Kurdistán: la identidad como factor determinante de la acción política
En el último número de la Revista Disputas, editada por estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), la Licenciada en Ciencia Política Lucía Ailín Páez Valdés, publicó la monografía “Kurdistán: la identidad como factor determinante de la acción política”.
A continuación publicamos el trabajo completo:
69Paez Valdes, Lucia AilinRevista Disputas | Vol. 3 Num. 1 Marzo-Junio 2023
Conflictividades históricas y nuevas formas de acción política
Introducción
Durante la última década, la cuestión kurda3 reapareció con
fuerza en los medios masivos de comunicación y las producciones
académicas a nivel global. Esto podría explicarse por varias
cuestiones, a saber: producto de la organización y participación
en la Guerra Civil Siria (GCS) de partidos y grupos armados pro-
kurdos; por otro lado, una fuerte cobertura mediática en Occidente
respecto a las sucesivas batallas ganadas por estos grupos (contra
Daesh en el territorio sirio); y en un tercer lugar, podríamos nombrar
a las guerrillas de mujeres (YPJ) participantes en la GCS, que brindan
una imagen rupturista y novedosa que contrarresta las visiones
generalizadas y orientalistas (provenientes de Occidente) respecto a
la vida de las mujeres en la región.
La cuestión kurda tiene consecuencias actuales, al tiempo que
arrastra consigo una historia milenaria de ocupación, opresión, guerra
y paz; es por ello que es necesario detectar ciertas consecuencias
de actualidad con origen en ese pasado. Tomaremos como punto
de partida de este trabajo sucesos de importancia mundial de los
primeros años del siglo XX, momento en el que se delinearán las
fronteras de los países que actualmente albergan a la minoría étnica
kurda. Por esta razón partimos de las consecuencias de la Primera
Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano, ya que consideramos
que estos sucesos guardan una estrecha relación con la situación
actual de los kurdos.
En razón de la creciente producción académica referida al tema
de estudio, se optó por un trabajo monográfico. Una monografía
debe mostrar una progresión temática que relacione los diferentes
materiales producidos con la información actual.
La monografía consiste en la selección de un tema de
investigación, el cual se intentará profundizar a través de la búsqueda,
lectura, selección y clasificación de materiales referidos al mismo,
en favor de explicar el tema elegido. En palabras del Galvalisi, una
monografía: “refiere a un escrito que versa sobre el tratamiento de
un tema específico, lo cual incluye el estudio, análisis bibliográfico
y/o investigación sobre el tema en cuestión” (2016, p. 21). Además,
a través de la monografía se busca establecer relaciones entre los
textos y bibliografía disponibles para el autor, por lo que, más que una
exposición de ideas, la misma consiste en la selección de bibliografía
pertinente, a partir de la cual el autor intentará demostrar su punto
de vista, es decir, reafirmar la tesis de la que parte para indagar
en el tema elegido, o incluso refutarla, valiéndose de la selección,
clasificación y relación establecida entre los textos utilizados
(Galvalisi, 2016).
3 Con cuestión kurda me refiero, citando a Pazmiño, a un “complejo contexto de
dominación que vive el Kurdistán, dividido y ocupado por cuatro Estados, Turquía, Siria, Iraq e
Irán” (2017, p. 23)
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políticaRevista Disputas | Vol. 3 Num. 1 Marzo-Junio 2023
Conflictividades históricas y nuevas formas de acción política
Repartición colonial: los orígenes de los estados
modernos en Oriente Próximo y el norte de África
La división territorial y fronteriza de los países que forman
parte de las subdivisiones regionales de Oriente Próximo y el norte de
África, o lo que se conoce más popularmente como Medio Oriente4,
fueron establecidas en momentos de creciente colonialismo europeo
en la región. Tal como sostiene Álvarez Ossorio: “El Estado árabe
moderno fue una creación de las potencias coloniales” (2011, p.
