La guerra en el crepúsculo del sistema mundo moderno. Beligerancias y decadencia en la coyuntura mundial

Podemos decir, de cierta manera, clasificando lo internacional, que viene ser mundial, y lo continental, lo regional, lo nacional y local, que desde la guerra de Ucrania, desde la invasión de la Federación Rusa a Ucrania, asistimos, en el contexto mundial, aunque el epicentro se encuentre en Europa del Sur, a una secuencia de coyunturas, que nos dan los desplazamientos de la guerra, afectando al ambiente geopolítico de lo que viene a ser una conflagración interimperial.



La guerra en el crepúsculo del sistema mundo moderno

Beligerancias y decadencia en la coyuntura mundial

  

Raul Prada Alcoreza

  

Hay que analizar la coyuntura mundial, tenemos que pensar esta coyuntura en sus espesores y su dinámica, en su devenir. Podemos decir, de cierta manera, clasificando lo internacional, que viene ser mundial, y lo continental, lo regional, lo nacional y local, que desde la guerra de Ucrania, desde la invasión de la Federación Rusa a Ucrania, asistimos, en el contexto mundial, aunque el epicentro se encuentre en Europa del Sur, a una secuencia de coyunturas, que nos dan los desplazamientos de la guerra, afectando al ambiente geopolítico de lo que viene a ser una conflagración interimperial.

Haciendo un balance somero, contando con los hechos acaecidos, podemos decir que el ejército ruso ha sido expulsado de las proximidades de Kiev, incluso del centro de Ucrania, la ocupación se ha situado en el borde del sur, al norte de la península de Crimea. Éste es el epicentro, el núcleo de la geografía de la conflagración, donde la guerra se desarrolla, varada y oscilando entre una guerra de posiciones y una guerra de maniobra, aunque circunscrita, preparando su desenlace. Sin embargo, en las reciente coyuntura se ha suscitado algo insólito, sobretodo después de la toma de Bajmut por el llamado “grupo Wagner”, convertida en ruinas, quedando como una ciudad arrasada. Esta ciudad sido tomada por la conocida empresa de mercenarios Wagner. Inmediatamente después de lo ocurrido los mercenarios salen de Bajmut y entregan el territorio al ejército ruso. Cuando ocurría esto el director jefe y líder de la empresa Wagner, llamado Yevgeny Prigozhin, empieza a dar declaraciones respecto a sus relaciones con el ejército de la Federación Rusa, denuncia que los mercenarios que están combatiendo en Bajmut no recibieron municiones ni abastecimiento. Cuando el contingente de mercenarios se retira a la retaguardia, en la frontera con Rusia, vuelve a parecer este empresario de los mercenarios y oligarca ruso Yevgeny Prigozhin, esta vez para denunciar que su compamento ha sido bombardeado por misiles de la ejército ruso, que han muerto por lo menos cerca de 2000 de sus de efectivos. Desde entonces los acontecimientos se disparan, las declaraciones de Prigozhin se vuelven fogosas, incendiando la atmósfera mediática de las noticias sobre la guerra. Prigozhin llega declararle que Vladimir Putin ha sido engañado por su entorno y llevado a la guerra con mentiras, que ninguno de los argumentos que sea empleado para atacar Ucrania es válido. Denuncia con nombres y apellidos a los jerarcas del ejército ruso, los define como incompetentes, que están llevando a la muerte a muchos soldados. Concluye que no tienen derecho a llevar a la muerte a tantos jóvenes y descalifica la matanza de civiles. Extremando sus declaraciones anuncia que su ejército va a cruzar la frontera, va internarse en la geografía política rusa y va a ir hasta el fondo para detener a los jerarcas responsables del desastre.

Como se puede ver, los últimos eventos de la guerra muestran un desplazamiento del conflicto de Ucrania a la propia Rusia, adquieren, además,  una desmesura insólita. ¿Cómo reaccionan los medios de comunicación, los analistas geopolíticos y los propios políticos? Ante la sorpresa y el asombro los medios de comunicación, fuera de dar la noticia, solo transmiten su perplejidad, después intentan especular sobre lo ocurrido. Cuando aparecen los analistas geopolíticos, introducen sus comentarios como si fuera un juego de guerra, ponen en escena los dispositivos de la guerra, los desplazamientos del movimiento militar hacia Moscú del ejército mercenario. A continuación la perplejidad llega al paroxismo, los mercenarios toman dos ciudades al sur de Rusia, principalmente la ciudad de Rostov del Don. Al respecto, podemos decir que hay, por lo menos, como dos estilos de abordar la crisis bélica y política en relación a la “” del ejército de los mercenarios. Por una parte, hay quienes se inclinan a darle una continuidad a los análisis hechos sobre el estallido y el desenvolvimiento de la guerra en Ucrania. Todo lo que se ha dicho, quizás lo rescatable, es que se constata el juego geopolítico en el contexto del orden mundial, donde también entra la República Popular de China; se trata de una compulsa por las nuevas jerarquías del orden mundial. No vamos a tocar aquí todas las otras elucubraciones, por ejemplo, las que se mueven en la anacrónica disputa ideológica consabida y trillada entre oriente y occidente, entre democracia y totalitarismo, incluyendo a las desgastadas demarcaciones de izquierda y derecha; los gladiadores de la banalidad narrativa política se han encargado de señalar al otro como el mal. No vamos a perder el tiempo en esto. Nos quedamos con la aseveración de la crisis en el orden mundial, crisis por cierto interimperial.

