Bailando nuestro propio son

La cultura dominante tiende a desviar cualquier intento transformador convirtiéndolo en más de lo mismo, y cuando esto sucede, a menudo los mismos protagonistas no nos damos cuenta que fue lo que nos ocurrió. De hecho, las estructuras jerárquicas funcionan como una correa transmisora de la lógica y las emociones de la cultura dominante. El desafío que se le presenta a cualquier intento transformador es el de no ser absorbido o desviado por la lógica y las emociones predominantes. En otras palabras, de cómo irnos encontrando con un son propio para no terminar bailando al ritmo de lo establecido.



Transitando nuevos senderos

Bailando nuestro propio son

 

Cecosesola

 

La cultura dominante tiende a desviar cualquier intento transformador convirtiéndolo en más de lo mismo, y cuando esto sucede, a menudo los mismos protagonistas no nos  damos cuenta que fue lo que nos ocurrió. Somos producto de la misma cultura que genera las relaciones que deseamos transformar. Su lógica y las emociones que la constituyen recorren nuestras entrañas.

De hecho, las estructuras jerárquicas convencionales, que muchas veces aceptamos sin ningún cuestionamiento, funcionan como una correa transmisora de la lógica y las emociones de la cultura dominante. Nos van constriñendo dentro de los parámetros de la competencia, inmersos en esa acumulación individualista de poder, riquezas y conocimientos presentes en nuestra formación desde la niñez.

Inclusive en las cooperativas, organizadas jerárquicamente  y entendidas fundamentalmente como de sus socios y para sus socios, se tiende a replicar el modelo empresarial. De manera que el individualismo que intentamos transformar, propiciando la solidaridad entre los miembros, muchas veces se manifiesta como un individualismo grupal, lejos de preocupaciones por lo que ocurre en el entorno

El desafío que se le presenta a cualquier intento transformador es el de no ser absorbido o desviado por la lógica y las emociones predominantes. En otras palabras, de cómo irnos encontrando con un son propio para no terminar bailando al ritmo de lo establecido.

Caramelos tentadores

No es tarea fácil. Permanentemente surgen situaciones, en ocasiones en la forma de actitudes individualistas no percibidas, que nos llevan a perder la brújula. Son como caramelos muy sabrosos rellenos con substancias que tienden a poner nuestras nobles intenciones en terapia intensiva. Caramelos que pueden aparecer a través de las relaciones con el Estado o cualquier financiamiento externo pero además, muchas veces rellenos con  sutilezas, que hacen extremadamente difícil detectar a tiempo sus efectos nocivos en relación a un proceso transformador.

En Cecosesola llevamos más de 50 años en un proceso de ir trascendiendo las pautas culturales establecidas en cuanto a las maneras de organizarnos, así como de abordar lo económico y el conocimiento.

Como nos vamos organizando

Nos organizamos sin líneas de mando intentando ir desdibujando las relaciones jerárquicas. En nuestras múltiples reuniones vamos consensuando los criterios colectivos que son la base para la toma de decisiones. Más que reuniones formales, se trata de encuentros de análisis y de intercambio de informaciones. Si bien, en ellos se toman algunas decisiones, se estimula que estas se vayan tomando por las personas involucradas en el quehacer diario basadas en esos criterios que vamos consensuando. Cada quien es responsable de las consecuencias de las decisiones tomadas. Ningún encuentro está por encima de otro. Cualquier decisión se puede modificar si se considera que no es coherente con los criterios acordados.

En ese proceso, de ir desdibujando las relaciones jerárquicas, nos damos la posibilidad de ir trascendiendo la tendencia a la apropiación y acumulación individualista del poder tan presente en nuestra cultura.

Como intentamos abordar lo económico

En lo económico intentamos tomar nuestras decisiones tomando muy en cuenta la realidad de nuestro entorno. Las necesidades de la red en su globalidad, así como del resto de la comunidad juegan un papel central. No se trata de una cooperativa fundamentalmente centrada en producir excedentes para sus asociados y su desarrollo económico

Respondiendo a las necesidades de nuestro entorno nos damos la posibilidad de ir trascendiendo esa tendencia a la apropiación y acumulación individualista de riquezas que estimula nuestra cultura como otra manera de acumular poder.

Compartiendo el conocimiento

Permanentemente nos encontramos profundizando una cultura de compartir el conocimiento propiciando la rotación de tareas e intercambios entre los diferentes espacios de actividades. Esto se facilita al igualar los ingresos personales y no tener cargos jerárquicos.

Se trata de un proceso a través del cual vamos trascendiendo la tendencia a la apropiación y acumulación individualista de conocimientos y por ende de poder.

Y a la par que vamos progresivamente trascendiendo esa relación individualista de apropiación y acumulación, vamos dando pasos pequeños, pero significativos hacia una conciencia ecológica

Encontrándonos con el ritmo de nuestro propio son

Todo lo anterior no se puede dar por decreto, motivado por un deber ser. Sin un proceso de ir profundizando nuestra propia transformación personal, estas dinámicas pronto serían desvirtuadas por la cultura dominante. De manera que el ritmo, que nos puede poner a bailar nuestro propio son, se encuentra en el proceso educativo que se va dando con base en la reflexión sobre las relaciones que se evidencian en el quehacer diario.

Vamos bailando nuestro propio son en cuanto vamos trascendiendo la tendencia cultural hacia el aprovechamiento individualista donde la otra persona y lo otro están allí sólo como objetos para ser utilizados.

Vamos bailando nuestro propio son al ir construyendo relaciones de confianza, en cuanto vamos siendo personas y agrupaciones transparentes, responsables, equitativas, dadas al apoyo mutuo, respetuoso del otro, la otra y lo otro.

Vamos bailando nuestro propio son en cuanto vamos siendo menos manipulables al ir descubriendo lo que va más allá del mundo concreto, a captar lo que es invisible a nuestros ojos.

Vamos bailando nuestro propio son en cuanto vamos trascendiendo el mundo de las ideologías, de las separaciones y fronteras artificiales que propicia nuestra cultura. Y desde allí, partiendo de nuestra transformación personal, vamos profundizando y ampliando el círculo del nosotras.

La cultura establecida se va haciendo inexpugnable con base en una estrecha coherencia entre las maneras de organizarse y de abordar tanto lo económico como el conocimiento.  Allí su fortaleza, al estimular la apropiación y acumulación individualista de poder, riquezas y conocimientos. Nuestro proceso educativo va propiciando un ritmo transformador en un ir encontrándonos con una otra coherencia basada en el compartir, la equidad, la responsabilidad y el respeto.