56). La decadencia y posterior caída del Imperio Otomano tuvo
consecuencias en las fronteras y la aparición de los nuevos Estados
árabes y no árabes de la región, tanto en la subdivisión del “Mashreq”
(palabra proveniente del árabe que significa oriente) que abarca
la región de “Oriente Próximo y la península arábiga” (Saborido &
Borrelli, 2016, p. 18) y está compuesta por “Arabia Saudí, Baréin,
Cisjordania y Gaza, Yemen, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán,
Catar, Siria, Unión de los Emiratos Árabes” (Saborido & Borrelli,
2016, p. 18) como en la región del “Magreb” (occidente en árabe)
que comprende a países arabizados del norte de África, compuesta
por “Argelia (…), Libia, Marruecos, Mauritania, Sahara Occidental y
Túnez” (Saborido & Borrelli, 2016, p. 18) y el valle del Nilo que incluye
a Egipto y Sudán (Saborido & Borrelli, 2016, p. 18). Es conveniente
señalar que hay países que comparten una historia común y se
vieron determinados por este colonialismo aunque no pertenezcan a
lo que se denomina como “mundo árabe”, sin embargo, la cuestión
confesional como es en los casos de Turquía e Irán, es parte de esa
historia común.
Para exponer la cuestión kurda, considero importante partir
de la decadencia y posterior desintegración del Imperio Otomano,
momento en el cual se delinearán gran parte de las fronteras de la
región, tal y como las conocemos en la actualidad.
Para finales del siglo XIX la decadencia del Imperio Otomano era
notable5, puesto que habían perdido gran parte de control territorial
de regiones que habían estado bajo su mandato algunos siglos atrás
en su momento de auge. Este retroceso se representó sin dudas en la
caída de la imagen del Sultán Abdul Hamid II, quien gobernara desde
1876 hasta 1909, momento en el que fue depuesto por la oposición
al régimen nucleada fundamentalmente en el Comité para la Unión
y el Progreso, y reemplazado por otro Sultán y Califa (hermano del
depuesto gobernante) Mehmed V Resad (Saborido & Borrelli, 2016,
p. 42). Este último Sultán es quien decide ingresar en la primera
contienda mundial, aliado a los Imperios Alemán y Astro-Húngaro
(Kopel, 2016, p. 15).
El Imperio Otomano, como aliado del Imperio Alemán durante
la Primera Guerra Mundial, termina por verse perjudicado por los
4 Este concepto suele ser más confuso en cuanto a qué países abarca, por lo que
preferiremos utilizar Oriente Próximo.
5 Para profundizar ver: Isla Lope J. (2019) “La vinculación histórica de la cuestión kurda
con el Orden Mundial: del Tratado de Sèvres a la Pax Americana”. Para acceder a este artículo:
https://doi.org/10.15366/reim2019.27.002
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resultados de la misma: “Los vastos territorios pertenecientes al
Imperio Otomano no lograron ningún tipo de independencia legal
hasta la Primera Guerra Mundial, cuando los turcos, aliados de
Berlín y Viena por la Triple Alianza, fueron derrotados por la Entente
Cordiale en 1918” (Saborido & Borrelli, 2016, p. 43). Las potencias
británica y francesa, triunfantes en la Guerra, repartieron el territorio
de Oriente Próximo según lo determinaron los intereses de cada una,
fragmentando los territorios pertenecientes hasta el momento a
otomanos y persas (Saborido & Borrelli, 2016, p. 44).
A partir de este hecho es necesario tener en cuenta cuatro
sucesos inmediatos de importancia, que influyeron en la división
territorial actual que conocemos de la región de Oriente Próximo,
arrastrando consecuencias políticas y bélicas que persisten aún
en la actualidad, entre ellas la cuestión kurda; me refiero al tratado
secreto Sykes-Picot (1916-1917), la Declaración de Balfour (1917),
el Tratado de Sèvres (1920), y el Tratado de Lausana (1923). No
profundizaré en cada una de ellas, sin embargo, considero que
algunas merecen por lo menos ser mencionadas y brevemente
comentadas en razón de las implicancias que tienen con la cuestión
kurda en la actualidad.