Los Estados nación europeos y el Estado nación de Estados Unidos de norteamerica han actuado con cautela, no han hecho declaraciones referidas al insólito evento del desplazamiento de mercenarios hacía Moscú. En tanto que del otro lado de la pugna las declaraciones no se han hecho esperar, después de un breve silencio Vladímir Putin declara traidores a la patria y de haber dado una puñalada por la espalda, en plena guerra, al ejército mercenarios. Los otros líderes autoritarios de regímenes barrocos, que se proyectan al totalitarismo, han hecho conocer el apoyo a Vladimir Putin.

Cómo se puede ver, éstos son los escenarios del impacto de la “rebelión” de los mercenarios; en todos estos planos lo que destaca es la sorpresa y asombro ante lo ocurrido. Nadie pudo prever este desenlace en medio de la historia reciente del conflicto bélico. Lo más pobre de estos ámbitos de comportamientos de reacciones se encuentran en los partidarios de un lado y del otro, aquellos que se desgarran las vestiduras; lo más patético está en los que todavía no se han dado cuenta que hubo el derrumbe de los estados del socialismo real de la Europa oriental. Quizás por eso tienen una soterrada inclinación inconciente de confundir a Vladimir Lenin con Vladimir Putin. Están lejos de entender que lo que se ha dado después de la caída de la Unión Soviética es una regresión barroca al despotismo, en una composición abigarrada de perfiles carismáticos, desde Pedro el Grande hasta Iosif Stalin. Imaginariamente Vladímir Putin es este conglomerado de perfiles despóticos que intentan revivir.

¿Cómo explicar lo que sucede en la coyuntura mundial? Lo más conveniente es recurrir a la memoria y experiencia social, en otras palabras, al análisis del presente mediante una mirada retrospectiva del pasado. Desde esta perspectiva podemos ver que los problemas del presente tienen su genealogía en los problemas del pasado. Como sabemos se trata de resolver los problemas para seguir adelante, en esto radica la inteligencia biológica y social, en resolver los problemas. La teoría autopoietica de sistemas nos lo ha vuelto a recordar. Entonces, si no se resuelven los problemas los problemas permanecen, hasta se complican y tienen su propio decurso, se vuelven problemas de más difícil resolución y hasta pueden llegar a ser problemas irresolubles. Gran parte de la crisis múltiple del presente tiene que ver con que las sociedades no han sabido resolver los problemas del pasado y han dejado que estos problemas se hayan desenvuelto, transformándose en problemas mayores o más complicados para las sociedades.

La crisis de coyuntura de carácter regional y también mundial, que ha adquirido la singularidad que hemos descrito más arriba, tiene que ser comprendida y entendida partir de una mirada retrospectiva del pasado, sobre todo en lo que tiene que ver con haber dejado problemas pendientes sin resolver. ¿De qué problemas estamos hablando, que se han dejado pendientes? Hay que buscar en la historia de la formación social los momentos constitutivos, en los cuales se ha conformado su devenir histórico y social. Respecto a la Federación Rusa se tiene un momento constitutivo y otro momento desconstitutivo, encadan momento crucial, por una parte inaugural, por otra de clausura. En la historia contemporánea el momento constitutivo es la revolución social y política que se da en 1917. El momento desconstitutivo se da con el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1991). Para atrás, por así decirlo, de la revolución rusa, se encuentran otros momentos constitutivos, incluyendo los mitos de origen de la nación, la Rus de Kiev (857). ¿Podemos encontrar un momento constitutivo después de derrumbe de la Unión Soviética? Ésta es la pregunta. La hipótesis interpretativa que vamos usar en el análisis de la crisis coyuntural es la siguiente: Después de la caída de la Unión Soviética, en toda la geografía política de lo que fue el imperio zarista no hay otro momento constitutivo, mas bien aparece la diseminación como figura amenazante.

