Las Organizaciones Comunitarias en Venezuela; ¿Poder Popular?
Xiomara García Palma
Universidad Central de Venezuela
Lic. Trabajo Social. Dra. Gestión de Investigación y Desarrollo. Magister y Especialista Gerencia
Empresarial y Social. Profesora e investigadora. Escuela de Trabajo Social y Postgrado en Gestión de
Investigación y Desarrollo UCV.
Introducción:
La mayor parte de las organizaciones comunitarias en Venezuela han nacido y crecido
en un contexto democrático, las mismas surgieron para tratar de poner en práctica visiones
particulares de lo que debería ser el desarrollo social para asistir o apoyar en modo diversos
a grupos específicos que están en la sociedad en situación de desventaja y vulnerabilidad:
los niños, adultos mayores, los pobres, los enfermos, las mujeres, los indígenas, entre otros.
Siempre las comunidades se han constituidos en diferentes estructuras populares como:
asociaciones de vecinos, cooperativas, empresas asociativas, grupos culturales y deportivos,
comité de tierras urbanas, círculos bolivarianos, consejos comunales, etc.; para incidir en
forma participativa y colectiva. Se debe destacar, que en materia de organización, no existe
un único camino, gran parte de las estructuras sociales que han surgido emergieron
asociadas a necesidades básicas como: servicios públicos, vivienda, salud primaria y
preventiva, educación, seguridad, así como otras necesidades que nacen en la comunidad,
las soluciones de estos problemas pueden ser acompañados por el Estado o por procesos
técnicos-profesionales y autogestionarios, bajo una lucha constante de no perder su
autonomía como instancias comunitarias originarias.
Buenas Prácticas: Participación y Organización Comunitaria
Las prácticas comunitarias en su mayoría se realizan en cooperación entre el Estado y la
Sociedad civil1 para encontrar soluciones a los grandes problemas que surjan en los centros
urbanos y rurales. Estas interacciones tienden a desarrollarse bajo un esquema participativo
y de cooperación. Los argumentos a favor de la participación creciente de las
organizaciones comunitarias está basado en la búsqueda del bienestar colectivo, desde el
momento que se constituyen en comunidad y se generan procesos de convivencia entre los
ciudadanos que la conforman. De esta forma, a los ciudadanos se le atribuyen cualidades
como iniciativas, creatividad y capacidad para organizarse, las cuales le permiten
movilizarse y actuar en pro del mejoramiento de sus condiciones actuales.
Establecer que el Movimiento Popular Venezolano nace en 1999, es totalmente
inadecuado. Las décadas de los 70 y 80, para mencionar un periodo de tiempo más
cercano, fueron momentos de auge y declive de las organizaciones populares. La década de
los 80 bien la podríamos caracterizar como un periodo de auge considerable de lo
organizativo popular. Como lo señala, la autora García (2001; 5-8) en su ensayo, referido a
la sociedad civil venezolana.
1La sociedad civil está integrada, por un conjunto de formas organizativas de ciudadanos, quienes representan
diversos intereses, convirtiéndose en proponentes de proyectos o de posibles soluciones, son observadores
celosos del cumplimento de las normas legales, para el funcionamiento del equilibrio entre los
poderes….Suarez Peñaloza (2006;42-43)
Para la década de los ochenta, estas organizaciones y movimientos sociales
que denominaremos “sociedad civil organizada” ganaron legitimidad en la
esfera pública proponiendo nuevos modos de interrelación con el Estado y
convirtiéndose en actores e interlocutores del proceso de descentralización
política el cual tenía, entre otros objetivos, la democratización de la
democracia”
Muchas organizaciones populares tuvieron su nacimiento y momento estelar en esta
época. Sus niveles de participación y sus “programas de luchas” estaban fuertemente
relacionados por demandas de carácter reivindicativo. La cooperación estaba relacionada
con organizaciones sociales de tercer sector, como las ONG, actuando de intermediarias en
apoyo a las políticas públicas de los municipios o Estado descentralizado. Muy pocos casos
se realizaron planteamientos que trascendían lo social-reivindicativo para proponer
transformaciones en lo social venezolano.