El primer suceso de importancia fue el Tratado secreto Sykes-
Picot donde “Francia y Gran Bretaña decidieron elaborar un protocolo
que conciliase sus intereses y compromisos en Oriente Próximo,
protocolo que sería la parte franco-inglesa de un acuerdo más amplio,
que se negociaría ulteriormente con Rusia” (Zorgbibe, 1997, p. 294).
Fueron designados para estas conversaciones que comenzaron en el
año 1916, Charles George Picot por Francia y Mark Sykes por Gran
Bretaña (Zorgbibe, 1997, p. 294). Este acuerdo secreto se daría a
conocer por la Unión Soviética luego del derrocamiento del Zar y
Emperador de Rusia Nicolás II. En el Tratado, que comenzó siendo un
protocolo, se definía cómo las potencias que resultarían triunfantes
en la primer contienda mundial se repartirían zonas de influencia
e incluso de administración de los Estados nacientes de la región,
frente a la fragmentación del Imperio Otomano6.
Una vez desmantelado el Imperio Otomano comienza la división
territorial de las tierras que le pertenecían a la administración de
Estambul. Es importante recordar que el asedio colonial para esta
época era constante y abierto, incluso ya para mediados del siglo
XIX, durante la administración imperial del Sultán Abdul Hamid II, se
habían realizado una serie de reformas tendientes a “modernizar” al
Imperio como consecuencia de una debilidad que se representaba
en un conjunto de derrotas militares, consecuencia de la expansión
rusa y francesa en la región: “Estas derrotas, junto con la permanente
presión diplomática ejercida por Inglaterra, persuadieron al régimen
de la necesidad de cambiar en alguna forma la organización interna
del Imperio” (Isla Lope, 2019, p. 13). Aún después de estas reformas,
6 Texto del Tratado Sykes-Picot (inglés) disponible en “Proyecto Avalon – Documentos
de derechos, historia y diplomacia” de la Biblioteca de Derecho “Lillian Goldman” perteneciente
a la Escuela de Derecho de la Universidad Yale: https://avalon.law.yale.edu/20th_century/
sykes.asp
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Conflictividades históricas y nuevas formas de acción política
tendientes a imitar los modelos de los Estados modernos, el Sultán
no logró hacer frente a las presiones foráneas y mucho menos a las
internas: “durante las últimas décadas del régimen del califa, sus
oponentes tendieron a concentrarse en torno a las mismas ideologías
que él mismo había promocionado: panislamismo, otomanismo,
modernismo y nacionalismo turco” (Saborido & Borrelli, 2016, p.
41).
Una vez caído el Imperio, las partes interesadas dividieron los
territorios que quedaban ahora sin administración central otomana.
Es importante mencionar que, los otomanos se rinden mediante el
“Armisticio de Mudros” en octubre de 1918. Sin embargo, el Tratado
de Sèvres no es firmado sino hasta agosto de 1920, situación que Isla
Lope califica como un escenario propicio para cambiar la correlación
de fuerzas en favor del ex Imperio Otomano y del naciente Estado de
Turquía, que se encontraba debilitado inmediatamente después de
su derrota (2019, p. 15)7.
Durante los últimos años de administración imperial, el
nacionalismo turco comienza a tomar fuerza entre los otomanos
opositores al régimen. Los Jóvenes Turcos, que eran un sector de
militares y estudiantes universitarios dirigidos por su líder Mustafá
Kemal Pasha, luego conocido como Atatürk, consiguen dar vuelta
esta correlación de fuerza apoyados por los turcos otomanos:
Los términos del Tratado de Sèvres eran incluso más
ominosos que los del Tratado de Versalles, el cual le permitía
a la derrotada Alemania estar, al menos, en control de su
economía. Mientras el Gran Visir (Primer Ministro), Ahmed
Pasha, planeaba ratificar el tratado, los nacionalistas
turcos agrupados en la “Gran Asamblea Nacional”, bajo
el liderazgo de un general otomano llamado Mustafa
Kemal (más tarde conocido como Ataturk), rechazaron el
acuerdo y profundizaron una rebelión armada. Ataturk,
quien consideraba los términos del pacto firmado como
inaceptables para la conformación de una república
independiente y turco-parlante, decidió lanzar una guerra
de independencia en todos los frentes, que provocó el retiro
de las fuerzas griegas, británicas, francesas e italianas, y
culminó, el 1 de noviembre de 1922, con la abolición del
sultanato otomano. (Kopel, 2016, p. 17)
Las aspiraciones de los sectores nacionalistas kurdos a
quienes se les había prometido, mediante el Tratado de Sèvres,
recibir una porción territorial para fundar una región autónoma,
se vieron frustradas inmediatamente (Isla Lope, 2019, p. 16). Lo
prometido y negociado con los kurdos a través de Sèvres (que nunca
fue ratificado por las partes) bajo la presión turca fue entregado al
naciente régimen de Turquía, a través del Tratado de Lausana (1923).
