La esperanza kurda o el cómo cambiarlo todo
Erol Polat es miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK). Este cargo le convierte, por así decirlo, en un portavoz privilegiado del movimiento kurdo en nuestro continente. No es poca cosa, la rebelión kurda se ha convertido en una rica experiencia política que se ha esforzado por romper ciertos esquematismos de la tradición de izquierdas. A continuación un breve esbozo sobre el mundo y las luchas kurdas.
-El caso de Kurdistán es ampliamente conocido alrededor del mundo. Quizá aquello de ser un “pueblo sin Estado” le sume a la fama que han ganado al interior de ciertas izquierdas en un continente como este. Sin embargo, el detalle de la causa kurda quizá no ha sido tan finamente comprendido. ¿Cuáles son algunos de los debates más importantes al interior del movimiento kurdo?
-Hay todo tipo de debates, como en cualquier lugar del mundo. Y, claro, también los hay en Kurdistán. Existen partidos de izquierda, así como los hay religiosos. Algunos quieren un Estado nación, otros quieren un Estado religioso. Hay quienes luchan por un Estado comunista o socialista, hay otros que quieren un Estado que se nombre a partir de todos los sectores de la sociedad: democrático, feminista, ecológico, etcétera.
Lo que resulta interesante son los tipos de sistemas que construyen los Estados a nivel global, y que tienen sus propios problemas dentro de estas estructuras estatales. Por eso, a nosotros nos importa compartir acerca del confederalismo democrático. El confederalismo democrático consiste en una estructura más allá de la estructura de un Estado. Puede incluir todos los sistemas de sociedad y grupos que están luchando para resolver los grandes problemas sociales. Todos aquellos sectores de la sociedad que consideran que el sistema existente no puede resolver nuestros problemas, todas aquellas personas que están luchando podemos juntarlas en una confederación. En dicha confederación todos y todas tienen sus derechos y pueden trabajar juntos.
Nuestra idea es unir a todos los grupos que están luchando. Es el caso del Movimiento de Mujeres Kurdas, que no solamente lucha en el Medio Oriente, sino en todo el mundo y por todas las mujeres. De igual forma, queremos unir a los estudiantes, académicos y religiosos que están luchando a nivel global. Si el sistema es global, si los problemas son globales, entonces se tiene que luchar globalmente. En el año 2019 yo estaba en Bucaramanga, y aquí en Colombia los estudiantes estaban luchando contra la privatización de las universidades. Paralelamente, en Alemania y en Turquía los estudiantes se levantaban por los mismos problemas. Repito, el sistema es global, y cuando un Estado cambia, otro Estado quiere cambiar también.
Solo nosotros, los kurdos, o solo un partido, somos incapaces de resolver estos problemas. No se puede luchar así, hay que juntar todas las perspectivas. Y esa es actualmente la discusión dentro del movimiento kurdo. Las protagonistas de estas discusiones son, de hecho, esas mujeres que quieren cambiar la sociedad.
-Ligado a esto, una parte del movimiento kurdo ha desarrollado la propuesta del confederalismo democrático a través de la práctica de un sistema asambleario que sirve de pivote a una civilización anticapitalista, feminista y ecologista. El confederalismo democrático bebe claramente de una visión de autonomía. ¿Podrías profundizar en la postura crítica frente al Estado que sostiene este confederalismo?
Empecemos por decir que todo Estado nación tiene una determinada jerarquía. Desde nuestra perspectiva, en todos los Estados se mantiene una burocracia, una policía-militar y un mercado central. Estos tres componentes organizan el sistema del Estado nación. Digamos que el Estado nación se organiza alrededor de un mercado. Para organizar o controlar esta economía, se necesita de una burocracia, y para proteger todo este sistema se necesitan policías y soldados. En este panorama queda por fuera la sociedad y todo gira alrededor de la economía y de las empresas, no de los trabajadores. La policía no protege al trabajador. Las sociedades, que son las mayorías, no tienen necesidad de ser protegidas. Los ladrones suelen robar a los que tienen algo, pero la mayoría de la sociedad no tiene nada. Y no me refiero al robo de un celular o de un libro, estoy hablando de robos realmente grandes.
Esa es la primera crítica, queremos que en esta asamblea o en el congreso, todos y todas participen conjuntamente. Queremos que la policía, la justicia, la economía, las clases trabajadoras, los grupos religiosos, puedan hablar. Pero la burocracia no tiene intención de tocar nada, las burocracias no permiten cambiar nada, el mercado prohíbe las aspiraciones de cambio. Y con el apoyo de soldados, militares y policías se impide cualquier cambio.
Ante este panorama nos preguntamos, y bueno, ¿cómo podemos mejorar el sistema? ¿Con el Parlamento? ¡Olvidalo! Cuando lo intentemos, va a venir alguien que va a sobreponerse al Parlamento como un dictador. Por otro lado, la burocracia deja que tú elijas a alguien por cuatro o cinco años, y cada tanto tiempo viene alguien queriendo cambiar las cosas. Pero el sistema estatal no funciona así, no es posible cambiar toda la estructura por esta vía. La burocracia te dice que viene Petro y que en cuatro años va a cambiar todo, luego llega Duque y te dice lo mismo, pero el sistema no es así de moldeable.
Nosotros queremos que participen todos los sectores de la sociedad y que haya de verdad menos burocracia. No queremos estos tipos de burocracia, ni estos tipos de mercancías, ni estos policías y soldados. Los soldados son para las fronteras, no para las ciudades. Los policías no deben enfrentar a las personas, sino proteger los barrios, que no haya daños, que no se robe.