A lo largo de la década de los 80-90 el movimiento popular se encontraba en situación
de dispersión, debilitamiento, fragmentación. Se había llegado a una situación de retroceso
en las formas organizativas populares. Las posibilidades de constituirse en una alternativa
real de posición se veían cada vez más alejadas. A ello habría que añadir el creciente
descontento de los sectores populares hacia lo político y la poca participación en las
actividades políticas. Al respecto ya para finales del año 89, la sociedad civil venezolana
juiciosa de los fracasos de las diferentes políticas sociales, que no permitieron lograr una
mejor calidad de vida y bienestar social de la población. Ante esto la crisis socio económica
se profundizó y movimientos de masas voluntarios, sin dirección como fue el 27 de Febrero
del 89, denominada el “caracazo” se manifestó como un hecho colectivo, que irrumpió a la
sociedad venezolana, dejando una sociedad fracturada y vacíos en el fin de la asociación
colectiva.
La década de los 90-99 marca un punto importante en la historia política nacional. De
cara a las insurrecciones militares y civiles, se abren espacios de discusión y debate en las
universidades, en las ONG, en los lugares públicos y políticos, gremios y empresariales
para entender el origen y surgimiento de los quiebres en el Estado de derecho. De esta
forma, se inicia el resurgimiento de las organizaciones populares y sociedad civil. Un
renacer lento, progresivo, superando antiguos vicios, con planteamientos de horizontes
políticos distintos ante la pérdida de referentes que de alguna manera su influencia tuvo en
el movimiento popular. Con un nuevo gobierno, que no tenía lazos con el bipartido,
propone una constituyente para romper con la constitución del 61. Lo nuevo hace que la
población, se re-organice ante el nuevo proyecto político que estaba en el escenario.
“A fines de los noventa, la sociedad civil organizada logró incorporar sus
demandas estratégicas y proyectos de sociedad en la Constitución
Bolivariana mediante una participación activa en el Proceso Nacional
Constituyente (PNC) que institucionalizó la denominada “democracia
participativa” incorporando mecanismos de participación que trascienden la
democracia representativa y que están más anclados en las organizaciones
sociales que en los partidos políticos tradicionales. De esta forma, la
sociedad civil se transformó de actor social en actor sociopolítico y en
interlocutora legítima y directa del Estado sin pasar por la mediación de los
partidos políticos” (García; 2001)
Para 1999 con la aprobación de un nuevo texto constitucional, mediante un mecanismo
refrendario, dio una nueva dimensión a la participación popular, posibilitando una
estimulación de todo tipo. Participando organizaciones comunitarias, rurales, gremios y
otros, en el nuevo marco jurídico, que trataba de conglomerar las necesidades políticas y
de derechos que cada organización diagnosticaba en su contexto. Es así que se cuenta con
una constitución que le da carácter natural al poder popular, un poder del pueblo
organizado, en las más diversas y disímiles formas de participación, para la toma de
decisiones en todos sus ámbitos (político, económico, social, ambiental, organizativo,
internacional y otros) para el ejercicio pleno de su soberanía.
La nueva constitución y vigente, permitió la discusión de sus elementos centrales, como
la democracia, democracia participativa y poder popular. Este último, genero debates entre
diferentes grupos académicos y militantes en sus grupos de pertenencia, lo cual
interpretaron y le dieron un carácter particular. Al respecto, para el autor Rosso Grimau
(2009), el poder popular lo define como:
“El Poder Popular es una propuesta dialéctica, en la que se deben transferir
las funciones de planificación, presupuesto, toma de decisiones, ejecución y
control en las que sólo vienen participando los poderes del estado burgués,
transfiriéndole a toda la sociedad el conocimiento de cada una de estas
funciones. Cambiando así el régimen de democracia representativa, en un
régimen de democracia participativa y protagónica, en procura de la
sociedad socialista, donde las instituciones del nuevo Estado Socialista se
transformen otorgando todo el poder para el pueblo”.