Si bien el objetivo de este artículo no es profundizar respecto a la
conformación del Estado turco, en el lapso entre los dos tratados se
7 Para profundizar respecto a las razones del retraso en negociar en Tratado de Sèvres
luego del Armisticio de Mudros ver Isla Lope (2019).
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desarrolló en Turquía una “Guerra de Independencia” (1919-1922)
dirigida por Atatürk, quien resultó triunfante y la naciente Turquía
reconocida internacionalmente luego de este último Tratado; el
mismo Atatürk a su vez incorporó a los kurdos de la región turca
al proceso de independencia, prometiéndoles (una vez terminada
la guerra) la administración de una región autónoma, pero una vez
terminado el conflicto y expulsadas las fuerzas de los países europeos
del territorio, la situación de los kurdos pasó a ser completamente
distinta (Isla Lope, 2019, p. 16).
Es en este contexto donde comienzan los problemas entre los
kurdos y las administraciones de los nacientes Estados Nación de la
región. Esta minoría étnica, con costumbres culturales e idiomas y
dialectos propios, termina siendo dividida por el Tratado de Lausana
en cuatro países: Turquía, Irán, Irak y Siria. Las provincias árabes
antes pertenecientes al Imperio se convirtieron y “se dividieron en
mandatos coloniales” (Kopel, 2015, p. 17).
Con el nacimiento de la República Turca en 1923, el
ciclo abierto tras la derrota otomana, dibujaría las fronteras
de Oriente Medio tal y como las conocemos hoy en día:
persas y turcos desde un inicio con sus Estados propios
-Turquía e Irán-, mientras que los territorios del Líbano,
Siria e Iraq pasarían a manos de franceses e ingleses hasta
sus respectivos procesos de independencia en la década de
1940. (Pazmiño, 2017, p. 44)
Si bien la mayor parte de los autores aclaran que la represión
a esta minoría étnica tuvo lugar en todos los países en los que
quedan divididos, ciertamente la bibliografía muestra una situación
desmedida en el caso de Turquía, que desde la conformación del
Estado turco tuvo fuertes políticas de asimilación cultural (por
ejemplo la prohibición de hablar kurmanji tanto en la esfera pública
como privada).
La Primavera Árabe y la reaparición de la cuestión
kurda
La Primavera Árabe estalló en diciembre de 2010 con motivo
de la inmolación de un joven tunecino. Mohamed Bouazizi, quien
subsistía mediante la venta ambulante de frutas, sufrió un hecho de
acoso policial en la ciudad de Sidi Bouzid. La policía local le incautó la
mercadería, empujándolo de una situación precaria a desesperante.
El joven decidió entonces inmolarse prendiéndose fuego frente al
Palacio de gobierno de la localidad de Sidi Bouzid el 17 de diciembre
de 2010 (Camacho Padilla, 2019, p. 153) en forma de protesta por
la miseria a la que fue condenado, de hecho “Sus últimas palabras
fueron: ‘No a la desocupación, no a la miseria’” (Saborido & Borrelli,
2016, p. 196). El efecto fue inmediato, y el hecho desencadenó una
serie de protestas masivas en Oriente Próximo y el Norte de África,
que desestabilizó a numerosos gobiernos de la región, incluso luego
de años de apatía y desmovilización política (Brieger, 2012, p. 46).
