Nace escuela zapatista

08.Ago.04    Análisis y Noticias

México D.F. Sábado 7 de agosto de 2004
Pugna concejo autónomo por una instrucción “con ideales de lucha por el pueblo”

La fiesta zapatista de la educación abre paso a una enseñanza verdadera

Impulsar un sistema educativo que respete usos y costumbres, entre sus objetivos

La Culebra, Chis., 6 de agosto. Por una educación “distinta, con ideales de lucha por el pueblo y para el pueblo”, se pronunció anoche el consejo de educación del municipio autónomo Ricardo Flores Magón, al declarar inaugurado el Centro de Formación Autónoma Compañero Manuel, para los promotores de decenas de comunidades en resistencia.

La declaratoria se hizo ante unas 2 mil personas, la mayoría indígenas de la región, pero también un número considerable de caravanas y colectivos de Naucalpan, Xochimilco, el consejo comunitario de San Francisco Tlanepantla, la sierra zapoteca y otros lugares, que aún hoy seguían llegando para sumarse a la celebración.

La lucha de los zapatistas ha sido contra el olvido en que viven los pueblos indios en México, como dicen desde 1994. Pero también contra lo que el olvido de sí mismos (de su historia y su condición indígena) puede hacer para destruirlos. Demandan que la nación recuerde que existen, y buscan mantener viva su memoria: “De por sí nuestra raíz era diferente, y es digna, con sus propias inteligencias para gobernarse; por eso ahora no aceptamos que nos impongan otras ideas, y no doblaremos nuestros caminos de rebeldía y no agacharemos nuestras frentes por no saber leer, ya que nuestros pueblos e hijos aprenderán una educación que les servirá para crecer y defenderse del mal gobierno”.

El consejo de educación declaró que “este espacio se encuentra en territorio zapatista, pero también es de la sociedad civil, ya que esta lucha la damos para compartir todo lo que podamos tener. La estructura (los edificios) que vemos es algo que la autonomía realiza con sus cambios educativos” para hacer posible la “formación distinta” de docentes.

A su vez, el concejo autónomo de Flores Magón expresó que “la fiesta de la educación” abre paso a una “educación verdadera”. En ella “se busca promover, impulsar y desarrollar, desde las necesidades y demandas expresadas por las propias comunidades, un sistema educativo participativo e incluyente que respete los usos y costumbres de las comunidades indígenas, sin olvidar la consolidación del proceso de autonomía. Los pueblos hacen suya una educación verdadera donde se toma como raíz nuestra cultura indígena y como tronco nuestra lucha zapatista para construir una vida digna para nuestros futuros”.

Una gran manta pintada y traída por un colectivo del Distrito Federal reproduce al pie del estrado, en versión un poco cubista, el famosamente destruido mural de Taniperla, cuando el gobierno desmanteló con violencia este municipio autónomo en 1998. Seis años después de aquel ataque, la autonomía sigue creciendo y el “Sueño de la cañada del río Perla” ha sido pintado muchas veces alrededor del mundo.

“La realidad indígena viene demostrando su capacidad de ejercer su autonomía y su organización con proyectos básicos y urgentes dentro de las comunidades zapatistas, de educación, salud y otros trabajos colectivos municipales”, agregó el concejo rebelde.

El “compañero Manuel” al que alude el nombre del centro de formación corresponde a “un compañero que luchó y murió por nosotros, pero ahora vivirá en todo momento, nos guiará para un camino con justicia, democracia y libertad”, explicó Rubio, responsable del consejo de educación, antes de sacar cuentas: esta labor “ha durado dos años y medio, con un trabajo comunitario de más de 5 mil días, aparte los días de trabajo de los hermanos griegos que han llegado a participar en la construcción del centro”.

Informó que en este momento el municipio ya cuenta con 120 promotores de educación de primera y segunda generaciones. “Eso significa que no esperaremos a usar este centro, pues ya lo estamos usando”. Este 7 de agosto quedará ocupado por 60 nuevos promotores tzeltales y choles para un nuevo curso de capacitación.