A partir de las diferentes concepciones planteadas, el Estado promociona espacios para
la participación del ciudadano, como son los Consejos Locales de Planificación Publica,
articulado con los Consejos de Gobierno y Federal. Estos espacios brindaban a las
organizaciones comunitarias la posibilidad de llevar y discutir los presupuestos de los
gobiernos locales y regionales. Dándole un carácter de consulta y de aprobación colectiva.
Sin embargo, las alcaldías y gobernaciones, dejaron esta práctica a los funcionarios o
técnicos, que recogían por comunidad la lista de necesidades y el presupuesto participativo
no concluía en feliz término, sino en una supuesta “lista de mercado”
Posteriormente, la administración gubernamental elaboró dos documentos titulados
Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013 y
2013-2019, que marca las directrices para la creación y fortalecimiento de las formas
organizativas de lo popular desde el poder central. A partir de estas Líneas Generales, el
Estado se concibe como un facilitador del proceso de organización y participación para la
creación del poder popular. Si tenemos en cuenta la noción de poder popular, desde el
Pensamiento y Acción Social N°5 Enero-Junio 2017
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pueblo y no desde el Estado, la referencia de las comunidades organizadas adquiere
sentido para la ejecución de sus prácticas y procesos comunitarios.
El denominado Proyecto Simón Bolívar, Desarrollo Económico y Social de la Nación
(2007-2013)1, orienta a Venezuela hacia la” construcción del socialismo del siglo XXI”,
bajo la directriz de la democracia protagónica revolucionaria, la cual considera a la
organización social una fuerza colectiva, que refiere la independencia, la libertad y el poder
originario del individuo.
Para cumplir con estos lineamientos, se crea el 17 de junio 2009, el Ministerio del Poder
Popular para las Comunas y Protección Social, entre algunas de sus competencias estaban
referidas a: La regulación, formulación y seguimiento de políticas, la planificación y
realización de las actividades del Ejecutivo Nacional en materia de participación ciudadana
en el ámbito de las comunas. Actualmente, el Ministerio se denomina desde el 2013,
Ministerio de las Comunas y los Movimientos Sociales.
Para el año 2010 se impulsa la ley orgánica del poder popular, que define de forma
definitiva al poder popular como:
Es el ejercicio pleno de la soberanía por parte del pueblo en lo político,
económico, social, cultural, ambiental, internacional, y en todo ámbito del
desenvolvimiento y desarrollo de sociedades a través de sus diversas y
disimiles formas de organizaciones que edifican el estado comunal”
Unida a esta ley, entran en vigencia las leyes orgánicas de contraloría social, de
planificación pública y popular y la de las comunas. Ya para el 2009 se había hecho la
revisión de la ley de los consejos comunales del 2006 y se contaba con unan marco legal
que promociona la organización, la participación y el poder popular. Por otra parte, la
relación entre las organizaciones comunitarias y la propuesta del Estado comunal
constituye un centro considerar dentro de su actividad institucional y está directamente
relacionado con el debate actual sobre la forma de organizar la sociedad y el Estado
venezolano.
Políticas más, Políticas menos.
Ya en el 2009, se contaba con la revisada Ley de los Consejos Comunales, que regula
la constitución, conformación, organización y funcionamiento de los consejos comunales,
como instancia de participación para concretar acciones orientadas a dar respuestas de las
necesidades de las comunidades, articulando sus procesos con otras organizaciones de
carácter socio-productivo, sus saberes, bienes y servicios; a fin contribuir al fortalecimiento
del poder popular.
1 República Bolivariana de Venezuela. Plan de Desarrollo Económico y Social. Simón Bolívar. (2007 -2013)
Para el nuevo plan de desarrollo social y económico, denominado el Plan de la Patria
(2013-2019)1. Como objetivo nacional, es consolidar y expandir el poder popular y la
democracia socialista. Al respecto uno de sus articulados estratégicos promueve:
“Garantizar la participación protagónica de pueblo organizado en los
ámbitos de la formación, la trasformación del modelo económico productivo,
la prevención y protección social, desde las nuevas instancias de
participación popular, como los consejos comunales, las organizaciones de
mujeres, jóvenes y adolescentes, indígenas, afrodescendientes, estudiantes,
obreros y obreras, campesinos y campesinas, motorizados, profesionales,
pequeños y medianos productores y comerciantes, población sexo diversa,
transportistas, cultores, ecologistas, movimientos de pobladores entre
muchos otros y otras, en los ámbitos de la formación.