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acción políticaRevista Disputas | Vol. 3 Num. 1 Marzo-Junio 2023
Conflictividades históricas y nuevas formas de acción política
La situación de este joven tunecino, Mohamed Bouazizi,
reflejaba, por un lado, la situación de muchos otros jóvenes de la
región por las recientes crisis económicas, políticas de ajuste fruto
de un “neoliberalismo imperante en la década de 1990 y parte de la
de 2000, aplicado de manera radical como en muchos de los países
del Tercer Mundo” (Saborido & Borrelli, 2016, p. 197). Por otro lado,
era consecuencia de un contexto particular de los regímenes árabes,
signado por el autoritarismo, la gerontocracia, y las escasas o nulas
posibilidades de alternancia partidaria.
El malestar árabe era el resultado de una
acumulación de frustraciones tanto en el terreno político
como el económico. Respecto del primero, el desengaño
se relacionaba con la existencia misma de regímenes
autocráticos que se consolidaron desde los orígenes de
los procesos independentistas y que, (…) tendieron a
perpetuar su poder, limitando la democratización de la
sociedad y utilizando la corrupción como una práctica
cotidiana. (Saborido & Borrelli, 2016, p. 196)
Pronto, las protestas se volvieron masivas, y en poco tiempo se
diseminaron en otros países de la región, sin embargo, la bibliografía
destaca los casos de Túnez y Egipto, donde las protestas obligaron
a los gobernantes de sus estados a dimitir: Zine el Abidine Ben
Ali renunció el 14 de enero luego de veintiocho días de protestas
en Túnez, mientras que por otro lado, dieciocho días de protestas
en una de las plaza principales (Tahrir) de El Cairo dieron como
resultado la abdicación de Hosni Mubarak en Egipto (Camacho
Padilla, 2019, p. 154). El clima de las revueltas árabes se replicó
en la región rápidamente, “Las siguientes naciones árabes en sufrir
el desorden fueron Libia, Siria, Yemen, Marruecos, Líbano, Jordania,
Kuwait, Bahréin, Omán, Sudán, Argelia, Mauritania y Arabia Saudita.
Asimismo, en Irán y otros países musulmanes de Asia Central,
también se vivieron algunos disturbios.” (Camacho Padilla, 2019, p.
155).
Por otro lado, se destacan los casos de Siria, Libia y Yemen,
donde los conflictos se prolongaron y llevaron a una escalada de
violencia dando paso en el caso de Siria a la Guerra civil actual, que
desde 2011 convirtió a este país en el de un ininterrumpido escenario
beligerante.
La mayor parte de los autores que trabajan el tema coinciden
en que la primera reacción de los regímenes árabes fue la de
una represión desmedida, si bien no todos los países donde se
desarrollaron las revueltas tuvieron el mismo desenlace, y el trato de
la comunidad internacional por la violación de los derechos humanos
de los manifestantes fue desigual, en todos los casos la represión fue
la respuesta de los regímenes implicados. Camacho Padilla (2019)
sostiene que no todos los casos concluyeron (si es que lo hicieron) de
la misma manera, sin embargo, la escalada de violencia significativa
en países como Libia o Siria y, la represión desmedida de las Fuerzas
del régimen provocó una organización creciente, militar e ideológica
de los manifestantes (Camacho Padilla, 2019, p. 163), por lo que
lejos de calmar las protestas, las mismas se intensificaron.
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Otra cuestión de importancia en las revueltas árabes de 2010
tiene relación con el factor de las redes sociales, ya que las protestas
se organizaron por esta vía. Esto les dio un carácter espontáneo en
tanto no hubo una dirigencia político partidaria o sindical (Brieger,
2012, p. 45) que las nucleara y las dirigiera, por el contrario, fueron
una sorpresa incluso para los respectivos gobernantes de cada país
involucrado (Brieger, 2012, p. 46). Al mismo tiempo, cadenas de
televisión como Al Jazeera jugaron un rol fundamental en la difusión
de los hechos (González Quijano, 2011, p. 119), cuestión que fue
muy dificultosa para los medios internacionales al no estar permitida
la entrada y cobertura de periodistas extranjeros (Soengas Pérez,
2013, p. 149).