Para llenar este vacío, del momento constitutivo, se recurre al imaginario, se elabora otro mito, en plena crisis múltiple del Estado nación ruso. El mito postsoviético resulta ser un collage, se mezclan todos los momentos constitutivos anteriores, se pretende que todos estos momentos constitutivos convergen en el actual momento, como si fuese constitutivo del presente, cuando lo constitutivo solo se da imaginariamente, mediante una propaganda política abigarrada. Al contrario de lo que se pretende, resulta que este collage mítico es un síntoma barroco de un imaginario abigarrado, que está evidenciando toda ausencia constitutiva. Como hemos dicho, se ingresa, mas bien, a la posibilidad de la diseminación.

Esta decadencia singular comenzó antes, comenzó con todos los problemas histórico políticos culturales que no se han resuelto, quizás desde el primer momento constitutivo, pero para no ir tan lejos, para tener solo en cuenta la historia reciente, el momento constitutivo  irradiante nacional, regional y mundial de la revolución rusa que, a su vez, tiene su propia historia, en el substrato histórico-social del siglo XIX, con las resistencias del populismo ruso y, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con las acciones anarquista. 1905 es cuando se da la primera revolución rusa, cuando se conforman los primeros dispositivos de la autogestión y del autogobierno, que después se van a conocer, en su desarrollo, como soviets. La revolución de 1917 no se puede comprender sin este antecedente. Con la experiencia de la derrota de 1905, cuando se lanza la convocatoria a la Asamblea Constituyente con el objetivo de construir una democracia radical, se ingresa a una evaluación de lo acontecido. Parte del debate entre populistas, anarquistas, sociales revolucionarios y marxistas va a tener que ver con la evaluación de la revolución de 1905. Las enseñanzas aprendidas se plasman en la revolución de 1917; esta revolución triunfante arranca de la crisis social económica y política que desencadena la Primera Guerra Mundial. En febrero de 1917 soldados, obreros y campesinos armados, toman las instituciones, los ferrocarriles, las comunicaciones y conforman consejos, es decir soviets, ejerciendo la democracia directa. De febrero a octubre se da la disputa ideológica y política entre sociales revolucionarios, anarquistas y bolcheviques. Los bolcheviques toman la iniciativa y efectúan un golpe de Estado a la Asamblea Constituyente, toman el palacio de invierno. En la narrativa bolchevique éste es el hito del comienzo de la revolución, la tomo del poder; sin embargo, no se cumple lo que el mismo Vladimir Lenin planteó como consigna: ¡Todo el poder a los soviets! Lo que va ocurrir después, sobretodo durante y al finalización de la guerra civil, con sus posteriores consecuencias usurpadoras, es conocido. Se transfiere el poder, en una situación de emergencia, la de la guerra civil, al Comité Central del Partido Comunista, para centralizar el mando de la guerra, vencer al ejército blanco y a los ejércitos de las incursiones imperialistas. La guerra civil termina con la victoria del ejército rojo, sin embargo, el poder no se devuelve a los soviets, se queda en el partido gobernante. La dictadura del proletariado, que debería ser ejercida por los soviets, deriva en la dictadura del partido, en la dictadura del Comité Central y, por último, en la dictadura de un hombre, el gran timonel.

La historia del Unión Soviética, por más paradójica que parezca, no es la historia soviética, porque han desaparecido los soviets, salvo de nombre y en forma de hipostasis, es la historia de la dictadura del Partido Comunista, que no se inmuta ante semejante contradicción. Es la historia de lo que se ha venido en conocer como el “socialismo real”, es decir, un socialismo construido desde el Estado, un capitalismo de Estado, por decretos y leyes, al mando de una poderosa burocracia. Los primeros mártires de esta construcción hipotética del socialismo van a ser las vanguardias de la revolución, particularmente los marineros de Kronstandt, quienes pedían el retorno del poder a los soviets y al ejercicio de la democracia directa. Podemos decir que con la masacre Kronstandt, que efectuó el ejército rojo, acaba la revolución y comienza la impostura, la historia de un impostura, la impostura de un socialismo burocrático, que no deriva, por cierto, efectivamente en el socialismo, en una sociedad sin clases, sino que reproduce otra sociedad de clases, donde la burocracia es la clase dominante y privilegiada, sobre el resto de las clases, incluyendo al proletariado. La impostura dura 70 años, durante los cuales se va a construir, efectivamente, la otra versión del capitalismo, qué es el capitalismo de la escasez, una de las figuras del capitalismo de Estado. Una fortaleza militarizada y con dientes nucleares. Los objetivos del socialismo han quedado en el discurso. Durante las siete décadas se va a generar, poco a poco, la decadencia del imperio burocrático, de lo que Mao Zedong llamó “social imperialismo”. Esta decadencia aparece primero de manera imperceptible, después de una manera perceptible, con síntomas ineludibles, derivando en el derrumbe catastrófico de la Unión Soviética.