Por otra parte, la participación tutelada en la gestión pública se fundamentó en la
dependencia de las organizaciones del denominado poder popular como los consejos
comunales y los parlamentos comunales (gobierno de calle) a autoridades del poder central
(ministerios), lo que hace a las comunas, conformadas por algunos consejos comunales,
nada autónomas en su gestión y direccionalidad. Al respecto, la Periodista del Nacional,
Meneses Delia2, entrevista a Jesús Machado, Coordinador del Observatorio de
Participación Social del Centro Gumilla, señalando, que el: “Estado ha venido
implementando formas organizativas a una velocidad tal, que corre el riego de atropellar a
los ciudadanos. Hay que permitir que las personas participen como sujetos en libertad y no
como clientes políticos.”
Partiendo de lo anterior, el poder popular se considera como un derecho que reside en el
pueblo, distribuido en todos los miembros de la comunidad y no ubicarse en una sola
organización. Donde la población en general se convierta en sujeto de derecho para su libre
ejercicio de la ciudadanía, el ejercicio de la participación para el uso del poder colectivo en
asumir la responsabilidad para la búsqueda de soluciones a problemas personales, sociales,
comunitarios y para ejercer deberes y derechos. Es así que la democracia tendría la fuerza
de la participación activa y protagónica del pueblo al ejercerla
Sin embargo, el vínculo del estado-gobierno venezolano y comunidades-ciudadanos,
actualmente ha ido creado una relación que se basa en regular estas relaciones,
promoviendo e instituyendo estructuras, que le permita mantener un colectivo bajo sus
directrices. De esta manera, se organizan comunas como entidad local. Conformadas por
consejos comunales para enfrentar los problemas micro de las comunidades
Por otra parte, tambien dentro de los consejos comunales se promueve las Unidades de
Batalla Bolívar, las UBCh, las cuales son estructuras de base del Partido de gobierno del
partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Igualmente, los consejos comunales
forman parte, de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) en
Venezuela, estos últimos constituyen la nueva forma de organización popular encargada,
junto al Ministerio de Alimentación, de la distribución casa por casa de los productos
regulados de primera necesidad. Los CLAP están vinculados a otras organizaciones de
base impulsada por el gobierno como la Unión Nacional de Mujeres y los llamados Frentes
de Batalla Bolívar. Estos nuevos espacios organizativos, le han otorgado funciones para la
producción de alimentos y abastecimiento, como algunas panaderías, que fueron
expropiadas por el gobierno y entregadas a estos grupos. Sumado a ello las relaciones con
el gobierno es directa y las directrices son mandatos.
Otra de las acciones, que el Estado venezolano ha realizado para mantener una relación
ambigua con los consejos comunales, no permitir que estas organizaciones realicen
elecciones, debido que ya sus vocerías han caducado el tiempo de gestión. El gobierno
promueve una resolución1 del Ministerio de las Comunas que suspende durante 180 días
hábiles la elección de los voceros de los consejos comunales. Esto significa que las vocerías
no podrán ser renovadas entre el 22 de julio del 2016 al 4 de abril de 2017; es una decisión
autoritaria que irrespeta la autonomía democrática de las comunidades de escoger a sus
representantes.
De esta forma, un poder impuesto desde de arriba no es popular. Nada que se imponga
puede ser popular. Si el pueblo no ejerce el poder, entonces no existe un poder como tal. El
Poder Popular se recrea todos los días ejerciéndose desde las comunidades organizadas con
la auto-gestión y co-gestión2, la cuales se prestan para el manejo de recursos con
independencia de los organismos; tomando decisiones con pluralismo, con libertad de
credo, política, raza. De esta forma, se pone entre dicho la democracia participativa y el
Estado de derecho cuando no se ejerce en libertad. Importante destacar, que la autora
Carmen Midaglia (2004; 247) en su texto político social y participación, una relación en
debate, expresa lo siguiente: “Suspensión de la democracia, la única manera de
deslegitimarla no es solo con un Golpe de Estado, sino tambien con argumentos que
deslegitiman el papel de sus instituciones “
Las organizaciones comunitarias al no contar con una verdadera autonomía, manifiestan
una contradicción entre la participación ciudadana y la democracia participativa, expresada
en la Constitución y demás leyes orgánicas y especiales. La población organizada, puede