Un coordinador del consejo educativo indígena expresó que la educación verdadera es “donde todos tienen voluntad propia para el rescate de la cultura”. La enseñanza colectiva “rompe los esquemas de lo que sucede en la educación oficial”. Resaltó “el gran compromiso de los compañeros promotores con la educación autónoma”, en una formación integral que “fortalezca a nuestros pueblos”. Los cuatro ejes de esta enseñanza son matemáticas, vida y medio ambiente, historia y lengua, “todos relacionados con nuestras demandas”.

La escuela oficial “no es de aprendizaje, sino de olvido. El gobierno quiere controlar la escuela verdadera. Nosotros queremos que niños y niñas les sirvan a sus pueblos. La escuela es de la comunidad, para compartir lo que cada uno sabe”.

La celebración había iniciado por la tarde con una larga ceremonia religiosa, en la cual los ancianos y principales de la comunidad bendijeron lo que los jóvenes han construido. El diácono católico expresó el deseo de que la escuela dure “hasta que se destruya sola con el tiempo, sin que nadie la venga a destruir por maldad”.

Pasados los rezos y copales por el conjunto de inmuebles (dormitorios, salones, biblioteca, cancha de basquetbol), dio comienzo el acto político cultural con los mensajes de las autoridades en castellano, tzeltal y chol. En ellos también se hizo referencia a los programas de salud, otra materia en la cual el gobierno autónomo trabaja continuamente.

El responsable de educación anunció entonces, en referencia implícita a la programada “agilización” foxista de la enseñanza de historia: “Con eso de que según la educación oficial los griegos ya no existen, una compañera griega va a tomar la palabra”. Y ella celebró la culminación de la obra binacional, lograda “contra toda lógica”.

Por la cancha-plaza cívica de La Culebra se pasea entre la multitud Sergio Valdez, Checo, profesor universitario y autor intelectual del mural destruido en Taniperla. A causa de tal “delito”, hasta pagó cárcel en Cerro Hueco, por “cortesía” de Ernesto Zedillo y Roberto Albores. Al oscurecer arriban varias caravanas y grupos magisteriales de la República. Entre ellos, don Juan Chávez, dirigente purépecha de Nurío, Michoacán, miembro del Congreso Nacional Indígena y promotor de la autonomía en esas tierras.

Quizá por coincidencia, mientras arriban estos grupos, el conjunto Dos Voces de Viento y Fuego interpreta su más reciente composición, “Plan La Realidad-Tijuana”, polka acumbiada al estilo maya de la selva Lacandona.

Descalzos en la plancha de cemento, los bailarines Raúl Plata y Elvira Islas interpretan el célebre Zapata, de Arriaga, una coreografía que lleva medio siglo en el repertorio dancístico nacional e internacional. El público indígena asiste con admiración reverente a la alegoría del nacimiento, lucha y muerte del héroe revolucionario que da nombre y referente a su lucha actual.

El niño Grabiel recita una “bonita poesía” que se llama Niño despreciado y alude a la discriminación hacia los indígenas. Un conjunto de niños de Nuevo Morelos representa la farsa Los borrachitos y otros infantes, de Nuevo Dolores, interpretan danzas tradicionales cuando la noche ya no es joven.

El baile posterior duraría más allá de la media noche. Uno podía ver a niños de 8 o 10 años, muy serios y hombrecitos, sacando a bailar mujeres de ciudad que les doblaban la edad y la estatura. Me llamó la atención uno de ellos, abstraído en sus pensamientos, distante y distinguido como un ídolo maya del pasado. Con tanto visitante de otras partes de este mismo mundo único llamado Tierra, lugares denominados Naucalpan, Hélade, París o Asturias, las familias indígenas se ven azoradas y festivas.

Como al lado del estrado y la manta que reproduce “El sueño de la cañada del río Perla” sólo hay un asta, la bandera nacional ondea en lo alto, y unos metros más abajo la rojinegra de los zapatistas. Y cuando la concurrencia entona el Himno Nacional, el vocero del concejo autónomo anuncia: “Lo cantamos porque nunca vamos a separarnos de México”. Esto redondea el concepto de autonomía que tienen los zapatistas.