Necesitamos de un nuevo proyecto civilizatorio; el proceso del proyecto Nuestra América
Desde este principio que lucha por ser parte de la creación de una nueva civilización nació lo que por varios años se llamo el proyecto Nuestra América. Todos los acontecimientos políticos como todo lo que vivimos durante los años ochenta, revueltas estudiantiles hasta la explosión social que ocurre el 27 de febrero de aquella década. Dentro de este enjambre de hechos poco a poco lo que estallaba en la calle se convierte en pensamiento renovado y organización autogobernante de cada vez mas comunidades y nichos de organización de base. Por supuesto esta es la primera generación de un poder popular que comenzaba su confrontación con los partidos y sectores dominantes para entonces.
En medio de este brote ligado a la rabia popular es donde empieza a nacer lo que una década después se llamó el Proyecto Nuestra América. ¿Qué es lo primero que lo define?. Su distanciamiento con el pensamiento ya en completa crisis sobre el cual se sostenía el pensamiento de los que fue la izquierda revolucionaria en sus diversos momentos, desde su nacimiento clandestino en tiempos gomecistas, su lucha contra la dictadura de los años cincuenta, su pase a la insurgencia hasta su primer quiebre entre los que trataron de continuar la estrategia insurgente hasta los que intentaron, apelando a la profundización de la democracia justiciera, una entrada dentro del sistema partidista y burocrático de los que hoy llamamos cuarta república.
Eran tiempos de revuelta que exigían no solo organización sino de un nuevo y complejo de pensamiento. El primer paso se dio transfiriendo muchos compañeros que nos encontrábamos en el movimiento estudiantil y comenzó en diversos espacios a organizarse lo que fue la autonomía de cada uno de los colectivos que iban naciendo. Muy distinto a lo de hoy fueron colectivos de trabajo revolucionario. Eso ya no podía pertenecer a una estructura jerárquica de partido sino a una red en permanente reencuentro que le dio una fuerza considerable tanto que el gobierno de turno quiso hacernos los culpables del estallido del 27 de febrero. Fueron cárceles y torturas, algo que ameritaría un libro largo escrito dedicado a estos hechos.
Pero lo importante en este caso que inaugura la autonomía de lucha dentro los espacios de la base popular.
Nace entonces mediante escritos que luego inauguraron una particular revista “Cuadernos para el debate” las bases metodológicas que se condensaban en algunos puntos básicos; conocimiento, organización, investigación, autonomía, y hoy en día podríamos agregarle producción. ¿Pero que es lo que en esencia estaba sobre todo eso?. La necesidad de un nuevo proyecto civilizatorio que rompa con los tiempos y los modelos que el colonialismo y mas tarde el hoy neocolonialismo heredado del poder occidental que dos siglos después, es decir el ahora, es el imperialismo globalizante, poder en manos de las burocracias instaladas dentro de las grandes potencias garantes a su vez del poder corporativo transnacional. El reto estaba en reencontrarnos con el tiempo propio a nuestra tierra, a nuestro continente, el indoamericanismo dentro de todo esa gran territorio continental de nuestramérica.
Se van creando entonces los principios que le dieron verdad al clima de revuelta que no se apagaba. Es el principio de lo que el filósofo Badiou llamará acontecimiento. A partir de allí comienza un proceso muy bello, grande y fuerte dentro de los barrios de Caracas liderizado por lo que luego se llamará la Asamblea de Barrios. Los tiempos siguientes los conocemos: Golpes de estado, la aparición de la figura de Chávez y el derrumbe de aquella cuarta república. La autonomía como principio tomó la forma de un proceso popular constituyente sobre el cual Chávez se inspira y se transforma en el principio de lo que conformó un proceso constituyo que reivindica una democracia soñadamente directa, protagónica, igualitarista, siendo prácticamente en el único programa de gobierno. No era solamente el alma de un constitucionalismo formal, se trataba de reconstruir un país dependiente y colonizado en una fuerza justiciera donde cada uno de los grandes espacios de trabajadores ya sea del campo, las comunidades urbanas, la industria, la reconstrucción de la industria petrolera y minerales escasos, la educación, los sistemas y estructuras médicas, entren cada unos en proceso constituyente, es decir comiencen a formar otro estado sobre “otra política” concebida desde nuestro tiempo y las sabidurías que llenan nuestra subjetividad colectiva, confronten realmente las bases del capitalismo empobrecedor y destructivo que empezaba a reinar en nuestra tierra.