1 Gaceta Oficial número 40950 de fecha 22 de julio de 2016. República Bolivariana de Venezuela.
2 La autogestión es cuando la comunidad, directamente lleva a cabo alguna actividad o acciones de bienestar
que permiten mejorar la calidad de vida de la población, sin que afecte negativamente en su entorno. Puede
obtener cooperación con las entidades locales y si no debe haber consulta con el Municipio para que se
beneficien ambos. Por su parte, la cogestión, involucra pluralidad de actores sociales participando
activamente en la realización de actividades comunitarias, que organizadamente deciden cooperar en pro del
beneficio colectivo. Conceptos definidos por la autora
tomar parte de la gestión de gobierno, sin formar parte del mismo. Para lograr esta
independencia con posición crítica, debe estar totalmente separada de la intervención de los
partidos políticos, como de la incidencia y promoción del Estado. Sin embargo, lo que
hemos podido reseñar, el tejido social venezolano, está débil en las relaciones de red
ciudadana y en la participación en la cosa pública. La masificación del sector asociativo, no
es el único que genera desarrollo en el país, se requiere de la participación de todos los
factores y actores que hacen vida en la sociedad. Se debe contar con un Poder Popular que
se ejerza en comunión con los que forman la comunidad y tomar las riendas de sus
decisiones para incidir en lo público. Desde esta posición, los consejos comunales, como
organizaciones comunitarias de base, emergen además como sujetos de controlaría social,
cualidad que potencia su actuación y su responsabilidad en función de velar por el
adecuado desarrollo de las políticas públicas.
Hechos Encontrados.
Desde otro punto de vista, hemos explorado por medios de entrevistas a actores de las
organizaciones de la sociedad civil, (Escuela de Vecinos de Venezuela y Grupo Centro de
Educación de la Acción Popular: CESAP)1, que expresan que los consejos comunales,
manifiestan una relación antagónica, donde pretenden, que los consejos comunales, como
organizaciones comunitarias venezolanas, ocupen áreas o espacios que tradicionalmente
son propios de la sociedad civil y esta competencia genera conflicto, debido que puede
existir un diálogo subordinado en tanto y cuanto los recursos de los consejos comunales
provienen de los escenarios públicos y se percibe una identificación gubernamental y
partidista, entre otras.
Esto no quiere decir que las organizaciones comunitarias para evolucionar en
Venezuela tengan que desarrollarse en contra del Estado y enfrentando al Estado. Pueden
actuar en alianzas críticas con las diferentes instancias del Estado, a nivel nacional,
regional o municipal. “pero esta alianza, esta colaboración, que desde el estado pueda dar al
impulso del movimiento popular, no puede hipotecar su autonomía, ya que esto en lugar de
fortalecerlo a lo que conduce es a un movimiento más débil y dependiente”. Lander; (2002;
109-115). Las organizaciones comunitarias no pueden ser entendidas como organizaciones
exclusivamente políticas, o reivindicativas. Las organizaciones comunitarias tienen que ser
parte del proceso del entramado de asociaciones, organizaciones de base y otros actores que
hacen vida en la sociedad, conformando de esta forma el tejido social venezolano.
Esta afectación de la participación consciente posibilita la incidencia de sujetos
políticos de cambio, capaces de generar y sostener proyectos y acciones orientados por sus
necesidades. En fin, construcción de poder, construcción de proyecto y construcción de
sujetos, son tres aspectos del mismo proceso de hacer política desde las organizaciones
populares, relacionando sus aspiraciones en un entramado social.
1 Organizaciones de la sociedad civil con más de 40 años de experiencia en el trabajo, intervención y
formación organizativa, participativa y comunitaria en Venezuela.