Cuando todos los sectores de una sociedad participan en un congreso pueden hacer cualquier cosa allá adentro, pueden decidir hipotéticamente que van a vender el país, porque son problemas de sociedad, no son cosas de un solo partido. Todas estas son cuestiones de la sociedad, y la mitad de la sociedad son mujeres. Un partido no puede cuestionar las decisiones de la sociedad. En últimas, una sociedad no va a vender su país, por el contrario va a buscar soluciones para sus problemas participando. Entonces, la idea que tenemos del Estado es que solo tiene como objetivo coordinar, mas no dominar. Los Estados contemporáneos dominan, deciden que van a destruir una universidad y lo hacen porque dominan. Esta política consiste en destruir, y la labor de los estudiantes aquí es resistir. Toda vez que varios grupos de la sociedad confluyan para construir algo, la labor del Estado será la de organizar y nada más. La dominación del Estado es peligrosa y no pretende resolver los grandes problemas a los que asistimos a nivel global.
-Ahora bien, quizá menos conocido que todo lo anterior en nuestro contexto es el Congreso Nacional de Kurdistán o KNK. ¿En qué consiste este Congreso y qué fuerzas lo componen?
-El KNK significa Congreso Nacional de Kurdistán, en castellano. Es una organización civil con sede en Bruselas y compuesta por 32 partidos políticos, 50 movimientos sociales y 150 intelectuales y académicos kurdos. En total, son alrededor de 360 representantes de diferentes sectores de la sociedad, tendencias partidistas, organizaciones, religiones, etcétera. La principal idea de este Congreso es reunir a los kurdos para que no peleen los unos contra los otros. Eso es lo primero, no queremos división entre los partidos. Lo segundo es que los representantes tienen la tarea de hacer conocer la causa kurda en el mundo. Desde el Congreso se produce información a nivel global y se da informe de lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, en Colombia ofrecemos informes alrededor de la Paz Total, hacemos análisis.
Ese es fundamentalmente el trabajo de esta organización. La verdad es que, teóricamente, cuando lo pones así, el KNK es similar a la estructura de un Estado. Todos los sectores de la sociedad al interior suyo. Un Estado, que es en este caso una organización civil, no puede exigir a un partido o a otro partido cambiar las ideologías. En este Congreso pueden confluir comunistas y religiosos. La idea del Congreso es precisamente juntarse, analizar y discutir mientras nos organizamos entre distintas perspectivas. Este método hasta ahora nos funciona, podemos vivir y trabajar juntos. Con la excepción de un partido de Irak, que domina gran parte del territorio iraquí, y es además la tribu más rica del Kurdistán. Ellos no hacen parte del KNK, ahora trabajan con los Estados nación y son realmente el enemigo.
El resto de expresiones estamos de acuerdo con el KNK y concordamos en que los kurdos podemos vivir y discutir juntos sin importar el sector, la ideología o la religión. Por ejemplo, dentro del Congreso hay armenios, árabes y otros pueblos que viven en Kurdistán. Queremos relacionarnos y trabajar con ellos. Las sociedades poco a poco van reaccionando incluso en los casos de las monarquías árabes. En Irán la policía recientemente asesinó a una mujer y se provocaron numerosos levantamientos de mujeres bajo el eslogan: “¡mujer, vida y libertad!”. La sociedad iraní se pregunta quiénes son aquellas mujeres que llevan ese eslogan, y ahora hay más discusión sobre el confederalismo en Irán que en cualquier otra parte.
Esa es la idea de este Congreso. Todos los partidos, organizaciones, movimientos podemos vivir juntos. No tenemos que matarnos entre nosotros.
-Hace unos años publicamos un texto acerca de las luchas por el autogobierno en las montañas kurdas. Algo que nos llamaba la atención es una cierta afinidad entre Kurdistán y América Latina. El Che Guevara y los caracoles zapatistas no son elementos extraños en los cantones de la revolución kurda. ¿Qué visión tiene el movimiento kurdo sobre América Latina?
-Creemos que en este continente hay muchos pueblos que viven sin sistema estatal. Pueblos indígenas que viven ahora en sus territorios sin el apoyo del Estado, sin la estructura estatal. Son pueblos que tienen sistemas de justicia, de salud, de economía y de protección. Los kurdos queremos aprender de estos pueblos. Además, en nuestro idioma no existe mucha información sobre este mundo, hay mucho que todavía desconocemos. Tenemos que transmitir a Kurdistán lo que sucede en Colombia, nos interesa desde el gobierno de Gustavo Petro hasta la comida que consumen, si son más de mangos o de caña de azúcar.
Esa es nuestra idea, conversar con grupos que también quieran resolver los problemas que vivimos globalmente. Los estudiantes kurdos, por ejemplo, quieren relacionarse con estudiantes de este continente. Igual lo desean las mujeres y los académicos.
-Finalmente, mencionaste en cierta ocasión el desarrollo de los debates ecologistas en América Latina… ¿Existe algún intercambio concreto entre Kurdistán y este continente en lo que al ecologismo se refiere?
-Por supuesto, hay un grupo de ecologistas kurdos que han venido muchas veces a América Latina. Han aprendido mucho de ustedes. Es por eso que también invitamos a ecologistas de países como Chile y México a Kurdistán, para que puedan analizar nuestra situación. Los ecologistas en América Latina tienen conexión con ecologistas en India y en África. Ellos organizan sus propias estructuras y asambleas.
En este continente hay mucha riqueza de perspectivas alrededor de la naturaleza, pues también hay muchas mineras, centrales hidroeléctricas y multinacionales. Sucede en Chile, Perú, Venezuela, México y también acá en Colombia. En este momento hay muchas luchas ambientales en Bolivia. Desde Kurdistán creemos que no podemos dejar que destruyan nuestro mundo.
FUENTE: Lanzas y Letras