Varios sueños organizativos fueron creados, el mas poderoso la Desobediencia Popular que luego se fusionará en el proyecto Nuestra América. Se siguió y formó en mente y cuerpo un nuevo proceso político no partidario sino sostenido por la autonomía de cada uno de los nichos organizativos. Era en gran parte la vanguardia sobre la cual se estructura una nueva cultura política que le dio principios y razones de actuar a la inmensa colectividad que se reúne años después como frente de lucha que acabe definitivamente con el sistema de dominio operante.
El proceso que nos llevo a esta nueva concepción de lo político hija de una izquierda fracasada desgraciadamente bajo el desgarramiento corrupto y burocrático que se fue intensificando bajo el mandato de Chávez, finalmente fracaso de igual manera, los sueños fueron apagándose en la medida en que se burocratiza la gestión de estado para caer poco a poco en una corrupción generalizada y los mismos cuadros principales del proyecto en sí fueron paulatinamente absorbidos por este desplome de lo que en algún momento fue la revolución bolivariana. ¿Qué es lo que toca ya en estos momentos?. Evidentemente que la nación ha de reconstruirse por entero, aquí todos los fondos principales fueron saqueados por pequeños grupos de poder que gobiernan y absorben esa masa de riqueza fundada principalmente por el petróleo.
Se trata de salir del dominio del culto a la globalización, trazado por los grandes poderes mundiales liderizado por los aparatos corporativos que absorben mas del 40% de la renta mundial y los estados preferentemente occidentales. Los tiempos que nos han impuesto son el tiempo del capitalismo que nace y se desarrolla en el noroccidente del mundo. Suponen un modelo de sociedad completamente monopólico cuyas democracias les han dado beneficios a la sociedad en la medida en que nunca se afecten estos grandes poderes que han tomado el poder sobre estas sociedades.
Los kurdos siguiendo la misma línea de los ha sido el zapatismo en México llaman a esta transformación el paso de la civilización capitalista a una civilización democrática, donde no sean los estados quienes manden y controlen la sociedad sino que sea gobernada fundamentalmente por las comunidades organizadas que trazan sus propias líneas de desarrollo. En definitiva estamos hablando de la misma manera que se hizo hace ya mas de treinta años de recoger lo propio, el momento y el tiempo nuestramericano y hacer lo posible por contribuir a la formación de una nueva civilización. Esto tomará un tiempo indefinido, pero existen saberes y modelos de organización propia que es necesario que sirvan precisamente a lo que llamamos en su momento Proyecto Nuestra América. Un nuevo tiempo, una recreación de la soberanía y la justicia sobre nuevos principios que nos permitan desde nuestro ser colectivo ejercer un favor ejemplar al resto de la humanidad. Los estados policétricos multiétnicos, estados de justicia, estados sociales, donde los focos de riqueza del suelo y el subsuelo no solamente sirvan a la justa repartición de la riqueza, sino que ella misma sea el producto de justas e igualitarias alianzas con los poderes mundiales y los países que conforman nuestra geometría continental. De allí podrán nacer los primeros pasos de esta nueva civilización que con el paso del tiempo se sobreponga al modelo capitalista de gobierno y modelos de sociedad trazados por la explotación del trabajo y el control cognitivo y afectivo de las sociedades.
Estamos en un tiempo donde el modelo monetarista y neoliberal aupado por el dólar empieza su caída vertiginosa. La guerra de Ucrania y el invacionismo norteamericano acoplado a la sumisión europea se vienen a pique en la medida en que las potencias orientales del mundo, encabezadas por Rusia y China van desplazando económica y militarmente el imperialismo occidental. Se trata de un nuevo reparto del mundo que antes de consolidarse, antes de que el esclavismo en que se somete a una sociedad como la china empiecen a lograr un nuevo modelo igualmente imperialista sobre nuevas bases reglamentarias. Por ello cuando hablamos de aprovechar este momento para ir creando los movimientos y pensamientos que empezaran la larga épica que será la formación de las bases de una nueva civilización, inspirada entre muchas en aquella “democracia absoluta” de la cual hablaba el filósofo Spinoza y fundó su pensamiento político.
Aquí por supuesto que tendremos que hacer desaparecer y probablemente encarcelar a la mafia gobernante. Pero ello no es suficiente. Las oposiciones de toda índole no valen absolutamente nada en ese sentido. Con mujeres como Maria Alejandra Díaz sí porque lo ha demostrado, al frente de todos empezamos el camino, la propuesta esta hecha. No es entonces una batalla de politiquería liderizada por agentes de lado de gobierno y oposición completamente subsumidos al poder global, es una batalla por nuestra república, por los sueños que se consolidaron básicamente en el congreso de Ayacucho dos siglos antes.