Si bien la promulgación de políticas promueve instancias de participación ciudadana, no
garantiza una participación protagónica o vinculante de las organizaciones. La participación
no se decreta y por ello implica que por una parte no facilita la reconstrucción del tejido
social o comunitario y por otra, generalmente la participación no tiene un carácter decisorio
sobre la autoridad política, lo que le resta significado a las nuevas relaciones sociales y
política entre el Estado y el pueblo: el poder popular. Este último concebido para el
desarrollo de un nuevo modelo de sociedad democrática y participativa, según nuestra
constitución.
Este entramado social, es lo que se ha llamado el tejido social, como otra cualidad en la
acción, el cual es producto de un complejo de relaciones en el que las acciones de los
individuos construyen redes de solidaridad mutua que hacen posible la sustentabilidad de
cualquier proyecto colectivo. Para las organizaciones comunitarias es un activo para sus
miembros y para la sociedad, lo cual les permite ampliar sus opciones y oportunidades para
mejorar su calidad de vida.
Desde esta enfoque, la sociedad existe como tejido social de sus ciudadanos y sus
ciudadanas: a mayor tejido social, mejor sociedad. Las sociedades demuestran su capacidad
de participar, proponer, resolver, construir y transformar a partir del fortalecimiento del
tejido. En contraparte podemos señalar elementos que se han destacado en documentos
referidos a la participación ciudadana, la cual expresan que el deterioro del tejido social
puede significar el aislamiento del individuo en la sociedad. Igualmente, comentan que el
tejido social se debilita cuando las normas de convivencia ciudadana son irrespetadas y
violentadas o cuando las leyes son fácilmente incumplidas.
Son los movimientos ciudadanos y populares, por medio de su tejido diverso,
multiforme y extendido, los que realizan los profundos cambios y no los gobiernos.
Cualquiera que sea la modalidad de organización comunitaria (consejos comunales, mesas
de agua, juveniles, de trabajadores, de mujeres; entre otros) que prefiera, su protagonismo
depende de mantener su propia agenda de reivindicaciones.
Pareciera que la lógica del poder, el estado-gobierno ha promovido su perpetuidad,
promocionando mecanismos de poca participación y de vínculos en el tejido social, a fin de
asimilar la capacidad institucional de las organizaciones comunitarias. Dejando poco
espacio para su autonomía y logrando de esta forma la dependencia financiera y subsidiaria
que aporta el Estado venezolano.
Las organizaciones comunitarias, son un capital social que se ha ido masificando en
números, pero en lo que respecta a construir vínculos en el tejido social venezolano existe
pocas experticias al respecto. Hasta ahora han sido una unidad simple para solucionar
problemas y se convierte en una identidad compleja, cuando profundiza sus relaciones,
aprendizajes y experiencias vivenciales.
El modelo de organización comunitaria, para considerarse exitosa debe salir de los
espacios comunitario-locales e ir integrándose con sus propias características a áreas de
interés, que les permita conocer e interpretar el mundo de las organizaciones sociales, las
cuales la hacen frágiles para intervenir si no se involucran en aspectos como los derechos
humanos, incidencia para las políticas públicas, la exclusión e inclusión de grupos
vulnerables, competencias de lo local, seguimiento a las políticas públicas, bienestar social
y colectivo, entre otros.
Por otra parte, no podemos escapar de la dinámica cotidiana en que viven los voceros de
las organizaciones, así como sus miembros, es una tarea ardua convertir sus horas de
esparcimiento cuando llega a sus hogares y traducirlos a trabajos comunitarios, le cuesta
lograr solucionar problemas más cercanos y habituales. También se le imposibilita asumir
desde la zona limítrofe entre la comunidad y el vínculo con el mundo exterior.
Organizaciones Comunitarias: Un escenario para la Intervención del Trabajo Social.