Es en este contexto que la cuestión kurda aparece nuevamente
en escena, debido a que en la región del norte de Siria que recibe
el nombre de “Rojava” (oeste), el movimiento organizado política y
militarmente detrás del Partido de la Unión Democrática (PYD por sus
siglas en kurdo), muy cercano al Partido de Trabajadores del Kurdistán
de Turquía (PKK por sus siglas en kurdo), toma principalmente por
la vía pacífica (Hernández González, 2021, p. 221) tres cantones no
contiguos donde históricamente siempre hubo una fuerte presencia
de esta minoría étnica: Afrín, Kobane y Cizire. Frente a un conflicto
que escaló hasta llegar a una guerra civil, el movimiento kurdo de
Siria consideró el contexto como propicio para apostar a un modelo
de autogobierno novedoso: el Confederalismo Democrático.
El retorno de la “cuestión kurda” durante la Guerra
en Siria
Si bien durante el siglo XIX, se suscitaron varios conflictos entre
los kurdos y el Imperio Otomano (Albani, 2015, p. 30), la cuestión
kurda toma un carácter de importancia entrado el siglo XX durante
las décadas de 1960 y 1970 tanto en la región del Basur8 (sur en
kurdo, región de fuerte presencia kurda en el norte de Irak) y en el
Bakur (norte, en la región kurda de Turquía). Mientras que en Irak,
Mustafá Barzani (líder tribal y del Partido Demócrata del Kurdistán
[KDP] logra la autonomía de facto de la región kurda del norte de
este país en una insurrección “junto a 15.000 peshmergas” kurdas9
(Pazmiño, 2017, p. 55), en el sur de Turquía, se comienza a gestar un
movimiento que daría paso a la creación del PKK, fundado por quien
aún conserva el liderazgo del mismo tanto en Turquía como en Siria:
Abdullah Öcalán.
8 Los kurdos nombran a las cuatro regiones ocupadas por los Estados antes
mencionados de la siguiente manera: Bakur (norte) que es la región sur de Turquía; Basur
(sur) región norte de Irak; Rojhelat (este) dentro de la región oeste de Irán; y por ultimo Rojava
(oeste) que comprende la región norte de Siria. Los nombres que reciben estas cuatro sub-
regiones kurdas, tienen relación con la posición de las mismas dentro de la porción territorial
que esta minoría étnica reclama como el territorio del “Kurdistán” o “Gran Kurdistán”.
9 Peshmerga es el nombre que reciben las milicias de la región kurda del Basur en Irak.
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El PKK kurdo se funda en la década de 1970, bajo una
orientación marxista-leninista, en palabras del propio Öcalán
“inspirado por el ascenso de los movimientos de descolonización en
todo el mundo” y agrega que: “En este contexto intentamos encontrar
nuestro propio camino acorde a la situación particular en nuestra
patria” (2012, p. 7). Sin embargo, con el tiempo sufrirá un viraje
ideológico, para adoptar una propuesta política ya inspirada en otras
teorías como la del municipalismo libertario de Murray Bookchin.