La llamada transición a la sociedad de mercado, es decir, al capitalismo de la supuesta abundancia, saliendo de la sociedad supuestamente socialista, que no era otra cosa que la misma sociedad capitalista, solo de la escasez, dominada por la clase dominante, la burocracia del partido, fue calamitosa. Se dispararon las desigualdades, se empobrecieron las clases sociales de base, que escondían su pobreza con las subenciones y protecciones del Estado en la salud y en la educación. Los jerarcas del partido, ya corrompidos con antelación en el ejercicio del poder, se convirtieron en los “oligarcas” al compran acciones de empresas estatales al precio de gallina muerta. En una sociedad donde el mercado no fue hegemónico, la intermediación fue sustituida por conglomerados de mafias. En una sociedad del partido único o del partido-Estado el ingreso a un liberalismo forzado llevó a la grotesca comedia electoral, donde se impusieron los candidatos de los “oligarcas”. El antes glorioso ejercito rojo se fue convirtiendo en una chatarra, de las cenizas emergió otro ejército con más cercanías, proximidades y analogías a los ejércitos de los paises de “Estados canallas”, al servicio de la represión contra la demanda social y contra el pueblo demandante y los  líderes visibles, por parte del Estado, ejerciendo el terrorismo de Estado, cuyos jerarcas, funcionarios y  oficiales se corrompieron. La diferencia es notoria, en cambio la perversa analogía estriba en que este nuevo ejército chatarra heredó las armas nuclear de destrucción masiva de la era soviética.

Las dos guerras de Chechenia, 1994-1996, la primera, 1999-2009, la segunda, ya anunciaron lo que se venía, el intento deseperado por recuperar el dominio geopolítico perdido de la era soviética. Pero, como se sabe, la historia no se repite dos veces, salvo una como tragedia y otra como farsa. La primera guerra de Chechenia casí la pierde el ejército ruso, toma la capital Grozni a un costo muy alto; la segunda guerra de Chechenia la gana arrasando ciudades sin clemencia mediante bombardeos aéreos y por tierra. La puesta en escena militar la hacen las gestiones de gobieno de Vladimir Putin, que busca estar en los escenarios del medio oriente, ocupado por las fuerzas interventoras del ejército estadounidense de norteamerica y otras fuerzas de la OTAN. El apoyo al presidente de Siria, Bashar al-Ásad, en plena guerra civil, promovida por servicios secretos de Europa y Estados Unidos de Norteamérica, financiando a mercenarios, entre ellos al famoso y cruento ejército del Estado Islámico, va a posesionar a la Federación Rusa en el juego geopolitico en medio oriente. La ocupación de Crimea y la soma de Sebastopol por la fuerza naval y el ejército ruso ya es una continuidad de la expasión geopolítica de la Federación Rusa, en plenos juegos de guerra entre el mal llamado occidente y el mal llamdo oriente, que son más metáforas referenciales, que denominaciones propiamente geográficas. La guerra del Dombás, dede el 2014, entre el ejército de Ucrania y las fuerzas separatistas prorrusas es una consecuencia de la ocupación de Crimea, además dado en el contexto de la compulsa entre los juegos geopoliticos de la OTAN y la Federeación Rusa.

Hasta aquí todo parecia bajo el control del gobierno de Vladimir Putin, sin embargo, el siguiente paso que dio parece haberlo dado en falso, la invasión a Ucrania con argumentos estramboticos que nadie se la cree, salvo los más afiebrados nacionalistas rusos. La invasión a Ucrania, 24 de febrero de 2022, que se deplegó desde el norte, por Bielorusia y desde la frontera rusa, al noreste, además del ingreso desde el sur por Crimea ocupada. Las tropas rusas ingresaron a Ucrania desde cuatro direcciones principales: Al norte por la frontera bielorusa, en dirección a Kiev; al noreste desde la frontera rusa, en dirección a Járkov; al este por la antigua línea de frente de la República Popular del Dombás y la República Popular de Lugansk; y al sur por la región de Crimea. Una vez que se concentraron las tropas y el arcenal militar durante fines de 2021, contando con el reconocimiento del 21 de frebrero de 2022, por parte de de Federación Rusa, de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk. La invasion al centro de Ucrancia y al entorno de Kiev derivó en un reotundo fracaso, el ejército ruso no solo fue detenido sino expulsado, abligado a concentrarse en los entornos del Dombás y de Lugansk.