“Ibamos subiendo por la comunidad la Moran, todos uniformados, juntos en
grupos sin separarnos…. gente de las comunidades, nos recibían feliz y nos
ofrecían Café”(…)
“Tenían sonrisa, nos recibían con gusto. Con gesto que asentían que les
llevamos un beneficio para la comunidad”
“Caminando por la comunidad de Chapellin, con franelas moradas, me
acuerdo que fue una época electoral, la gente nos preguntaban; de que
partidos éramos? Nosotros de ninguno, respondíamos, somos estudiantes de
la Escuela de Trabajo Social de la UCV y nos respondían; ustedes son de los
nuestros y después nos llamaban las uvitas o las moritas…”1
Son muchas las experiencias y vivencias que los estudiantes, profesionales y profesores
tienen de sus actividades en las comunidades, quizás pueden ser los mejores recuerdos del
trabajo práctico: interacción, intervención y abordaje. Se da esta forma, una espléndida
simbiosis en beneficio de ambas partes, de un saber popular y un saber técnico, que se
conjugan para fortalecer la participación ciudadana activa y protagónica con los diferentes
grupos y actores que hacen vida en las comunidades venezolanas.
Los paradigmas están cambiando, por ende el trabajo social, como disciplina y el
abordaje de las comunidades se ve obligado hoy en día a cambiar su forma de actuar y
rediseñar sus estrategias de trabajo, de forma tal que puedan aportar conocimientos para
fortalecer, apoyar a constituir (crear) y mantener (sostener) un grupo (asociaciones,
consejos comunales, comités, grupos deportivos, juveniles, entre otros) en torno a la
elaboración y a la aplicación de proyectos de desarrollo social, así como el fortalecimiento
del tejido social para la reconstrucción de la vida social de la población, dinamizador
social-local y familiar y a la profundización de la participación democrática de la sociedad.
De esta forma, la academia y en especial la escuela de Trabajo Social de la UCV, no
escapa de esta realidad, la organización comunitaria no es un laboratorio para el “que-
hacer” profesional, se ha convertido en el proceso de enseñanza y aprendizaje para la
1 Estudiantes de prácticas profesionales de la Escuela de Trabajo Social. U.C.V. Percepción de las
comunidades. Año 2011-2012.2013.
educación popular, para abrir espacios para la diversidad, la solidaridad y para la inclusión
sin exclusión. En cuanto al profesional del área, la organización comunitaria, su hacer y
quehacer está unido a los procesos prácticos y teóricos. El espacio de actuación dependerá
de su instancia pública o privada, que confrontará las contradicciones de la realidad, su
proceder y las políticas públicas de gobierno.
El proyecto curricular vigente de la escuela de Trabajo Social UCV, permite desde las
prácticas profesionales y servicio comunitario el mayor acercamiento de los estudiantes con
las comunidades y grupos organizados, como por ejemplo los consejos comunales, que son
entes de participación ciudadana orientados a solventar las necesidades de la comunidad
que los forma y los integra. El abordaje de las comunidades por parte de los estudiantes y
profesionales en sus prácticas, se destaca por ir construyendo con los miembros de los
grupos organizados el diagnóstico participativo, que involucra a todos en reuniones de
asambleas de ciudadanos para la reflexión crítica, que origina proyectos de formación en
diferentes campos, proyectos para mejorar la convivencia ciudadana, para la salud
preventiva de educación sexual para adolescente, violencia en las escuela, inseguridad,
organización comunitaria, control social, construcción de vivienda, atención a la familia,
atención a los grupos vulnerables, mujeres, niños y niñas, discapacitados. Son algunos de
los productos y resultados, que se obtienen en los procesos de aprendizaje y enseñanza,
pero no podemos dejar de lado, que el involucramiento de los miembros o voceros de l a
comunidad es el fin de una práctica social, que permite alcanzar y asumir nuevos
liderazgos, participar en procesos de decisión, construcción de saberes prácticos, elaborar
propuestas, realizar alianzas institucionales, discutir el contexto social y mejorar la calidad
de vida de la comunidad abordada.
Además, el nivel de involucramiento con el contexto comunitario, les permite a los
profesionales de trabajo social y en formación, integrarse, describir y explicar la pobreza,
que no solo consiste en la falta de recursos materiales o ingresos, está ligada a las formas de
discriminación, exclusión, desigualdad y desintegración social. Constituyéndose de esta
forma la comunidad en sectores vulnerables, que requieren acciones diferenciadas y justas
de gestión o autogestión para mejorar su entorno.