El pensamiento teórico-ideológico de Abdullah
Öcalan se puede dividir en dos etapas: la primera de
corte marxista leninista que comenzó en la década de los
ochentas y que abogaba por un movimiento independentista
del Estado turco y la segunda que comienza a finales de
los noventas basada en un “municipalismo libertario”,
incluso denominándose “apoismo” el cual aboga por una
autonomía. (López Castillo, 2019, p. 75)10
Esto estuvo mediado en primer lugar por la voluntad de Öcalán
de buscar una salida democrática y pacífica a un conflicto que desde
la década de 1980 había dejado un gran saldo de muertos kurdos y
turcos, por los enfrentamientos armados a los que se volcó el PKK
contra el Estado turco (Pazmiño, 2017, p. 39). López Castillo (2019)
comparte esta hipótesis, al tiempo que sostiene que incluso en los
momentos de negociación con los distintos gobiernos turcos la
violencia entre ambos bandos no necesariamente se apaciguó, por
lo que es probable que:
una de las causas del cambio en el pensamiento
ideológico de Öcalán tiene que ver con una visión pragmática
de los acontecimientos sobre la resolución de la cuestión
kurda, en la cual se deduce que es más factible negociar
con el Estado turco una autonomía que una independencia,
esto debido a que la antigua estrategia que abogaba por
una independencia no logró su objetivo y por el contrario
acrecentó las tensiones con el gobierno turco. (López
Castillo, 2019, p. 77)
Por otro lado, en 1990 se empiezan a dar discusiones en torno
al ecologismo y al feminismo dentro del PKK, razón por la cual las
mujeres comienzan a organizar la “Unión de Mujeres Libres de
Kurdistán” (YAJK por sus siglas en kurdo) y se crean las primeras
milicias exclusivamente conformadas por mujeres (López Castillo,
2019, p. 76).
En el 2003 se funda el Partido de Unión Democrática (PYD) en
Siria, conformado por “kurdos sirios simpatizantes del PKK” turco
(López Castillo, 2019, p. 78). Será este partido y la creación de las
milicias YPG (Unidades de Protección Popular) y las YPJ (Unidades
de Protección femeninas) las que tomen un rol protagónico en la
Guerra civil que continúa en Siria luego de los levantamientos de la
Primavera Árabe.
10 Apoismo proviene del sobrenombre “Apo” del líder Abdullah Öcalán, que es un
diminutivo de su nombre (Pazmiño, 2017, p. 66).
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En el contexto de la aparición de los primeros grupos armados
contra el gobierno de Bashar Al-Assad (2012), momento en el que se
crearon fuerzas como el Ejército Libre Sirio compuestos por rebeldes
civiles y desertores de las Fuerzas Armadas de Siria, o la aparición
de grupos yihadistas (López Jacoiste, 2015, p. 74) de orientación
salafista como Al-Nusra y Daesh, los kurdos de la región de Rojava
conformaron las YPG-YPJ. Por un lado, la toma de control de una parte
del territorio sirio (en el norte) por estas unidades, que apostaban
al modelo del Confederalismo Democrático de Öcalán, requería un
brazo armado11 para proteger la organización comunal ante los
distintos frentes de batalla que se abrían. Por otro lado, la aparición
de grupos como Daesh, que utilizan una espectacularización y
propaganda (Locatelli, 2015, p. 48) de la violencia hacia minorías
étnicas y confesionales no alineadas o a proyectos políticos que
no son afines, tal como lo representa el proyecto del PKK y el PYD,
ponía en peligro sustantivo no solo el modelo político propuesto,
sino fundamentalmente al movimiento de mujeres kurdas alineado
a estos dos partidos, que considera al feminismo como uno de los
pilares ideológicos de su propuesta política.
Si bien el modelo del Confederalismo Democrático, desarrollado
por Öcalán en prisión12 desde fines de 1990 y principios del 2000,
abandonó la orientación independentista que el PKK tuvo en
un principio, cuestiones como el anti-capitalismo tuvieron una
continuidad ideológica en el pensamiento del dirigente kurdo y en
la política de este partido. Según Öcalán, el Estado Nación moderno
tiene bases autoritarias y asimilacionistas, y es fruto de la aparición
del capitalismo como herramienta de dominación social (2012, p.
13). El movimiento kurdo propone en cambio este viraje ideológico
hacia el Confederalismo Democrático basado en la democracia de
base (la población debe estar organizada en Comunas y éstas dentro
de Consejos para tomar decisiones de todas las cuestiones que hacen
a la vida en sociedad), el multi-culturalismo13 (contrario a la idea
de ciudadanía homogénea propia del Estado Nación), el ecologismo
(la explotación de los recursos naturales debe estar orientada a
satisfacer las necesidades de los pueblos en vez de a la ganancia de
capital) y el feminismo (la liberación de las mujeres tiene una lógica
contraria a la jerarquización establecida por el patriarcado y utilizada
por el Estado moderno como forma de dominación) (Öcalán, 2012,
p. 21).