En todo este contexto del desenvolvimiento bélico reaparece la empresa privada de la guerra denominada Wagner. El llamado Grupo Wagner es un ejército privado de mercenarios, una especie de ejército paralelo que combate junto al ejército regular ruso en Ucrania. Se estima que el Grupo Wagner cuenta entre 25 a 50 mil efectivos;  estos mercenarios desempeñaron un papel importante en la larga y costosa lucha por la ciudad de Bajmut, que se encontraba bajo control del ejército ucraniano. Una vez ocurrido esto, la toma de Bajmut, los mercenarios de la empresa Wagner entrega la ciudad al ejército regular ruso y se retiran a la retaguardia. Después de este asentamiento en los campamentos militares se desatan los eventos insólitos que van asombrar a propios y extraños, a estados, gobiernos y medios de comunicación. Comienza con la denuncia del líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, de que el campamento del Grupo Wagner fue bombardeado por el ejército ruso. Inmediatamente después se suceden las otras declaraciones: El 23 de junio, Prigozhin afirmó que la justificación de Rusia para su guerra en Ucrania era una mentira y solamente una excusa para que el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, se promocionara a sí mismo. El ejército de mercenarios se internó en la geografía rusa, desde su campamento base en Ucrania, inmediatamente después se apoderó de las instalaciones militares de la ciudad de Rostov del Don, que se encuentra en el suroeste de la geografía de la federación Rusa. Desde aquí avanzó hacia Moscú, llegando a 200 km de la capital. Prigozhin dijo que la columna militar no iba a parar hasta detener a los responsables del desastre de la guerra, vale decir, a la jerarquía militar del ejército, principalmente al Ministro de Defensa. Las acciones de Prigozhin desataron el furor del presidente Putin, acusó a la empresa militar Wagner de dar «una puñalada por la espalda» y se comprometió a castigar a quienes habían «traicionado» a Rusia. En respuesta Prigozhin declaró que su objetivo no era «un golpe militar sino una marcha de la justicia».

Por su parte, antes de los sucesos insólitos de la toma de Rostov del Don y la marcha hacia Moscú, Prigozhin acusó al ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, así como al jefe del ejército en Ucrania, Valery Gerasimov, de incompetencia y de desabastecer deliberadamente a las unidades Wagner que luchan en Ucrania. El Ministerio de Defensa ruso exigió que las «formaciones de voluntarios» en Ucrania deben firmar contratos directos con el ministerio. Una medida que se considera como una medida del gobierno para obtener el control sobre el Grupo Wagner. En respuesta Prigozhin emitió un furioso comunicado declarando que sus fuerzas boicotearían los contratos. Como se podrá ver, como se dice comúnmente, los ánimos se fueron caldeando, hasta que estallaron[1].

Las fuerzas de Wagner cruzaron desde el territorio ocupado en el este de Ucrania hacia la ciudad rusa de Rostov del Don,  tomado allí el control de sus instalaciones militares. Después una columna militar de mercenarios se dirigió a Moscú, empero, a 200 kilómetros de distancia de la capital, la columna dio vuelta atrás, después de hablar Prigozhin con Aleksandr Lukashenko, quien medió en el conflicto entre Putin y el líder del Grupo Wagner. Se llegó a un acuerdo para evitar el derramamiento de sangre rusa.

Se puede decir que el desenlace  no derivó ni en rebelión, ni mucho menos en golpe de Estado, desde luego muchísimo menos en  una guerra civil. La sublevación encabezada por Yevgeni Prigozhin, que avanzó con su ejército de mercenarios por territorio ruso, rumbo Moscú, se ha quedado  configurada como una asonada. En el transcurso Prigozhin declaró: «Avanzamos hasta estar a casi 200 kilómetros de Moscú. En ese tiempo no hemos derramado ni una sola gota de sangre de nuestros combatientes»[2].

Hasta ahora no se sabe el paradero de Prigozhin, a pesar de que Lukaschenko afirmó de que ya se encontraba en suelo de Bielorusia. El presidente de Bielorusia ofreció una base militar para que los mercenarios de Wagner se instalaran allí con el propósito de que transmita su experiencia militar y se preparen a las tropas del ejército de Bielorusia.