De esta manera, las prácticas de trabajo social crea un vínculo entre los diferentes
actores sociales de la comunidad desde el momento que se recorren las calles, los parques,
las microempresas comunitarias, las escuelas, centros de salud, etc. Reconociendo las
necesidades de la comunidad, descubriendo que algunas personas están preocupadas por
carencias o situación social y que están dispuestas hacer acciones para mejorar. Se inicia el
encuentro para la motivación de los grupos para el trabajo colectivo, la construcción de
todos para todos, aprovechando las oportunidades que vayan surgiendo para la elaboración
de planes de acción que tengan una lógica sentida y no creada por algún ente externo, como
partido político o agente de gobierno de turno. Las acciones colectivas deben extenderse en
la comunidad y ser adaptada por sus diferentes líderes que buscan la mayor participación
posible.
Queda de esta forma abierto el camino para repensar el poder popular y la organización
comunitaria. Entendiendo a la organización como algo permanente en debate, en donde el
poder no se logra de una vez y para siempre, debe ser reactualizado y puesto en escena en
forma constante. Como nos señala Marcelo (2009; 95) “esto significa (…) preguntarse por
lo que está sucediendo y por quienes son los actores, que fuerzas estructurales delimitan las
reglas de juego de la organización, que relaciones de alianza, coalición o disputa despliegan
sus miembros y cuáles son sus implicaciones (…)”
Bajo la tesis anterior descrita, el poder popular dejará de ser secuestrado, existiendo un
reconocimiento como organizaciones autónomas, que participan para tomar parte de alguna
actividad pública como portadores de intereses sociales, restaurando de este modo las
relaciones del Estado con la sociedad como medio para superar la crisis económica, política
y social. Así como gestionar desde el control social, las políticas sociales que no respondan
a una lógica solamente distributiva y coercitiva, sino a la universalización de los derechos
sociales y humanos.
Conclusión para la reflexión.
Desde la vulnerabilidad social y su incidencia, las organizaciones comunitarias
venezolanas con mayor preparación de sus voceros y miembros tendrán la oportunidad de ir
construyendo un trabajo comunitario más organizado, separando su propia agenda de otras
expuestas por distintos actores sociales. Formando y capacitando generación de relevo para
asumir nuevas propuestas de acción, que se articulen desde una posición colectiva,
promover un Estado que cumpla con la promoción de la organización comunitaria desde la
autonomía y el derecho asociarse según el mandato comunitario.
Uno de los riesgos de la democracia participativa a la hora de su instrumentación es
que los gobiernos populistas pueden perfeccionar los espacios de participación, dirigiendo
la dinámica organizativa según sus intereses de partidos por ejemplo. De esta forma, los
procedimientos y mecanismos de participación pierden la posibilidad de vincular valores
colectivos. Promoviendo, el Estado o gobierno de turno los derechos de la ciudadanía
mediante prácticas autoritarias y excluyentes, que no permiten el fortalecimiento del tejido
social venezolano.
Desde sus diferentes actores el poder popular como proceso, está en la búsqueda
constante de una realidad para un cambio, que favorezca desarrollos participativos en las
acciones comunitarias, mediante las intervenciones-interacciones colectivas que ocupen
espacios desde una posición crítica para la trasformación del Estado venezolano
Finalmente, las practicas del Trabajo Social, deben promover la organización de la
huella comunitaria para el desarrollo local, sustentabilidad, prosperidad, bienestar
comunitario, incidencia publica para el control social; así como abrir los espacios
constitucionales, para la participación y el debate, por ejemplo, de elecciones de
gobernaciones y municipales, concejales, diputados, referéndum, presidente, consultas
ciudadanas y sus líderes comunitarios. De esta forma, el poder popular dejaría de ser
secuestrado por entes externos e internos, que no representan los intereses del colectivo. Es
necesario reconquistar con la ciudadanía la organización comunitaria para el bien común
de la sociedad.
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