11 Para profundizar ver capítulo “Confederalismo Democrático y Auto-defensa” en
Confederalismo Democrático de Abdullah Öcalán (2012).
12 Öcalán permanece en prisión desde 1999, cuando es capturado en Kenia en una
operación llevada a cabo por los servicios de inteligencia de Estados Unidos (CIA), Israel
(Mossad) y Turquía (MIT), por lo que permanece recluido en prisión perpetua en la Isla de Imrali
(Turquía). Si bien, en principio es condenado a pena de muerte por los delitos de “separatismo
y terrorismo” el gobierno turco debe retroceder quitándole la pena capital “bajo la presión de
diversos organismos internacionales y de la Unión Europea” (Pazmiño, 2017, p. 74).
13 Esta es otra de las razones por las que se diferencian del modelo que proponen los
grupos yihadistas que han perpetuado masacres en contra de grupos étnicos y confesionales
por considerarlos “infieles”. Uno de los ejemplos fue “La decapitación de 21 cristianos coptos,
de nacionalidad egipcia” (Locatelli, 2015, p. 49), o la matanza de yazidíes en Irak que dejó un
saldo de 5.000 muertos y 400.000 desplazados (Amnistía Internacional, 2021).
Conflictividades históricas y nuevas formas de acción política
Basados en estos pilares ideológicos, el PYD toma la región norte
de Siria durante el conflicto que persiste hasta la actualidad, y se
organiza a través de los organismos del Confederalismo Democrático.
Si bien ha sufrido reveses en el territorio por el avance de los grupos
yihadistas (Al- Nusra y Daesh), el enfrentamiento con las fuerzas
regulares del gobierno sirio y los bombardeos del gobierno turco
(que los considera terroristas y homólogos del movimiento kurdo
de Turquía), aun en este contexto han persistido en su proyecto
político, logrando un control de facto de la región norte del país y
estableciendo la Federación del Norte y Este de Siria – Rojava.
Reflexiones finales
La división colonial de Oriente Próximo luego de la Segunda
Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano, puede explicar
algunos de los conflictos que hoy se desarrollan en la región asiática.
Entre ellos, la cuestión kurda y el conflicto de esta minoría étnica con
los diferentes estados nacionales en los que quedó repartida.
Por otro lado, durante la última década, Siria viene asistiendo a
una fragmentación de su tejido social, consecuente con el malestar
de las grandes mayorías de ese y otros países de la región, lo que
se reflejó en los sucesos de la Primavera Árabe. La GCS puso a la
población en una emergencia permanente a raíz de una guerra
que continúa sin un desenlace cierto. Este ambiente fue propicio
para la aparición de grupos yihadistas como Daesh y Al-Nusra, sin
embargo, la contracara de la aparición del islamismo extremista,
fue la formación de los grupos militares kurdos inspirados en el
Confederalismo Democrático propuesto por Abdullah Öcalán.
Los kurdos, particularmente de Siria y Turquía, en sus respectivos
movimientos políticos (PYD y PKK) buscaron la forma de articular su
pasado común en el que fueron víctimas de ocupaciones imperiales
y de asimilacionismo (en la época de los emergentes nacionalismos
de la región), a un presente que ponía en riesgo no solo su existencia
física sino la de muchas minorías étnicas y confesionales que conviven
en el territorio. De esta manera, el Confederalismo Democrático se
convirtió en la articulación de un pasado signado por la violencia
hacia los kurdos, y un presente en el que estos tienen para ofrecer
un proyecto de democracia no centralista, multicultural, ecologista,
feminista y de respeto a las minorías confesionales.
Es por esta razón que al hablar de la cuestión kurda es necesario
remontarse a la creación de los actuales estados nacionales de
Oriente Próximo, al tiempo que resulta importante tener en cuenta
la trayectoria política del movimiento kurdo de Turquía durante
las últimas cinco décadas. El conflicto armado al que asiste Siria
y la aparición del islamismo extremista precipitó este proyecto de
autonomía en aquel país, fortaleciendo los lazos ya existentes entre
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