Esos son los eventos insólitos que parecen no concluir, dibujándonos un panorama incierto y definiendo un cuadro algo surrealista en el contexto de la guerra de Ucrania. ¿Cómo interpretar lo acaecido? Por cierto, los hechos insólitos forman parte de la crisis múltiple del Estado nación de la Federación Rusa, así como de la crisis del orden mundial de las dominaciones, en el contexto de una guerra inter-imperial entre la OTAN y las otras potencias en emergencia, entre ellas, principalmente, la Federación Rusa y la República Popular de China.

La guerra se ha estancado en el frente de Dombás y de Lungask, la contraofensiva ucraniana avanza lentamente, palmo a palmo. No se puede decir que de la guerra de posiciones, en ese lugar, se ha pasado a una guerra de maniobras en ese escenario geográfico. La Federación Rusa no está en condiciones de iniciar una nueva ofensiva de ocupación a gran escala. ¿Hay planes de iniciar otra ofensiva desde Bielorrusia? Tal parece que no, esta opción parece arriesgada, además de no contar con la concentración adecuada de tropas, arsenal y logística. ¿Se apunta a un desenlace de negociaciones? Ambas partes han pedido que se dé la apertura hacia el camino de las negociaciones, empero se tienen demandas diferentes como  base de las mismas. En el caso de la Federación Rusa se pide que se reconozca la anexión de Crimea y a las repúblicas del Dombás y de Lungask, lo que es inaceptable para Ucrania. En el caso de Ucrania se pide que la base de las negociaciones de paz sea la devolución de todos los territorios ocupados, lo que dice que es innegociable la federación Rusa.

Banalidad del análisis geopolítico

Hace un tiempo escribimos un texto intitulado Miseria de la geopolítica, respondiendo a un libro cuyo título sugestivo es Geopolítica de la Amazonia[3], donde pusimos en claro el anacronismo de esta pretendida disciplina geopolítica, que no es otra cosa que una ideología trasnochada, que corresponde a los juegos de guerra de la época de los imperialismos del siglo XIX y principios del siglo XX, que derivaron en la primera y segunda guerra mundial. No se trataba de otra cosa, de ideología, de manejar las consecuencias discursivas de la hipótesis belicista, que se basa en el supuesto de la dominación del espacio. Por otra parte, diferenciamos la geopolítica, como ideología imperialista, de la geografía, como ciencia descriptiva del espacio, además de hacer hincapié en el hecho de que la geografía nace como contra-ideología y contra-poder, basada en el conocimiento del espacio geográfico como espesor de resistencias sociales[4]. De esta manera recorrimos el desenvolvimiento de la geografía, de sus corrientes, sus distintas modalidades descriptivas y analíticas, llegando a la geografía de la liberación de Miltón Santos, quien retoma el propósito inicial de la geografía, como contrapoder y conocimiento del espacio, en tanto resistencias y prácticas de liberación, basándose en lo que podemos llamar la fenomenología de la percepción del espacio. Para la arqueología del saber de la geografía es indispensable considerar los despliegues, desenvolvimientos y rupturas epistemológicas de la geografía cuantitativa. El cambio de perspectiva tiene que ver con el espacio, que ya no es considerado como algo dado, sino como producto de los campos de fuerza intervinientes en la geografía. Lo mismo pasa con Miltón Santos, donde se contruye una geografía de los espesores, de la conformación de la rugosidades sociales y poblacionales, plasmadas en el espacio; se trata de una geografía de vida, sentida a partir de la experiencia de los cuerpos.

El escrito Miseria de la geopolítica tenía como objeto la crítica de una pretendida “geopolítica de la Amazonia”, que, obviamente tenía que ver muy poco con la ciencia geográfica, también manifestaba un patente desconocimiento de la geopolítica, incluso siendo esta última ideología imperialista. La supuesta geopolítica de la Amazonia buscaba legitimar la construcción de la carretera interdepartamental, que cruza el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), atravesando la selva y el bosque, prácticamente virgen, es decir, primario, que corresponden a un ecosistema húmedo, lluvioso, además de copioso, de bucles de vientos que vienen de la Atlántico y chocan con la cordillera de los Andes, generando un ámbito atmosférico y territorial que podemos denominar correspondiente a la producción del agua de la región y de bofedales. Esta carretera extractivista atenta contra la Constitución Política del Estado plurinacional de Bolivia, que reconoce la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígenas. En este sentido, establece el autogobierno y en consecuencia la autogestión de las naciones y pueblos indígenas, además de la institucionalización de sus propias formas de organización, de gestión territorial y cultural, fuera de las administrativas y de representación, dentro del contexto de la transición que se denomina Estado Plurinacional y es, a la vez, como establece la Constitución, Comunitario y Autonómico. El texto de propaganda y publicidad, además de legitimación de las prácticas extractivistas, de de la pretendida “geopolítica de la Amazonia”, se difundió como un dispositivo represivo contra la resistencias de las naciones y pueblos indígenas de la Amazonia. El objetivo principal de Miseria de la geopolítica era deconstruir la argumentación ideológica extractivista del gobierno neopopulista de entonces, embarcado en entregar concesiones territoriales a empresas trasnacionales de explotación del petróleo y del gas, con los objetivos de exploración, exploración y extraterritorialización trasnacional, además de entregar el otro lado de la geografía del TIPNIS, el lado correspondiente a la configuración ecológica habitada por comunidades, que conforman los ríos Isiboro Sécure e Ichoa, a la vorágine de la ampliación de la frontera agrícola y de la frontera de la coca excedentaria, cuyo destino es la industrialización de la cocaína.

