la explotaci6n, ya que alguien la dirige y controla. En el pensa­ miento revolucionario, la imagen del derrumbe es visualizada como el momento de ruptura en el que la irrupci6n de los sectores populares organizados puede torcer el rumbo de la historia, poner fin a la dominaci6n de clase y abrir las puertas para la construcci6n del mundo nuevo. Desde hace algun tiempo, el zapatismo maneja la hip6tesis del colapso y propuso su debate en un encuentro en 2015 en Chiapas, El pensamiento critico frente a la hidra capitalista. Es un debate bastante novedoso en los movimientos antisistemicos. pero puede ser alentador ante la apuesta de la mayor parte de los movimientos sociales de que sean los partidos en el gobierno los que encaminen a la sociedad hacia un mundo nuevo. La idea de colapso tiene una larga tradici6n en el movimiento socialista. En los ultimos anos se ha revitalizado al calor de la crisis del concepto de desarrollo indefinido y de la crisis am­ bientalen curso.

Es evidente que si el capitalismo no colapsa, sera muy dificilsuperarlo. Pero el colapso por

si solo no garantiza que la sociedad que surja de sus cenizas sea mejor que la actual. En el modo de entender la transici6n que va ganando espacios entre organizaciones sociales y militantes, se comprende que las iniciativas existentes pueden ser el punto de partida de la reorganizaci6n de la sociedad en un sentido de mayor democracia y justicia social. En esta direcci6n. todas las creaciones colectivas, desde las huertas organicas hasta las fabricas recuperadas, desde la educaci6n liberadora a la salud integral, deben ser entendidas como relaciones sociales heterogeneas respecto a las hegem6nicas que conforman pequenos mundos nuevos que puedan servir, quiza, como inspiraciones/iluminaciones cuando la humanidad se afane por reconstruirse despues del colapso.

 La quinta

 finalmente, representa un desafio de enorme magnitud: la idea de gobernar y dirigir a toda una sociedad, de hacer un cambio que incluya a todos Los habitantes, supone una actitud totalitaria que implica gobernar a millones de personas y, guste o no, oprimirlas, algo que va en contra del espiritu emancipatorio.El problema es como no renunciar al cambio socialmas amplio posible, pero si renunciar a la pretension -de tipico cuno iluminista y elitista- de llevarle el bien y la Luz a todos ya todas. Se trata de intentar un camino diferente que pasa por la autolimitacion de Los revolucionarios que no deben hacer todo lo que puedan hacer, pero no solo por razones ambientales (Capella, 2007). Es una de las cualidades mayores de la emancipacion que pasa no solo por la autoinstitucion sino, junto a ella, por la autolimita­ cion (Castoriadis, 1995). Si el capitalismo puede ser entendido como el despliegue ilimitado de las potencialidades humanas sin medir consecuencias, el ser capaces de limitarnos a nosotros mismos -basicamente por razones eticas- puede ser entendido como un modo de sofrenar impulsos irracionales que, en ultima instancia, nos conducen a la autodestruc­ cion y la barbarie.