Ahora nos ocupa hablar del anacronismo y de la banalidad de la geopolítica en la actualidad, difundida por los medios de comunicación televisivos, en programas “especializados” sobre temas y problemáticas contemporáneas, sobre todo relativas a las guerras que se experimentan hoy. Cuando hablamos de la banalidad del análisis geopolítico nos referimos no solamente al ideología geopolítica imperialista persistente en la academia, además de los analisis geopolíticos a los que hemos hecho referencia, aunque pretendan ser serios, sino también a la restricción misma de los alcances de lo que fue la geopolítica alemana, el geógrafo Friedrich Ratzel, además de las incursiones del politólogo sueco Rudolf Kjellen, del contralmirante estadounidense Alfred Thayer Mahan y el geógrafo británico Halford Mackinder, que es la matriz de las geopolíticas en curso.

Una buena parte de los analistas se dedican a especular y a tejer hipótesis de escenarios, que se resumen a perfiles individuales de personajes carismáticos, en el mejor de los casos de perfiles geopolíticos de conglomerados de potencias, que se encuentran en concurrencia por las jerarquías o las reformas en la estructura del orden mundial. Se ha dejado atrás las pretensiones científicas del manejo del espacio, es decir la geopolítica tradicional, optando por la banalización geopolitica, por parte de los usuarios de las potencias en concurrencia; aunque  hay que tener en cuenta que estas pretensiones eran usos descontextualizados de lo que había alcanzado a ser la ciencia geográfica como tal. Como lo dijimos antes, esto no resulta otra cosa que en un uso ideológico para los juegos de guerra imperialistas.

La guerra de Ucrania ha dado lugar a una proliferación de estos análisis geopoliticos, acompañados de las especulaciones correspondientes, fuera de sus hipótesis improvisadas sobre lo que ocurre y sobre lo que puede ocurrir, acotando sobre los desenlaces posibles.

Esto por una parte, evidenciar la puesta en escena de la banalidad de los análisis geopolíticos. Por otra parte, se trata no solamente de la crítica deconstructiva de la geopolítica, de sus pretensiones de ciencia, cuando no es otra cosa que ideología, sino de ir más allá.  También, por así decirlo, de ir más allá de la ideología geopolítica, retomar los aportes, los despliegues, los desenvolvimiento y las rupturas epistemológica de la geografía. Poniendo en acción su caja de herramientas, sus aportes, actualizaciones y teorías, retomando los mismos objetivos que se planteó la geografía desde un inicio, pensar y usar el espacio como espesor de resistencias. En consecuencia se trata de desmantelar la formación discursiva de la pretendida geopolítica contemporánea, que busca legitimar la guerra interimperial que se desata en distintas regiones del mundo, particularmente en la geografía política de Ucrania.

Sin embargo, este segundo objetivo del presente texto no va a ser desarrollado aquí, puesto que se trata, por el momento, de un ensayo crítico sobre las circunstancias, las condiciones y el despliegue del pretendido análisis geopolítico. El segundo objetivo mencionado lo dejaremos para después, para una investigación y un análisis más detenido de la formación discursiva y la formación enunciativa en cuestión, la geopolítica y sus efluvios, criticada desde la perspectiva de la complejidad. Sobretodo para desmantelar y poner en evidencia la actualización de las genealogías del poder, la puesta en juego de las máquinas bélicas y de dominación, en las actuales condiciones de la guerra interimperial.

Por el momento sólo haremos algunas preguntas pertinentes y, si es posible, haremos conocer algunas hipótesis interpretativas sobre lo que ocurre, tanto desde la perspectiva genealógica de los juegos de poder, así como de las elaboraciones discursivas, básicamente mediáticas.

Preguntas

Acudiendo a la sintomatología, vamos a preguntarnos sobre el significado de los síntomas que se han presentado en el entorno y en los decursos de la guerra. ¿Qué implica el desmoronamiento de un imaginario imperial, que se presenta desde la perspectiva de un discurso geopolítico anacrónico? Esto tanto de un lado como del otro, de los bloques enfrentados, por una parte del bloque de la OTAN y, por otra parte, del bloque Oriental, por así decirlo, metafóricamente, usando los mismos términos acostumbrados.

Por otra parte, preguntarnos sobre el significado histórico-político y geográfico de la llamada, mediaticamente, “rebelión” de la empresa de mercenarios Wagner. Teniendo en cuenta lo insólito de esta “rebelión”, de su insólita incursión en la geografía política rusa, la toma de dos ciudades, principalmente Rostov del Don, además de su insólita marcha hacia Moscú. Por último, considerando el estrambótico acuerdo entre Vladímir Putin, Alexander Lukashenko y Yevgeni Prigozhin, que consiste en archivar su caso, después de haberlo declarado “traidor” y de dar una “puñalada por la espalda” a Rusia, dejarlo libre y con la alternativa de irse a Belorrusia, además de llevarse consigo a sus mercenarios.

Hipótesis

1.- La crisis del sistema mundo moderno ha llegado a trastrocar sus mapas institucionales, sus máquinas de poder, de dominación y de guerra, descolocando y desajustando su referencia, función y utilidad respecto a sus formaciones discursivas, a tal punto que los imaginarios, los espectáculos, los montajes y discursos van por un lado, mas bien delirante, y por otro lado va el funcionamiento práctico de las instituciones, sus máquinas y dispositivos de poder, de dominación y de guerra.

2.- La decadencia, es decir, el deterioro mayúsculo de las prácticas sociales, políticas y culturales, ha llegado al extremo de la banalización generalizada, que los motivos de las prácticas se han trivializado y solo expresan objetivos de corto alcance, que solo expresan premuras por goces inmediatos, prestigios de ferias, demostraciones altisonantes, de dominaciones masculinas desgarbadas.

3.- El lado oscuro del poder, las formas paralelas de dominación, opacas y ocultas, además de atravesar el mapa institucional, ya dominan a las instituciones, usándolas de máscara, para hacerlas funcionar de acuerdo a los objetivos de las estructuras de dominación del lado oculto del poder.

4.- La guerra ha dejado de formar parte de estrategias geopolíticas imperialistas, con pretensiones de dominación mundial y regional, para convertirse no solamente en guerras inventadas por servicios secretos y entidades privadas, sino como medios de la economía política del chantaje de estructuras mafiosas del poder. Podemos hablar de guerras de intensidad variable, focalizadas, que persiguen la destrucción y el control territorial.

5.- Los hechos y actividades, así como los eventos y acciones, además de discursos, que aparecen estrambóticos y sin sentido, adquieren significación a la luz de la crisis generalizada, de la decadencia desbordada y de un mundo bizarro que hegemoniza las prácticas, los usos y costumbres barrocas, correspondientes a la proliferación de la degradación humana o in-humanización, exaltando y romantizando el derrumbe ético y moral, haciendo apología del crimen y del delito.

6.- La guerra de Ucrania es la manifestación convergente de la crisis múltiple del sistema mundo capitalista, de la decadencia generalizada, de la dominación proliferante de las estructuras del lado oscuro del poder, de la perdida de horizontes, de perspectivas de porvenir, de la in-humanización y la degradación proliferante de los comportamientos y conductas sociales.

7.- No se ven salidas en el inmediato futuro, salvo el cuadro final del apocalipsis, metáfora geológica que significa el hundimiento de las sociedades humanas, salvo si se da lugar un punto de inflexión, una bifurcación, una ruptura radical con las genealogías de poder y dominación, saliendo del círculo vicioso del poder y ocasionando una reinserción a los ciclos vitales planetarios, vale decir, construyendo ciudades ecológicas en un mundo armonizado por transiciones consensuadas por los pueblos.

Notas

[1] BBC News Mundo: Qué es el Grupo Wagner, el cuerpo de mercenarios de Rusia en Ucrania (y cómo opera):https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-66007189.

[2] Magnet: La rebelión de Wagner se ha quedado en asonada. La gran pregunta ahora es cuánto ha dañado el liderazgo de Putin.

[3] Álvaro García Linera: Geopolítica de la Amazonia. Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.

[4] Revisar de Raúl Prada Alcoreza Hacia una ciencia compleja del espacio-tiempo. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/hacia_una_ciencia_compleja_del_espa.